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Me alejé lo más rápido de esa recepción, llame a un taxi y me dirigí a mi apartamento.
De nuevo veía la ciudad de París llena de luces, un verdadero bello momento, pensé, que sería perfecto, tomé un par de fotografías y me deslice por la puerta del balcón hasta llegar lentamente al piso, recobre mi compostura, me dirigí a mi habitación, busque por todas partes y la encontré, mi guitarra.
–Que tiempos ¿No?, amiga.
Deslice mis dedos por las cuerdas, estaba desafinada, la afine y empece a tocar el ritmo. El que hacia que mi corazón se detuviera, sin darme cuenta ya estaba cantando.
–Baby, baby ¿Me estas escuchando? ¿Donde has estado toda mi vida? acabo de empezar a vivir oh, baby.
¿Me estas escuchando?
Cuando dices que me amas. No, te quiero más y cuando dices que me necesitas. No, te necesito más. Chico, yo te adoro.
¿Cariño puedes oírme? cuando estoy llorando por ti. Tengo miedo, mucho miedo.
Cuando estas cerca de mi, Me siento como si estuviera de pie con un ejército.
Terminé llorando, sabía que eso no sería para siempre, pero ¿Porque me ha costado tanto?. Tape mis ojos con mis manos.
Guarde mi guitarra en su estuche, cambie mi ropa y decidí dormirme, era lo mejor tal vez mi mente descansaría y podría estar más tranquila.
Al fin pude dormir un poco, sin ningún sueño, totalmente obscuro del todo.
Me levanté al sentir los rayos del sol por mi ventana, me dirigí a hacerme el desayuno y prepararme para irme a trabajar. Cheque mi panorama antes de salir, la gente se veía demasiado ocupada dirigiéndose a sus trabajos.
–Buenos días.
–Buenos días pequeña.
Dijo Niall imitando el acento español.
–jajaja, Sigues mejorando ¿No?.
–Pues eso intento.
Me dirigí a mi lugar de trabajo y vi entrar a Harry con un aspecto muy serio.
–¿Que pasa?.
Dije alarmada.
–Alice no debe saber que estoy aquí, pero necesitamos hablar de el.
–¿De quien?.
–Zayn, sabes que me refiero a el.
–¿Que pasa con el? espera, ¿Lo conoces?.
–¿Como que que pasa? claro, es un gran amigo mío.
–Está bien, habla.
–Se lo que paso entre ustedes, el me lo contó, el..
–De seguro debe estar odiandome.
Lo interrumpí.
–No lo creo, el te ama,____ te ha buscado como un loco todo este tiempo.
–Si claro.
–Es verdad, estaba tan sorprendido como tu cuando te miro en esa cafetería.
–Oye, ¿Hablamos después si? Ahora estoy muy ocupada.
–Entiendo sólo quise ayudar, no digas que no lo intente.
–Te agradezco pero no hace falta.
Sonreí.
–Si hace falta.
Sonrió y se alejó.