🔫Shadows [Dazai] 0.1

By An-la-lenta246

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En mi primera vida fui cruelmente degollada. Asesinada sin motivo, cuando cerré los ojos estaba cayendo al ma... More

Sinopsis💣
Playlist🎵
Prólogo⌛
[Capítulo 1]🔫
[Capítulo 2]🔫
[Capítulo 3]🔫
[Capítulo 4]🔫
[Capítulo 5]🔫
Dazai Parte 1.
[Capítulo 6]🔫
[Capítulo 7]🔫
[Capítulo 8]🔫
[Capítulo 9]🔫
[Capítulo 10]🔫
[Capítulo 11]🔫
[Capítulo 12]🔫
[Capítulo 14] 🔫
[Capítulo 15]🔫
[Capítulo 16]🔫
[Capítulo 17]🔫
[Capítulo 18]🔫
[Capítulo 19]🔫
[Capítulo 20]🔫

[Capítulo 13]🔫

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By An-la-lenta246

Capítulo 13: [Giro del destino]

— ¿Mejor? — pregunto Dazai cuando ingresamos en uno de los pasillos que nos llevaría a la tenebrosa oficina de Ôgai.

No conteste, estaba pérdida en mis pensamientos. Sólo me aferre con un estremecimiento a la piel de su mano. Temía que si perdía el contacto con él las horribles voces me tratarían de ahogar en un foso que no tenía fondo.

Tener la inquietud de perder la cordura era horrible.

Unos fornidos guardias nos abrieron las inmensas puertas. Reconociéndonos de inmediato, siempre estábamos merodeando por los alrededores.

Mis dientes se apretaron, el sonriente hombre de ojos violeta tras el escritorio me generaba distintas sensaciones. Incomodidad y miedo eran algunas de ellas.

Cuando trataba de buscarle cualidades positivas estas palidecían con sus actos macabros. Como en ese momento, un pequeño mocoso correteaba por toda la oficina, de cabello de coloración doble, blanco y negro. Abrazaba una muñeca de aspecto perturbador contra el pecho.

— Oye, ¿pasa algo? — mire sorprendida a Dazai, parecía algo preocupado. Mi mano, brazo y cuerpo en general no dejaban de tiritar, ¿Cómo no estar aterrada hasta los huesos? Ese niño que no dejaba de generar desorden no era nadie más que Yumeno Kyusaku.

Q. Con una habilidad de control mental monstruosa. Era el tipo de poder al que le temía por sobre todas las cosas, aquellas que te quitaban el libre albedrío, te convertían en alguien más, te despojaban de ti misma.

— ¿Mari-chan? — Ôgai dijo mi nombre preocupado, respire profundo para calmarme — ¿Porque estás aquí? Deberías estar descansando... ¿Mari-chan?...

— Ella está bien Mori-san, tan bien que es mejor que te prepares para una de sus exigencias sin sentido.

— ¿Exigencias? — me dirigió miradas curiosas — ¿Quieres algo? ¿Una muñeca? ¿dulces?

— Yo diría que es algo como un perro, uno pequeño y de pelaje pelirrojo.

Pise su pie con fuerza. Se alegró al conseguir la respuesta que buscaba, maldito masoquista.

— ¿Y ese niño? ¿de dónde lo sacaste? ¿Quieres poner un orfanato? No me digas, ¿Quieres incursionar en el tráfico infantil?

Ignoro mi sarcasmo.

— Es otro joven dotado como ustedes — Dijo simplemente.

Me molestó, esa explicación tan corta y nada concisa, sólo conseguía irritarme. No podía traer niños de la nada para ponerlos a trabajar en el bajo mundo. ¿De dónde lo saco? ¿en la salida de una guardería?

— ¿Quién eres? ¿El profesor X? No sabía que la port mafia era la fachada de una institución para jóvenes y dotados.

Los labios de Dazai temblaron tratando de reprimir su risa, le di una mirada divertida de complicidad, luego arrugué el ceño recordando que era todo lo que estaba mal en mi vida, no tenía que tener momentos de complicidad con él.

— Me alegra que ustedes dos se estén llevando bien nuevamente — Dijo con las manos entrelazadas bajo la barbilla, una ligera sonrisa satisfecha adornando su pálido rostro.

— Somos un súper equipo, ¿No? ¿Mari-san?

—....

— Ah, tu mirada despectiva hace que sienta mariposas en el estómago — Dijo con voz cantarina y soñadora.

— Padre, quiero preguntarte algo — solté el agarre de sus fríos dedos sobre mí. Tenía que tener más confianza en mí fuerza de voluntad, no depender tanto del castaño. No quería hacerlo, era humillante.

Yo podía conmigo misma. Podía hacerlo.

— ¿Qué cosa, cielo?

Ignoré la miradita burlona de cierto tuerto, sentí las mejillas calientes por la vergüenza que me provocaba el apodo amoroso.

Aclare la garganta.

— Nakahara Chuuya. ¿Dónde lo tienes?

Silencio.

— ¿Chuuya-kun? ¿Porque quieres saber?

Pensé un momento, no podía admitir mis debilidades contándole que estaba preocupada por él.

— Eso es...— balbuceos salieron en vez de una respuesta decente, intente buscar una buena excusa, pero el jefe de la Port Mafia interrumpió.

— Podemos hablar de Chuuya-kun luego, hay algo de importancia que tenemos que discutir.

— ¿Y eso que podría ser?

— Tenemos que hablar de negocios.

— ¿Negocios?

¿Que?

— Acerca de los traidores en la organización — sus ojos púrpuras eran más oscuros que antes, se inclinó hacia adelante — Tienes que continuar con la investigación, claro que siempre y cuando mi adorada bebe se sienta bien de salud.

— ¿Cómo se supone que lo haga? Rando-san estiró la pata, sera una molestia continuar con esto — solté exasperada hablando conmigo misma. Ôgai y Dazai me miraron con una expresión idéntica de asombro.

— ¿Que sucede ahora? — rezongue.

— ¿De qué hablas hija?

— ¿Ah?

— Mari-san, Rando-san no está muerto ¿De dónde sacas eso?

Pestañee confundida, Rando estaba muerto. Eso era obvio, así había sucedido en la novela. Ese era el curso normal de todo, y desde que era una gran inútil que era arrastrada por el destino seguro eso había sucedido. La muerte de Rando.

— Cuando lo atacaste le hiciste bastante daño, pero no lo mataste. Y justo llegaron los refuerzos que le pediste a Odasaku.

¿Era eso cierto? ¿Rando estaba vivo? Por un lado, me sentía inmensamente aliviada de no haberlo matado o que alguno de esos dos, Dazai y Chuuya siguieran ensuciando sus manos. Pero por el otro...simplemente no sabía que pensar, ¿Significaba esto que todavía había esperanza? Ahora que miraba a Dazai note que a diferencia de lo descrito en la novela y visto en el anime. ¡Él no estaba herido!

                       (...)
Me mantuve callada mientras Ôgai y Dazai mantenían una aburrida conversación sobre Q, estaba más interesada en este giro del destino que en niños con problemas de personalidad. De esos últimos ya tenía a muchos en mi vida. El pequeño Q no dejaba de tironear mi sudadera con insistencia infantil.

— ¡Vamos a jugar! ¡Onee-chan juguemos!

No me moleste en contestarle al mocoso, tampoco cambie mi expresión antipática. De la nada Dazai abandonó su posición y trastabillo gritando hacia una persona por delante de nosotros.

— ¡Chuuya! ¿Para qué crees que entraste en la mafia? ¡Eres mi perro!

Mi atención fue inmediatamente hacia esos dos y su ridícula discusión. Chuuya caminaba junto a Kôyô para mi sorpresa, no esperaba tener la suerte de encontrarme con el tan de la nada.

— ¡Si me pica el pie me lo rascas!, ¡Si quiero comer soba me lo traes!

Cometí el error de mirar mi costado y toparme con la paternal, pero muy escalofriante expresión de mi padre, Ôgai me apretó contra el suavemente de la nada, sus ojos brillantes. Me sentí incomoda hasta los huesos por el cariñoso contacto típico entre padre e hija. Siempre hacia lo mismo y siempre me mantenía tiesa como un trozo de madera. Kyusaku nos miró con sus inquietantes ojos para luego tratar de imitarlo, como pudo se pegó a mi cintura. Buscando afecto, sentí pena por la criatura.

— Estuve muy preocupado por ti mi cielo. No vuelvas a preocuparme de esa forma.

¿Eh? Entonces deja de darme trabajos mortales hombre. O eso quería decir, en cambio le susurre.

— Si papi — Volví mi atención al dúo de bribones que no dejaban de discutir, rodé los ojos por las palabras egoístas del maldito tuerto. Pero algo me revolvió las tripas, algo mencionado por Chuuya.

— ¡Me uní a la Port mafia por voluntad propia! ¡No soy tu subordinado ni tu perro!

Pero no debería ser así, podría tener una mejor vida lejos de este lugar siniestro.

Kôyô a quien no había visto desde un tiempo bastante largo habló con Ôgai, media preocupada.

— ¿Seguro que es bueno tenerlos a ambos en la misma organización, jefe? — pensaba como ella, esos dos eran el peor dúo del mundo en cuanto a convivencia. Pobre de la gente que le tocara trabajar con ellos.

— Sólo un diamante puede pulir a otro diamante. Natsume-sensei, eso fue lo que nos dijo a Fukuzawa-dono y a mí. Ahora voy a comprobar si eso es cierto.

Escuche interesada ante la mención del presidente de la agencia de detectives, ah, como me hubiese gustado renacer como su hija. Pero así estaban las cosas, no lloraría sobre la leche derramada. Esta situación no era nada, podía pasarla y superarla. Con eso en mente camine a Chuuya interrumpiendo la discusión que no llegaba a ningún lado.

— Chuuya-san — dije formal con una expresión sería. El pelirrojo abrió la boca sorprendido, no me había notado. Me mordí el interior de la mejilla irritada ¿Acaso lo único que notaba era a Dazai?

— Tu...— Evitó inteligentemente el "mocosa" o "mentirosa" que le gustaba decir. Ôgai mi padre, su ahora jefe estaba presente.

— Si. Yo, Mori Mari. Supera tu trauma, niño. Tenemos que hablar.

— Yo...

Me gire a Ôgai y Kôyô que nos miraban curiosos.

— Padre, Kôyô-san. Necesito hablar con Chuuya-san— lo mire fijamente, el me devolvió la mirada estupefacta. Acto siguiente lo tome de la muñeca y arrastre en dirección desconocida, sin esperar el permiso de los adultos camine dignamente.

— Oye Mari-san, ¿Qué crees que haces? — Dijo Dazai al borde de la histeria. Bastante molesto.

— No es de tu incumbencia — seguí mi camino ignorado las réplicas y protestas del castaño, que parecía que haría un berrinche.

...
¡Milagro! Nuevo capXD

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