Perfecto Engaño | Titanes III...

By RominaBlacksmith

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Skyle Dickens tiene tres razones por las cuales podría estar cerca de una chica: por trabajo, por familia, o... More

Dedicatoria
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By RominaBlacksmith

Enero 18, 2018
10:33 Am

Después de lo sucedido en el patio de la universidad, nuestro sistema de defensa levanto todas sus murallas. Por salud mental de todos, nos hemos encargado de tener cubierto todo, de que nadie jamás este por ahí solo. Vamos con Heaven y Dallas a todas partes como si de pronto tuvieran cinco años de nuevo. Las chicas no han dejado de asistir a clase, pero no hay lugar al que no le sigamos la pista. Y pese a cuanto me gustaría poder ser de aquellas personas rencorosas y haber mantenido mi actitud dolida por un par de días, la verdad es que ni siquiera me duro mucho. La conversación con Evee no fue mucho más allá, después de que me prometiera que jamás volvería a ocultarme más información, por muy estúpida que pareciera, mis mariposas en el estómago comenzaron a volar y se me olvido todo como un maldito quinceañero enamorado.

Y creo que eso a veces es la mayor de mis debilidades. Soy demasiado blando.

Siento un suspiro de parte de Evee, y me alcanzó a girar para verla acomodarse bajo las mantas en el sillón. Parpadea pesadamente, pese a que acaba de despertar. Temprano para ser que es sábado y ambos podríamos habernos quedado en la cama hasta medio día. Sin embargo el vientre de Evee comienza a ser enormemente grande, y suele quejarse mucho de la espalda y de lo incómoda que está para dormir. Así que como buen novio, intento hacerle la vida más fácil y la acompaño a lo que sea que ella dice que es mejor.

Estoy especializándome en medicina, pero cuando se trata de lados específicos de la maternidad, me siento como si fuera un ingeniero, totalmente desconectado.

—¿Qué crees que deberíamos almorzar?— inmediatamente Evee comienza a reír.

—¿No es un poco temprano?

—¿Para comer? Jamás— creo que Evee se está volviendo inmune a mis idioteces, porque no se ríe, tan solo alza una ceja.

—Lo preguntas como si fueras tu quien va a cocinar— se acomoda en el sillón para mirarme de frente. En respuesta le lanzo una sonrisa mostrándole los dientes.

—Dame un poco de crédito, al menos tengo la intensión de incentivarte a comer.

Ella niega con la cabeza. — ¿Qué vas a hacer si algún día yo no estoy?

—Estoy contando con que eso jamás pase.

—¿Y si no puedo cocinar?

—Voy a un maldito restaurant y te compro comida para llevar— meneo la cabeza de un lado a otro lentamente, gestionando más ideas. —Como última opción podría pedirle a Kylan que nos cocine. Tyee no va a negarnos comida.

—Eso suena terrible— dice arrugando el ceño. —No creo que quieran tenernos en medio.

Sonrió. —Apuesto que sí. Después de tanta soledad, siempre hemos estado mejor al lado del otro.

Al final Evee me sonríe y asiente. —Bueno, en ese caso siempre podemos cocinar juntos— y con solo decir eso, me hace doler el alma de alegría.

No creo que alguien pueda entender cuánto significamos el uno para el otro. Como el hecho de crecer juntos nos ha unido como a una familia de nombre y sangre; y saber que aún si Evee no lo comprende del todo, lo acepta, me hace entender que la elegí muy bien. Nos elegimos a la perfección.

—¿Que comeremos entonces?

—¿Qué tal un desayuno francés? — La fulminó con la mirada.

—Se te acaba de antojar ¿No?

—No— aprieta los labios. —Es mi idea totalmente.

—Ya... ¿Entonces dices que no tiene nada que ver con el comercial del desayuno ese?— Evee niega efusivamente con una sonrisa. —Venga, veré que me sale.

—Ni de broma— sentencia, sin siquiera dejar ponerme en pie. —No arriesgare mi desayuno.

Se pone de pie lentamente, maniobrando para descruzar las piernas y levantarse del sillón, me incita a hacerlo también, poniendo camino hasta la cocina. De paso enciende la otra tv para seguir mirando ese programa de tatuajes que eligen para alguien más sin que ellos lo sepan, y al final todos terminan discutiendo por ello. Comienzo a sacar los ingredientes de la despensa mientras Ev se queda pegada frente a la pantalla.

—Deberíamos tatuarnos algo también— siento que por un momento se me frena el mundo.

—No me gustan los tatuajes, Ev.

Ella se gira a mirarme y pestañea lentamente como si solo recién se diera cuenta de ello. —Es cierto— vuelve a pestañear. —Pero que digo, lo siento. Lo solté sin pensar.

—No te preocupes— le hago entrega de los huevos y la veo romperlos en una de las fuentes. —No tenias porque saberlo.

—Tan solo llegué y dije lo primero que pensé.

—¿En que pensabas?— se detiene y vuelve a mirarme.

—Que sería lindo tener algo que te represente sobre mi piel— se encoge de hombros y vuelve a lo suyo. —Ya sabes, suelo tatuarme todo lo que creo que me representa.

Me quedo pegado en esa oración. Ella lo suelta así fácilmente, todo lo que la representa. ¿Qué es lo que me representa a mi? Dije que no tener tatuajes me definía porque me diferenciaba de los demás, porque creí que me alejaba, de alguna forma, de lo que odiaba. Sin embargo, tras escucharla, se me tambalean un poco las ideas. No estoy seguro de si eso es realmente cierto, o es una idea que me auto implanté para sentirme mejor, porque al final, un tatuaje no iba a hacerme mejor ni peor persona.

Cuando estoy a punto de decir algo, me interrumpe el sonido de mi teléfono desde el living. Por unos segundos decido ignorarlo, aun intentando recuperar las ideas de lo que estaba pensando y a punto de decir.

Evee se voltea a mirarme dejando el sartén sobre la cocinilla. —Está sonando tu móvil.

—De seguro es alguno de los chicos para joderme— ella sonríe.

—No lo sabrás si no vas a verlo.

Qué respuesta más simple y obvia. Tomo camino hasta la sala de estar y busco el objeto entre los cojines del sillón. Se corta el tono justo cuando lo encuentro. En la pantalla aparece la llamada perdida.

—¿Quién era?— pregunta sin prestarme mayor atención. Tomo un plato y lo dejo junto a ella para que pueda depositar los panes que estén listos.

—Tyee— respondo aun mirando la pantalla.

Se me queda mirando. —¿Qué quería?

—No alcance a contestar— desbloqueo el móvil y busco su número. —Debe estar aburrida, Kylan está en unas pasantías de exámenes. No está acostumbrada a estar sola.— Evee suelta un corto y bajo Uumh.

—¿Cuándo te toca a ti?

—El próximo fin de semana— cuando estoy a punto de marcar su número, una llamada entrante de Tyee vuelve a irrumpir en la pantalla.

No dejo pasar muchos tonos antes de contestar.

—Hey, Honey. ¿Qué tal?

Kylan— gruñe. —¿Estas con Kylan?

Frunzo el ceño tras escuchar su voz. —No. ¿Por qué?

¡Joder!— se queja. —Tiene el puto móvil apagado.

—Tiene que estar en pasantias. ¿Qué sucede?

Los... ¡Ah!— grita.

—¿Honey?

Los bebés— termina. —Creo que ya vienen.

Mi corazón pega un salto y me quita todas las palabras de la boca, siento mi mente apagarse, pero en vez de negro, se va a un blanco total. —¿Qué?— logro murmurar. En respuesta sólo siento un grito de su parte. Veo a Evee voltear a mirarme preocupada.—¡Ty!

¿Sky?— su voz tiembla. —Creo que algo anda mal.

—¿Qué sucede? — me aferro más al teléfono, y me doy una vuelta algo nervioso. —¿Qué está pasando?

Estoy... sangrando— dice y se toma una pausa. En ese pequeño silencio de terror que se genera en el ambiente la escucho sorbetear. —¿Qué sucede, Sky?

No sé lo que sucede, pero tampoco quiero quedarme tras la línea intentando averiguarlo. —Voy para allá. — respondo. Pero no cortó la llamada. Le hago una seña a Evee para que apague la cocina. —¿Puedes manejar?

—¿Qué? ¿Qué sucede?

—Busca el auto, nos vemos fuera.

—Espera Skyle— me detiene. —¿Qué demonios pasa?

Suelto el aire retenido cuando enfoco mis ojos en los de ella. —Los mellizos van a nacer.

Lo que salta en mi podría describirse como un verdadero impulso de adrenalina; ya no tengo la mente en blanco, pero lo que pienso tampoco podría definirse a una completa claridad. Salgo corriendo rápidamente, sin detenerme ni siquiera para mirar atrás. Tampoco salgo completamente de mi casa, porque sé que las líneas rectas son siempre el camino más corto, y que rodearla no sería más que una pérdida de tiempo. Así que tomo impulso, y como si fuera un superhéroe o algo parecido, trepo el muro que divide las dos casas y salto al otro lado.

—Honey, ¿Me escuchas? ¿Sigues ahí?

No puedo... moverme. Duele mucho— se queja, y aunque lo que dice no son buenas noticas en lo absoluto, me quita un peso de encima darme cuenta de que al menos aún está consciente. Corto la llamada. Cuando llego a la entrada, los segundos que le toma a la puerta reconocer mi mano son casi exasperantes.

—¡Tyee! — grito desde la entrada.

—¡Arriba!

Sopeso mis opciones, tomar el ascensor que podría dejarme allí directamente, o correr escaleras arriba. Sin embargo, al final decido que no seré lo suficientemente paciente para esperar a que el aparato llegue, así que comienzo a correr como si mi vida dependiera de ello. No muy alejado de la realidad, porque realmente hay tres vidas que dependen de que pueda llegar a tiempo. Cuando me detengo por un segundo a retomar aire en la habitación de Tyee, soy vagamente consciente del olor dulce que circunda en el ambiente. La habitación es endemoniadamente grande, y tras dejar atrás el armario, dándole la vuelta, finalmente la encuentro. Venia preparándome mentalmente para lo que podía encontrarme; ella me lo digo, estaba sangrando. Sin embargo, cuando me encuentro de frente con la escena, me siento mucho más escandalizado. Y no es porque todo este lleno de sangre como si fuera una escena del crimen, es por la forma en la que se encuentra, y el hecho de que comienzo a darme cuenta realmente de lo que está a punto de ocurrir. Esta sentada en el suelo junto a su sillón, sosteniendo su vientre con una mano, mientras con la otra intenta mantener el equilibro.

Cuando levanta su rostro para mirarme, esta pálida, sudando y jadea con el esfuerzo que le trae soltar unas palabras.

—Joder— dice.

Para mí eso es como una bofetada en la cara que me saca de mi trance. Sonrío, le sonrío pese a lo tenso de la situación, y me acerco hasta ella para comenzar a moverla.

—Está bien, todo está bien— comienzo. Ella me fulmina con la mirada, casi puedo escucharla diciéndome «Nada esta malditamente bien, Skyle», y entonces solo comienzo a sentirme mucho mejor.

Paso su brazo izquierdo por alrededor de mis hombros y la acomodo entre mis brazos para alzarla. Esta vez sí que uso el ascensor, porque no sería cómodo ni rápido para nadie si intento recorrer el castillo Hooligans con Tyee quejándose del dolor.

Llego fuera de su casa, y enseguida me encuentro con el Range. Evee está fuera de él, esperándome con la puerta trasera abierta.

—¡Esta sangrando! —dice realmente asombrada.

Para cuando por fin logro sentarla en la parte trasera, me siento totalmente agotado. Evee se acomoda en el asiento de copiloto y yo corro para comenzar a conducir.

—¿Qué es lo que sientes? — le pregunta. Tyee en su estado ya no es capaz de seleccionar sus acciones o palabras. Levanta la cabeza y la fulmina con la mirada.

—Siento que me voy a morir— creo que esa palabras aterrorizan incluso a Evee. Ella abre los ojos y se voltea al frente en completo silencio.

Por primera vez siento que el camino a la cuidad se vuelve realmente eterno. Aplico todos mis conocimientos en carreras para volar sobre la carretera, pero apuesto que Kylan podría hacerlo mil veces mejor.

—¿Por qué demonios tenía que apagar su teléfono justo hoy? —gruñe Tyee, por el espejo retrovisor la veo intentar acomodarse. Su cara es una mezcla de dolor, enfado y terror.

—¿Dónde está Kylan? — pregunta Evee, solo entonces siendo consciente de ello.

—Estamos... en exámenes de pasantía.

—¿Qué significa eso?

—Nos llevan a clínicas y estamos en presencia de pacientes reales. Los doctores nos califican de acuerdo con la precisión de nuestros diagnósticos— gruño y adelanto a uno de los autos frente a mí. —Hay veces que nos llevan a recorrer otras áreas, y así. Sin embargo Kylan no es de los que apagaría su teléfono, y menos si ha dejado a Tyee sola en casa. Tiene que estar en algo realmente importante.

Tyee se vuelve a quejar, esta vez mucho más alto, y entonces realmente comienzo a preocuparme. Tyee no es de las que te dicen lo que sienten, si algo les duele, y mucho menos haría tal escandalo delante de nosotros si no fuera algo grave. Si ella esta retorciéndose y sus gritos comienzan a elevarse, entonces de seguro el dolor debe ser mucho más de lo que aparenta. Arquea la espalda en el asiento y contraer su cara en una mueca de color. Levanta sus manos y veo que tiene sangre fresca en ellas; y lo que más me asusta no es el hecho de que el muy probable que está sufriendo una hemorragia, es la forma en la que se queda mirando sus manos, temblando, respirando agitadamente. La estamos perdiendo mentalmente.

—Distráela— le susurro a Evee.

—¿Qué?

—Distráela— repito. —Que no se concentre en la sangre.

Estoy seguro de que Evee no entiende a lo que quiero llegar con lo que le digo, pero no pone mas preguntas. Se gira a mirarla, y creo que incluso más aterrorizada que Tyee, le habla.

—Skyle esta pensando seriamente en no permitir que ninguno sea el padrino del bebe— dice.

—¿Qué?

—Es que dice que ustedes son una pésima influencia, y que darles el chico como ahijado, será elevarle los humos y prácticamente, darle mas derechos sobre la inocente criatura.

—¿Yo también? — pregunta con un poco de esfuerzo.

—Sobre todo tu— Evee asiente hacia nadie en específico.

Es mentira, totalmente. Tyee tenia su lugar como madrina sin que ni siquiera hubiera un bebé. No hay muchas mas mujeres en la familia, de cualquier forma, pero tampoco sé si podría dejárselo a alguien más.

—Hijo de puta— gruñe.

—Te diría que con mi madre no, pero esa mujer sí que era una perra— Tyee me sonríe.

Los siguientes minutos de camino, Evee se dedica a atacar a Tyee con preguntas sin mucha lógica y bastante imprudentes. No recibe muchas respuestas, pero al menos aleja a Tyee de las ideas que pude casi ver formarse en su cabeza. Se concentra mas en gruñir y lanzar malas miradas, y evito así que pueda entrar en un posible ataque de pánico.

—Voy por ayuda— dice Evee cuando me paro frente a la entrada de la clínica.

Baja del auto primero que yo, y la veo caminar apresuradamente hasta el interior mientras yo abro la puerta trasera para sacar a Tyee del interior. La vuelvo a acomodar en mis brazos, y alcanzo a ingresar a la clínica cuando veo a un grupo de enfermeras correr hasta mi con una silla de ruedas.

—¿Qué le sucede? — pregunta.

—Tiene cólicos y sangrados. Posibles contracciones, pero aún no alcanza la semana treinta y siete— recito. La chica me queda mirando un poco aturdida.

Alza las cejas. —¿Algo más?

—Está esperando mellizos.

—Vale— responde y la mira retorcerse en la silla otra vez. —Exámenes físico ahora— grita a las personas detrás de ella. —Esta chica va a tener un parto prematuro.

Hace ademan de moverse para rodear la silla de ruedas, pero entonces Tyee suelta un grito.

—¡No! No voy a tener el parto sin Kylan— la doctora me mira a mí, yo la miro a ella, y ambos nos quedamos allí, ella confunsa y yo esperando a ver si se le ocurre alguna manera de zafarnos de esta. Ty ya empezó con el modo negación, y si ty lo hace, que Dios nos libre. Ni siquiera muriéndose deja de ser tan demandante.

—¿Quién es Kylan? — pregunta.

—El padre de los bebes.

—Pensaba que eras tu— hashtag, a Evee no le gusta esto.

Niego con la cabeza. —Mi hijo esta allá.

A la doctora le vale tres madres si yo tengo un hijo en la panza de Evee, de Tyee o de medio mundo, pero creo que lo que me llevo a soltarlo, solo es el nerviosismo. Veo a la mujer bajar un poco a la altura de Tyee y mirarla a los ojos.

—No tenemos mucho tiempo. Tenemos que ingresar, ellos podrían estar en riesgo.

Tyee se abstiene de negar con la cabeza, de hecho la ignora, se voltea a mirarme pidiéndome ayuda. —No sin él— dice. —No puedo hacer esto sola— la veo tragar saliva, una gota de sudor recorrer su frente y contrae una mueca de dolor. —Estoy aterrada.

Por un segundo me quedo pensando, y me doy cuenta de que yo también estoy aterrado. Ni siquiera es mi hijo, pero comienzo a sentir una angustia al pensar en que esta si fuera mi situación y encontrara a Evee sola. Veo a Tyee por primera vez mirarme tan asustada y soltar de su boca palabras que nunca creí que sería capaz de reconocer. Y creo que es eso, de todo, lo que mas me frena.

—Voy a estar contigo— suelto. —Tu no estarás sola. Juntos esperaremos a que él llegue, ¿Vale?

Tyee no acepta ni se niega, eso al menos es un paso, sin embargo, si esta cediendo a sus ideas tan fácilmente, eso vuelve a reafirmar mi hipótesis. Debe estar pasándolas realmente mal.

—Entrare con ella.

—¿Y tú quién eres? — pregunta la doctora, volviendo a prestarme atención, fulminándome con la mirada, tal y cual se le juzga a un extraño con aparentes malas intenciones. —Solo se considera la posibilidad de familiares allí dentro.

Ty esta considerando la idea porque le estoy dando opciones, pero creo que si alguien llega a negarle alguna de ellas, seria capaz de soportar aquí hasta que Kylan cruce esa puerta. Y ese tiempo en realidad no lo tenemos.

—Soy su hermano— respondo sin más. —Skyle Smith.

§

Desde un inicio todos sabíamos que el embarazo de Tyee sería complicado. Debido a la cantidad de abuso que recibió en el Burlest, por el aborto y los malos intentos médicos para dejarla infértil. Además de eso por su claro estado físico; siempre fue delgada, y aun cuando las semanas pasaban, ella jamás llego a tener un vientre tan grande como esperarías de una madre que va a dar a luz a dos bebes. Es por eso que no me sorprendo saber que va a tener a los bebes aun cuando no alcanza a cumplir las treinta y siete semanas. Intento marcar el número de Kylan una y otra vez mientras estoy cubriéndome de vestimenta médica para poder ingresar a la sala de parto con Tyee, sin embargo, la respuesta siempre es la misma. Esta apagado.

Escucho a Tyee soltar un ahogado grito de dolor cuando comienzo a cruzar la puerta. —¿Dónde está Skyle?— se queja.

—Cambiándose. Llegará pronto, se lo aseguro, pero debemos comenzar.

—¡No! Esta mierda... duele como el maldito infierno, pero no voy a empezar nada sin él— gruñe, y la escucho quejarse otra vez.

Honey— la llamo antes de llegar a verla. —Estoy aquí— cuando me acerco, la encuentro sentada en la camilla. Lleva encima una bata que le deja ver su vientre, miles de cables conectados a su cuerpo y una intravenosa. Su cara refleja puro dolor, pero parece que todos a su alrededor están más exaltados que ella.

—Gracias a Dios, llega— murmura una enfermera acercándose a mí. —Es la madre más difícil que he atendido.

Le sonrió un poco nervioso, pero no le contesto nada. Ella no tiene idea de que Tyee no está siendo realmente difícil, porque si ella no quisiera estar acá, ni ellos ni yo seriamos capaces de detenerla. Se está comportando, ha hecho un esfuerzo sobrehumano para mantener su trasero sobre esa camilla hasta que yo llegara.

—¿Qué hay de Kylan? — pregunta cuando me acerco. No soy capaz de decirle una vez más que sigue sin siquiera encender el móvil, así que simplemente niego con la cabeza.

—Yo estaré contigo, ¿Vale? No me moveré de aquí hasta que te hayan quitado a las dos bestias de dentro, ¿Esta bien? — sé que no es personal que su cara no represente conformidad ni felicidad de lo que estoy ofreciéndole, porque sé que a ella no le molestaría en lo absoluto tenerme aquí dentro, si es que también estuviera Kylan. Y ese es el punto, que no lo está.

Es casi aterrador decirlo, o incluso darte cuenta de ello. El nivel de dependencia que han generado el uno del otro. No tenían a nadie en el mundo y terminaron teniéndose el uno al otro. Cuando Kylan estaba en coma después de recibir el disparo y escuché a Ty decirme que después de él no había nada, realmente pensé que era su forma de decirme que no quería pasar por algo como lo de Ian otra vez. Ahora comienzo a preguntarme si no estaría diciéndole realmente en serio. Si ella realmente moriría si el lo hiciera. Son como dos bombas a punto de explotar en cualquier momento en contra del otro, y sabes que solo basta que una estalle, para volarlo todo a la mierda. Ty es de las personas mas cerradas, duras e impenetrables que existen, y todo eso lo ha expuesto ante Kylan, o el logro derribarlo todo.

Al final de lo que parece una eternidad, en respuesta asiente.

—¡Joder! — se queja cuando una nueva contracción la ataca. —El más jodido... va a ser él— murmura.

Una enfermera la ayuda a recostarse, y ella muy dócilmente se lo permite, sin perderme de vista ni un momento. —Jaden y Jhon fueron a buscarle a la clínica. Pronto estará acá.

La doctora encargada del parto le da una señal a los demás y todos toman algún lugar dentro de la sala. Alguien se le acerca para ponerle una mascarilla sobre la boca, y ella instintivamente se aleja.

—¿Qué es eso?

—Anestesia general— responde la chica un poco dudosa.

—Pensé que estaría... ¡Jo... der! — traga saliva mirando el techo y a duras penas vuelve a hablar. —Pensé que estaría despierta.

—La anestesia local es de muy alto riesgo— responde la doctora desde el final de la camilla. —No podemos correr ninguno.

Asiento hasta la doctora de manera inconsciente, y vuelvo a la mirada nerviosa de Tyee. Busco su mano al costado de la camilla y hago que suelte la sabana que con tanta fuerza está agarrando. —Aprieta— le digo. —todo lo que necesites. —Estaré justo aquí hasta que él llegue.

Tyee aprieta fuertemente y con la cara llena de dolor asiente. —No vayas a desmayarte— Envía la mirada hacia el techo antes de alcanzar a verme sonreír y negar.

—Comienza a contar hacia atrás desde cinco— la enfermera la coloca la mascarilla sobre su nariz y boca y pasa el elástico alrededor de la cabeza.

—¿No podemos saltarnos la cuenta?

—Cinco— comienzo.

Tyee suspira. —Cua...—otra contracción ataca.

—Tres. Ya pronto acabara— no vuelve a hablar, esta respirando agitadamente. —Dos— continuo. Sus ojos se cierran antes de que alcance a decir el uno.

Me muevo solo un poco para poder darle paso a todos los demás, pero tal como se lo prometo, no me muevo de allí ni suelto por un segundo su mano. La cirugía comienza cuando veo que le trazan un corte de izquierda a derecha, comienzan a cortar más profundo y secan la sangre que se escurre por la piel. La verdad entonces me alegro mucho de no haber elegido irme por el área de las cirugías, porque de solo ver la escena, sé que no podría hacer eso sobre el cuerpo de nadie más. No tengo el cuero suficiente; tal como lo he dicho, soy demasiado blandito.

Se acerca un hombre desde atrás, y es el quien mete las manos bajo la piel cuando la doctora levanta. Solo un par de movimientos más tarde el bebé está saliendo de dentro del vientre de Tyee como si fuera un saco de papas. Es El Niño. No puedo despegar la vista de allí ni siquiera para pestañear.

—¿Quieres cortar el cordón umbilical? — pregunta la doctora. Casi ni siquiera puedo hablar de la emoción que me inunda ser testigo de esto. A medias tartamudeo un sí.

Me hacen entrega de unas tijeras, y solo entonces, por unos momento le suelto la mano. Estoy temblando, todo en mi lo hace, me siento un poco aterrorizado. Me da miedo cortar, como si se tratara de una fuente de oxígeno que podría cortarle la vida de un momento a otro. Acerco las tijeras y finalmente lo hago. Vuelvo a respirar.

Lo observo unos minutos mientras le limpian la sangre; no está llorando porque la anestesia general duerme a los bebes también, y aunque lo sé, me invade un miedo terrible a que este muerto. Es tan pequeño, luce tan frágil; es totalmente evidente que es prematuro, apenas tiene treinta y cuatro semanas. Lo alejan de nosotros y lo meten enseguida dentro de una cuna que tiene más aspecto de incubadora. Algunas de las personas que hasta el momento se encontraban tras de nosotros observando comienzan a moverse. Conectan al bebe, lo revisan y se encargan de su estado.

Alguien llama desde la entrada, y al voltearme veo a una enfermera parada frente a la puerta.

—Es el padre— anuncia. Exactamente detrás de ella reconozco la silueta de Kylan cubierto de las mismas vestimentas medicas que yo, moviéndose en su lugar nerviosamente. Me doy media vuelta y me despido de mi lugar junto a Ty, aun conectada a todos esos cables, anestesiada y con un bebe dentro. Cruzo la puerta, y cuando me lo topo de frente, por su expresión facial, me doy cuenta de que también está asustado.

—Gracias— susurra mirándome a los ojos con sincero agradecimiento.

—Tyee va a matarte cuando despierte.

Él asiente, lo veo ajustarse la mascarilla tras la oreja izquierda. —Cuento con ello, la verdad.

Entonces la enfermera abre la puerta y le da paso al interior, donde uno de los ginecólogos a cargo parece estar a punto de sacar al segundo bebe. Me invita a mí también a dejar la sala, porque esta tan solo es una conexión con el exterior. Doy un último vistazo atrás para ver a Kylan sosteniendo la mano de Tyee, y abandono la habitación con un extraño salto de felicidad en el pecho.

-

Cosas mas tiernas de la maldita vida.

Siento que este capitulo es demaciado tierno y bonito para haber sido escrito por mi.

Como que no me pegan mucho estas cosas, ¿Que creen ustedes?

Ah, por cierto. Lo mas probable es que cambie el nombre del niño. Ella sigue siendo Laughtter, porque me encanta ese nombre, ¿Pero él?

ah, pos no se.

Adios bbcitas.

Solo dos capítulos mas y se acaba esto.

Roma.

Diciembre 20, 2019.

11 días mas y se acaba el año.

Que.verga.hice.con.mi.vida.

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