Andrómeda ~ Wos

By awsaurora

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Primera parte de "Caravana" "No puedo amar, ¿no puedo amar? ¿O solo no amo como aman los demás? ¿Cómo hay que... More

Reparto.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitrés.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiséis.
Veintisiete.
Veintiocho.
Veintinueve.
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres.
Treinta y cuatro.
Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y ocho.
Treinta y nueve.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis.
Cuarenta y siete.
Cuarenta y ocho.
Cuarenta y nueve.
Epílogo.
Segunda temporada.

Cuarenta.

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By awsaurora

N/A: Antes de empezar tengo una pregunta para vosotras, ¿qué os hacía pensar que por un dolor en el pecho Andrómeda iba a estar embarazada?😂 ¿O que se iba a morir?😂 Sois más dramáticas que yo jajaja, me encanta.



9 de enero de 2019, Buenos Aires, Argentina


Había acabado los exámenes de la universidad, así que tenía un mes de vacaciones.

Mi avión acaba de aterrizar en Buenos Aires y bostezo cuando llego. Afortunadamente ya es de noche en Argentina, así que podré dormir cuando llegue a casa con Valentín.

Arrastro mi maleta y salgo de la puerta de embarque. Mi pecho se oprime cuando lo primero que veo son un par de ojos azules. Sonrío un poco y hago mi camino hasta llegar a él, que me abraza con fuerza cuando me tiene a su lado.


—¿Cómo te sentís? —murmura.

—Cansada. —suspiro, acurrucándome dentro de su abrazo.

—Vamos a casa, así podes dormir. —asiento y salimos juntos de aeropuerto— Traje al gato. —dice cuando llegamos al coche.


Sonrío cuando el pequeño Wosi corre en los asientos del coche hacia mí cuando me ve. Ha crecido un poco desde que lo recogimos de la calle, ahora es más grande que mi mano, pero sigue siendo un gatito muy pequeño. Cuando tuve que volver a España para hacer los exámenes de la universidad, Wosi todavía era muy pequeño para un viaje en avión de más de doce horas, así que se quedó en Argentina con Valentín, que lo ha estado cuidando. Aunque todavía se niega a llamarlo "Wosi", sé que le ha cogido un poco de cariño. Guardamos mi maleta en el maletero y me subo al asiento de copiloto, con el gato en mi regazo. Las veces que he visto conducir a Valentín son casi tan escasas como las veces que lo he visto con camisa.

El viaje a casa se hace un poco largo y pesado para mí, sobre todo por el silencio. Desde que Valentín se enteró en Año Nuevo que Dani casi me besó el día de su cumpleaños y tuve un ataque de ansiedad por el cual acabamos en urgencias, estamos un poco raros y distantes. Ni siquiera me ha dado un beso cuando me ha visto.

Llegamos a casa y subimos en el ascensor, también en silencio. Entramos y dejo a Wosi en el suelo, que corre y se acurruca en un pequeño capazo que Valentín ha debido comprarle, pues no lo tenía antes de que me fuera. Después vuelve hacia mí y ronronea, acurrucándose en mi pierna.


—¿Tienes hambre, chiquitín? —me agacho y lo acaricio.


Valentín mira la hora en su móvil y asiente.


—Prepararé un poco de leche. —dice.

—¿Todavía la toma en jeringa? —pregunto y él asiente.


Desaparece un momento en la cocina y después vuelve con un vaso de leche templada y la jeringuilla que usamos para darle de comer. Se sienta en el suelo a mi lado y llena la jeringuilla de leche para pasármela después. El gatito se mueve inquieto de un lado al otro en busca de la comida y cuando pongo la boca de la jeringuilla en su morro, chupa un poco y empieza a succionar.


—¿Qué tal los exámenes? —pregunta en voz baja.

—Bien. —lo miro y asiento.


Él asiente también y otra vez nos quedamos en silencio durante unos minutos que se hacen interminables, hasta que él suspira.


—Lamento lo que pasó. —susurra— Sé que ya te pedí perdón, pero me comporté como un auténtico gil. —su mandíbula se tensa un poco cuando lo miro— Jamás debí dudar de vos.


Wosi me rasca un poco con la patita, así que vuelvo a mirarlo. Lleno la jeringa de leche otra vez y se la pongo en la boca, sus patitas rodean la jeringuilla mientras bebe. Suspiro y miro a Valentín.


—No te imaginas lo que me duele que después de todos los meses que llevamos juntos, después de todo lo que hemos pasado juntos, todavía tengas dudas de lo que siento por ti. —me muerdo un poco el labio con tristeza.

—Tenés razón. —asegura, poniendo una mano en mi barbilla y levantando mi cara para que lo mire— Vos siempre demostraste que estabas ahí para mí, en cualquier ocasión. No tengo derecho siquiera a dudar de vos ni de tus sentimientos un solo segundo. —murmura y yo asiento.

—Exacto.


Sonríe un poco, con tristeza, y me acaricia la barbilla.


—Casi muero cuando te vi tan mal y tuvimos que ir al hospital. —apoya su frente sobre la mía— Si algo malo te pasa por mi culpa, jamás podría perdonarme. —suspira y cierra los ojos— Tengo que aprender a ser más seguro de mí mismo. —los abre y me mira— Juro nunca más pensar que no soy lo primero para vos.

—Lo eres. —prometo con la voz un poco rota a causa del dolor.


Él vuelve a sonreír y esta vez parece un poco más real, pues sus ojos se iluminan un poco.


—Ahora lo sé. —asegura— Igual que vos sabes que sos lo primero para mí. Vos nunca dudaste de mí y yo tampoco lo voy a hacer más porque vos no me das motivos.


Asiento un poco y cierro los ojos, utilizando mi mano libre para acariciar su nuca.


—Te amo. —susurro y su sonrisa se ensancha un poco más— Te amo por encima de todo, ¿vale?


Asiente.


—También te amo.

—Lo sé. —suspiro y beso ligeramente sus labios.


Cuando nuestros labios se unen por primera vez desde que he llegado, siento una corriente eléctrica atravesando mi cuerpo. Él hace el beso un poco más largo y yo no me opongo, había esperado cuatro días para poder volverle a besar.


—¿Querés dormir? —susurra sobre mis labios y yo asiento— Debes sentirte agotada.

—Sí.

—Bueno, terminemos de alimentar al minino y acostémonos.


Valentín acaricia al gatito y este mueve su cabecita para buscar el contacto con él. Sonrío de manera adorable y lleno la jeringa una vez más por última vez.


—Sabía que acabarías encariñándote con él. —me río suavemente y él se ríe también.

—Me hizo compañía estos días.

—Es adorable.

—Bueno, un poco adorable sí es. —reconoce.


Nos quedamos en silencio un rato y me muerdo el labio antes de hablar otra vez.


—¿Has vuelto a hablar con Dani? —susurro y él asiente, sin apartar la vista del gatito que come.

—Sigo un poco molesto con él. —ahora sí me mira— Trató de besarte y ninguno de los dos me dijo nada. —dice suavemente, noto cómo intenta mantener el control a toda costa— Pero estoy haciendo mi mejor esfuerzo por perdonarlo. —promete.

—Si a mí has podido perdonarme que no te lo contara, ¿por qué a él no?

—Es cierto que me molestó que no me lo contaran, pero él no solo me lo ocultó, sino que además trató de besarte. —explica, al parecer en su cabeza es muy lógico.

—Estaba borracho. —lo defiendo— Y muy triste, estaba pensando en Lidia.

—Sí, eso ya me lo dijiste. —dice mirándome— Pero no lo justifica.


Suspiro y bajo la mirada.


—Es mi amigo, no debió hacerlo. —dice rotundamente y yo me mantengo en silencio— Vamos a dormir, ¿sí?


Asiento y me levanto, cogiendo su mano y entrelazando nuestros dedos.

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