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Dulces despedidas
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Sin que la mayoría de los estudiantes se percataran, el año escolar había llegado a su fin. Había sido uno de muchas aventuras y descubrimientos para todos los niños de primero que llegaron a Hogwarts.
Pero sin duda lo que más había sorprendido a todos eran los misteriosos sucesos que habían tenido lugar en el último tiempo.
Lord Voldemort, el que no debía ser nombrado había usado al profesor Quirrel para intentar robar la piedra filósofal y así volver a tener la fuerza necesaria para poder volver al poder como hacía unos años atrás. Harry Potter junto a sus amigos habían logrado impedirlo debido a su constante capacidad de inmiscuirse donde no les llamaban.
Nina entendía ahora el porqué notaba a Hermione tan nerviosa la mayoría del tiempo y era debido a toda esta situación que ella y sus amigos habían estado viviendo durante los últimos meses. Eso sí, tenía que admitir que el hecho de que ella no hubiera confiado en su persona le hacía sentir algo mal. Dándose cuenta de que Draco en realidad era su único verdadero amigo.
Hablando de él, estaba demasiado molesto por los últimos acontecimientos, que de paso habían provocado que Dumbledore les diera puntos extra en el último momento y finalmente la copa de las casas se quedara en mano de los leones. Cosa que a Draco le parecía una injusticia total y algo de lo que su padre se enteraría.
La niña se encontraba feliz, pero también un poco molesta ya que los exámenes se habían cancelado y ella se encontraba muy preparada, para rendirlos todos, así que de cierta forma se sentía un poco defraudada por ese hecho. Por otro lado se sentía muy satisfecha, aprendió muchas cosas durante su estadía en el castillo y sobretodo había hecho buenos amigos, algo que en el mundo muggle le había sido difícil.
Hoy se iría a casa, ya tenía su maleta lista, con todo el equipaje preparado, ya que no quería estar a última hora preparandolo todo, extrañaba a sus padres y quería tener tiempo de contarles con lujo de detalles todo lo que no había podido expresar mediante las cartas. Antes de bajar con la maleta decidió ir al gran comedor para buscar algunas cosas para comer antes del viaje.
Pudo darse cuenta que la mesa de Gryffindor estaba con bastantes personas, entre ellos Hermione y sus amigos, Neville y otros chicos de cursos mayores a quienes no conocía. Se sentó en la mesa de su casa y comenzó a servirse un poco de jalea de frambuesa.
Ella no se percató que un grupo de niños estaba tras ella.
— Nina ¿Cómo te va? ¿Podemos platicar? — Hermione había hablado, sin embargo la acompañaban Ron y Harry.
— Hola ¿Sucede algo? — cuestionó extrañada por el comportamiento de sus compañeros leones.
— Hermione quería hablar contigo — dijo Harry tomando la palabra — ustedes se han hecho bastante cercanas, eso yo lo sé, también sé que ella no te contó nada con respecto a lo de la piedra filosofal. — murmuró Harry de manera infantil — Y si no lo hizo fue porque yo se lo pedí, no porque ella haya querido guardar secretos contigo.
Nina les observó, Hermione se veía bastante apenada, se sentía culpable. Harry se notaba solemne,como si de un acto importante se tratara. Ron no sabía porqué demonios estaban haciendo eso.
— Pues no entiendo porqué están haciendo esto, yo no estoy molesta.
— ¿No? — preguntó la leona algo aliviada. — pensé que ya no querías hablarme.
— Eso es una tontería, guardaste el secreto de tu mejor amigo igual que yo haría con el secreto del mío en cualquier caso.
— ¿Me escribirás? — volvió a preguntar la castaña.
— Pues ya tengo tu dirección, es un hecho Granger. — sonrió Nina y la contraria le dió un abrazo apretado. — ¿Qué creías? ¿Que dejaría de hablarte?
— Pues sí, algo así.
Ambas chicas se quedaron charlando por unos momentos más, hasta que ambas tomaron una dirección diferente, la Gryffindor hacia donde se quedaron sus amigos, Nina nuevamente hacia las mazmorras. Tenía que llevar su equipaje a donde estaban los de sus demás compañeros, así que subió y vería si Draco ya estaba listo para ir al jardín. En la sala común había un bullicio incontrolable, todos estaban aprovechando de darse sus direcciones para escribirse e intercambiar cosas. No vió a su amigo por lo que se metió a su habitación nuevamente para pasar el rato.
Luego de un rato, alguien tocó a la puerta.
— ¿Illich? — la voz de su amigo sonó desde el exterior.
— Draco, pasa.
— ¿Pansy no está dentro? —preguntó al asomar su nariz.
— No, no está aquí. Probablemente está viendo algo que regalarte como regalo de fin de año. — se rió la niña.
El muchacho se sentó en la cama de la chica, aliviado de que Parkinson no estuviera en la habitación.
—Te extrañaré en las vacaciones— ambos niños se habían hecho muy cercanos, y él por primera vez estaba experimentando una amistad sincera y desinteresada de parte de una chica.
—Yo igual Draco, supongo que vas a escribirme— Nina levantó una ceja.
—Claro, además le preguntaré a mis padres si puedo invitarte a mi mansión, me gustaría que me visitaras algún día, ya estoy harto de la compañía de los Parkinson y los Zabini todos los veranos —comentó con su sonrisa torcida.
Nina asintió a la invitación, aunque dudaba que sus padres le permitieran ir a la casa de los Malfoy, una cosa era que el rubio fuera a su casa, otra muy distinta era que ella fuera para allá. Era muy consciente de que a sus padres no les agradaban los padres de su amigo.
— Yo también voy a pedir permiso a mis padres. — se limitó a decir.
— Creo que ya es hora de irnos ¿Tienes todo listo?
— Sí — afirmó y se dirigió a tomar sus cosas y la jaula de Irina.
En la sala común se reunieron con Blaise y Theodore y todos juntos salieron hacia el jardín donde las carrozas los estarían esperando para llegar a la estación de Hogmeade y allí tomar el expreso. Cuando llegaron a la estación, los cuatro Slytherin se dirigieron de inmediato al vagón de su respectiva casa y buscar un compartimento vacío para instalarse.
— El compartimento está lleno — anunció Draco — Si Pansy llegara a venir le dicen que no hay espacio para ella. — dijo al echarse en el asiento tapizado. — Me tiene harto, ni siquiera puedo respirar por su presencia.
— ¿Quieren algo? — Nina le preguntó a sus compañeros — Iré a buscar a la señora del carrito, la verdad es que después se acaban las mejores cosas.
Sus compañeros negaron, así que ella salió rumbo a buscar a la mujer de las golosinas. Lo más probable es que estuviera en los vagones de adelante. Iba concentrada hasta que de repente vió a Xavier Zimej en un compartimento junto a dos chicos pelirrojos idénticos.
Eran los gemelos Weasley, claramente estaban con Zimej, él había dicho que eran bastante cercanos, por lo que asumía que estaban dando la última charla antes de irse a sus respectivas casas. Xavier la vió a través del vidrio y la saludó, haciéndole señas para que entrara, ella había querido pasar desapercibida pero no pudo, antes de desviar la vista, ambos pelirrojos ya le habían visto.
Fred la observó con culpabilidad, obviamente recordaba que su última conversación no había sido nada amistosa, aunque ni siquiera eran amigos. Algo que él ahora veía bastante lejano.
Xavier volvió a insistir, por lo que se acercó a la puerta y se quedo allí, sin entrar del todo al compartimento.
— Nina, no me despedí en las mazmorras, creí que estabas con Malfoy, no quise interrumpir. No sé si habías tenido la oportunidad de conocer a los gemelos, ellos son George y Fred— dijo Xavier amistosamente.
— Oh, por supuesto que los he visto — dijo Nina — Y conozco a Frederick — pronunció su nombre con ironía — le gusta mucho dar opiniones particulares.
El pelirrojo claramente sabía a qué se refería la chica. Pero no dió tiempo a que siguiera hablando.
— Soy George, el más guapo e inteligente de los dos— dijo uno de los pelirrojos, guiñándole un ojo, la muchacha rió.
— ¿Así que se conocían? — preguntó Zimej — Jamás lo habías mencionado Fred.
— Bueno, creo que yo me voy. — dijo Nina. — Ten unas buenas vacaciones Zimej. Adiós chicos.
Cerró la puerta y George y Xavier quedaron desconcertados. Fred se quedó observando a la Slytherin y salió del compartimento detrás de ella.
— Hey, espera — le gritó Fred desde atrás. Nina no tenía intención de volverse. — Nina espera, porfavor.
Ella se volvió y él trató de componerse, respiró para darse valor y estiró la mano.
— Soy Fred, no habíamos tenido el placer de conocernos aún, que bueno que al fin lo hacemos — el chico observó las facciones de la niña, eran muy lindas, dulces, tenía unos ojos vivaces.
Ella no entendía lo que estaba sucediendo, por lo que frunció el ceño.
— Quería pedirte disculpas por lo que pasó hace unos días, por lo que dije sobre Draco. — se rascó la cabeza. — No me correspondía, lo siento en verdad.
Nina observó sus ojos azules y su mirada plena. Hasta que el movió sus cejas y no pudo evitar reír. Él se relajó al ver que ella había reído, la niña estiró también su mano.
— Nina Illich, es un gusto conocerte.— estiró la mano y cogió la de él.
— Espero que pases unas buenas vacaciones con tu familia — dijo él.
— Pues lo mismo digo para ti, otra cosa, felicidades por haber ganado la copa, aunque haya sido con trampa, es la única forma que Gryffindor la consiga — dijo ella con sarcasmo.
— ¿Trampa? — rió Fred — Gryffindor no hace trampa, no somos serpientes.
— ¡Slytherin no hace trampa, en cambio ustedes son los favoritos del director!
Las risas infantiles se hicieron notar en el pasillo. Fred ahora se sentía contento por haber sanado el inconveniente que había sucedido por su culpa, ella le parecía realmente agradable. Sin que ellos se dieran cuenta, habían estado siendo observados por Xavier, quien había salido a ver donde estaba Fred, el Slytherin se percató de la manera en que él trataba de hacer reír a la chica, más le restó importancia y volvió con George.
Mientras tanto los chicos seguían en su conversación.
— Bueno, creo que debería volver al compartimento, mis amigos debes de estar preguntándose donde estoy, se supone que iba en busca de la señora de los dulces.
— Pues te has desviado, con alguien mucho mejor claro. — se fanfarroneó el pelirrojo.
Nina rodó los ojos, tenía un humor particular que sorprendentemente le gustaba.
— Que engreído eres, no me sorprende que muchos hablen se ustedes, al parecer gozan de popularidad.
El agregó un comentario a su vez.
— Ron también habla de tí, dice que eres muy inteligente, un día ví un duelo entre tú y Parvati, estuviste genial.
— No sabía que todos se habían enterado de eso.— La chica había tenido un enfrentamiento con Patil hace unos meses atrás. Se sonrojó, el pelirrojo era sumamente simpático y agradable, de esas personas con las que podías hablar por horas sin aburrirte.
— ¿ Es difícil estar en tercer año?
— No, creo que las clases de Snape son las más complejas, pero veo que tú no tienes problemas — le guiñó el ojo
— No, estoy ansiosa de seguir aprendiendo, bueno ahora sí creo que debo volver, espero que estés muy bien Fred. — dijo despidiéndose con la mano.
— Adiós Nina, ten buenas vacaciones.
Al llegar a Kings Cross ella se despidió de sus amigos, de Draco y corrió a donde sus padres, que estaban esperándola, ansiosos de conocer todas las aventuras que su hija había vivido en este año en el que había estado lejos de ellos.
Fred se fue también donde sus padres y su madre le dió un cálido abrazo y un beso. Él se percató de Nina y le dió una cálida mirada, claramente sin que ella fuera consiente de eso.
— ¡Ya vamonos Fred, camina! — chilló Percy. — Quiero irme luego a casa.
Fred siguió a sus hermanos.
Nina se fue con sus padres.
El próximo año, vendrían nuevas cosas para ellos, aunque ellos no lo sabían.