Andrómeda ~ Wos

By awsaurora

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Primera parte de "Caravana" "No puedo amar, ¿no puedo amar? ¿O solo no amo como aman los demás? ¿Cómo hay que... More

Reparto.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitrés.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiséis.
Veintisiete.
Veintiocho.
Veintinueve.
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres.
Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y ocho.
Treinta y nueve.
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis.
Cuarenta y siete.
Cuarenta y ocho.
Cuarenta y nueve.
Epílogo.
Segunda temporada.

Treinta y cuatro.

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By awsaurora

11 de diciembre de 2018, Barcelona, España


"No podes imaginar qué daría por abrazarte en este mismo instante".


Sonrío como una tonta cuando leo el mensaje de Valentín.


"¿Qué darías?"


Respondo.


"Todo".


Abro la puerta de casa y frunzo ligeramente el ceño cuando el perfume de Valentín acaricia mis fosas nasales. Niego ligeramente con la cabeza mientras cierro la puerta. ¿Cómo es posible echarlo tanto de menos cuando solo han pasado dos días desde la última vez que lo vi? Ahora ya hasta me imagino su perfume. 


—Hola. —saludo desde la puerta, colgando el abrigo en el perchero y tecleando una respuesta rápida.


"Yo también".


—Hola. —saludan mis padres desde el salón.


Conforme me voy adentrando, el aroma de su perfume se hace cada vez más intenso y cuando siento que me estoy volviendo loca, veo a Valentín de pie frente al sofá donde están sentados mis padres. Me mira y me sonríe, haciendo que mi corazón de un vuelco. Veo cómo guarda su móvil en el bolsillo de su pantalón y puedo notar que sostiene una maleta. Lo único que se me ocurre decir es:


—Es una maleta muy grande. —murmuro, todavía en estado de shock.


Valentín se ríe un poco y niega con la cabeza de forma divertida.


—¿Es todo lo que tenés para decirme? —bromea— Pensé que darías todo por abrazarme en este mismo instante.

—Una maleta muy grande significa mucha ropa y mucha ropa significa que te quedas muchos días. —agrego.

—Es una buena conclusión, Andro. ¿Llegaste a ella tú sola? —se burla de mí— ¿No venís a abrazarme?


En el momento que sonríe otra vez hacia mí, salgo de mi embobamiento. Sonrío ampliamente y me tiro, literalmente, a sus brazos. Oigo su risa sobre mi oído cuando me estrecha entre sus brazos con fuerza y yo cierro los ojos, apretando los párpados.


—¿Es real o estoy soñando? —murmuro sobre su oído.

—¿Vos qué crees? —dije en voz baja también, acariciando mi espalda.

—Siempre sueño contigo, así que no me parece tan disparatado pensar que no eres real. —me separo un poco y lo miro.

—Soy real. —asegura, tomando mi rostro entre sus manos y sonriendo— O eso creo. —bromea.


Sonrío ampliamente y lo beso, olvidándome por completo durante un momento que mis padres están delante.


—Estás aquí. —digo de manera tonta, todavía sin poder creérmelo.

—Sí. —se ríe— Acá estoy.

—¿Te quedas en casa?

—Así es, a no ser que tengas problema con eso. —dice de manera divertida— Hablé con tus papás y están de acuerdo.

—¡Por supuesto! —exclamo— Ven, vamos a acomodar tus cosas en mi habitación. —lo cojo de la mano y casi lo arrastro a mi cuarto, ignorando a mis padres por completo.


Valentín y yo entramos a mi habitación. Sube la maleta sobre la cama y la abre para sacar la ropa mientras yo le hago un poco de espacio en el armario para sus cosas.


—¿Durante cuánto tiempo te quedas? —pregunto mientras él empieza a guardar las cosas.

—Hasta la final de FMS.

—¿En serio? —exclamo emocionada, con mis ojos brillantes— ¡Eso son más de dos semanas! —estoy dando, literalmente, saltitos de emoción y él se ríe.

—Lo sé. —asiente— Pensé que podíamos marcharnos juntos el 27 temprano. —propone en voz baja.

—No me perdería por nada del mundo la final. —sonrío, abrazándolo y acariciando su nariz con la mía. En cuanto digo eso, sonríe con alivio— Espera, ¿el 27?

—Sí, ¿qué pasó?

—¿Significa eso que vas a pasar Navidad conmigo? —sonrío un poco y él se encoge de hombros.

—Sé que es un día especial para tu familia y a mí no me importa en absoluto, podemos pasarla acá con ellos.


Mi sonrisa se ensancha con ternura. Valentín es la persona más tierna, considerada y altruista que he conocido alguna vez en mi vida.


—Eres el mejor. —lo abrazo otra vez.

—A cambio, pensé que podríamos pasar Año Nuevo con mi hermano y mi viejo en Argentina.


Asiento efusivamente, llenando su cara de besos. La verdad es que no me importan las Navidades, para mí es una fecha común como cualquier otra y sé que para él también lo son. Lo que sí me importa y me hace muy feliz es saber que vamos a estar juntos durante todas las vacaciones de invierno.


—Quiero celebrar que estás aquí y que no vamos a tener que volver a separarnos en bastante tiempo. —digo con emoción.

—Tus viejos están en el salón, Andro. ¿Cómo querés festejar? —levanta las cejas y pongo los ojos en blanco, dándole un suave golpe en el hombro.

—No celebrarlo como tú te imaginas.

—Qué pena. —hace un puchero adorable con el labio— Yo quería festejar de ese modo. —dice con voz de bebé, haciendo que me resulte imposible resistirme a besar su puchero, así que lo hago.

—Yo había pensado en salir a cenar juntos. —propongo mientras acaricio su nuca.

—Dale. —asiente.

—Pero después podemos celebrarlo a tu manera también. —susurro algo tímida.


Valentín me mira y sonríe, acariciando mi mejilla.


—Me encanta que todavía te pones tímida por todo. —se ríe un poco mientras besa mis labios de manera tierna y suave— ¿Algún día vas a dejar de tener vergüenza?

—Para ya. —me escondo en su pecho y oigo cómo su risa sale de sus pulmones, haciendo vibrar su pecho y erizando mi piel.

—¿Qué cosa? —se ríe— Solo estoy diciendo que amo cuando te pones toda rojita de tímida.

—Valentín. —lo miro y hago un puchero yo esta vez.

—También amo cuando hacés puchero. —lame ligeramente mi labio, haciéndome estremecer— Y amo cuando me besas despacio cuando estamos solos porque querés coger pero tenés vergüenza de decirlo. —siento mis mejillas arder y cuando quiero girar la cara porque no soy capaz de aguantarle la mirada, pone su mano sobre mi mejilla y me obliga a mirarlo— Y también amo cómo coges, porque lo haces muy rico. —ver que sus labios están entreabiertos y sus pupilas dilatadas cuando pasa su pulgar por mis labios húmedos hace que sienta que voy a enloquecer. Mi respiración se ha agitado de un momento para el otro— Y amo cuando me acaricias la piel, eso me pone loco. —se muerde el labio mientras pone su mano en mi nuca y me acerca a él— Y amo sentir tu piel en la mía, amo sentirte arriba de mí, abajo de mí, desnuda... —susurra— No existe sensación tan perfecta como cuando hacemos el amor.


Para cuando termina, mis piernas tiemblan como gelatina y tengo los ojos cerrados. Valentín me sostiene por la nuca con una mano y por la cintura con el otro brazo. Creo que si no lo hiciera estaría en el suelo ahora mismo.


—Te amo. —susurra, haciéndome suspirar— Toda tú. —besa mi mandíbula.

—Lo estás haciendo a propósito. —digo en voz baja, incapaz de abrir los ojos siquiera— Te encanta ponerme incómoda, molestarme.

—Soy tu novio, amor. —dice sobre mi oído— Mi deber es molestarte. —bromea suavemente, dejando un pequeño mordisco en el lóbulo de mi oreja.


Suelto un nuevo suspiro, lo que sea por no gemir en voz baja.


—Mis padres están fuera. —digo en voz baja.

—¿Y qué con eso? —se ríe ligeramente y lo miro a los ojos.

—Pues que tú... —no sé cómo continuar la frase, así que decido intentarlo de otra manera— Que ahora yo... —tampoco da resultado.

—¿Tenés pensado terminar una oración en el día de hoy, Andro? —se burla un poco de mí.

—Que ahora me he puesto tonta por tu culpa. —resoplo escondiéndome de nuevo, esta vez en el hueco de su cuello. Oigo su suave risa, como música para mis oídos.

—Entiendo. —besa mi cabeza— Lo lamento, amor. —se disculpa, aunque todavía percibo un rastro de humor en su voz— Te voy a compensar en la noche. —esa última frase está llena de promesas.


Coloca su mano sobre mi mejilla y hace que lo mire. Sus ojos están un poco más oscuros de lo común y me mira como si quisiera devorarme, robándome el aliento.


—¡Andrómeda! —dice mi madre desde el comedor.


Trago saliva para aclararme la voz antes de hablar.


—¿Sí? —respondo sin poder apartar la vista de los ojos de Valentín.

—Tu padre y yo salimos a pasear. —me avisa— ¿Queréis venir? —me pregunta.


Todavía mirando a Valentín, niego un poco con la cabeza. Él me dedica una pequeña pero magnífica sonrisa y niega un poco también, dándome la razón.


—No. —respondo— Valentín está cansado del vuelo, nos vamos a quedar aquí. —explico.

—¿Solos? —oigo a mi padre decir entre dientes— ¿Van a quedarse aquí solos? —casi gruñe y yo me muero de la vergüenza. Me apoyo en el hombro de Valentín para esconderme y lo oigo reírse.

—Venga. —resopla mi madre— Ya son mayorcitos.


Los oigo discutir un poco más en voz baja sobre si deberían o no dejarnos solos en casa a Valentín y a mí, pero finalmente se despiden de nosotros y se van.

Me quedo mirando a mi novio a los ojos en silencio y él hace lo mismo.


—Tengo que ducharme. —susurro— ¿Nos duchamos juntos? —propongo tímidamente y una sonrisa se va dibujando poco a poco en su cara.

—Dale. —asiente.


Me lamo los labios ligeramente y asiento un poco.

Salgo de mi habitación y lo oigo suspirar profundamente. Luego camina detrás de mí y entramos juntos al baño. Estoy de espaldas a él cuando oigo la puerta cerrarse detrás de nosotros. Me muerdo ligeramente el labio, llenándome de valor para lo que quiero hacer a continuación. Tomo aire y cierro los ojos mientras me quito el jersey. Oigo a Valentín contener la respiración detrás de mí, así que continúo con la camiseta interior, dejándolo caer todo al suelo. Hago una pausa y me lamo los labios mientras me desabrocho el pantalón y lo bajo poco a poco por mis caderas. Cuando está en el suelo también, salgo de él y me quito los calcetines. Miro a través del espejo que tenemos delante para ver mi reflejo y el suyo. Lo veo lamerse los labios y mirar mi reflejo semidesnudo. Suspira y pasa sus dedos por la curva de mi espalda. Cierro los ojos débilmente y los abro cuando su roce desaparece. Veo cómo empieza a desnudarse también bajo mi atenta mirada. Cuando solo está en ropa interior igual que yo, coge mi muñeca suavemente y me da la vuelta hacia él. Coloca mi mano sobre su pecho y él pone una de las suyas en mi espalda baja, acercándome un poco a él.

Suspiro un poco y acaricio su piel.


—Sos tan linda. —acaricia mi pelo, poniendo un mechón detrás de mi oreja. Siento cómo mis mejillas se ponen calientes y coloradas. Niego un poco con la cabeza, pero él asiente mientras acaricia mis caderas— Quisiera que pudieras verte con mis ojos. —dice en voz baja.

—Ojalá pudieras tú verte con mis ojos. —digo, haciendo énfasis en las palabras "tu" y "mis"— Si pudieras verte con mis ojos, sabrías lo especial que eres y nunca más dudarías de lo muchísimo que te amo.


Sonríe un poco. Después coloca su mano libre en mi mejilla y la acaricia con el pulgar. Se acerca un poco y roza mi nariz con la suya.


—Te amo. —susurra.

—Te amo. —asiento un poco y después beso ligeramente sus labios.


Su mano sobre mi cadera se cierra, apretándome más contra él. Mientras que la otra se dirige a mi nuca para juntar más nuestras bocas. El beso, que había empezado siendo tierno y suave, se convierte en uno intenso y apasionado. Me besa fuerte y con hambre, dejándome sin respiración, pero eso me da igual. Subo una pierna sobre su cintura y él me agarra del muslo para mantenerla ahí. Mi entrepierna roza con la suya, que está dura y me provoca un jadeo.


—¿Te duchas con música? —pregunto en voz baja y él se ríe de manera un poco ronca.

—Mh, sí. —asiente.

—Vale. —asiento también y me separo un poco para poner música en el móvil.


Veo cómo se ríe y se pasa la mano por la cara. Me muerdo ligeramente el labio cuando se quita el bóxer y se queda totalmente desnudo. Bajo la mirada rápidamente hacia la pantalla del móvil cuando me pilla mirándolo y pongo una playlist de "Éxitos en Argentina" en Spotify.

Escucho cómo el agua empieza a correr en el mismo momento que la música empieza a sonar y Valentín se mete en la ducha, así que tomo aire, me quito la ropa interior y me meto yo también. Lo abrazo por la espalda mientras él se mete debajo del agua, dejando que esta corra por su cuerpo. Acaricio su abdomen y dejo un beso sobre su espalda, oyéndolo suspirar en consecuencia.

Se gira dentro de mi abrazo y, tomando mi rostro entre sus manos, me besa.


—¿Sabes cuánto te amo? —dice dulcemente, acariciando mi mejilla.

—Casi tanto como yo a ti. —respondo de la misma manera y él sonríe, pero niega.

—¿Te puedo lavar el cabello? —pregunta de repente, acariciándome el pelo y yo me río.

—Claro. —cambiamos de sitio y me pongo debajo de la trayectoria del agua.


El agua empapa mi pelo y mi cara, bajando por mi cuerpo. Noto sus dedos en mi pelo, acariciándolo y masajeando suavemente mi cuero cabelludo. Cuando tengo el pelo totalmente mojado, noto que el agua se corta. Me froto los ojos para quitarme el exceso de agua y poder mirarlo. Valentín aplica champú sobre mi cabeza y empieza a masajearla, creando espuma. Sonrío con ternura viendo lo concentrado que está.


—Eres adorable. —sonrío, dejando un toque en su nariz.

—Cerra los ojos si no querés que te entre shampoo.


Me río y cierro los ojos.


—Dilo otra vez.

—¿Qué cosa?

—Champú. —me río— Es adorable la manera en que lo dices.

—Sos una boluda. —se ríe también.

—De verdad, me encanta tu acento, es muy sexy. —busco a tientas su cara con las manos y aplasto sus mejillas. Lo oigo reír y su risa me llena el alma.

—¿Me tenés desnudo adelante y me decís que mi acento es sexy? —dice con dificultad debido a que le estoy aplastando las mejillas.

—¡Es que tu voz y tu acento son muy sexys! —me quejo y se ríe otra vez.


De repente la canción que estaba sonando termina y empieza una nueva que ambos reconocemos desde el segundo cero. Abro los ojos y veo cómo Valen frunce el ceño y traga saliva.


—¿Querés que la cambie? —susurra un poco incómodo y yo niego con la cabeza.

—Da igual. —respondo de la misma manera.

—No quiero que estés incómoda.

—En serio, no importa. —insisto, encogiéndome de hombros.


"¿Qué no soy el mismo? Obvio que cambio. Si suena otra música es distinto lo que bailo."

Nos quedamos callados, mirándonos directamente a los ojos. La tensión es palpable en el ambiente, así que decido intervenir para que no sea tan violento.


—¿Alguna vez escuchas tu propia música?

—¿La volviste a escuchar alguna vez más? —decimos los dos al mismo tiempo.


Nos miramos y nos reímos por lo absurdo de la situación. Valentín se encoge de hombros.


—De normal no me escucho a mí mismo, es un poco extraño. —responde.


Asiento un poco por su respuesta. Él suspira y vuelve a encender el agua. Me hace un gesto para que me ponga un poco hacia atrás y pueda aclararme el pelo. Asiento y cierro los ojos, poniendo mi cabeza directamente debajo del agua. Sus dedos hacen magia sobre mi pelo, transmitiéndome calma y tranquilidad mientras "Andrómeda" sigue sonando.


—No la había vuelto a escuchar después de la primera vez. —susurro.


El chorro de agua vuelve a desaparecer justo a tiempo para oírlo suspirar. Antes siquiera de poder abrir los ojos, siento sus brazos rodeándome. Me pega a su cuerpo y me hace apoyar la cabeza sobre su pecho. Lo abrazo también y acaricio su espalda.


—Ojalá pudiera hacer algo para sanar el dolor que esa canción causó en vos. —dice sobre mi frente y después deja un beso ahí.

—Escríbeme otra canción. —bromeo para quitarle un poco de peso a la situación.

—Lo haré. —asegura, asintiendo y abrazándome más fuerte.

—Era broma. —miro hacia arriba para encontrarme con sus ojos— Estoy bien. —asiento— Eso ya pasó.


"Perdón, mi amor, si esto te dolió. Quise morir de amor, pero no me salió."

Suspiro y en cuanto Wos canta a través del móvil y dice ese frase, Valentín frente a mí me besa.



N/A: Sé que hoy no tocaba capítulo, pero me ha apetecido subir uno por el cumple de Valen. Además, este capítulo es extremadamente tierno. Si le dais amor a este capítulo, mañana igual subo otro.

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