Viviendo con el Nerd | vkook.

By gguktaebae

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Kim Taehyung es el chico más estúpido, pito alegre, popular y guapo de la escuela. Jeon Jungkook es el chico... More

Prólogo
Booktrailer
#1: ¿Mi madre no había pagado la renta?
#2: Dime que esto no es real
#3: Kim Taehyung es un simio idiota
#4: Rival
#5: ¡Garfield!
#6: Y aquí íbamos otra vez
#7: ¿Caballero?
#8: El auto lo vale
#9: Perfecto yerno
#10: Jung Hoseok
#11: Problemas
#12: "¿Me vas a violar?"
#13: "Está lloviendo"
#14: Momento de película
#15: Quiere volverme loco
#16: Su preciada Beyoncé
#17: Intentando mantener la calma
#18: Borremos la tristeza
#19: ¿Qué había sido todo eso?
#20: Él es la razón
#21: Un amigo
#22: Hay fiesta, y pizza
#23: Borrachera
#24: Limpiar el desastre
#25: Vayamos al cine
#26: Complicado
#27: Parque
#28: Cementerio
#29: Contigo
#30: Te quiero
#31: "¿Las palabras mágicas?"
#32: ¿La verdad?
#33: Desconfianza
#34: Un malentendido
#35: El perdedor del juego
#36: Para eso están los amigos
#37: Actuemos por instintos
#38: No te vayas [Final]
Epílogo
¡SEGUNDA TEMPORADA!
Prólogo
#1: Cómo empezó todo
#2: Para llegar a la cima
#3: Sufrir, por separado
#4: Es Seúl
#5: Bajo la nieve
#6: Dejado de lado
#7: El precio de la fama
#8: Nuestra conversacion
#9: Te tengo una propuesta
#10: El romanticismo
#11: El club
#12: Amo tus besos
#13: Lo que quería
#14: Plan actuación
#15: Mal presentimiento
#16: Me hizo la vida imposible
#17: Perder
#18: Piedad
#19: Momentos con él
#20: Cayendo por ti
#21: Mi propio monstruo
#22: Su novio
#23: Actos del karma
#24: Destrucción de una relación
#25: Arrepentimiento
#26: Resolver y crear problemas
#27: El amor está en el aire
#28: Pequeñeces
#29: Despiértame
#30: Avanzando
#31: "Llámame"
#32: Alguien mejor
#33: Jamas podré olvidarte
#34: Dejar de amarlo
#35: Aeropuerto
#36: Déjate caer
Epílogo
El gran día Pt.1
El gran día Pt.2

Especial navideño

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By gguktaebae

All I want for christmas is you~

JUNGKOOK'S POV:

—¡Soobin, deja las decoraciones!— él rió y salió corriendo hacia la cocina donde se encontraba su otro papá—. ¡Taehyung, no te comas la cena!

Estaba totalmente desesperado. Mi familia y la de Taehyung vendrían tan solo en unas pocas horas para celebrar la navidad y todo estaba hecho un desastre. Faltaba terminar de colocar las decoraciones, arreglar al pequeño Soobin de cinco añitos ahora, terminar la cena que de por sí Taehyung ya estaba intentando comerse, entre muchas otras cosas más.

Suspiré rendido. El tiempo no iba a alcanzar para todo aquello.

—Amor, todo va a salir bien— Taehyung me abrazó por detrás y colocó su mentón en mi hombro—. No te estreses.

—¿Cómo no me voy a estresar?— pregunté de vuelta volteando un poco mi rostro para poder verlo—. Hay mil cosas para hacer y en menos de nada van a llegar tus padres y mi mamá con su esposo, y lo único que van a encontrar es un pavo al que seguro le falta una porción porque te la comiste.

—En mi defensa, mi plan inicial sólo era sacarlo del horno, no probarlo.

—Taehyung— mascullé irritado.

—Está bien, creo que es momento de que tú subas a nuestra habitación, te arregles y dejes que súper Taehyung se encargue de todo— me decía mientras me empujaba escaleras arriba, sin importarle mucho que yo no pareciera estar de acuerdo.

—No confío en ti y lo sabes— le dije honestamente.

—Lo tengo muy presente— respondió sonriendo. En ese momento llegamos a nuestra habitación y él me empujó dentro después de darme un pequeño beso en los labios—. Nos vemos en dos horas— fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta y escuché como sus pasos se alejaban por el pasillo.

Suspiré resignado dirigiéndome al baño para tomar una ducha. Ya que más daba.

<...>

Ya habían pasado poco más de dos horas cuando escuché unos golpes en la puerta. Me miré al espejo una última vez y me dispuse a abrir.

A primera vista pensé que no había nadie tras la puerta, por lo que me extrañé, pero luego sentí como algo jalaba pasito de mi pantalón. Miré hacia abajo y me encontré con mi pequeñín, Soobin, y no pude evitar sonreír. Se veía adorable.

Tenía puesto un lindo overol blanco encima de un adorable suéter del mismo color, luego estaban sus pequeños tennis, y por último, sus oscuros cabellos estaban arreglados hacia un lado con más gel de la necesaria.

—Hola, bebé, ¿qué pasa?— le pregunté agachándome para estar a su altura.

—Quielo quitalme esto— dijo haciendo un puchero y rascándose un poco su cabecita, haciéndome entender que no se sentía muy cómodo con su peinado.

Sonreí tontamente.

—Vamos a ver si puedo hacer algo, ¿sí?— le propuse extendiéndole cariñosamente mi mano. El chiquitín asintió tomando con su pequeña manita la mía, entrando a la habitación y siguiéndome hacia el baño.

Me agaché y con cuidado lo tomé entre mis brazos para subirlo y sentarlo en el mesón del lavabo.

—Quédate quieto, cariño— pedí suavemente entre risas. Soobin no dejaba de hacer pucheros y moverse incómodo mientras yo intentaba peinarlo de nuevo para quitarle lo más posible la gel—. ¿Papá Tae te peinó así?

—Shi.

—¿Y por qué no pataleaste hasta que te dejara ir? Así lo haces siempre conmigo— le repeoché y él bajó la mirada a sus piesitos.

—Yo dije que ño, pero papá Tae me dió una chupeta.

—Te atrapé— dije comenzando a hacerle cosquillas.

—¡Ño! ¡Me haré pis!— advirtió de alguna manera Soobin sin dejar de reír, y yo detuve las cosquillas.

—Está bien, mejor evitemos peoblemitas y bajemos ya, los abuelos deben estar por llegar.

—¡Shi! ¡Abuelitos!— gritó feliz mi bebé, alzando sus bracitos y enseñando sus pequeños dientecitos de leche.

Lo tomé entre mis brazos y lo bajé del lavabo. Ya en el piso, con su pequeña manito tomó la mía y comenzó a jalarme emocionado hacia la puerta. Yo solo reí y me dejé guiar por él.

Bajar las escaleras tomó un poco más de tiempo que atravesar el pasillo debido a que Soobin aún no era experto, pero se negó a que lo cargara pues él podía bajar sólo porque era un niño grande.

Llegamos al primer piso y Soobin me soltó para ir corriendo a donde Tae.

—¡Papá Tae!— gritó Soobin mientras daba saltitos con los brazos levantados para que su papi lo alzara.

—Hey, enano— le dijo tomándolo en sus brazos—. ¿Qué pasó con tu peinado?

—Ño gustaba.

—Pero si te veías a la moda, casi tan bien como tu papá.

—Papá es feo— Soobin rió y pude notar como la indignación de Tae creció.

—No más chupetas para el enano.

—¡Ño! ¡Chupetas son de Soobin!— pataleó iniciando una pequeña e infantil discusión entre ambos. Yo solo observaba la escena desde lejos, riéndome al ver como parecían dos niños pequeños a pesar de que el único niño ahí era Soobin.

El timbre sonó haciéndome reaccionar.

Eran mi madre, su esposo Siwon, la señora Suni y su esposo Taeyang, todos llenos de regalos y al parecer comida.

—¡Feliz navidad, Kukito!— dijo mi madre rodeándome con sus brazos en un abrazo. Yo sonreí y la abracé de vuelta deseándole una feliz navidad también.

Mi madre y yo nos corrimos dejando la entrada libre para que los demás pudieran entrar. Saludé a Siwon, a mis suegros, y luego invité a todos a pasar a la sala.

—¿Dónde está mi pequeño nieto?— preguntó la señora Suni y en menos de un segundo Soobin ya estaba corriendo hacia ella.

—¡Mimi!— creo que estaba claro que a nuestro bebé le encantaba gritar.

—¿Cómo estás, mi vida? Te ves muy guapo hoy— alagó mi suegra y Soobin comenzó a andar con el mentón en alto.

Soobin estaba más que feliz siendo el centro de atención de los abuelos, por lo que me dirigí a la cocina a ver qué tanto seguía Tae haciendo allí.

—Oh, no— articulé sorprendido al entrar a la cocina y ver lo que pasaba allí.

Tae tenía puesto el delantal que yo solía usar, con la única diferencia que éste estaba totalmente sucio de una sustancia que a lo lejos se me hacía difícil reconocer. Habían utensilios regados por todas partes y una bandeja boca abajo en el piso. En pocas palabras todo era un desastre.

—Hola...— susurró bajito Tae pareciendo un perrito con la cola entre sus patas.

—No entiendo como es que esto pasó en los pocos minutos que te dejé solo para ir a atender la puerta, pero tampoco quiero saber— reí acercándome y rodeando su cuello con mis brazos—. Ahora solo agradece que tus padres trajeron comida.

—Empiezo a creer que ni mis padres confían en mí— bromeó.

—Y veo por qué— respondí refiriéndome al desastres que había a mi alrededor. Tae solo bajó la cabeza avergonzado—. Pero bueno, es noche buena, así que muévete y quítate esto para ir a la sala que nos están esperando— lo apuré dándole un pequeño beso y una nalgada. Él rió y me guiñó un ojo antes de empezar a quitarse el delantal e ir escaleras arriba hacia nuestra habitación para cambiarse de ropa.

Rodé los ojos y me dirigí a la sala donde estaban los demás. Mi mamá y Siwon eran los que estaban jugando con Soobin ahora, mientras que mis suegros estaban hablando entre ellos. La señora Suni notó mi presencia y me dedicó una sonrisa invitándome a que me acercara a ellos.

Yo le sonreí de vuelta y me dirigí hacia ellos tomando asiento en el sillón, justo a su lado.

—Taeyang, ve por algo de beber— le ordenó la señora Kim a su esposo.

—No tengo sed— respondió él.

—No para ti, para mí— suspiró ella negando y su esposo pareció reaccionar, pues feliz fue a cumplir lo que se le pidió, dejándonos a nosotros solos.

—Tiempo sin verte, hijo. ¿Cómo va todo?— me preguntó.

—Sorprendentemente bien. Tae y yo nos amamos mucho y amamos a Soobin, no puedo pedir más— le respondí sonriendo—. Bueno, me gustaría que Tae no hiciera más desastres que Soobin, pero algo malo debía tener, ¿verdad?

—Veo a lo que te refieres— me dijo ella mientras señalaba algo detrás mío. Volteé y vi como Tae bajaba apurado las escaleras con el cuello de su camisa desabotonando, sus mechones castaños despeinados y abrochándose su cinturón—. Gracias por cuidar tan bien de mi bebé y hacerlo feliz, Jungkook.

Yo volteé y la miré a los ojos de nuevo, ignorando el pequeño desastre andante que era Tae. Le sonreí sinceramente.

—Yo lo hago feliz así como él me hace feliz a mi.

—¿De qué hablan, eh?— escuché hablar a Tae y sentí como se paraba al lado mío.

—Oh, de nada, cariño— respondió su madre—. Ahora, se decente y métete esa camisa en tu pantalón para que vayas saludes a todos.

Inmediatamente Tae se puso rígido e hizo caso. La señora Suni y yo reímos ante su actitud.

El tiempo comenzó a pasar entre charlas y juegos por parte de mi pequeño Soobin. También comimos las deliciosas preparaciones que habían traído los padres de Tae, y cuando se acercó la media noche todos nos sentamos alrededor del árbol a abrir los regalos.

Ya casi todos los presentes que habían debajo del árbol habían desaparecido y estaban en manos de quienes eran los dueños. Solo quedaban dos detalles bajo del árbol, uno era para mi bebé Soobin y el otro para mí bebé más grande Tae.

Tomé el regalo de Soobin y se lo entregué. Él comenzó a abrirlo descuidadamente con sus pequeñas manitas hasta que logró sacar lo que había adentro.

—¿Uh?— todos reímos al ver cómo Soobin parecía no entender que era aquello.

—Mira enano, va así— Tae agarró el sombrero de pescador color azul y se lo puso en la cabeza. Al parecer era un poco grande para su pequeña cabecita, pues le tapaba totalmente los ojos—. Sé que no ves nada, pero te aseguro te ves genial.

A pesar de no poder ver nada, Soobin no quiso quitarse su sombrero y siguió sacando lo que había en el regalo.

—¡Papi Jungkook!— dijo feliz con sus nuevos y muy pequeños Timberlands. Sí señores, ese regalo se lo había dado yo.

—Aún queda un regalo— avisó Taeyang y yo asentí, sabiendo qué era pues era de mí para Tae.

Me acerqué al árbol y tomé el obsequio, mientras mi madre le colocaba sus nuevas botas al chiquitín, pues éste había dejado de insistir en que quería ponérselas, sin dejar su sombrero de lado, claro.

—Gracias, amor— me agradeció Tae tomando el regalo entre sus manos y se dispuso a abrirlo.

Todos estábamos a la expectativa, sobre todo yo.

—Oh, vaya— él sonrió a labios cerrados y sus ojos se aguaron un poco.

—¿Qué es?— le preguntó su madre al ver su reacción.

—Garfield...— sonrió nostálgico y volteó lo que tenía en manos para enseñárselo a todos.

Yo había decidido regalarle un lindo collage de fotos de Garfield, de nosotros con Garfield, incluso de Soobin más pequeño jugando con ese gato ninja que tanto extrañábamos.

Era la primera navidad que pasábamos sin Garfield.

Nuestro gato había fallecido hacía un poco menos de un año después de tantos años de acompañarnos. Había sido ciertamente duro para nosotros, pero sobre todo para Tae, después de todo había sido su gato desde el principio, y por más de que no lo pareciera, él realmente lo quería mucho, al igual que yo. Él era parte de la familia y lo sería siempre desde donde sea que estuviera.

—Amor, gracias, enserio— me agradeció Tae y podía ver lo feliz y conmovido que estaba en sus ojos. Me levanté y me dirigí a sentarme encima de sus piernas para abrazarlo.

—Pero aún hay algo más. Ya vuelvo— les dije y me dirigí al segundo piso.

—Bueno, mientras tanto serviré el vino— pude escuchar a lo lejos la voz de Taeyang.

—Me uno— ese era Siwon.

—Sí, por qué no— mi madre.

—Yo iré por leche para Soobin— por último Suni.

Seguro todos se habían ido a la cocina y habían dejado a Tae solo en la sala.

Entré a la habitación y tomé el pequeño regalo entre mis manos con mucho cuidado de que no hiciera ruido. Bajé las escaleras y me acerqué a Tae que seguía observando el collage.

—Feliz navidad— le dije enseñándole la pequeña criaturita entre mis manos.

Él desvió su mirada hacia mí al escucharme y pude ver cómo una sonrisa se formó en su rostro.

—¡Es un gato!

—Sí, es un gato, amor— dije riendo y depositando al pequeño animalito entre sus manos.

—No lo creo, es demasiado lindo— él no dejaba de mirar y consentir al gato—. Es el segundo mejor regalo de navidad que me han dado.

—¿Ah sí? ¿Y el primero?— le pregunté con una ceja arqueada y una sonrisa divertida.

—Eres tú— me respondió encogiéndose de hombros y dejando al pequeño gatito en el suelo con cuidado. Yo me sonrojé un poco—. Mira arriba.

Le obedecí y miré arriba. Reí al ver un muérdago colgado justo encima de nosotros. Él se acercó a mí tomándome por la cintura.

—Eso no estaba ahí antes— aseguré rodeando su cuello con mis brazos.

—Te dije que súper Tae se encargaría.

—Eso fue de lo único que te encargaste— reí.

—Tal vez.

—Bueno, ¿tradición es tradición, no?— le dije ya rendido ante él.

—Tradición es tradición— afirmó antes de juntar sus labios con lo míos y hundirnos en un suave y amoroso beso.














Esto es algo así como el primer extra, tranquilos que aún faltan otros como la boda, qué pasó con Jimin, y lo que sus almas pecadoras quieren uwu

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