Titanic (Jenlisa)

بواسطة ShionSeverely

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Un barco, el Titanic; dos personas: Jennie y Lisa. Dos mundos diferentes, un amor en común en vivirá por los... المزيد

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Historia Nueva
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NUEVA HISTORIA

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بواسطة ShionSeverely

Más tarde, aquella misma noche, Jennie estaba por fin en su cuarto, envuelta en sus joyas que ya no le parecían tan increíbles como antes. Su mente solo estaba en el momento de su casi caída y como los ojos de su salvadora la había hecho replantearse el quitarse del medio. No solamente no podía olvidarla, solo la recordaba como el mejor momento de su vida.

Pero claro, todo su mundo quedó de nuevo estallado por culpa de Kai que venía a pedir disculpa por su comportamiento en medio de su relajante momento con su cajita de música. Esta solo lo miraba a través de su espejo:

-Sé que estás nostálgica y no pretendo saber porque- no impresionaba a Jennie - Quería guardar esto- se acercó un poco a esta y cerrando la cajita se acercó cerca de ella - hasta el día de la gala de  nuestro compromiso, la semana próxima- observó entonces Jennie que traía una gran caja entre sus manos - Sin embargo, he pensado que esta noche- abrió la caja y enseño el maravilloso colgante del mundo adornado con el mayor pedrusco azul jamás visto.

-Santo cielo- aquello si impresionó a Jennie que lo observaba impresionada.

-Quiero que sea un recuerdo de mis sentimientos por ti…- continuó.

-Es un…

-Diamante- afirmó Kai -Sí, de 56 quilates para ser exactos.- Se puso de pie y cogiéndolo, lo puso en el fino cuello de Jennie adornándolo con aquella maravillosa piedra, era impresionante - El…

-Corazón del mar- respondieron ambos al unísono.

-Es abrumador- acertó a decir Jennie por fin.

-Es para la realeza, Jennie- contestó Kai cosa que hizo de nuevo recordar a Jennie la clase de persona que era Kai - y somos la realeza- lo que había dicho. - No hay nada que pueda darte, ni pueda negarte-Kim Jong In, humillándose por ser el mayor príncipe, que sorpresa, ¿no? - Si no te alejas de mi- Jennie lo miró y solo lo miraba - Ábreme tu corazón, Jennie.

Esta se miró al espejo y observó el pedrusco que seguía adornando su cuello. Lo toco. Solo aceptarlo supondría negar las cosas por las que luchaba. El ser independiente, fuerte, no una chica del montón. ¿Qué hacer? ¿Qué decir? No tenía ni idea.

A la mañana siguiente, Jennie fue a buscar a Lisa. En toda la noche no pudo dormir, quería saber más de su salvadora, más de esa persona que lo iba a arrojar todo por la borda por salvar a una desconocida; así que eso hizo. Por primera vez, cruzó la escotilla que diferenciaba primera de tercera clase y fue en su busca.

Lisa pasaba el tiempo enseñando a una niña como pintar mientras que Jisoo y Rosé se "ponían al día":

-Vamos, ¿ni si quiera un poco?-  le intentaba sacar a Rosé si le gustaba o no.

-Ya te dije que nunca me lo sacaras- se acercó a ella y respondió - ¿Por qué no probamos antes algo y ya después…?

-La señorita Rosé es muy picante, ¿no es así?

-Puede…- se fueron a besar cuando ambas dirigieron su mirada a Jennie.

No es que todos los días alguien de primera clase bajara a ver a gente de tercera ni nada por el estilo. Jennie empezó a buscarla por todos lados, ignorando las miradas llenas de curiosidad.

-Rosé- Jisoo le llamó la atención a lo que esta la miró rápidamente.

A lo que se puso en pie reuniéndose con ella.

-Hola, señorita Manoban.

-Hola otra vez- por primera vez en su vida, estaba nerviosa.

-¿Podría hablar con usted?

-Claro- pero Lisa no se movió del sitio.

-En privado- suficiente tendría con hablar con alguien llena de nerviosismo como para hablar con las miradas de Jisoo y Rosé acechándola.

-Claro, por supuesto- cogió sus bocetos y se reunió con ella - Después de ti- a lo que ambas se fueron hacia fuera bajo la atenta mirada de Rosé y Jisoo que no se lo podían creer.

Ambas se dirigieron hacía la cubierta rica, donde empezó a comentar Jennie su vida:

-Bueno, por donde empezar-Lisa miró a Jennie que seguía se sumergía en la historia de Lisa - Mi madre me abandonó cuando no era más que una cría. No tenía hermanos ni parientes cercanos con los cuales podría quedarme. Así que me largué por todo el país que es como he vivido. Soy como una veleta que gira en la dirección del viento- contestó Lisa - Y bueno, Jennie, hemos caminado, hablado…, pero no creo que haya venido ha hablar conmigo de eso.

Jennie asintió:

-Señorita Manoban…

-Lisa, por favor.

-Lisa. Quiero darle las gracias por lo que hizo- respondió por fin Jennie - No solo por detenerme en mi propósito, si no por la discreción.

-Fue un placer ayudarla- respondió Lisa a ello.

-Oiga, ya se lo que está pensando-cortó esta vez Jennie acercándose un poco a las butacas - ¡Pobre niña rica! ¿Qué sabrá ella del sufrimiento?

Lisa se sorprendió ante la respuesta:

-No, claro que no- respondió esta - no he pensado en eso. Pero si he pensado en que motivos la ha llevado para creer que no hay salida- a lo que Jennie se quedó impresionada, nadie nunca antes la había entendido de aquella manera.

-Pues- nunca antes le había podido decir a alguien lo que realmente sentía y era difícil expresarlo ahora - Es por todo mi mundo- se acercó al borde donde estaba recaída Lisa - por todo el mundo que hay en él. Es la inercia de mi vida precipitándose hacia delante sin poder detenerla- y dicho esto le enseñó el pedrusco que le había puesto Kai meses y meses atrás cuando le había pedido matrimonio y ella había aceptado.

Lisa se maravilló al verlo:

-¡Dios, fíjese!- respondió cogiéndole la mano para verlo mejor - Se habría ido directamente al fondo.

Jennie sonrió, pero siguió su explicación:

-Ya se han mandado más de quinientas invitaciones - prosiguió - toda la alta realeza de Filadelfia asistirá al evento y todo este tiempo siento que estoy en un salón muy concurrido gritando a pleno pulmón y que ni siquiera nadie levante la vista para ayudarme.

Lisa la miraba sin decir nada.

-¿Lo ama?- preguntó de repente Lisa a lo que Jennie la miró extrañada.

-¿Cómo ha dicho?

-¿Usted lo ama?- volvió a preguntar.

Jennie lo esquivó.

-Está siendo usted muy grosera. No debería preguntarme esto- respondió ante aquella pregunta.

-Bueno, es una simple pregunta- se excusó Lisa - ¿Ama a ese hombre? Simplemente.

Jennie sonrió sarcásticamente:

-Creo que esta conversación no es muy adecuada.

-¿Por qué no puede contestar?- preguntó de nuevo Lisa ya riendo ante la situación.

Jennie rio ya, pero de los nervios:

-Esto es absurdo. Usted no me conoce y yo no le conozco; y no estamos teniendo esta conversación en absoluto- respondió nerviosa Jennie, cosa que no entendía. ¿Por qué le ponía una simple muchacha de la baja clase social? - Es usted grosera y maleducada y presuntuosa- Lisa sonreía, le encantaba verla enfadada - y me voy ahora mismo- cogió su mano y la estrechó mientras proseguía con su discurso -Lisa, señorita Lisa; ha sido un placer. Le busque por que solo quería dar las gracias y ya se las he dado.

-Y también me ha insultado- se atrevió a decir Lisa.

-Bueno, creo que se lo merecía- se defendió Jennie.

-Estoy de acuerdo.- contestó Lisa viendo que aún seguía agarrando su mano Jennie - Creí que se iba- ¿Por qué no enfadarla más? Pensó esta.

-Y me voy- Jennie, que aunque no lo decía, disfrutaba esa pelea, era graciosa; hasta que empezó a marcharse - es usted un fastidio- prosiguió, Jennie no quería marcharse y Lisa lo notaba - espere, yo no tengo que irme. Esta es mi parte del barco- indico con el dedo - usted se va.

-¡oh! Valla, valla- replicó Lisa siguiendo el rollo quedándose en el lugar - Y ahora quien es la grosera.

-¡ja!- ¿Quién se habría creído que era aquella chica como para decirle lo que debía o no debía de hacer. - ¿Qué tiene en esa carpeta que siempre va con ella?- preguntó esta arrebatándole su cuaderno a Lisa la cual no le importó - ¿Qué eres? ¿Una artista o algo así?- preguntó mientras miraba los dibujos - Valla, son bastante buenos- admitió tras ver esos dibujos - muy buenos- admitió de nuevo sentándose en una de las butacas mientras seguía observando.

Lisa no se quedó atrás y se sentó a su lado.

-La verdad es que son muy buenos- repitió una vez más mientras observaba la imagen de una madre dándole el pecho a su bebe. Jennie miró de nuevo a Lisa, nadie antes había sentido el arte como lo sentía ella misma - Es un trabajo exquisito- prosiguió viendo esta vez a un bebe rodeado por las manos de su madre.

-Pues no gustó demasiado en el viejo París- se atrevió a decir Lisa.

-¿París?- preguntó la morena cuando escuchó aquello - Viaja usted mucho- prosiguió mirando - para ser bueno… una persona con medios limitados.

-Adelante- le dio paso Lisa - una pobre, puede decirlo.

Jennie pasó al siguiente dibujo: un retrato de una bella chica tumbada totalmente desnuda:

-Valla, valla, valla- pasó al siguiente; de nuevo una chica desnuda prestándose al arte. Era la primera vez que nuestra protagonista veía un arte como este -¿Hizo estos dibujos al natural?- a lo que agachó para que los que pasaban en ese momento no pudieran verlo.

-Esa es una de las cosas buenas de París- respondió Lisa - Hay muchas chicas dispuestas a quitarse la ropa por el arte.

Jennie rio y siguiendo con el recorrido de los dibujos, observó que otra imagen de la misma chica que había salido anterior:

-Esta mujer le gustaba. Le sirvió de modelo en varias ocasiones- respondió observando otro dibujo, esta vez de sus manos.

-Espere- le paro antes de que pasara al siguiente - Tenía unas manos preciosas como puede ver.

-Seguro que tuvo un romance con esa chica- bromeó Jennie ante aquello.

-No, no, no- corrigió Lisa - solo con sus manos- respondió mirando a Jennie - La pobre era una prostituta coja - a lo que Jennie la miró sorprendida - Compruébelo- pasó a la siguiente hoja donde esta pudo ver que era verdad. Una de sus piernas era más corta que la otra, demasiada corta que la otra; se podría decir - Pero tenía gran sentido del humor, debo de decir- Jennie sonrió ante aquello, había sido desde luego una buena idea tener aquella pequeña charla con su salvadora, ¿no es así? - Ah, y esta señora- indicó pasando a la siguiente hoja - Solía sentarse en un bar cada noche llevando encima todas las joyas que poseía esperando a su amante desaparecido. La llamábamos la madame de las joyas-respondió Lusa prosiguiendo la historia - Vea sus ropas desgastadas.

-Valla- a Jennie no le salía más palabras más bellas para el bello arte de Lisa - Creo que tiene un don, Lisa; en serio. Ve a las personas.

-La veo a usted- respondió, cosa que hizo ponerse más nerviosa a Jennie, aunque esta sonrió ante el cumplido.

-¿Y que ve?

-Que no hubiera saltado…- por primera vez en su vida, Jennie se alegró que una persona la conociera tan bien como lo hacía Lisa.

No se conocían de nada, pero gracias a ese momento de debilidad, ahora conocía a la persona más increíble del mundo. Una persona que sabía guardar un secreto mejor que la mayoría de la gente que había conocido en toda su vida y se alegraba de ello.

-Y bueno, no se si querrá- respondió por fin Jennie - pero me gustaría saber si me acompaña a proseguir esta bella velada.

-Claro, pero necesitaré saber si me va a devolver mi cuaderno.

-Oh, si, claro, claro- cerró aquel cuaderno entregándoselo y se puso de pie - Usted primero- a lo que Jennie sonrió.

Y siendo así, siguieron con aquella velada. Ninguna de las dos quería que aquello terminase. Nada más existía en aquel lugar, en aquel barco. Solo ellas dos y todo el tiempo del mundo para seguir hablando.

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