¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

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«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 38

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By BreakMinds

|Negra Sombra|

— ¡Saluuud! —exclamó Mitsuki a un lado de Inko, con sus mejillas levemente enrojecidas.

— ¡Salud! —exclamó el resto al unísono.

Todos estaban ya instalados en la mesa, listos para la cena.

Excepto Inko.

Inko frente a Toshinori no paraba de pensar en qué era lo que estaba sucediendo.

Sus manos solían verse medianamente dubitativas. Giró levemente sus esmeraldas confundidas hacia su amiga, Mitsuki, quien le sonrió con plena confianza y seguridad abundante.

Entonces le sonrió, pareciendo tranquilizarse.

No espero más y se sentó en la mesa de manera calmada.

Si de algo estaba segura, era que definitivamente no debía temer ante nada. Al fin y al cabo, estaba con Mitsuki.

Masaru le sonrió calidamente apenas observó como Inko se sentaba. —Bueno, una vez más, gracias por venir Toshinori, Inko-san. —agradeció sonriente. —Los veo algo nerviosos. —añadió, observando como Toshinori doblaba la servilleta de una manera extraña.

Toshinori rápidamente detuvo los dobleces y alzó su mirada azulina.

— ¡Claro que no! —exclamó sonriente, con una de sus manos tras la nuca.

Inko le sonrió dulcemente, como si le entendiera perfectamente en esos instantes. —No es eso, es solo que estoy algo sorprendida, hehe. —confesó, rascando su mejilla con su dedo índice suavemente.

—Sí... Ella es la madre de uno de mis alumnos, el joven Midoriya. —añadió el rubio bebiendo un poco de champagne.

A Inko le brillaron sus ojos esmeraldas. — ¿Cómo se ha comportado mi bebé? —preguntó contenta.

— ¡Excelente como siempre! —exclamó Toshinori enérgicamente. —Nunca me cansaré de decir que el joven Midoriya es un estudiante excepcional.

—Ahhh~ —soltó Inko emocionada.

Mitsuki y Masaru cruzaron miradas cómplices al instante.

— ¡Eso es de esperarse! —exclamó Mitsuki. — ¡Izuku-chan siempre ha sido muy bueno!

Masaru asintió mientras bebía champagne.

Entonces Toshinori frunció levemente el ceño, confundido.

Masaru tocó su hombro suavemente. — ¿Recuerdas el amigo de la infancia de Bakugou? Del que te hablé hace años. —habló clavando sus ojos en él.

Toshinori abrió sus zafiros de par en par.

Y como si Masaru le leyera la mente, asintió.

— ¿No te lo esperabas? —preguntó Mitsuki sonriente.

Toshinori se quedó con la boca abierta.

— ¡Pero qué coincidencias! —exclamó sorprendido.

Inko soltó una pequeña risita ante ello. —Sin duda cuando nosotros supimos que era su alumno, también nos sorprendimos bastante.

—Sí... —respondió Mitsuki. —Sobre todo con lo difícil que lo han tenido esos dos. —añadió clavando sus carmines en Toshinori. —Supongo que recuerdas lo sucedido, Masaru te lo contó hace un par de años.

Toshinori bajó su mirada. —Por supuesto que lo recuerdo... —respondió. —Me enteré justo antes de que ustedes se marcharan a Francia. —añadió con tristeza. —Aún recuerdo los llantos del pequeño Bakugou tras la línea, mientras Masaru me llamaba.

Mitsuki asintió con pesadez. —Con mayor razón necesito tu apoyo. —dijo con seriedad. —Necesitamos de tu apoyo. Somos dos madres desesperadas que lo único que quieren es ver a sus hijos felices y no dejaremos que nadie se interponga en el camino. —añadió.

Entonces Toshinori sonrió.

Ya entendía.

Masaru le miró levemente y le susurró. —Lo siento, espero y comprendas.

Toshinori se cruzó de brazos y alzó su mirada, clavándola en el techo, observando el color crema tranquilo que envolvía a sus zafiros con suavidad.

—Lo entiendo. —respondió gentilmente, clavando su mirada en ambas madres. —Lo entiendo y es por ello que cuentan conmigo.

Inko esbozó una enorme sonrisa y sus jades se tornaron brillosas.

— ¡Lo sabía! —exclamó emocionada. — ¡Sabía que mi niño admiraba con mucha razón a alguien como usted!

Y Toshinori le sonrió dulcemente. —El joven Midoriya y el joven Bakugou contarán con mi apoyo aún si es en secreto así que por favor, no se preocupen. —respondió. —Además, no quisiera que se haya malinterpretado lo que hablé con Masaru hace un día, yo lo hice simplemente porque me preocupaba la situación. Desconocía totalmente la profundidad y gravedad del asunto.

—Lo sé. —respondió Mitsuki. —Es por tu preocupación que decidimos contarte toda la verdad, tu has estado tan presente como nosotros y por lo tanto, confiamos plenamente en ti, Toshinori.

—Así es. —respondió Masaru. —Lamento no haberlo aclarado antes, pero las cosas hace ya un tiempo se salieron de las manos y simplemente solo hemos dejado pasar el tiempo. —añadió, observando a Inko. —Esperamos de corazón que las cosas se solucionen para ambos y por sobre todo, para Izuku. —respondió con sus ojos preocupados. —No quisiera imaginar que se sentirá despertar cada día con la sensación de que te falta algo.

—Tampoco con la idea de saber cada día que te olvidaron y que eres su profesor. —habló esta vez Inko con tristeza. —Mi niño es fuerte e intenta ignorar aquellas emociones y aquel vacío ejercitándose cada día y manteniendo su cabeza ocupada, con los años aprendió a manejarlo de mejor manera, pero Katsuki-kun...

—Katsuki podrá hacerle frente. —respondió Mitsuki. —Es un maldito salvaje que siempre la caga pero que al final del día sabrá cual es la mejor decisión que debe tomar.

Toshinori suspiró y observó la misma servilleta que había estado doblando hace un rato.

Entonces pensó que realmente ellos dos necesitaban de su intervención y ayuda.

.

.

.

Inko entró lentamente hacia su casa.

Con grandes bostezos se estiró con pereza y subió las escaleras lentamente.

Una enorme sonrisa invadía su rostro.

Nunca se imaginó que el propio profesor que Izuku admiraba tanto estaría a su favor e incluso quisiera ayudar. Eso sin duda le dejó muy sorprendida y con un sabor de boca muy dulce.

Su gentileza era algo de lo que sin duda le había cautivado.

Subió lentamente las escaleras y entonces, con sus cabellos despeinados observó la puerta de la habitación de Izuku.

Soltó un suspiro y avanzó lentamente.

Dio leves golpecitos. —Ya llegué, mi niño. —Le susurró suavemente a través de la puerta. —Espero y estés teniendo dulces sueños. —añadió con sus ojos llorosos y una amplia sonrisa. — ¿Sabes? Hay mucha gente que te adora y que quiere lo mejor para ti, aún si para ti resulte confuso y simplemente no logres entendernos.

Soltó una leve risita.

Al parecer estaba un poco subida de copas.

—Bueno, ya soy una especie de loro tanto y tanto que hablo mientras tu duermes, que descanses mi corazón. —añadió antes de irse hasta su habitación.

Pero Izuku no logro escuchar nada de lo que su madre le dijo.

Luego de aquella crisis y aquellas conclusiones que había obtenido, había caído inconsciente sobre su cama, a un lado del robot.

Estaba cansado, estaba agotado.

.

.

.

Miércoles, 06:30 A.M.

La alarma sonaba como si se tratase de una lluvia de bombas que caían sobre el suelo... y sobre su cabeza.

Con sus carmines aún cerrados y con su ceño que se torno fruncido debido al ruido aplastó el molesto despertador en menos de un segundo con molestia.

Su cabeza estallaba.

Tenía náuseas.

Y le dolía el estómago.

Sus carmines se abrieron de par en par y entonces se levantó de una manera veloz y brusca.

Las sábanas volaron lejos y lo único que se divisó en aquella habitación fue la cabellera rubia ceniza perderse de manera rápida y desesperada tras el umbral de la puerta del baño.

Cuando apenas y llegó completamente mareado hacia el excusado, se procuró de expulsar todo, incluyendo su maldita dignidad.

Ahí se encontraba en el suelo lanzando maldiciones mientras abrazaba al maldito excusado que le escuchaba y le contenía pacientemente.

Katsuki agradeció internamente que el baño estuviese dentro de su habitación y no lejos de ella o sin duda, ahora estaría todo el maldito piso manchado de la mierda de vómito.

Maldita sea.

Gruñia a sus adentros mientras continuaba con arcadas.

¿En qué maldito momento había bebido tanto?

Gruñó una vez más mientras se limpiaba la boca con temblores.

Se levantó tambaleante y con escasez de fuerzas avanzó para divisar la hora del pequeño reloj que colgaba de una de las paredes de su habitación.

07:05 A.M

—Mierda. —soltó al instante en que se sacaba la playera. — ¡Es malditamente tarde! —exclamó molesto lanzándose veloz a la ducha. — ¡Y apesto a puto alcohol! —gruñó mientras se refregaba con el jabón en su espalda.

En menos de diez minutos Katsuki Bakugou salió veloz de su apartamento con sus cabellos rubios cenizas totalmente empapados y con una carpeta que con dificultad la intentaba guardar en su mochila negra mientras que con la boca mordía las llaves del apartamento.

—Jodurr. —gruñó con su boca ocupada con las malditas llaves, que ahora le sabía a metal mientras cerraba la puerta con fuerza y corría hacia el ascensor.

.

.

.

07:59 A.M.

— ¡Buenos días! —exclamó Kaminari con energía bailando hacia el interior del aula. — ¡Hoy es un buen día para estudiar! —exclamó contento.

Jirou quien estaba cercana a la puerta del aula le miró con una ceja alzada. — ¿Quién eres y qué hiciste con Kaminari? —preguntó.

El rubio le miró sonriente. Entonces le golpeó en la nuca suavemente. — ¡A que no adivinas quien lanzó una nueva canción! —exclamó contento bailando de manera apasionada. Entonces continuó. — ¡Exactamente, como lo estás pensando! —agregó señalandole con el dedo índice.

Jirou rodó los ojos y se dirigió a su pupitre. —No estoy pensando en nada, idiota.

— ¡Es mi cantante favorito, es—

—Buenos días...

— ¡Buenos días, hermano! —exclamó dando un giro en su lugar para señalarle con el dedo. — ¡A que no adivin—

Kaminari se quedó de piedra e incluso sus propios auriculares cayeron al suelo.

— ¡Hermano, estas como la mierda! —exclamó infartante corriendo al pupitre de Izuku.

Izuku se sentó con pesadez y le miró con cansancio. —Uh... No se que responder a eso. —añadió con un bostezo.

Kaminari parpadeó y golpeó su pupitre con sorpresa con ambas palmas, acercándose a él. — ¡Digo, ¿es que acaso estás bien?! —exclamó pendiente de él.

Estaba muy ojeroso y pálido.

— ¡Como si hubieses visto un fantasma o estés a punto de morir! —exclamó Kaminari pensando en voz alta.

Izuku alzó sus esmeraldas y le miró con confusión.

—Quiero decir... —soltó Kaminari rascando su nuca y aclarando su garganta. — ¿Estás enfermo o algo?

Izuku le sonrió de manera cálida. —No es nada de qué preocuparse, Kaminari-kun, simplemente no he dormido muy bien. —añadió mientras acomodaba sus libros en su pupitre.

— ¿Estás seguro? —preguntó con su rostro preocupado. —Sabes que cualquier cosa puedes contar conmigo, ¿no? —añadió.

Izuku asintió sonriente. —Por supuesto que sí.

Kaminari le miró preocupado. —Bien, entonces...

Sus ambarinos se clavaron rápidamente hacia la derecha, en el pupitre de Eijirou que acababa de llegar.

Sonrió ampliamente y se dirigió hacia él con alegría.

— ¡Hermano! —exclamó pegándole una palmada en la espalda.

Eijirou alzó su vista con pesadez, dejándose notar enormes ojeras.

— ¡Ah, estas como la mierda tú también! —exclamó sorprendido.

Kirishima soltó un suspiro cansado. — ¿Qué esperas? —preguntó con molestia. —El imbécil de Kenjirou una vez más hizo uno de sus numeritos.

— ¿Ehhh? —soltó Kaminari sentándose a su lado. — ¿Cómo así? —preguntó.

—Izuku le encontró borracho como la mierda en un parque, luego de eso, lo llevamos a la cama y vomito todo el pasillo. —respondió molesto. — ¿Sabes qué es lo peor? Mamá me hizo limpiar el maldito vomito y no suficiente con eso, el imbécil comenzó a correr desnudo por toda la casa gritando que debía irse al concierto, que sus fans le esperaban.

—Vaya... —murmuró Kaminari sorprendido. —Eso sí que debió ser divertido.

Eijirou le miró molesto. — ¿Divertido? —preguntó. —Estuve despierto hasta las putas tres de la madrugada por culpa del imbécil de mi hermano.

—Ah, sí. —respondió Kaminari nervioso. — ¿Y como le hicieron para que se quedara tranquilo? —preguntó.

—Mi padre le lanzó un zapato y se durmió. —respondió junto a un bostezo. —Hoy seguro y lo harán mierda entre mi papá y mi mamá. —añadió.

—Ya me lo creo. —respondió Kaminari sorprendido.

—Buenos días, muchachos. Es hora de la Literatura. —habló Shinsou entrando de manera calmada, dejando su bolso en su escritorio para luego dirigir su mirada violácea a cada uno de sus alumnos.

Les sonrió con calma. — ¿Y bien, como están? —preguntó.

— ¡Bien! —exclamó Hagakure sonriente.

—No podría estar mejor. —añadió Aoyama de manera elegante.

Shinsou sonrió levemente. —Muy bien, deben estar con mucho ánimo pues hoy es día de comprensión lectora. —añadió abriendo su libro. —Hoy comprenderemos el género lírico y por ello, necesito que abran su libro en la página 148.

Todos obedecieron al instante.

Entonces avanzó lentamente esperando a que todos estuvieran en la página indicada.

Una vez se percató de aquello, tocó suavemente el hombro de Izuku.

Izuku le miró con sus jades ojerosas y somnolientas.

—Léeme. —ordenó Shinsou.

Izuku se levantó y trajo consigo el libro. —Negra sombra. —leyó con sus jades bajas. Tomó el aire suficiente y entonces comenzó, siendo escuchado por todos en el aula.

Cuando pienso que te fuiste,

negra sombra que me asombras,

al pie de mis cabezales,

vuelves haciéndome burla.

Cuando imagino que te has ido,

en el mismo sol te me muestras,

y eres la estrella que brilla,

y eres el viento que sopla.

Detuvo su lectura una vez sintió nuevamente la mano de Shinsou tocar su hombro. —Muy bien, puedes sentarte.

—Sí. —respondió Izuku sentándose con sus jades bajas.

—Quiero que lean y entiendan el mensaje del poema, por lo que necesito alta comprensión lectora. Al final de la clase le pediré a cada uno de ustedes que me diga qué es lo que nos quiere decir.

Todos los alumnos asintieron y comenzaron a leer de manera calmada el poema.

Izuku sintió que cada una de las palabras de aquel poema le atravesaba el pecho.

¿Por qué justamente debía leer un poema así?

¿O es que acaso estaba tan sensible que incluso lo más mínimo le afectaba?

Su rostro reflejaba frustración pura y simplemente no quería leer.

Porque todo le recordaba a él y ahora, con mayor razón.

"Al pie de mis cabezales, vuelves haciéndome burla."

Sus jades perdieron lentamente el brillo y su mano presionaba fuertemente el lápiz.

Katsuki-san... —pensaba frustrado. —No, Bakugou-san. —Se corrigió a sí mismo mientras dibujaba leves líneas en el libro con tristeza.

Aún recordaba sus carmines desesperadas mirarle.

Aún recordaba su llanto frustrado una vez había caído al suelo de su propio apartamento.

Aún recordaba sus palabras que fueron confusas en un inicio para que luego, al ser analizadas de una manera más profunda, entendiera la realidad que Katsuki intentaba hacerle ver.

Soy un estúpido. —pensó con su ceño fruncido. — ¿Cómo no pude darme cuenta antes? —Se preguntó.

Entonces negó suavemente con su cabeza y sus jades parecieron apagarse. —Supongo que confiar ciegamente te hace imbécil...

—Izuku.

Izuku alzó su mirada ojerosa, encontrándose totalmente solo junto a su profesor.

— ¿Shinsou-sensei? —preguntó parpadeando confundido, notando como era el último alumno que quedaba.

— ¿Qué te sucede? —preguntó el mayor con sus cabellos violetas caer por uno de sus lados del rostro. —Estas muy distraído y te ves mal. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

Izuku rápidamente desvió su mirada nervioso. Entonces tomó sus libros de manera torpe y nerviosa. — ¡N-no se preocupe Shinsou-sensei, e-estoy bien! —exclamó sonriendo nervioso mientras comenzaba a avanzar hacia la salida del aula.

Shinsou soltó un suspiro y clavó sus ojos serios en él. —No lo parece. —respondió, con sus manos en los bolsillos. —Tú vendrás conmigo. —añadió, observando su reloj de pulsera. —Aún quedan diez minutos antes de que comience la siguiente clase, es tiempo suficiente. —respondió avanzando hacia él.

Dio un paso a un lado de Izuku pasando por su lado rápidamente, entonces le miró por el rabillo del ojo. —Sígueme.

Izuku sintió que sus piernas temblaban, no estaba en condiciones de hablar nada.

Si bien estaba molesto, no diría nada que le generara problemas a Bakugou.

Debía calmarse, debía mantener la compostura aún si solo era la preocupación de Shinsou-sensei por uno de sus alumnos lo que le impulsaba a hablar a solas con él.

Debía calmarse, debía mantener la compostura.

—No olvides que Bakugou-san no debe salir perjudicado con esto. Mantén la calma y cierra la boca.

Sus jades bajaron y sus libros fueron presionados con nerviosismo en contra su pecho.

— ¿Y bien? —preguntó Shinsou. —Te estoy esperando, avanza. —ordenó.

—Sí... —soltó Izuku débilmente, comenzando a avanzar de manera lenta tras él.

__________________________________________________________

El poema Negra Sombra corresponde a Rosalia de Castro.

Estoy actualizando desde el pc, espero y este método funcione. Odio los guiones cortos y no logro acostumbrarme a ellos :c

Como sea, las cosas están confusas ahora mismo y pareciera que es todo un torbellino de emociones, pero bueno, como dicen por ahí, tiempo al tiempo (?

Espero estén super y deseo que la próxima semana y lo que resta de ésta sea perfecta y maravillosa para ustedes.

Un abrazo, nos leemos.

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