Los sacrificios de la luna

By -Anivy

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Eleanna es una humana criada entre hombres lobos. ¿El problema? Está enamorada de un imbécil. ¿El mayor pro... More

Antes de empezar...
Cast y advertencia
Prólogo: Pesadillas y añoranzas.
Capítulo 1: Alfa.
Capítulo 2: Instituto.
Capítulo 3: Cura y enfermedad.
Capítulo 4: Nicholas Jefferson.
Capítulo 5: La prisión.
Capítulo 6: Búsqueda.
Capítulo 7: Despertar.
Capítulo 8: Loba.
Capítulo 9: Donovan Black.
Capítulo 10: El reencuentro.
Capítulo 11: Elliot.
Capítulo 12: Lobo.
Capítulo 13: Arco y flecha.
Capítulo 14: ¿El beso?
Capítulo 15: Mi mate.
Capítulo 16: La luna.
Capítulo 17: Magia.
Capítulo 18: Sangre.
Capítulo 19: La madre luna.
Capítulo 20: El conquistador.
Capítulo 21: Interrupción.
Capítulo 22: Fuego.
Capítulo 23: Luxu.
Capítulo 24: Intervención.
Capítulo 25: Posibilidades.
Capítulo 26: Liliana.
Capítulo 27: Títere.
Capítulo 28: La hija de Eleonor.
Capítulo 29: La comunidad.
Capítulo 30: Reunión.
Capítulo 31: Eleonor.
Capítulo 32: Tiempo.
Capítulo 33: Oscuridad.
Capítulo 34: Aliados.
Capítulo 35: Entrenamiento.
Capítulo 36: Cumpleaños.
Capítulo 37: Reconciliaciones.
Capítulo 38: Unión.
Capítulo 39: Un buen viaje.
Capítulo 40: Rezar por una solución.
Capítulo 41: ¿Me extrañaste?
Capítulo 42: Perdido.
Capítulo 43: Una daga.
Capítulo 44: El principio de mi fin.
Extra: Detrás de cámaras.
Extra 2: Un universo alterno.
Capítulo especial: ¡Halloween!
Para Eleanna.
Para mis padres.
Para Stuart.
Para Liam.
Para Nathan.
Curiosidades
Agradecimientos
Mis historias.
Los sacrificios de la luna ¿En físico?

Epílogo

30.8K 3.2K 1.2K
By -Anivy

Estaba durmiendo.

Sí, me encontraba durmiendo plácidamente. No quería despertarme. Me sentía cómoda, como si estuviera sobre un montón de esponjosas nubes. Quería mantenerme en este estado por un rato más, por un tiempo más.

Aquí no existían luchas.

Aquí no existían muertes.

Aquí no existía la magia, ni buena ni mala.

Aquí, podía estar en paz.

Soñé con la madre luna, acariciando mi cabello con suavidad. Me mimó como si de su propia hija se tratase, meciéndome en mis sueños, velando por mi seguridad. Recordaba haber conversado con ella, aunque apenas y podía recordar las palabras. Solo sé que había murmurado que iba a protegerme, incluso cuando pareciera que me había abandonado. Siempre estaba a mi lado.

También soñé con mi madre, quien lloró amargamente entre mis brazos. Por más que le pregunté qué ocurría, no logré entenderla. Era como si estuviera lejos, aunque yo me sintiera tan cerca. Lloró durante horas. O quizás solo fueron unos minutos.

Me destrozó verla llorar con tanto sentimiento. ¿Por qué estaba sufriendo tanto? Yo no quería que nadie más sufriera.

Incluso llegué a soñar con mi padre. Aquel alfa tan bondadoso que todos amaban. Con él si estuve conversando de manera consciente. Me había dado consejos sobre cómo ser una buena luna, cómo lidiar con el proyecto en el que estaba trabajando. Me había sonreído con orgullo cuando le comenté que era la luna de una manada grande, que tenía un compañero maravilloso esperando por mí. Sus ojos fueron cálidos, al igual que sus palabras. Me dijo que era hora de volver, pero que antes, aún tenía que encontrarme con alguien más.

—Lo lograste —sonrió con tristeza.

Nos encontrábamos en un prado que se me hizo familiar. Era de día, en el cielo no había ni una sola nube cercana. Era un lugar precioso lleno de magia. El sol tocaba todo a su paso, iluminando hasta el último milímetro de prado. Los animales corrían, alegres, felices. No lograba ubicar dónde había visto este lugar, pero verlo así de brillante y alegre me hizo sonreír con honestidad.

—¿Qué cosa logré? —pregunté con confusión.

Ni siquiera sabía quién hablaba.

Solo cuando me enfoqué en el centro, ahí, entre un millón de flores de diversos colores, se encontraba Nicholas. Su rostro era pacífico y tranquilo, parecía disfrutar del sol sobre su piel, como si nunca antes lo hubiera experimentado.

—No tenías que hacerlo, Eleanna...

Ahí fue cuando los recuerdos vinieron a mí. Aquel hermoso prado fue el lugar donde llevamos a Luxu, como un último intento de salvarlo, para que saliera del bucle de vidas que llevaba.

—Pero tú me lo pediste —escuché mi voz salir, sin siquiera procesar las palabras.

—No sabía que te sacrificarías por mí.

—No lo hice por ti —negué con la cabeza—. Conozco a tu reencarnación. Lo hice por él. Porque sabía que podría lograrlo.

—Carol...

—Carol renacerá —aseguré, interrumpiéndolo—. Ella renacerá cuando tú lo hagas. Esta vez, podrán estar juntos.

—Lo lamento —Se acercó con cautela hasta abrazarme—. Lamento todo el daño que he causado.

Solo le sonreí en respuesta. Ya sabía que lo lamentaba, también sabía que él haría hasta lo imposible por remendar su error. Y lo sabía, porque Liam siempre intentó cuidarme. Siempre intentó protegerme. Incluso si eso significaba condenarse nuevamente.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —inquirió, dudoso.

—Pues ya hiciste una —bromeé.

—Esta nueva vida... ¿Es buena? —soltó.

—Lo será —sonreí.

Luxu se alejó de mí. Lo vi marcharse sonriendo, feliz por él. Habíamos logrado salvarlo. El prado comenzó a oscurecerse, hasta que el sol se ocultó y la luna salió a reemplazarlo. Fue entonces cuando mi cabeza comenzó a doler.

Pero dolía mucho.

Me quejé por lo bajo, sujetando mi cabeza. ¿Qué demonios estaba pasando conmigo?

—¡Despierta! —escuché.

Abrí los ojos de golpe, consiguiéndome de lleno con el rostro angustiado de Nate. Mi mate, mi mejor amigo. Sus ojos bicolores me dieron la bienvenida. Su mirada me recorrió completa, como si estuviera buscando heridas, como si intentara averiguar que estaba mal.

—Eleanna, mi conejita, mi amor —me abrazó mientras lloraba.

Sentía mi cuerpo lento, mi mente dispersa entre el sueño y la realidad. ¿Qué había ocurrido?

¿Loba?

¿Loba?

¡Loba!

—Nate —susurré con pánico, mi voz temblaba al igual que mis manos—. Mi loba...

Nathan negó con la cabeza, respondiéndome sin palabras. Mi loba no había logrado sobrevivir. No había rastros de ella, ni siquiera el más mínimo. Y en esta ocasión, no era como cuando se ocultó para salvarnos de los vampiros. No. Esta vez me sentía vacía, abandonada.

—¿Por qué? —pregunté inundada en mis lágrimas.

—Eleanna... estuviste a punto de morir —negó con desesperación—. Sentí que te perdía.

Ignoré sus palabras, ahogada en mi dolor. No quería saber nada. Me sentía vacía, sola, llena de... Oscuridad.

—Nate —lloriqueé.

—Estoy aquí mi amor, quédate tranquila...

—No, no. Esto no puede estar pasando. Dime que no es cierto.

Las caricias de Nate eran frías. ¿O era yo la que me encontraba helada? Todo era confuso, todo era borroso. El dolor en mi cuerpo era insoportable, pero nada dolía más que mi alma.

—Elle...

—¡No! —lloré con fuerza.

—¡Eleanna! —gritó Elliot de repente.

Hice el amago de levantarme de dónde me encontraba. Parecía una especie de hospital, pero no estaba segura y tampoco me interesaba. El dolor me impulsó a levantarme, pero mi cuerpo apenas y respondía a mis órdenes.

Intentaron controlarme, entre ambos, intentaron menguar mi dolor, en vano. Grité, grité hasta quedarme sin fuerzas.

La magia dentro de mí se agitó y sólo me detuve cuando vi mis brazos cubiertos de oscuridad. Cuando noté que Elliot había terminado en la otra esquina de la habitación, mientras que Nathan intentaba aferrarse a mí.

—No —gimoteé.


—¿Cómo ha evolucionado la criaturita?

—No ha habido cambios en los últimos tres meses —respondí—. Como la comunidad ordenó, no ha utilizado más sus poderes. De su loba no hay señales de vida, pero ella asegura que está bien. Se aferra a la idea de que está escondida dentro de ella.

—Dijiste que esto ya había ocurrido anteriormente.

—Sí, cuando Eleanna llegó a la manada, no había rastro alguno de su loba. Eleanna se aferra a esa posibilidad, aunque las esperanzas comienzan a agotarse.

—¿Qué hay de Elliot? —preguntó el abuelo de Eleanna.

—No hay señales de que la magia oscura esté presente en su cuerpo. Tal parece que no se vio afectado.

—Su mate también le debe haber ayudado.

—Sí, es una bruja muy poderosa —Asentí con seriedad—. Es quien nos ayuda con el traslado de la manada. Volvemos a nuestro hogar ahora que todos hemos mejorado.

—Pocas personas murieron en la guerra —mencionó Donovan—. Debes sentirte orgulloso.

—Como alfa, estoy orgulloso de haber triunfado.

—¿Qué hay de los mellizos prodigio? —preguntó el abuelo.

Sí, nadie sabía quienes eran los viajeros, hasta que en medio de la batalla llegaron con Elliot y Eleanna. Tras un interrogatorio por parte de la comunidad de brujos, descubrimos que no solo viajaban en el tiempo, sino que eran mellizos y unos excepcionales. Su magia nunca antes había sido vista, por lo intentaron hacer pruebas con ellos. Solo Elliot fue el único capaz de impedirlo, dándole la libertad a los mellizos prodigios, como comenzaron a llamarlos, de ir y venir como quisieran.

—Ellos han estado evitando encontrarnos. Eleanna dio órdenes de que Liam no la viera hasta que esté en mejores condiciones, aun no entendemos que ocurrió del todo, pero tratamos de hacer lo posible por mantenerla cómoda y tranquila. Hasta que haya aprendido a lidiar con su oscuridad, ninguno de los mellizos puede acercarse. De hecho, la única que sabe lo que ocurrió en el prado, es Lily. Por esa razón Lily se lo llevó lejos de este tiempo.

—Tyler aseguró que la viajera es su mate.

—Él tampoco está muy seguro —negué con la cabeza.

—Lo mejor será tener a esos mellizos vigilados.

—A la criaturita no le gustará eso. Resultó ser muy protectora con esos viajeros. De no ser porque tuvieron que aparecer de vuelta aquí, con Elliot y Eleanna sobre sus hombros, jamás sabríamos de sus existencias —sonrió con burla.

—Eleanna es un peligro para la sociedad —soltó Kyo—. Ni siquiera debería seguir con vida.

—Kyo, cállate.

—No, ya ha sido suficiente, Kaos. Casi mueres por involucrarte con esa mujer. ¡Y ahora tiene magia oscura!

—Mientras no la utilice, no habrá peligro —aseguró Kaos—. De hecho, Eleanna ha estado muy tranquila. Solo se la pasa viendo al jardín.

—¡Marchitando las flores que toca!

—No es un peligro —negué, interrumpiendo la discusión—. Sí, en su cuerpo habita la magia oscura, pero ella no es mala. Se sacrificó por todos nosotros. Deberías ser más agradecido, en vez de estar planificando cómo asesinarla.

Todos me miraron con temor. Incluso los brujos, quienes con su magia podrían mover doscientos kilos sólo con pensarlo, se sintieron intimidados.

No había sido sencillo. Nada sencillo.

Eleanna su diagnosticada con magia oscura. Se negó a darme respuestas sobre lo que había ocurrido y sólo Elliot me explicó, en pocas palabras, que mi conejita tomó la responsabilidad de absorber toda la oscuridad de Luxu, con su ayuda.

Su magia ahora era inestable. Nadie se atrevía a molestarla. ¿La razón? Nadie sabía cómo podría reaccionar su magia ante sus emociones. Hablábamos de una adolescente con un poder inestable y oscuro.

Al principio fue tan difícil. Nuestra conexión de mates seguía ahí, con sus altas y bajas. Se sentía un poco débil, de vez en cuando. La marca en nuestros cuellos, una media luna con decoraciones tribales, eran la única cosa que lograba calmarla. Nos había estado molestando antes de la batalla, pero fue en medio de esta que mostró su verdadera forma, justo cuando sentía que Eleanna estaba muriendo.

A veces, cuando estaba más tensa y triste, murmuraba que, sin su loba jamás podría tener un mate. Solo cuando veía su marca sobre mi cuello, parecía tranquilizarse. Cuando notaba que estaba a su lado y que no me iría. Que estaba marcado como suyo hasta el fin de los tiempos.

Se había vuelto insegura y retraída. Evitaba en lo posible tocar a los demás, temerosa de infectarlos con su oscuridad.

Le tomó meses comprender que no me haría daño, que estaba bien incluso si lo intentaba. El resultado fue... Sorprendente. Su magia ni siquiera podría rozarme. Ni hacerle daño a ella misma.

Al menos ya no.

El manto que la diosa luna le regaló mucho tiempo atrás era la responsable. La cuidaba y nos cuidaba a todos.

De hecho, no fue el único regalo de la diosa que nos salvó.

Cuando Elliot apareció repentinamente con Eleanna entre sus brazos, sin señales de vida, lo único que logró mantenerla en este mundo fue el collar que ella misma me regaló, impregnado con gran magia curativa. Lo único que su cuerpo aceptaba, era su propia magia.

Desde entonces lo llevaba en su cuello, sin atreverse a quitárselo. Luxu sacrificaba personas para soportar el dolor que la magia oscura causaba en su cuerpo. Eleanna tenía suerte de haberme dado un regalo tan especial, porque eso aliviaba sus dolores.

Ahora me encontraba en una reunión en el que llamamos el Consejo del submundo. Los líderes de varias especies nos reuníamos aquí, incluyendo a todos los alfas, a varios brujos importantes de la comunidad y Donovan como el monarca de los vampiros.

—El proyecto de Eleanna es el siguiente —carraspeé—. Luxu se aprovechó de muchos jóvenes con grandes talentos que no tenían a dónde ir. Su intención es crear un internado, protegido y escondido, en el que aquellos jóvenes especiales puedan vivir. Sacarle al máximo sus poderes de una manera sana. Y, además, serviría para tener un ojo sobre posibles peligros.

—Intenta crearlo por los mellizos prodigio —asintió el abuelo, sin dejar pasar nada por alto—. Necesitará a personas igual de poderosas para cuidar de todos ellos.

—Por eso quiere ser ella misma quien lidere el movimiento —sonreí, orgulloso—. ¿Quién más poderoso que ella? Incluso sin utilizar su magia, ya es la persona más poderosa del submundo. Fue la única que venció al peor peligro que nos hayamos enfrentando en milenios.

—No estoy muy seguro de que sea buena idea —murmuró Kyo.

—Pues la verdad es que ya está todo planeado —les pasé las carpetas en lo que mi luna había planificado desde hacía un par de meses.

Se había enfocado en ello como una manera de distraerse de sus problemas. Era lo único que la sacaba de aquel lugar de su mente donde se había recluido.

Solo estábamos comunicando lo que haríamos, no pidiendo permiso.

—Es un buen plan —asintió Kaos—. Planeo apuntarme como profesor. Creo que es una buena oportunidad de crear brujos poderosos.

—Me rindo, tú dirás que sí a cualquier cosa que esa mujer diga.

Al cabo de unos minutos, todos estuvieron de acuerdo con el proyecto. Sonreí, lleno de orgullo. Mi luna iba a lograr cosas increíbles, junto a mí. Entre ambos, lograríamos crear un lugar seguro para chicos como Liam y Lily.

No sería sencillo, pero era lo más apropiado. Además, Elle quería terminar sus estudios. La primera estudiante del lugar, sería ella misma.

—Señor —llamó Tyler por lo bajo—. La luna desea verlo.

—Dile que enseguida voy —murmuré sintiendo ansiedad.

Eleanna sólo me llamaba cuando sentía que algo malo ocurriría con su magia. Solo confiaba en mí para cuidar de ella.

Y si su magia estaba alterándose, algo debía significar. La última vez que se había alterado, fue cuando Lily y Liam aparecieron por última vez por aquí. Una versión madura de ellos. Liam había suplicado perdón y Eleanna solo pudo llorar, sin atreverse a tocarlo. Solo Lily pudo llevárselo.

Dejé la reunión apenas pude, corriendo hasta llegar a ella. Necesitaba llegar antes de que se pusiera nerviosa o su magia terminaría destrozando todo el lugar.

Lo dices por experiencia.

Sí. Su magia no nos lastimaba, pero cuando se ponía nerviosa, comenzaba a destruir todo a su alrededor. Tuve que pagarle a Donovan por todo lo que había destruido más de una vez.

La vi en el jardín que Donovan había mandado a construir sólo para ella, con flores más resistentes de lo normal. Lo había hecho como un acto de agradecimiento por salvarnos a todos, pero aun así lograba ponerme celoso. Eran amigos, pero él siempre intentaba cortejarla.

Maldito vampiro.

Estaba entre las flores, distraída. Era difícil sacarla de sus pensamientos, casi siempre veía al infinito. Solo salía de ahí para trabajar en el proyecto.

—Eleanna —levantó la mirada, pero no dio señales de notarme.

De manera repentina se levantó del suelo, con una expresión de pánico en su rostro. Parecía estar viendo algo detrás de mí. Corrió tan rápido que apenas y logré verla, quizás utilizando su magia sin darse cuenta.

Cuando volteé a ver que le ocurría, noté que una adulta Lily se encontraba entre sus brazos. Su cabello estaba mucho más corto de lo que solía llevarlo, su ropa estaba llena de sangre y suciedad. Lloraba amargamente entre los brazos de Eleanna. Mi conejita había evitado tocar a todos, menos a mí. Pero ahora dejaba que Lily se aferrara a ella con fuerza.

Me sorprendí. Eleanna no parecía estar llena de pánico por su magia, solo preocupada por la viajera en el tiempo que había aparecido repentinamente.

Me acerqué, intentando consolarla, cuando lo escuché.

—Mamá —lloriqueó.


Llegamos al final de esta historia, muchas gracias por acompañarme cada semana, en cada actualización y en cada locura. Son los mejores lectores del mundo. 

¿Qué les ha parecido? Sí, ya sé que quedaron con muchas dudas, pero saben lo que eso significa. ¿No? 

¡Pues por supuesto que habrá segunda parte! 

¡Los amo! 


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