Seúl, Marzo 23/2015.
El tiempo había transcurrido rápido, la posición en la que estaban acomodados, era vestigio de un cansancio emocional que no tenían previsto.
Taehyung estaba tan acostumbrado a exteriorizar sus emociones con los demás que, en el último tiempo, recurrir sólo a Jimin y Yoongi para sus inquietudes, le resultaba un poco embarazador, sobre todo considerando que, Jeon siempre había sido él primero en la lista desde que estaba en el grupo.
Al menos ahora se sentía bien. Que él menor se quedara junto a él, en silencio, sin reclamos o palabras reconfortantes de por medio, se sentía perfecto. Jungkook tenía la capacidad de hacerlo sentir mejor, calmado, aunque el mundo se le viniese encima.
Era su presencia la que lograba mantenerlo estable.
Abrió sus ojos cuando un rayo de luz se coló por la ventana, causándole algo de incomodad para seguir durmiendo. Se desperezó en su lugar y contempló la figuraba que lo abrazaba.
Jungkook estaba ahí, como siempre. A su lado pese a todo. Era como una segunda capa de piel, jamás podría deshacerse de él. Y eso le gustaba, estaba enamorado, estúpidamente enamorado.
Suspiró con fuerza para alejar aquellos pensamientos amorosos que le asaltaban la mente. No podía, así no. Tenía que aprender a callar su corazón para que, fuese más sostenible su autoengaño.
Jungkook mantuvo sus ojos cerrados, escuchando los latidos acelerados del castaño. Tenía miedo, claro, era en estos momentos cuando su corazón causaba estragos, se agitaba con más fuerza y sus miedos se aceleraban eufóricos.
Sus sentidos agudizándose cuando notó como tragaba saliva él mayor.
Trataba de mentirse a sí mismo pero a medida que pasaban los días, más difícil se le hacía. Era extraño, violento, pero le gustaba en el fondo.
Relamió sus labios y abrió los ojos poco a poco, sonriendo cuando recibió los buenos días de su querido hyung. Llevó su vista hacia arriba y por primera vez, desde que habían comenzado aquel inusual "juego", se dejó llevar.
Besó con suavidad a Taehyung, como si temiera romperlo debido a su torpeza.
Sus labios haciendo contacto de forma pura, tras semanas de estar alejados por el bien de uno -del mayor-. No existía una pizca de carga sexual, porque no lo ameritaba. Eran ellos dos y un amor incondicional e inexplicable que, comenzaba a descifrarse.
Jungkook mentiría si dijese que no le alegraba que él castaño no se alejara o lo apartara. Hubiese sido mucho peor que eso pasara, era la primera vez que él lo hacía, la primera vez que él lo besaba. Taehyung siempre era quien iniciaba todo pero esta vez no, era él menor el dueño de ese momento. Uno que era especial para ambos.
Se separó manteniendo los ojos cerrados, aún deleitándose con las sensaciones que lo envolvía. Sintiéndose libre y con una carga menos, entendiendo que nada de lo que estaba pasando era un sueño.
—Real... —susurró bajito, de forma casi inaudible para el oído de Taehyung. —Muy real... —continuó en el mismo tono.
Asintió cuando abrió los ojos mientras estrellaba su mirada con la del castaño. Viéndose reflejado, a través de los brillos de aquella mirada enamorada del mayor.
Eran hermosos, felinos, únicos y suyos.
Lo entendía, Jungkook lo sabía, y aunque sonase mezquino de su parte, quería ese brillo sólo para él. Nadie más que él, era su derecho.
—Creo que me gustas... —soltó con gran timidez mientras Kim sonría nervioso, su ceño aún se mantenía fruncido frente a lo que sucedía. —No como hyung, ni como amigo, Taehyungie...
—¿Cómo chico?. —preguntó inquieto, sosteniendo su corazón en la mano, listo y dispuesto para que Jungkook lo tomara y no se lo devolviera jamás.
—Como chico. —confirmó, volviendo a besar al mayor, esta vez con más fuerza. Comprendiendo que al fin, había dejado una de sus máscaras atrás.
Otro pequeño paso, pero aún quedaban muchos más. Buenos y malos, eso daba igual.
Chile está de duelo. Fuerza y amor para mi país, la lucha es difícil pero saldremos vencedores...
Buenas noches, gracias por esperar mis actualizaciones, pese a no ser contaste, me estoy esforzando por serlo, quiero que lo sepan.