¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

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«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 08

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By BreakMinds

¦¡Sensei, juguemos!¦

— ¿Ehhh? —soltaron sus alumnos al unísono. 

Bakugou, quien ya estaba instalado cómodamente en su escritorio, alzó una ceja. — ¿Qué? 

— ¡Sensei! —La mano de Iida Tenya alzada se hizo presente. 

—Habla, cuatro ojos. 

— ¡Me parece justo que usted colabore con nosotros y realicemos una actividad juntos! ¡Es lo que se suele hacer con el profesor encargado en esta actividad! —exclamó. 

— ¿Hah? —soltó neutral, sin mover un músculo de su silla. 

Estaba jodidamente cómodo. 

— ¡Sí, sí! Hagamos algo divertido con Bakugou-sensei. —Añadió Hagakure, la chica de cabello castaño claro y ojos miel con alegría. 

—Me parece razonable, de todas formas… Es nuestra clase de bienvenida. —agregó Yaoyorozu. 

— ¡Sí, sí! —exclamaba la mayoría, disgustados ante la idea de su profesor. 

Bakugou azotó la palma de su mano contra su rostro y observo el techo por un par de segundos. 

Luego, soltó un suspiro tan largo y agotador que fue escuchado incluso por Koda, quien se encontraba sentado al final del aula. 

—Ustedes ganan, mocosos… —murmuró con desgano. —Bien, ¿qué es lo que quieren hacer? —preguntó, observando a cada uno de sus alumnos que le observaban pensativos. 

— ¡Ya sé, las escondidas! —exclamó Hagakure emocionada. 

—No, mejor juguemos a la botellita mágica. —agregó Ashido feliz. 

— ¡Ese juego es muy de nenas, yo digo que tengamos un desafío pokemon! —exclamó Kaminari. 

— ¡A la lucha, eso es muy varonil! —exclamó Kirishima con Sato sonrientes. 

—Yo digo que mejor… Juguemos juegos de acertijos, cosas que nos hagan pensar. —murmuró Izuku tímidamente, casi sin ser escuchado por nadie. 

—A mi me da igual a qué jugar… —agregó Todoroki. 

— ¡Que sea un desfile de moda! —exclamó Aoyama. — ¡Glamooour! 

A Bakugou le dio un tic en el ojo izquierdo apenas escucho eso. 

— ¡Yo también quiero las escondidas, sí! —exclamó Uraraka emocionada. 

— ¡Sensei, ¿y si mejor nos hace reforzamiento?! —exclamó Iida con su mano alzada. 

— ¿¡AHHHH!? —exclamó la mayoría del salón. 

—Yo digo que juguemos a la Ouija… 

Un enorme silencio incómodo inundó salón. Bakugou, quien tenía la cabeza apoyada contra la silla, levantó su cabeza con una ceja alzada. 

— ¿Quién demonios quiere jugar a la Ouija? —preguntó sorprendido. 

Soltó un suspiro apenas noto a Tokoyami sonrojado. 

—Yo no dije nada. —respondió, aclarando su garganta, avergonzado. 

Bakugou soltó otro suspiro, y entonces se levantó. 

—Bien, más vale que se decidan ahora mismo a qué mierda quieren jugar o no haré nada. —dijo esta vez paseandose con sus manos en los bolsillos. 

—Mmm… —murmuró Ashido. —Es imposible que nos decidamos así. 

— ¡Ya se, ya se! —exclamó Kirishima emocionado, levantando la mano. 

—A ver, ¿qué? —preguntó Bakugou, observándolo. 

— ¿Y si es sensei quien decida que quiera jugar con nosotros? Sea cual sea el juego que elija, ¡será muy divertido! —exclamó contento. 

— ¡Sí, sí! —exclamaron algunos al instante. 

Entonces, Bakugou sonrió. 

— ¿Están seguros? —preguntó, cruzándose de brazos. —El juego que yo escoja quizá no sea muy divertido para ustedes, mocosos. —añadió sonriente. 

— ¡Sí, seguros! 

Bakugou hizo su sonrisa aún más notoria. —Muy bien… —dijo ansioso. —Entonces, jugaremos a las malditas quemadas. —soltó, amenazante. 



Ya estaban listos en el patio de la academia. 

Todos con su uniforme deportivo. 

Bakugou también se había cambiado, trayendo consigo un pantalón de buzo negro y una playera sin mangas ajustada a su torso. 

—Sensei tiene un tatuaje. —susurró Hagakure a Ashido con un codazo. 

— ¡Ah, tienes razón! —exclamó esta. 

— ¡Es un lobo! —añadió Uraraka. 

— ¡Que tanto murmuran ustedes! —exclamó Bakugou desde la lejanía. — ¡Muevan sus malditos traseros hasta aquí con el resto de sus compañeros! —continuó con sus brazos cruzados. 

El trío de chicas se miraron nerviosas entre ellas y corrieron veloces. 

Todos los del aula habían formado un enorme círculo en el que Bakugou se encontraba en el centro. 

—Muy bien mocosos, ¿ustedes querían jugar? —formuló con sus escarlatas brillosas. —Entonces juguemos, maldita sea. —acabó de decir sonriente. —Mi estilo de quemadas es diferente a la que ustedes conocen, primeramente, yo no sigo ninguna regla. —aclaro, paseándose alrededor del centro del círculo observando a cada uno de sus alumnos. —Ustedes tendrán que adaptarse a mí. Y si no lo hacen… —dijo, quedándose quieto por un par de segundos. 

¡ENTONCES MUERAN! —exclamó, lanzando la pelota con furia a Kirishima rápidamente. 

— ¡Ah, sensei! —exclamó con la pelota entre sus manos. 

— ¡Muy bien pinchudo, tienes diez segundos para escoger tu maldito equipo ahora mismo! ¡El que quede fuera tendrá que cumplir una penitencia y tú también, más vale te apresures! —exclamó corriendo por todo el gimnasio. — ¡YA! 

— ¡A-Ah! —exclamó Kirishima nervioso, comenzó a sudar frío. — ¡Kaminari, Koda, Yaoyorozu, Sato, Midoriya, Mineta, Sero, Todoroki, Ashido, Hagakure, Jiro, Oj—

Un enorme silbido le interrumpió. 

— ¡TIEMPO! —exclamó Bakugou, observando como la mitad de sus alumnos corrían hacia Kirishima. Observó el resto que le miraba temerosos. — ¡Muy bien, ustedes estarán conmigo mocosos, jueguen bien o teman con el castigo que les vendrá después, ganaremos esta mierda! —exclamó observando como algunos asentían. 

—Y tú. —habló, señalando a uno de sus alumnos. 

Su alumno miró hacia todos lados y se señaló a sí mismo. 

—Si tú, chico emo, chico ouija o la mierda que sea, amarrate el pelo ahora o serás el primero que resulte quemado. —ordenó Bakugou, observando cómo rápidamente Tokoyami se hacía una cola. 

Su cabello negro brillante le cubría algunas zonas del rostro y como era medianamente largo, era imposible hacer deporte con éste suelto. 

Tokoyami tenía su cabello hasta su cuello, era una melena bastante rebelde y lisa.
Ahora, con su cabello recogido hacia notar aún más sus ojos carmines junto a su tez blanca. 

—Bien, es hora de dividirnos. —señaló Bakugou formando una fila a lo largo de la cancha. —Este juego no es para nada difícil, el que no lo entendió antes, entonces lo entenderá aquí a la fuerza. —formuló caminando lentamente por la cancha. —Es simple, lanzas la pelota, si alguien no logra cogerla y le golpeas, entonces lo mataste. Si mueres, entonces te vas hacia esa esquina. —continuó, señalando en esa esquina. —En esa maldita esquina al final del juego tendrán que cumplir ciertos castigos que yo mismo les otorgare, más vale que se tomen esta mierda enserio ahora mismo. 

Todos asentían muy nerviosos. 

— ¡MUY BIEN, LANZA A LA MALDITA AHORA MISMO! —exclamó posicionándose en medio de todo su grupo. 

Kirishima analizó a quien lanzarla pero fue interrumpido por otro de sus silbatos. 

— ¡SI SE DEMORAN MÁS DE TRES SEGUNDOS EN LANZAR LA PELOTA, ENTONCES TENDRÁN DOBLE CASTIGO! —exclamó, observando cómo rápidamente la pelota fue lanzada hacia su bando. 

Katsuki sonrió triunfal y corrió a una de las esquinas, en la que la pelota iba directamente a la cabeza de Aoyama. 

— ¡MÁS ATENTO, BRILLITOS! —exclamó, golpeándolo en la nuca. — ¡Nada consigues con agacharte y gritar, idiota! 

— ¡Este juego no es para nada glamouroso! —exclamó infartante. 

— ¡Y si pierdes esta mierda, el castigo será aún menos glamouroso! —exclamó preparando la pelota para lanzarla. 

Se posicionó en la forma perfecta para lanzar la pelota. 

— ¡Pe-prepárense chicos, aquí viene yakuza-sensei! —exclamó Kirishima preocupado, observando como todos comenzaban a moverse rápidamente atentos al golpe. 

Bakugou piso con furia el piso y exclamó:
— ¡MUERAN! —La pelota salió con una velocidad abismante, aplastando a Mineta en segundos. 

— ¡AHH, MI CABEZA! —exclamó éste. 

— ¡Mineta-kun! —exclamó Izuku al instante avanzando hacia su compañero. 

— ¡NO HAY TIEMPO PARA REACCIONAR, LANCENLA! —exclamó Bakugou, observando como Mineta salía gateando del lugar del juego. — ¡Y tú, a la esquina! —recordó, observando como su alumno se dirigía hacia allá. 

La pelota fue lanzada de manera rápida por Sato, pasando por el lado de Bakugou y golpeando la pierna de Aoyama.

— ¡MALDITA SEA, BRILLOS DE MIERDA! —exclamó Bakugou frustrado. — ¡TE DIJE QUE ESTUVIERAS MÁS ATENTO! —regañó. 

— ¡Ay! —chilló este mientras se sobaba la pierna. 

—Ve a la esquina, idiota. —dijo a mala gana. —Muy bien, una vez más. —habló sonriente mientras preparaba su brazo derecho. — ¡MUERAN! —exclamó lanzando el balón con furia. 

— ¡Auch! 

El balón había golpeado directo en el brazo de Koda. 

— ¡Muerto, a la esquina! —exclamó, observando a Kaminari, quien tomaba el balón y lo lanzaba una vez más.

.
.

Mineta, Koda, Sero, Jirou, Ashido, Hagakure, Yaoyorozu.
Muertos del equipo de Kirishima. 

Aoyama, Uraraka, Asui.
Muertos del equipo de Bakugou. 

Sato, Kirishima, Midoriya, Todoroki, Kaminari.
Sobrevivientes equipo Kirishima. 

Iida, Tokoyami, Ojiro, Shoji.
Sobrevivientes equipo Bakugou. 

.
.

—A pesar de que éramos menos que ustedes, miren cuántos se han ido. —sonreía Bakugou triunfal. —Ustedes están muertos. —habló al instante en que la pelota le daba directo a la cabeza de Kaminari. 

— ¡Hermano! —exclamó Kirishima. 

— ¡Ay, lo siento! —exclamó Kaminari, sobándose la cabeza. —Venía demasiado rápido, no la vi venir. —respondió al instante en que se dirigía a la esquina en la que la mayoría de sus compañeros se encontraba. 

Kirishima suspiro. —Sensei nos ganará… —murmuró preocupado. 

—Kirishima-kun. —formuló Izuku. —Démoslo todo. 

Sus esmeraldas se veían decididas y triunfales. 

Le entregaron la suficiente seguridad que Kirishima había perdido al notar a Kaminari perder.

Asintió con decisión sin dudarlo. 



— ¿¡QUÉ TE CREES QUE ERES, UN MALDITO CONEJO!? —exclamaba Bakugou frustrado, observando como su alumno peliverde saltaba y alcanzaba todos sus lanzamientos.

Izuku simplemente los recibía con destreza y le devolvía la pelota a Kirishima o a Todoroki, quienes lanzaban la pelota con fuerza hacia sus oponentes. 

Bastaron unos segundos en los que Tokoyami cayó. 

Habían pasado ya cuarenta minutos, sus alumnos estaban cansados. 

Iida Tenya, Ojiro y Shoji daban la pelea con la gran resistencia que tenían. 

Pero eso no era suficiente, no para Bakugou Katsuki. 

Rápidamente comenzó a correr con la pelota por toda su área. 

Izuku sudo frío al instante en que notó aquello.

— ¡Chicos, atentos! —exclamó, con sus esmeraldas abiertas, estudiando cada movimiento, notando como su profesor comenzaba a ponerse serio. — ¡ÉL HARÁ UN LANZAMIENTO CON UNA TRAYECTORIA PELIGROSA, DEBEMOS FRENAR LA PELOTA SEA COMO SEA! 

¿¡HAH!? —Soltó Bakugou ante esto. — ¿¡Acaso crees que analizándome podrás hacer algo!? —exclamó con una gota de sudor cayendo por la sien. — ¡USTEDES ESTÁN MUERTOS! —exclamó, dejando que la pelota hiciera su trabajo con la trayectoria e impulso que él le había entregado, rebotando esta de una manera veloz en la pierna derecha de Kirishima, el brazo izquierdo de Todoroki y finalmente, en el estómago de Izuku, lo que provocó que a éste se le fuera el aire por un par de segundos. 

¡MUERTOS! —exclamó Bakugou triunfal, extendiendo sus brazos. — ¡Vengan aquí malditos mocosos, denme esos cinco! —añadió sintiendo como Iida, Ojiro y Shoji le obedecían, haciendo choque de palmas felices. 

¿Y quien no? Se habían librado del castigo. 



— ¿CÓMO VAN CON ESAS LAGARTIJAS, MOCOSOS? —Exclamaba Bakugou, observando como todos sus alumnos perdedores tiritaban intentando sostenerse. —Ustedes cometieron un grave error en dejarme a mi escoger a qué jugar. —dijo entre carcajadas, observando como algunos estaban al borde del desmayo. 

Habían acabado en las duchas, para luego regresar al aula agotadisimos.

Katsuki regresó al aula con sus cabellos rubios cenizas empapados, había salido recién de la ducha. 

—Bien mocosos, felicidades, la he pasado excelente con ustedes. —dijo sonriente, caminando por toda el aula. —Solo porque me he divertido, decidí dejarles un regalo para que endulcen su maldita mañana. —continuó, sacando de una bolsa barras de chocolate para entregárselas a cada uno.

Todos comenzaron a mirarle emocionados. 

— ¡Pero ni se acostumbren! —gruñó. —Es solo por hoy, idiotas. —aclaro. 

Rápidamente comenzó a entregar los chocolates a todos sus estudiantes, quienes lo recibían de manera feliz y entusiasta. 

—Vaya… —soltó, sacando una barra de chocolate de la bolsa. —Pero si es el maldito conejo. —agregó posando sus escarlatas sobre las esmeraldas tímidas. 

— ¿Porqué me dice así, sensei? —preguntó Izuku, observandole. 

—Saltabas como un demonio. Tienes reflejos muy buenos, mocoso. Como se nota el esfuerzo de tu entrenamiento matutino. —soltó el rubio entregándole la barra de chocolate. —Ten, te lo has ganado a pesar de ser un muerto más. —añadió con una media sonrisa, mientras avanzaba al siguiente. 

—G-Gracias… —susurró Izuku, observando la barra de chocolate frente a él. 



Habían pasado un par de semanas desde que había acabado la ceremonia de bienvenida. 

Bakugou lentamente se familiarizaba con sus alumnos. 

Durante sus clases, solía ya estar acostumbrado a decir ciertas cosas.

—Ashido, deja de dibujar malditos corazones a un lado de los resultados. —gruñía. 

—Tokoyami, el cuaderno de matemáticas no es para escribir conjuros de magia negra. —soltaba cansado observando el cuaderno de su alumno. 

—Vete a inspectoría, enano. —señalaba Bakugou al observar a Mineta hacer comentarios desvergonzados. 

— ¿Y tú qué, dos caras? —Se lo decía cada vez que podía. 

—El dúo de imbéciles al pizarrón. —ordenaba a Kirishima y Kaminari. 

—Chihuahua, ¿qué demonios haré contigo? —preguntó Bakugou, notando cómo Izuku dudaba frente al pizarrón. 

Se apoyó lentamente a un lado del pizarrón. — ¿Por qué dudas? 

Izuku temblaba con uno de los marcadores de su profesor entre sus dedos. —Yo no estoy seguro si está correcto, sensei. —murmuró con sus esmeraldas inseguras. 

— ¿Y qué si no es así? Más vale que te equivoques aquí y no cuando estés rindiendo algún examen importante, idiota. —respondió con sus escarlatas centradas en él. —Todos ustedes deben ser seguros de sí mismos, solo así obtendrán resultados excelentes. Confíen en sí mismos, crean maldita sea, no pierdan el tiempo en estupideces. —dijo, observando a cada uno de sus alumnos. —Ahora chihuahua, escribe el resultado. —ordenó cruzándose de brazos. 

Izuku con inseguridad, escribió el número. 

Y Katsuki sonrió. 

—Esa mierda no podría estar más perfecta, felicidades.

Izuku sintió como su confianza aumentaba de una manera veloz al escuchar aquello. 



Bakugou se adaptaba cada vez más a todos sus alumnos, incluso ya adivinaba de quién correspondía cada examen que revisaba. 

—Letra perfecta, seguro es el cuatro ojos. —murmuraba con su café a un lado. 

—Corazones, Ashido. —dijo rodando los ojos. 

—Animales dibujados deseando suerte… Koda. —murmuró. 

"Sensei, yo no recuerdo cómo se aplicaba esta fórmula, pero sí recuerdo la fórmula, ayúdeme la próxima clase por favor."

Bakugou soltó un suspiro cansado. — ¿¡Cuántas veces debo repetirte el maldito procedimiento, Inasa de mierda!? —gruñia solo en la mesa de su apartamento. 

"¡Que tenga un buen fin de semana, sensei!"

Bakugou sonrió levemente ante aquello. —Seguro es el conejo chihuahueño. —murmuró con su voz grave, antes de sumar puntaje y bostezar cansado, con enormes ojeras. 

—Ya son las 03:50 A.M. —murmuró, acomodando sus exámenes a un lado de la mesa. —A la jodido cama bastardo, mañana es lunes otra vez… 

Fue lo último que se escuchó de Bakugou, antes de hundir su rostro cansado en la almohada y entregarse de manera completa ante los brazos de morfeo.

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