Mientras tanto, Kai y Jennie estaban aun en su camarote. Esta no le miraba. En algún lugar, muy dentro en su corazón, sabía que nunca Lisa habría hecho aquello. No podía evitar mirar con recelo a Kai por que sabía que era su culpa.
Ambos se miraban, pero no hablaban. Fue entonces cuando se acercó Kai a nuestra pobre Jennie y la golpeó:
-Eres una golfa- le acusó mientras la zarandeaba - Eres una golfa que se….
-Señor, tenemos problemas- gracias adiós, un marinero entró y avisando del hundimiento, con lo que paró a ambos en el momento.
-Joder- Kai se tuvo que parar, apariencia antes que nada.
Mientras tanto, el barco se preparaba ante el hundimiento. Pasajeros de todas las clases sociales eran llamados a ponerse el chaleco salvavidas. Algunos, sin saber que pasaba, se desconcertaban, pero todos se guiaban por lo mismo. Corrían de un lado a otro el personal. Los marineros corrían a bajar los botes salvavidas. El capitán mandaba a los del telegrama lanzar el S.O.S, se hundían y no podían hacer nada. La banda de música tocaba mientras para amenizar la espera de la salida. Era todo lo que tenían antes de que se produjera el desalojo. Eso sí, aun quedaban aquellos desafortunados de la tercera clase que no tenían tanta suerte. Todos luchaban para salir a la superficie y coger un barco que los sacara de aquel lugar ante el inminente hundimiento del Titanic que no muchos conocían. Todo el barco estaba en movimiento. El buque insumergible se hundía y era hora de sacar a todo el mundo del lugar. Ni si quiera el pobre Jung Wook que lo había diseñado, lo había hecho, se lo creía. Querían un notición los peces grandes que en el transatlántico, y sin preverlo, lo iban a tener.
Y nuestra familia preferida no era otra. Kai, junto con Jennie y Naiby se abría paso, eso sí, sin evitar poner a todo el mundo verde:
-Malditos ingleses- refunfuñaba.
Jennie no hablaba.
-Basta, querido Kai. Ya verás que no es tan malo.-Su madre no le daba más importancia.
Solo se volvía a su falso mundo, pero en aquel momento no le importó a Jennie; le importó más ver la cara de preocupación que traía el señor Wook:
-Wook- lo paró - He visto el iceberg y lo veo en sus ojos. Por favor dígame la verdad.
Este lo miró y, llevándola aparte se lo confesó:
-El barco se hunde.
-¿es cierto?
-Sí- respondió mirando a Kai que se había unido a él y Jennie - Dentro de una hora o menos todo el barco estará bajo agua. Díganselo solo a quien lo crea necesario y suban a un bote. ¿Recuerda lo que le dije de los botes?- a lo que Jennie asintió toda asustada.
-Sí, entiendo- y dicho esto, la dejó a solas.
Su mente voló enseguida a Lisa. Se la habían llevado hacía una hora más o menos y no se había enterado de nada. ¿Qué iba a hacer?
Lisa no podía hacer mucho. Esta solo esperaba, en una sala casi abajo del todo, esposada a una gran tubería, mientras que Lovejoy la vigilaba a causa de que el guardia había tenido que irse por el "alboroto" formado arriba.
Mientras tanto, en la zona de desembarque, el protocolo había comenzado: mujeres y niños primero, como lo habían designado meses atrás en la construcción del Titanic. Y, sin olvidarnos de Jisoo y Rosé, las dos no corrían mucha más suerte que nuestras dos protagonistas principales. Aunque eso no paraba a Rosé que se impacientaba: habían cerrado el paso para los de tercera clase. Iban a dejarlos morir como si fueran vulgares animales.
Los de primera ya iban bajando poco a poco al agua. Si tienes dinero, sobrevivías, ¿no? Las bengalas sobrevolaban el cielo. El nerviosismo se hizo notan en aquel momento. Aquella fue la señal. Jennie lo supo y su cabeza de nuevo voló: Lisa.
Esta, poco a poco veía como su suerte iba a desaparecer. La pequeña ventanilla le hacía ver la cosa, el barco se hundía y el allí, con toda la gracia de Lovejoy.
-¿Sabes? Creo que el barco se hundirá- le amenazó acercándose con su pistola en alza - Y como muestra de agradecimiento que me pidieron que te diera…- le soltó sin verlo un puñetazo en todo el estomago, esta rugió de dolor - con los saludos del señor Kim Jing In.
Y hecho esto, la dejó a solas retorciéndose de dolor.
Mientras tanto, Jennie, Kai y Naiby esperaban para ser los próximos, pero esta seguía con Lisa. Boa ayudaba a la gente mientras que Kai solo quería ser el primero en bajarse de aquel barco:
-¿No hay sitio en este barco?- preguntaba al ver que no sería el siguiente.
Jennie lo ignoraba. Se preocupaba más de lo que ocurría a su alrededor. Miles de parejas, la mitad ancianas, mostrándose su amor por última vez. Diciéndose adiós por última vez…
-Espero que los botes vallan según la clase social- aquel comentario de su misma madre la había hecho explotar - Espero que no vallan demasiado llenos…
-Cállete, madre- Jennie la cogió e hizo que la mirara - ¿Es que no lo entiendes? El agua está helada y no habrá suficientes botes ni para la mitad- observó a la gente - Mucha de la gente de este barco morirá.
-No seremos nosotros- y como no Kai y su gracia.
Jennie lo miró y, mientras subían a su madre se encargó de Kai:
-Es una pena que hayas dejado el dibujo- respondió este con su maldad - Valdrá más por la mañana.
Tenía razón, había dejado algo que valdría mucho más.
-Eres un mísero bastardo- por fin se desahogaba.
-Vamos, Jennie, eres la siguiente-Boa le tendió la mano.
Jennie solo se quedó mirándola. Si se marchaba, perdería la lucha que había empezado en aquel barco. Si se quedaba, ganaría; aunque le costara la vida, cosa que hizo.
-Jennie- su madre le suplicaba.
Esta no se amedrentó y se hecho para atrás ante la mirada insólita de su madre y Kai:
-Adiós, madre- solo acertó a decir antes de salir corriendo en busca de Lisa.
-¡¿A dónde vas?!- Kai la atrapó antes de avanzar cogiéndola del brazo - ¿Con ella? Serás la fulana de una rata de cloaca.
A Jennie le daba igual:
-Prefiero ser su fulana que tu esposa- intentó irse, pero Kai de nuevo la atrajo a él.
-¡no! ¡NO! He dicho que no- y Jennie, gracias a Lisa; se deshizo de él, un buen escupitajo siempre sirve en un momento de pánico.
Corrió entonces todo lo que pudo. Tenía que encontrarla. Debían de bajar juntas. Le había prometido hacer miles de cosas con ella, vivir la vida con ella, y era una promesa. Y estas, se cumplen.
Lisa ya estaba muchos por debajo:
-¡Ayuda!- pedía - ¿puede oírme alguien?- hacía ruido, pero todos estaban arriba - Por favor ayúdenme.
El agua se acercaba. Si no se daba prisa, pronto la cogería. Aunque eso no tardó en decirse. De repente, el agua poco a poco empezó a entrar, aquello era el final para Lisa. Tenía que hacer algo. Así que empezó a sacudir aquel tubo. Tenía que romperse si o si. No podía morir de aquella manera.
Mientras tanto, Jennie buscaba a Wook:
-Señor Jung, por favor, ¿Dónde esta?- pasillo que buscaba, pasillo que no encontraba a nadie, hasta que por fin, casi al final; lo encontró - Señor Wook, gracias a dios, ¿A dónde llevaría el policía de abordo a un detenido?
-¿Cómo? Debes de subir a un bote inmediatamente- le indicó este.
-No. Lo buscaré con su ayuda o sin ella, señor- se limitó a decir Jennie - pero sin ella tardaré más.
-Toma el ascensor hasta llegar a tercera clase. Luego ve a la izquierda, por el pasillo de la tripulación. Gira a la derecha y otra vez a la izquierda hasta llegar a unas escaleras- le empezó a contar - y llegarás a un pasillo.
Así hizo. Corrió lo más que pudo. Aunque la mayoría estaba en la cubierta, aún quedaba gente dirigiéndose hacia arriba, le costaba. Además, a eso se le debía de añadir que los marineros le habían dado orden de no dejar a nadie pasar hacia abajo, aun así, Jennie lo conseguía. Tenía que salvarla. Si no lo hacía, se arrepentiría de aquello toda su vida y no se lo podía permitir.
Así por fin, consiguió llegar a la cubierta e. Estaba toda anegada, se tenía que dar prisa y lo sabía. Así que no perdió el tiempo y se adentró en aquel lugar notando como poco a poco el agua iba subiendo por sus tobillos. Estaba helada, aunque eso no la paraba. Fue quitando sillas, mesas que ya empezaban a flotar. Subía rápida.
-¡Lisa, Lisa!- empezó a gritar - ¡Lisa, ¿me oyes?!- esta vez Lisa la oyó, estaba cerca.
-¡Jennie!- lo oyó -Jennie estoy aquí dentro.
De esta manera, siguiendo el rastro de su voz, por fin lo encontró. El amor no sabe de barreras, ¿no es así? Gracias a dios, lo encontró.
-¡Lisa!- respondió por fin abalanzándose sobre ella - Lisa lo siento mucho, cariño- la abrazó y la beso.
-Lovejoy me lo puso en el bolsillo.
-Lo sé, lo sé- Jennie la abrazó fuertemente - Lo siento.
-Está bien, está bien- hizo que le mirara las esposas - Ahora encuentra la llave. Mira en ese armario. Es pequeña y plateada .-Esta obedeció, pero no, no estaba; eran todas de estaño - En aquel cajón- Jennie siguió buscando - Jennie, ¿Cómo averiguaste que no lo había hecho?- tenía que saber la respuesta.
-No lo hice- respondió- de repente me di cuenta de que lo sabía- ambas sonrieron ante la pregunta,
-Esta bien, por favor, la llave- pero esta no estaba allí y el nivel del agua seguía subiendo - Bueno, Jennie, ahora tendrás que ir a buscar ayuda o algo, ¿entendido? Todo saldrá bien- esta asintió.
Jennie corrió lo más que pudo por aquel barco pidiendo una y otra vez ayuda, pero nada, parecía un barco fantasma. Ni una sola alma recorría aquellos pasillos llenos de agua. Decidió entonces probar en la cubierta D que estaba aun sin agua. Tampoco. Se le acababa el tiempo y si no lo impedía, Lisa moriría allí abajo y eso no lo iba a permitir. De repente las luces bajaron y el barco rugió. Si no se daban prisa, aquella sería su tumba. Jennie estaba desesperada.
Entonces lo vio, aquella sería su salvación. Un hacha de incendios la ayudaría. Cortaría la cadena de la esposa y la liberaría. Por lo que corrió, corrió lo más que pudo hacia un pasillo en el cual el agua helada llegaba casi al techo. Si no se daba prisa, Lisa iba a estar muerta.
Se quitó entonces su chaqueta y de tripas corazón, se metió en aquella agua helada que le hacía entrecortarse la respiración. Era verdad lo que decía Lisa, aquello era como si miles de cuchillos te atravesaran y te cortaran, pero tenía que conseguirlo, por Lisa. Si tú saltas, yo salto, aquel era el lema. Un lema que tenía que cumplir. Y ni un soldado lo hubiera hecho mejor.
-Lisa.
-Jennie, por fin- esta ya estaba subida a varios muebles.
-¿Servirá esto?- preguntó mostrando el hacha.
-Lo averiguaremos- sonrió, algo era algo - Vamos- indicó poniendo las manos en posición, a lo que Jennie se preparó - He, espera, espera. Practica antes en ese armario- le indicó, no quería perder una mano.
-Está bien- Jennie se acercó a uno que había cerca y empuñando el hacha, hizo un primer boquete.
-Bien. Ahora intenta dar en la misma marca Jennie, hazlo- le indicó Lisa, aunque esta, por desgracia, no dio en la segunda, si no en otra mucho más lejos - Bien, basta de prácticas- si iba a perder una mano, mejor que morir ahogada era - Vamos, Jennie, puedes hacerlo. Escucha, da un golpe seco y muy rápido- volvió a colocarse - Espera, empúñalo más arriba.
-¿A… así?- Jennie casi no podía respirar a causa del agua helada.
-Eso es- volvió a colocarse - Escucha, Jennie; confío en ti.
Esta miró a la cadena. De una vez, solo una vez y lo conseguiría, vamos.
-Vamos- alzó el hacha y bam, cadena fuera.
Jennie miró, era imposible pero lo había conseguido.
-Lo he hecho- le indicó.
-Sí, gracias- Lisa la abrazó con todas sus ganas - ahora vamos- bajó de la tabla donde estaba subida y al notar el frio casi se desmaya…. - ¡Oh, mierda, que fría está!- momentos como aquel y conseguía hacer reír a Jennie - Oh, joder, joder.
Aunque bueno, aquello no importaba en una situación como aquella. Solo podían moverse limitadamente y el barco se estaba hundiendo. Era ahora o nunca. Así que salieron de allí lo más rápido que pudieron. El agua estaba fría, pero sus ansias por ganar la libertad eran más. Era hora de salir de aquel maldito barco.