¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

1.8M 216K 266K

«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 35

17.4K 2.7K 3.6K
By BreakMinds


¦Ron¦

.
.
.
.

Habían pasado unas horas luego del partido y ambos estaban con sus rostros enrojecidos por el alcohol. 

Estaban tan borrachos que ya casi veían doble. 

—Este ron está jodidamente bueno. —soltó Bakugou estirado en el sofá, bebiendo el sexto vaso de licor. 

— ¡Por los Búfalos, maldita sea! —exclamó Kenjirou. 

—Por los jodidos Búfalos, que hicieron mierda a las malditas Panteras. —soltó Bakugou, bebiendo el contenido del vaso rápidamente al igual que Kenjirou. 

—Ahhh… —soltó el pelirrojo. —Hombre, estoy muy borracho. 

—Y yo. —murmuró Bakugou con su rostro enrojecido. —No siento las malditas piernas. —soltó divertido. 

—Yo los brazos, ahora como mierdas me iré a casa a dormir. —soltó Kenjirou con una enorme risa, acabando por suspirar alegremente. 

Luego, hubieron unos segundos de silencio. 

Y entonces, un cigarrillo se encendió. 

—Hermano, ¿qué demonios te sucede? —preguntó Kenjirou de manera repentina, centrado en su cigarrillo. 

La verdad era que la visita de Kenjirou era por un propósito, y no precisamente el de ver un partido.

— ¿Hah? —soltó Bakugou, comiendo un trozo de pizza a duras penas. 

Kenjirou soltó un suspiro. 
—No soy imbécil, Bakugou. —respondió. —Te conozco, últimamente has estado raro. 

Bakugou alzó una ceja. — ¿Raro porqué? 

Kenjirou le observó con seriedad. —Ya dime la verdad, somos amigos. 

Bakugou azotó su nuca contra el respaldo del sofá, cansado. 
— ¿Por qué demonios debería hablar ese maldito tema contigo? 

Kenjirou le sonrió de manera preocupada. —Porque lo necesitas. —soltó. —Escucha, a mi me da igual si no me cuentas una mierda pero… M️irate.

Bakugou le miró confundido, entonces intentó mirarse desde la pantalla de su teléfono. — ¿Que tengo? 

—Estas ojeroso y ya ni comes como antes. Solo bebes y bebes. —murmuró, recordando el refrigerador vacío de alimentos y solo con cervezas. —Además estás distanciandote, ya ni respondes mis mensajes y llamadas, parecería que ahora mismo solo quieres estar solo. 

Bakugou soltó un suspiro. — ¿Y qué si quiero estar jodidamente solo? Esa mierda a ti no te incumbe. 

—Tú no eras así, Bakugou. —gruñó Kenjirou, molesto. —Y si no confías en alguien para que te pueda ayudar, seguirás sucumbido en la mierda. 

— ¡NADIE ME PUEDE AYUDAR, ¿ESTA BIEN?! —exclamó Bakugou con su ceño fruncido, perdiendo la paciencia. 

— ¿¡POR QUÉ DEMONIOS TE CIERRAS TANTO!? —exclamó Kenjirou de vuelta, lanzándose en contra él con furia. 

— ¿¡POR QUÉ TE TIENEN QUE IMPORTAR LAS MIERDAS QUE A MI ME PASAN!? —exclamó Bakugou de vuelta, tomándolo del cuello de la camisa con furia. 

— ¡¡PORQUE SOY TU MALDITO AMIGO, IMBÉCIL!! —exclamó Kenjirou, azotandolo contra el suelo para caer sobre él. — ¿¡CREES QUE CON ESA ACTITUD DE MIERDA, CERRANDOTE ANTE TUS PROPIOS SENTIMIENTOS Y PROBLEMAS, FINGIENDO SER FUERTE, PODRÍAS CONSEGUIR ALGO!? —exclamó, con sus ojos furiosos y preocupados. — ¡PUES TE TENGO MALAS NOTICIAS, BAKUGOU, SOLO ESTÁS CONSIGUIENDO HUNDIRTE COMO UN MALDITO COBARDE, PORQUE TEMES CONTAR TUS PROBLEMAS POR MIEDO A QUE TE HAGAN MÁS DAÑO DEL QUE YA SIENTES!

Bakugou lentamente soltó sus manos, dejándolas caer hacia los lados como peso muerto. 

Y entonces, sus escarlatas se humedecieron. 

—Estoy cansado. —murmuró, con su mirada apagada, permitiendo que su flequillo rubio cubriera su mirada. 

Kenjirou se quedó sobre él, escuchándolo. 

No sabía si Bakugou estaba hablando porque estaba ebrio, o porque realmente lo necesitaba.

Quizá ambas opciones eran válidas en esos instantes. 

— ¡Estoy cansado de que no me recuerde! —exclamó, con su voz quebrada. — ¡Cansado de arrepentirme de ese maldito día, de hacer esfuerzos para acercarme de manera inútil, pues al final del día acabo siendo su maldito profesor y no su mejor amigo de la infancia! —exclamó, sollozante.

—Cuando él me olvido, él se llevó una parte importante de mí. —murmuró con su respiración entrecortada. —Una parte de mí dejó de existir y no importa cuánto me esfuerce, ¡él no me recuerda! —añadió, desesperado. —Ser su profesor es una maldita tortura, estoy cansado… —murmuró. —Pero al mismo tiempo, no soy capaz de dejarlo ir, yo lo necesito a mi lado aún si él no logra recordarme nunca. —agregó. —Soy un maldito imbécil. 

Kenjirou parpadeó. —Es… Izuku, ¿no?

Bakugou le miró con sus escarlatas enrojecidas. —Me impresiona que un imbécil como tú logre entender de lo que hablo sin siquiera saber mi pasado. 

Kenjirou le sonrió. —Desde que pude notar como observabas a ese chico, note que algo sucedía ahí. 

Bakugou sonrió de manera tranquila, de un segundo a otro sintió como un enorme peso se había desvanecido, permitiéndole descansar todo lo que no había podido hace ya bastante tiempo. 

Y lanzó un suspiro lleno de calma. 

—Sabes… —murmuró Kenjirou, con su cigarrillo en la boca, dirigiéndose a la terraza junto a Bakugou. —Algo que siempre me pareció importante en las personas es su perseverancia. —murmuró, observando las estrellas. —Algo me dice que aunque tú no lo creas así, has generado un cambio en ese chico. —dijo, observando a Katsuki que fumaba a su lado. 

— ¿Por qué? —preguntó el rubio ceniza sin detener su vista de la luna. 

—Demonios, le salvaste la vida. —respondió Kenjirou. —Eres su puto héroe. Si a mí me salvaran la vida de esa manera, hombre, no podría dormir tranquilo, es más, no habría día en que no pensara en esa persona. 

— ¿Tú… crees eso? 

—No lo creo, lo afirmo. —soltó Kenjirou. —Pero necesito que me cuentes la historia completa, para poder ayudarte con esto. 

Bakugou soltó un suspiro. —Supongo que voy a confiar en ti. —gruñó. 

.. 

Kenjirou quedó perplejo una vez escuchó todo. 

Ahora entendía con mayor claridad todo el martirio que pasaba su amigo cada día. 

—Eres jodidamente valiente, yo en tu lugar hubiera huido. —murmuró Kenjirou. —No es cierto, al igual que tú, estaría dando la pelea. —respondió sonriente. —Pero…

— ¿Pero? —murmuró Bakugou. 

—Bakugou, tendrás que decirle la verdad. —dijo Kenjirou de manera seria. —O estarás arriesgando mucho si se llega a enterar de otra persona o por si mismo. 

— ¡Ya te dije que no puedo, maldita sea, es por su bien! —gruñó frustrado, rascándose la nuca con furia. 

—Está bien, esa verdad es entendible. —murmuró Kenjirou. —Pero al menos dile que eres el chico que le visitaba cada seis meses, de seguro y él aún recuerda eso. 

Bakugou soltó un suspiro. —Eso es algo difícil. —murmuró. 

—Tomate tu tiempo si quieres, pero hermano, por ningún motivo provoques que él desconfíe de ti. —dijo Kenjirou, tocándole el hombro con firmeza. —Y gracias por confiar en mi. —dijo, sonriéndole cálidamente. —Tienes mi apoyo y te ayudaré aunque no quieras una mierda. 

Bakugou le sonrió. —Cierra la boca y acabemos esa maldita botella que queda. —Le respondió, avanzando hacia el interior de su departamento. 



10:30 P.M. 

—Debeeería darnoss vergüenza, borrachos hasta la misma mieeerrda tan temprano. —balbuceo Kenjirou, estirado en el sofá, observando el reloj de la pared con dificultad. 

—Y mañaaana al maldito trabajo… —gruñó Bakugou apenas, estirado en la alfombra de su sala. 

—Mierrda, sí. Será mejor que me vaya. —respondió Kenjirou, levantándose a duras penas. —Contesta los malditosss mensajess, hijo de perra.

Fue lo último que se escuchó del pelirrojo una vez abandonó el departamento de Katsuki. 

Katsuki cerró sus escarlatas y se quedó en silencio. 

Era verdad, estaba borracho hasta la mismísima mierda, pero estaba bien.

Estaba malditamente bien, ahora se sentía más tranquilo que nunca. Había valido la pena desahogarse el día de hoy. 

Se quedó así por largos momentos, disfrutando de la maldita alfombra y de la borrachera. 

Y el timbre sonó otra vez. 

—Mal-dita ssea… —murmuró apenas, intentando levantarse. —Ahora quien mierrrda es. —balbuceo. 

Seguro y al idiota de Kenjirou se le quedó algo, pensaba. 

Lentamente avanzó, tambaleante. Sintiendo como de su respiración salía el alcohol que se encontraba navegando de manera plena en su cuerpo. 

Movió un poco más sus piernas, y la mano cayó en la manilla con dificultad. 

Y entonces… la puerta se abrió lentamente. 

Sus escarlatas parpadearon, con dificultad y a la vez sorprendidas. 
 
Su mano derecha masajeo con firmeza uno de sus ojos, para confirmar lo que estaba viendo frente a él. 

¿De… ku?

Murmuró de manera baja y con dificultad. 

Ahí estaban esos ojos esmeraldas nuevamente, devorandole de una manera intensa e inocente. 

Su estómago comenzó a ser invadido por las malditas mariposas y sus manos se calentaron al instante. 

Trago saliva perplejo, mas no movió un solo músculo. 

— ¡Katsuki-san! —exclamó Izuku nervioso. —Lamento llegar a su apartamento sin avisarle y a estas alturas de la noche. —respondió, moviendo uno de sus pies con lentitud, como signo de nerviosismo. 

Katsuki le miró de manera incesante, mas no dijo nada. 

Esta mierda es un sueño, estoy tan malditamente borracho que estoy viendo cosas imposibles.
Pensaba.

Izuku observó con sus ojos tímidos hacia el interior del apartamento, y al notar que no había respuesta alguna de parte de Bakugou, entonces continuó. 
—U-uhmm, ¿puedo… pasar? —preguntó, con una bolsa entre sus manos. 

Katsuki asintió en silencio con lentitud, con sus escarlatas perplejas abriendo la puerta al máximo, observando como la silueta de Izuku se adentraba a su apartamento con nerviosismo. 

Cerro la puerta con suavidad y sacudió su rostro. 

Ahora observaba todo doble, maldición. 

—Entonces… —murmuró con su voz ronca, intentando modular de la manera correcta para sonar bien y no malditamente ebrio. — ¿Sucedió algo? 

Eso

A Deku le habían hecho algo y entonces él estaba acá, pidiendo ayuda. 

Sus escarlatas se abrieron desesperadas, y avanzó hacia él. — ¿¡Estás bien!? —exclamó preocupado, tomándole de los hombros. — ¿¡Alguna mierdecilla te hizo algo!? —exclamó con sus escarlatas desesperadas.

Pero sus esmeraldas solo parpadeaban frente a él, confundidas. 

Su ceño no demoró en fruncirse de manera extrema y sus dientes comenzaron a crujir de una manera preocupante. 
— ¡TOMURA! —exclamó, soltandolo para salir enceguecido de la ira. 

— ¡No! —exclamó Izuku, tomándole de la mano para evitar que saliera. 

Bakugou detuvo su caminata de manera abrupta y giró sus escarlatas hacia él. — ¿Entonces? —murmuró confundido, con una ceja alzada. 

—A-ah… —balbuceó Izuku, soltando una risa. —La verdad yo he venido a darle las gracias. —murmuró, rascando su mejilla con su dedo índice de manera suave. 

— ¿Hah? 

—Sí… —murmuró Izuku. —Por la invitación del fin de semana. —dijo sonriente. — ¡La pase muy bien! —exclamó emocionado. —Y-yo realmente estoy muy agradecido con usted. —agregó. — ¡Ah, l-le he traído la especialidad del chef, sensei, el plato que tanto le gusta! —exclamó, sacando la comida rápidamente y extendiendola hacia él. —Le he pedido que le hiciera porción doble para usted, espero y le guste. 

Si… Esto es un maldito sueño. 

Bakugou sintió como aquel agradable olor invadía sus fosas nasales y entonces… Se lamió los labios. 

Pero no por la comida. 

El tenerlo a él en su apartamento ahora mismo, era una razón suficiente para ello. 

Disfrutaría el maldito sueño.

—Gracias. —murmuró con su voz ronca, recibiendo la comida para dejarla sobre la mesa. —La verdad… hay un maldito chiquero en la sala, pero si no te molesta, puedes sentarte. —dijo, señalándole con el dedo. 

— ¡Oh, por supuesto que no me molesta! —exclamó Izuku, dirigiéndose a la sala. —Entonces, con su permiso. —dijo, sentándose lentamente. 

Rápidamente observó todas las botellas de licor vacías. 

Izuku inmediatamente pensó que quizá no había sido muy buena idea venir hoy. 

— ¿Jugo de manzana? —preguntó Bakugou, desde el refrigerador. 

— ¡Ah, sí, por favor! —exclamó Izuku nervioso.

Sentía su corazón palpitar a toda velocidad. 

Al fin y al cabo, sí se había atrevido a venir hasta aquí. 

No sabía que le había sucedido, pero había llegado a las afueras del apartamento de su profesor. 

Y ahí estaba él, descalzo, con sus cabellos rubios despeinados, usando un buzo gris y una playera negra que decía Búfalos en su espalda. 

—Ten. —murmuró Bakugou, extendiendole el vaso. 

—Gracias, sensei. —respondió Izuku, recibiendolo con cuidado. 

—De nada, mocoso. —respondió Bakugou, lanzándose al sofá a su lado, pasando rápidamente su brazo por detrás de su cuello niveo. 

Aparentemente, la confianza en Bakugou había subido niveles abismantes.

Izuku pegó un sobresalto ante esto, y entonces le miró con nerviosismo. 

— ¿Tu madre sabe que saliste? —preguntó. 

Izuku sentía como el aliento del rubio ceniza chocaba con suavidad contra su cuello, haciéndole estremecer de inmediato, sonrojándose al extremo.

Y su brazo estaba firme por sobre su cuello, impidiéndole moverse. 

—S-si… —murmuró nervioso, sin saber que hacer. 

Solo optó por mirar de manera fija el vaso entre sus piernas. 

El alcohol lentamente inundaba sus fosas nasales y volvía a repetirse en su mente que quizá, no fue buena idea atreverse a venir hoy. 

—Buen chico. —respondió Bakugou, con sus escarlatas centradas en él. —No quisiera que tu madre estuviese preocupada ahora mismo. 

Izuku suspiro, intentando controlar la situación. 
—Ella sabe que he salido, sensei. —respondió sonriente, intentando disimular su nerviosismo.

Katsuki azotó su nuca contra el sofá y soltó un suspiro. —Sensei… —agregó con amargura. 

— ¿Hm? —murmuró Izuku, volteando sus esmeraldas hacia su profesor, quien estaba ahora a pocos y escasos centímetros cercanos a él. 

¿En qué momento había enderezado su rostro y se había acercado tanto? 

Se preguntó el pecoso, sudando frío. 

El choque de miradas era demasiado intenso, no podría fingir que nada sucedía ahora mismo con aquellas escarlatas posesivas sobre él. 

Izuku intentó alejarse, mas no pudo con el brazo de Katsuki por sobre su cuello, que instantáneamente hizo presión para evitar que el pecoso huyera. 

— ¿L-le sucede algo? —preguntó nervioso, observando aquellas escarlatas profundas tan cercanas a él. 

Izuku sentía el cómo se hundía en un mar caliente y pasional. Sus ojos escarlatas en esos instantes solo desprendían deseo y posesión. 

—Deku… —murmuró el rubio, pasando su mano por su mejilla pecosa, acariciandola con cuidado e intensidad. — ¿Cuando sera el maldito día en que recuerdes quien soy? 

Izuku parpadeó confundido. — ¿Eh? —balbuceo. — ¿Deku? —continuó, frunciendo el ceño, notando cómo Bakugou se acercaba a él de manera peligrosa, pegando su nariz a su cuello. 

—Ahh… hueles tan bien como siempre. 

Izuku rápidamente se levantó, soltándose del agarre de Bakugou extremadamente nervioso, confundido y notablemente sonrojado. 

— ¿Sensei, qué es lo que le sucede? —preguntó nervioso y asustado. —Usted no es así, y está diciendo cosas que me confunden. —dijo, aproximándose a la puerta. 

—Un momento. —gruñó Bakugou, levantándose del sofá. — ¿A dónde demonios crees que vas? —dijo tambaleante, acercándose hacia él. —Este es mi maldito sueño, tú no te irás de aquí, a menos de que yo lo diga. —gruñó de manera posesiva.

Izuku avanzó rápidamente hacia la puerta, asustado. Pero fue frenado por la mano de Bakugou, quien lo apego hacia su cuerpo, cogiendolo del mentón con rapidez. 

La respiración de Izuku se volvió irregular y sus ojos esmeraldas estaban perplejos.

Sudaba frío y sentía que estaba siendo cazado por una bestia en esos instantes, siendo incapaz de mover un sólo músculo. 

—Si… Puede que me suceda algo. —confesó, observando las esmeraldas nerviosas frente a él. —Puede que sea porque estoy malditamente ebrio y para mí buena suerte, tú has venido hasta mí. —soltó con su voz ronca, devorandole con sus escarlatas sedientas. —Cometiste un grave error en venir aquí, Deku. —añadió Bakugou. —Un grave error, sabiendo lo mucho que me cuesta mantener el maldito control a tu lado, idiota. 

La mano sobre su rostro fue suficiente para que Izuku quedase hipnotizado frente a esas escarlatas que se encontraban brillantes, con la luz lunar que se filtraba por su ventanal, cercanas a él. 


— ¿Sen… sei? —soltó Izuku, observando como este se acercaba, arrinconandolo cada vez más. 

—No soy sensei, soy Kacchan, maldita sea. —gruñó Bakugou, acercándose cada vez más hacia los labios entreabiertos del peliverde. —Recuérdame, por un demonio. 

Soltó, al mismo tiempo en que sus labios se posaron sobre los del pecoso con suavidad, deseo, necesidad. 

Su respiración chocó contra la de Izuku, envolviendolos a ambos en un mar de sensaciones difícil de explicar y comprender. 

Los labios de Bakugou danzaban sobre los de Izuku con intensidad, invadiendo el interior de su boca sin previo aviso, recorriendo cada parte de esta con sed. 

Su lengua se envolvió con la de Izuku, entregándole caricias suaves y lentas. 

—Deku… —gruñó el rubio, aún con la mano en el mentón del pecoso, mientras la otra rápidamente iba hacia su cintura y lo apegaba con firmeza hacia su cuerpo. 

—Nhg. —soltó Izuku ante aquel agarre. 

—Oi, Deku, dime... ¿Quién soy? —murmuró , aún pegado a sus labios, embriagándose de sus fluidos. —Recuérdame, maldita sea. —gruñó, mordiendo su labio inferior con suavidad, recorriendo su mano izquierda a lo largo de su cintura, siendo totalmente apegado a su cuerpo, sintiendo cada centímetro de su cuerpo caliente, posesivo y salvaje. 

E Izuku, con sus ojos abiertos a más no poder y su corazón a mil por hora, no supo cómo reaccionar ante aquella confesión. 

________________________________________

¡ESTOY MUY NERVIOSA!

Espero haber cumplido sus expectativas, no saben cuantas veces borre y edite el capitulo, incluso me sentí un poco frustrada :'u

Es que yo se que hace mucho tiempo esperaban esto, por lo que sentía algo de presión (presión que yo misma cree xD)

Espero de corazón que les haya agradado este ¡Al fin, primer beso!

¡Y muchas gracias por el enorme apoyo que me entregan!

Estoy muy contenta y emocionada por esto, estaré leyéndolos gustosa.

¡Un besote!

PD: Créditos absolutos a la autora de esa bella imagen, está perfecta!

Continue Reading

You'll Also Like

65.8K 5.6K 18
"No, claro que no, es obvio que no me gusta Bradley, el es mi enemigo y... Maldito idiota, sal de mi mente, haces que mi corazón se acelere." Max es...
151K 4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
497K 50.9K 127
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
454K 30.5K 73
Boku No Hero Academia Viendo el Futuro: Los estudiantes de la U.A estaban a punto de tener una clase, como todos los días, pero fueron citados no sol...