En aquel momento empezó un pequeño juego del gato y los ratones. Lo que no sabíamos es que minutos antes, Kau había tenido una pequeña conversación con su mayordomo Lovejoy:
-¿Cómo es que no la encuentras por ningún lado? Solo puede estar en ciertas zonas- Jong In parecía más enfadado de lo normal - Haz todo lo que puedas para encontrarla, ¿me oyes?
-Sí, señor; pero, ¿y si está con esa Kim?- Kai lo miró, mala pregunta.
-Si lo está, ya sabes lo que hacer- a lo que este solo asintió.
Y allí estaban, corriendo por los pasillos para que no los encontraran a ambos. Al principio, sin hacer ruido, salieron hacia los pasillos por donde los mayordomos para no ser visto, paseaba. Al principio, andaban poco a poco, para no ser visto; pero Lovejoy los vio:
-¡Corre!- salió corriendo Lisa a lo que Jennie la siguió.
Aquella era la mayor persecución de sus vidas. Ni Al Capone, ni Telma y Louis; nadie había presenciado una carrera como aquella. Aunque claro, para Jennie y Lisa era más una diversión y más con aquel panorama. Al principió fue un poco corre, pero en nada, ambas estaban corriendo por los pasillos de aquel grandísimo barco.
-Vamos, Lisa- Jennie reía ante aquello.
A Lisa le resbalaban los pies bajando por aquellas grandísimas escaleras, pero agarrada de Jennie, todo era increíble.
-¡Espere! ¡Bajamos, bajamos!- indicó de repente al ascensor.
-Sí, vamos, rápido- y en nada, ambas habían ganado el primer round - Adiós- y sacándole el dedo, se despidió de esta forma curiosa del estúpido mayordomo de Kai.
Aunque este no se quedaría ahí. Otro piso más abajo, seguiría nuestra segunda ronda. Lovejoy corrió como si le fuera la vida en ello. Nuestras protagonistas no fueron menos y, aunque Lisa casi se traga varios camareros y sirvientas; y Jennie varias puertas, dieron de nuevo esquinazo. Round 2: ganada.
No creáis que eso quedó allí, Lovejoy tenía un olfato de perro y seguía encontrándolas:
-Dios, ¿pero como puede este tío ser tan bueno?- preguntó de repente Losa entre carrera y carrera.
-Creo que fue policía- respondió - ¡Por aquí!- Jennie lo agarró y lo metió en la primera puerta a lo que fueron directamente a la zona de los equipajes.
El lugar estaba lleno de miles de cajas de los pasajeros para llevarlo a América. También había otras cajas con cartas encargadas de llevarlas a familiares en el continente…; pero lo que más le llamó la atención a Lisa fue uno de los coches que había allí.
-Ejem- Jennie la miró, estaba en la puerta de este, esperando.
-Señorita- se ofreció abriendo la puerta y extendiendo su mano para ayudar a Jennie.
-Gracias.
Mientras que Jennie tomaba su posición de pasajera, Lisa cogió las riendas y se puso de chofer:
-¿A dónde, señorita?- bromeó con un tono ingles.
Jennie sonrió ante aquello y, aprovechando el ventanal que había, la rodeó con sus brazos y respondió a su oído:
-A las estrellas….
Y antes que Lisa pudiera darse cuenta, era arrastrada por una enamorada Jennie al asiento trasero del coche cayendo esta al lado de la morena, aunque no dudo. Pronto la rodeo con sus brazos y ambas quedaron cara a cara, como la primera vez…
-¿Estás nerviosa?- ambas jugueteaban con sus manos mientras Jennie la miraba.
Se sentía bien, a salvo, protegida en sus brazos. Era como si nada malo nunca le fuera a pasar si estaba con ella. La amaba, la amaba con toda su alma; y no iba a dejar pasar aquella oportunidad.
-No- respondió rotundamente fijando su mirada en sus ojos. Acercó su mano a sus labios y beso sus dedos uno a uno. La deseaba, la deseaba más que todo. La quería allí con ella, la quería a su lado, por los restos de la vida. La quería, quería estar con ella . - Acaríciame, Lisa.- le suplicó directamente con su mirada en sus ojos. Cogió su mano y acarició poco a poco cada parte, a lo que cogió su dedo, lo besó y, poniendo la mano en su pecho, la besó.
No tuvo que haber más ruegos. Ambas ansiaban el sabor de la otra, ambas se deseaban más que nada; y no se podía negar. Se besaron como nunca antes lo habían hecho. Se acariciaron, se amaron. Sintieron el calor de la otra, sintieron su piel, sus besos, sus caricias… sellaron su amor en aquel lugar. Quedaron desnudas frente a la otra. El frío las inundaba, pero no importaba, nada lo hacía, solo eran ellas y nada más. El vapor las inundaba y allí dejaron su marca, aquella mano que todo el mundo recordará.
-Estás temblando- confesó Jennie observando como Lisa casi ni podía respirar a causa del frío.
- No te preocupes, estoy muy bien- respondió besándola de nuevo.
Jennie la acarició y dejó que descansara sobre su pecho. Ambas necesitaban sentirse una vez más, no era suficiente el tiempo, necesitaban la eternidad. Y era hora de disfrutar, al menos eso querían; aunque los lacayos de Kai los encontraron, empezaron a buscar por la bodega. AL principio no encontraron, pero aquella mano las delató:
-Aquí, tío- le indicó uno de los guardias al otro.
Poco a poco se acercaron, fueron a abrir….
-¿Dónde diablo están?- no había ni rastro de las dos en aquel coche.
Y diréis que donde están nuestras protagonistas. Pues bien, estas no se habían quedado atrás y ya estaban muy lejos de allí, en la cubierta del buque; amándose, riendo y disfrutando. No la habían cogido, ni nunca jamás las iban a coger.
-¿Has visto la cara que han puesto?- preguntó Lisa acercándola a ella sin parar de reír - ¿Lo has visto?
-Sh- la paró Jennie posando un dedo en sus labios - Cuando el barco atraque, me reuniré contigo-le confesó por fin.
-Es una locura.
-Lo sé- pero no le importaba -Sé que no tiene sentido. Por eso confió- Lisa sonrió y la besó.
Solamente el amor podía conseguir aquello, el reunir a dos personas que son tan distintas y tan parecidas a la vez. Dos personas que aquel día, en la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912, habían jurado estar juntas por siempre. Disfrutaban de su amor cuando de repente… todo el barco se movió como si de un terremoto se tratara, solo que estaban en el mar, no en la tierra.
Lisa y Jennie se giraron a tiempo de ver como grandes fragmentos de hielo del mayor iceberg de la historia caía sobre la cubierta del barco. El Titanic había chocado y sin nadie que se diera cuenta, aquello se estaba empezando a hundir de una forma inimaginable.
Lisa salió corriendo hacia el borde para verlo mejor, estaba pasando demasiado cerca del barco, aunque a primera vista, nadie dio cuenta de lo que realmente le había sucedido al barco. Toda la parte baja del Titanic empezaba a llenarse de agua sin que nadie se preocupara por el hecho. Miles de obreros escapaban de aquellas riadas por salvar su vida. La tercera clase había empezado a inundarse y la primera empezaba a preocuparse. El Titanic se hundía y, en cierta manera, la gente empezó a ser alertada poco a poco.
Mientras tanto, Lisa y Jennie se enteraban por mano del capitán que bajaba corriendo por el barco, de lo que había pasado:
-Todo el compartimento bajo se ha inundado- le decía a Wook que lo seguía con varios planos.
-Parece duro- le indicó a Jennie.
-Avisemos a mi madre y a Kai.- indicó Jennie, que aunque había elegido su futuro, amaba a su familia.
Mientras tanto, en el camarote, Kai había planeado su venganza. Había escondido el diamante y echado la culpa como si fuera sido un robo, aunque no era así. Lovejoy se tendría que preocupar de ponerlo en el bolsillo de Lisa.
Fue así como se encontraron el panorama cuando nuestras Lisa y Jennie llegaron cogidas de la mano, como no. Todo era poco para hacer rabiar a su querido ex prometido.
-Parece que ocurre algo grave- le indicó Jennie nada más entraron en el cuarto.
-Sí, es cierto- respondió Kai asegurándose que el collar estaba en la chaqueta de Lisa - Bien. Dos cosas me han desaparecido esta noche. Ya que una ha vuelto, se donde encontrar la otra- comentó mirando a Lisa -Revisela- le indicó a uno de los guardias.
Lisa, sin poder pararlo, se vio siendo registrada por un guardia de muy malos modales. Aunque Jennie salió al rescate mientras le buscaban a Lisa el collar:
-Kai, ¿Qué estás haciendo? Estamos en estado de emergencia- les advertía Jennie - Que…
-¿Es este, señor?- como no, encontraron el collar en la chaqueta.
-Sí- respondió cogiéndolo.
-Yo no lo he tomado- protestó Jennie mirando a Lisa que la miraba sorprendida, no la creía - No lo creas, Jennie; yo no he sido- pero Jennie seguía en estado de impresión.
-Claro que no- lo intentó Jennie que sabía que sería Kai.
-¿No? Seguramente lo cogerías mientras te pintaba- husmeó Kai tras Jennie, la cual la confundió aún más.
-Además con una chaqueta robada- le indicó Kai cogiendo esta. - Valla, valla; toda una profesional, ¿no es así?
-Manifestaron la desaparición de un abrigo esta mañana, señor- y encima, uno de los guardias ayudaba a meter entre rejas a la pobre Lisa - concretamente este.
Jennie la miró sorprendida, ¿Cómo podía haber hecho aquel robo? Imposible. Lisa, que había visto aquella mirada de desconfío en Jennie, intento recuperar la confianza que había desaparecido en aquel momento.
-No, Jennie, por favor, tienes que creerme; ¡Jennie!- pero por primera vez Jennie no sabía que decir.
-Basta- Kai fue el que habló - Llévense a esta señorita lejos de mi vista- y tajante, dos guardias empezaron a llevarla.
Lisa se resistía gritando una y otra vez su inocencia:
-Jennie, no, por favor. Tienes que creerme, no he sido yo- pataleaba y se defendía, pero eran más fuertes que ella.
No había nada que hacer. La iban a encerrar siendo inocente.
Mientras, Jennie que se había quedado en el camarote con su madre, solo hacía pensar en el robo. Había estado todo el santo día con ella y no le había notado nada raro en ella. Incluso después de pintarla, sabía que aunque le hubiera dejado el collar, estaba seguro con ella.
Su corazón le decía que no, que no había sido ella; pero se sentía demasiado confundida. Al fin y al cabo, era una persona de la tercera clase social que podría utilizarla perfectamente para coger dinero. ¿Qué hacer, como actuar? Toda ella era una confusión. ¿Qué iba a hacer ahora?