Bajó del coche y entramos a mi casa, Edward aún no había llegado, poco faltaba ya eran 6 y él acababa a las 6:30. Fuimos a la cocina a por un trago de agua y nos sentamos allí a que se relajara para que nos contara.
- Niall y yo hemos discutido… - Dijo en un soplo de voz.
- ¿Qué ha pasado?
- Me he cabreado, porque no quiere hacer público lo nuestro, y no quiero seguir siendo su secreto.
- No será eso… – Dijo Mich intentando buscar cualquier otra solución a la cabeza del rubio.
- No… estoy segura, será que se avergüenza de estar conmigo, no se… - Dijo ya frustrada de pensar alternativas.
- Cabezota… ¿Él te lo ha dicho con esas palabras? – Negó. – Entonces no creas que es eso.
Conseguimos calmarle un poco y subimos a mi cuarto cuando llegó mi padre. Decidí no contarle nada sobre mi incidente, más que nada porque no tiene importancia. No ha ocurrido por nada importante de mi salud, así que omitiré ese detalle.
- Rosie, ¿tú qué sientes por Niall? – Pregunté con cuidado.
- Es que yo creo que me gusta…
- ¿Crees?
- Es que me despista mucho, cuando estamos solos es totalmente diferente a cuando estamos todos juntos, es como si de un momento a otro fuera otra persona. Cuando estamos solos es súper cariñoso, pero cuando estamos todos es como si yo fuera una más y lo que acabamos de hacer unos minutos antes, no hubiera pasado.
- ¿Será que se corta delante de la gente? – Dijo Mich.
- Supongo, pero ya le he dado a entender varias veces de que a mí me gustaría decirlo. – Reí ante esto, ahora sé lo que pasa
- ¿Le has dado a entender o le has dicho que querías hacerlo?
- Lo primero… ¿por? Es que si tengo que decirle también que es lo que debe hacer, mal vamos…
- Los hombres son simples. – Explicó Mich, y yo asentí. – Déjate de insinuar y díselo bien.
Mi móvil empezó a sonar, me levanté de la silla y caminé hacia mi escritorio donde estaba cargando. Vi el nombre del emisor antes de descolgar.
- Es Niall. – Anuncié a mis amigas.
- ¿Por qué te llama a ti y no a mí? – Preguntó Ros casi indignada.
- Cógelo, cógelo. – Gritó Mich gesticulando con las manos mientras tapaba la boca de Ros.
Eché un último vistazo a la pantalla y antes de que le diera tiempo a colgar, cogí la llamada.
- Ade, por fin. ¿Estás bien?
- Si lo dices por lo de antes, sí, ya estoy bien, no me duele nada, gracias por preguntar rubio.
- Me alegro… - Dijo con una pizca de entusiasmo, pero se quedó en silencio después y pude escuchar su respiración.
- ¡Niall! – Grité, y escuché una pequeña respuesta. - ¿Por qué te callas así? ¿Has llamado solo para eso?
- Mmmm – Dudó bastante. – Necesito verte, ¿puedes?
- Supongo, ¿cuándo?
- Ya, estoy de camino a tu casa.
- Mierda Niall, eso se avisa antes. – Dije poniendo cara de pánico, no es el momento para que estos dos se vean. - ¿Quedamos en el parque que hay a unas manzanas de mi casa?
- Te espero, gracias.
Colgó el teléfono, y le dije a ellas que iría a verlo. En realidad Ros me lo agradeció, todas sabemos que es lo que necesita de mí Niall. Consejo. Es casi como mi mejor amigo, Niall y yo somos muy parecidos. Ha sido un gran descubrimiento. Siempre pensé que si alguna vez los llegaba a conocer Louis se posicionaría en su lugar. También eso no quiere decir que Louis no sea importante para mí, al igual que los demás.
Me cambié de ropa, ya son las 9 de la tarde, y está anocheciendo, a pesar de que estemos en verano, esta mañana ha llovido y ha refrescado.
Me puse unos pantalones pitillo negro, unas adidas clásicas y la primera camiseta que pillé de manga corta. Cogí las llaves, la cartera y el móvil y bajé con las chicas que también se iban ya.
Cuando llegué al parque vi a Niall sentado en un banco con una gran bolsa de pipas y dos refrescos a su lado.
- Hola pequeño. – Dije alegre.
- Hola enana. – Dijo menos alegre, esto va para largo. - Harry está celoso, ¿sabes?
- ¿Por qué? - Pregunté desconcertada
- Porque he venido a hablar contigo en vez de hablar con él.
- A ver… tengo que preguntar o me lo vas a contar directamente. – Abrí la bolsa de pipas mientras me reía y le ofrecí para empezar nuestra charla, soltó una pequeña risa y cogió un puñado.
- Si ya lo sabes.
- Pero quiero que me lo cuentes.
- ¿Crees que soy tonto?
- Un poco. – Reí. – Pero supongo que tendrás tus razones, venga dime.
- Estoy… no sé cómo decirlo, no es asustado, estoy como rallado y un poco inseguro… ¿sabes?
- No, Niall, eso no tiene nombre, no inventes más y dime de una vez que te pasa.
- Es que creo que me gusta Rosie.
- ¿Pero qué mierda es eso de “creo”? No puedes creerlo, tienes que saberlo.
- Vale, digamos que me gusta. Es que no sé… me da como miedo que la gente se entere, a ver me da igual que se enteren los chicos, o mi familia y tal.
- No entiendo cuál es el problema… y creo que tú solo estás poniendo escusas.
- Es que a ver, por una parte me gusta estar con ella, es genial, ninguna chica había sido tan dulce conmigo, parezco gilipollas cuando estoy con ella, siento como que no puedo dejar de abrazarla y eso, pero luego con los chicos no puedo hacerlo. Es decir, cambio porque no sé qué es lo que ella quiere. ¿Qué pasa si delante de todos la abrazo y ella no quiere, o se niega?
- ¿Me estás diciendo que tú, Niall Horan, componente de la boyband más famosa en estos momentos del mundo, además de mi ídolo y mejor amigo, tiene miedo al rechazo?
Asintió cabizbajo y me pareció realmente tierno, tiré las pipas que me quedaban en la mano, la limpié y pasé un brazo por su hombro para que apoyase la cabeza en mi hombro.
- Hay un dicho que es: “Quien no arriesga, no gana”. Eres un chico estupendo, cualquier chica, repito, cualquiera, querría estar contigo. ¿Acaso no te has fijado en lo monísimo que eres? – Se echó a reír, ya se estaba animando. – Niall eres la mejor persona que podría haber encontrado como amigo, y estoy segura de que Ros va a tener mucha suerte de tenerte como más que su amigo. Creo que tienes que hacer caso a ese dicho, y arriesgar. Porque sé de buena mano que no vas a fracasar. No fracasarías en nada que te propusieras.
- ¿Y qué pasa si fracaso?
- Pues, lo dudo, pero si pasara, nos tienes a todos a tu lado para no dejarte caer. Para eso están los amigos. Para eso y para comer pipas en un parque. – Volvió a reír ya con su maravillosa risa y me abrazó.
- Gracias Ade. ¿Tienes hambre? – Preguntó aún abrazado a mí, asentí con la cabeza con cuidado y empezó a reír.
Nos levantamos rápido y caminamos hacia la puerta. “Invito yo” dijo el irlandés mientras pasaba un brazo por mis hombros. “Y una mierda, me toca” grité yo dando por finalizada nuestra conversación y la discusión.
Una semana después.
- Dime que vas a venir, Ade mi cumpleaños es el jueves. – Dijo Lola al otro lado del teléfono ya un poco alterada.
- Lola, lo siento, te juro que me gustaría ir, de verdad te lo juro, pero es que ¿sabes lo caros que están los billetes de avión?
- Pues te buscas un vuelto de esos de oferta, tía sabes que hay muchos. Es mi cumpleaños, como no vengas no te lo perdono. – Respondía ella mientras yo bajaba las escaleras, en las cuales al final vi a mi padre que iba a su despacho y se paró para ver qué pasaba.
- Lola no puedo estar yendo a España y volviendo a Londres como si del Valencia se tratara. Tienes que entenderme.
Me jode un montón tener que perderme el cumpleaños de una de mis mejores amigas, porque sé que no me lo va a perdonar en la vida. Nunca nos había pasado esto. Desde pequeñas hemos estado la una para la otra, y ahora no estoy para ella y me siento la peor mierda, pero tampoco es mi culpa estar aquí.
- Tú verás que haces.
Y colgó. Esa frase, esa maldita frase, "tu verás que haces", es la que siempre da por finalizada nuestras discusiones y en esa frase está incluido todo lo que anteriormente ha dicho mi amiga. Que si no voy, estoy muerta.
Le expliqué a mi padre qué había pasado, y me entendió, los vuelos no eran algo que yo pudiera pagarme.
Fui a la cocina y me preparé un sándwich para salirme al jardín, quería pensar. Es de noche y el jardín está muy poco iluminado, perfecto.
Ignoré la llamada que mi chico estaba haciendo en estos momentos y le mandé un mensaje diciéndole que no era el mejor momento, que mañana hablaríamos.
Llevamos saliendo una semana y no caigo de la nube. Pero me encanta estar ahí arriba. Tengo mucha suerte de haber dado con un chico como Harry. Ningún otro chico me había tratado como lo hace él. Nunca pensé que alguien pudiera ser así conmigo. Le quiero, más que a nada, y no quiero que nada de esto acabe, pero tengo miedo de que se esfume.
Supongo que esa es una de las razones del miedo que tengo de ir a España para el cumpleaños de mi mejor amiga. No quiero que todo esto se esfume. Pero quiero ver a mis amigas.
No quiero estar en España imaginándome que así es como voy a estar con Harry y con los demás los próximos 9 meses. Pero si fallo a mi amiga, voy a estar a saber cuánto tiempo disculpa tras disculpa denegada. Además Patricia estaría dividida. Al final acabaría cabreándose también conmigo.
Tengo miedo. Tengo miedo de mi dependencia por Harry y de defraudar a mis amigas.
Acabé mi cena y me subí a dormir, no quiero pensar más por hoy. Doy mi lunes por acabado.
Pobre Niall, es que es adorable y para comerselo.
ME GUSTARÍA saber un poco más sobre vosotras (de dónde sois, edad y lo que se os ocurra), tengo curiosidad después de 28 capítulos.
Bueno, espero que os guste este capítulo :)
No tengo mucho que decir hoy, solo gracias a todas las que me leeis y estáis ahí. Por lo votos y comentarios. Sin vosotras yo no tendría escapatoria de mis ralladas de cabeza que calmo cuando escribo.
Y que gracias a esto he conocido a una persona genial, que ya es como si la conociera desde siempre, porque parecemos la misma persona.
Acabo ya, que me he puesto sensiblona, y no me quería enrollar. Hasta pronto.
Andrea xx.