EL PACTO ( SASUSAKU)

By shen000pre

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A sakura le arrebataron algo importante y esta dispuesta a recuparalo. Para ello buscará y encontrara mucho m... More

Capitulo 1. reencuentro inesperado
Capitulo 3. Hay cosas que nunca cambian
Capitulo 4. Yo siento lo que sientes
Capítulo 5. Miedo
Capítulo 6. Las virtudes del sake
Capítulo 7. Terrible verdad, amargas lágrimas
Capítulo 8. Concluye el pacto
Capítulo 9. Nuestra última noche en este mundo
Capitulo 10. Rescate
Capítulo 11. Sonrisas vs Órdenes
Capítulo 12. Confianza
Capítulo 13. Diferentes caminos
Capítulo 14. Konoha
Capítulo 15. Sharingan
Capitulo 16. Profecía
Capítulo 17. Protegiendo lo importante
Capítulo 18. Justicia
Capítulo 19. Familia
Epílogo: El respetable y noble clan Uchiha

Capitulo 2. trato y conversaciones

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By shen000pre

- Me parece que tienes algo que proponerme – al ver que la pelirrosa no se movía se decidió a romper el silencio.

- Así es.

Lentamente, la kunoichi bajo el kunai que había estado sosteniendo hasta ese momento y relajó un poco su postura, aunque seguía alerta.

Sasuke ladeó levemente la cabeza haciéndole saber que la escuchaba e invitándola a continuar.

Mientras tanto, Suigetsu ya se había levantado del suelo y se encontraba a un lado de la ojijade, pero manteniendo una distancia prudencial, ya que la niña con cara de ángel había resultado ser más hábil de lo que parecía a primera vista. Sus rápidos movimientos lo habían cogido desprevenido y con la guardia baja, pues no era de esperarse que una chica debilitada y aparentemente inconsciente fuera a atacarle de esa manera tan repentina.

Esto es más divertido de lo que pensaba sonrió socarronamente.

Por su parte, Karin se había acercado al escuchar el alboroto, hasta entonces había estado descansando recostada en una roca cercana. Ahora se encontraba escuchando interesada la conversación que se desarrollaba a pocos metros.

Ella no era tonta. Había aceptado seguir al Uchiha porque, una vez muerto Orochimaru, no tenía ningún sitio a donde ir. Y bueno, que mejor opción que seguir al apuesto pelinegro, se sonrojó un instante. Sabía que lo que iban a tratar era importante, pues Sasuke no era el tipo de persona que pierde el tiempo así como así. Y ya que había decidido unirse a él, intuía que debía prestar atención a las palabras de la pelirrosada.

Esa chica la intrigaba. Había conseguido reponerse muy rápido, y aunque aún no estaba realmente recuperada, le parecía increíble, recordando el estado en el que la habían encontrado, que pudiera mantenerse en pié y realizar esos rápidos movimientos.

Sakura sonrió de lado y se dispuso a continuar. La verdad, había tenido una enorme suerte al toparse con su antiguo compañero, esto le facilitaría las cosas, ya que la información que había descubierto accidentalmente mientras investigaba para su "misión", le otorgaba una posición ventajosa a la hora de negociar con él. Y de todas formas, si no salía bien continuaría su camino como tenía previsto antes de ser capturada.

- Conozco la ubicación de la base de operaciones de Akatsuki en el país del Fuego. Tengo información sobre sus integrantes, en especial de uno de ellos – miró inquietantemente al pelinegro - En otras palabras, se dónde está Uchiha Itachi.

El Sharingan de Sasuke se había activado al escuchar el nombre de su odiado hermano.

- Eso podríamos haberlo averiguado sin tu ayuda – la voz de Karin rompió el tenso silencio

- Ciertamente, aun así saberlo os ahorraría mucho tiempo y esfuerzo innecesario ¿no crees? - ignorando a la pelirroja continuó - Sobre todo teniendo en cuenta que Konoha te busca por traidor - la última palabra salió de sus labios con un involuntario tono de amargura y decepción.

- Hn – la pelirrosa tenía razón, sería un problema encontrarse con los ninjas de Konoha, un desagradable retraso.

No se le escapó la forma en la que ella había dicho la palabra traidor. Rió internamente, parece que debajo de todas esas capas de hielo aun sigues dolida¿verdad Sakura?

- Sé muchas más cosas que te ayudarán a completar tu verdadera venganza – le lanzó una enigmática mirada – y además, contaras con los servicios de una de las mejores ninjas médicos del país después de Tsunade-shisou.

Así que Sakura era la alumna de la Gondaime. Sasuke había escuchado rumores sobre ella, y le sorprendía enormemente que se tratara de su ex compañera.

- Claro que, a cambio tú tendrás que hacer algo por mí. - finalizó Sakura.

- No pienso volver a la villa si eso es lo que quieres, así que ni te molestes en pedirlo.

- Puedes plantar tu culo de Uchiha donde te dé la gana, eso no me interesa – la pelirrosa frunció el ceño peligrosamente pero mantuvo su tono falsamente cordial.

Suigetsu soltó una carcajada, realmente comenzaba a agradarle esa pequeñaja que se atrevía a hablarle en ese tono a Sasuke. Por toda respuesta le llegó una mirada asesina del portador del Sharingan que cortó su risa en el acto.

- ¿Y bien? – el pelinegro volvió a dirigirse a ella.

- Lo que quiero, es que me permitas hablar con Itachi antes de que "arregléis vuestras diferencias", y que cuando decidas continuar con tu venganza me prometas que no le pondrás una mano encima a Naruto.

Quería garantizar la seguridad de su amigo en el caso de que Sasuke se descontrolara y el rubio saliera a enfrentarle. Y en cuanto a lo de pedir una "audiencia" con el Uchiha mayor, ella necesitaba cierta información que él poseía, y claro está, preguntárselo sería mucho más sencillo si no la mataban nada más verla, por ello necesitaba a Sasuke, sabía que el primogénito del clan la escucharía si aparecía acompañada por su hermano menor, o al menos eso esperaba.

- Yo no tengo interés en ese usuratonkachi si no se interpone en mi camino.

- Me alegra escucharlo - aunque por su tono no parecía ser as í- pero me parecía importante puntualizarlo ya que no sería la primera vez que casi lo matas – los ojos de la kunoichi rebosaban rabia y desprecio cuando miraron al Uchiha.

Haciendo caso omiso de las palabras y la mirada por parte de la pelirrosa, siguió meditando la propuesta.

- Has dicho continuar con mi venganza, cuando él esté muerto no habrá nada que continuar – quería aclarar este punto ya que se había sorprendido al escuchar esas palabras.

La chica le lanzó una sonrisa de lástima.

- Tú siempre tendrás algo que continuar, es el camino que elegiste, ya no puedes parar – ese tono era de ¿tristeza?, quizá lo habían oído mal, no podía serlo.

- ¿Y si no acepto?- dijo retomando la conversación.

La pelirrosa se encogió de hombros y enarcó las cejas.

- Cada uno seguirá su camino pero claro, este será mucho menos sencillo que si aceptas. - replicó con tono indiferente.

Realmente, Sakura esperaba que aceptara, ya que si no le sería mucho más complicado seguir adelante. Por lo pronto, tardaría unos días en recuperarse del todo. Decidió que debía ganar tiempo, así que propuso lo único que se le ocurría.

- Tienes tres días para pensarlo. En ese tiempo me habré recuperado, y si no te interesa me marcharé.

- Uhmm… es un buen punto Sasuke, tardaremos unos tres días en llegar a la guarida norte - intervino Suigetsu.

- Hmp… está bien.- sentenció el Uchiha y se encaramó a una rama lejana para descansar.

La pelirrosa se dejó caer de nuevo al suelo y alzó la vista cansinamente para mirar a los dos desconocidos que la observaban curiosos.

- Bueno, creo que vamos a ser compañeros de viaje, al menos por un tiempo. Mi nombre es Haruno Sakura, medic-nin de Konoha.

- Karin – se presentó escuetamente la pelirroja.

- Suigetsu, de la aldea de la Niebla. - en ese momento la ojijade reparó en la espada que portaba el ninja y abrió los ojos sorprendida,…esa era la espada de…

- Jeje, sí, la espada de Zabuza- sempai, creo que fue el grupo de Sasuke el que lo eliminó – dijo señalando con la cabeza al lugar donde descansaba el pelinegro.

Sakura le dedicó una mirada insondable mientras rememoraba por un momento la misión en la que se habían encontrado con el Demonio de la niebla, respiró profundamente y desterró esos pensamientos de su mente.

Habían sido buenos tiempos en los que el equipo siete había estado unido, pero ya no volverían y ella lo había aceptado y cerrado su corazón a ese tipo de sentimientos. Ahora sólo le importaba salvar lo poco que quedaba de su vida, por eso había partido de la aldea, él era lo único que le importaba.

- Sí, podría decirse que sí – le contestó al espadachín – aunque hace mucho tiempo de eso, éramos sólo gennins.

- Oye y ¿tú de que conoces a Sasuke-kun?- la pelirroja intervino en la conversación.

Sasuke-kun. Estuvo tentada de soltar una carcajada, otra que había caído en los encantos del Uchiha.

Casi le dio lastima la pobre chica, esperaba que se diera cuenta pronto de la personalidad antisocial del pelinegro y con un poco de suerte no saldría muy herida. No como ella. No, esta muchacha parecía espabilada, no se enamoraría de él, no le entregaría su corazón para que pudiera devolvérselo en pedazos.

Recordó las lágrimas que había derramado por él, por ese entonces había creído que se moría del dolor, que ilusa, en ese momento no conocía lo que era el verdadero dolor, no sabía lo que se sentía al ver destruido todo tu mundo.

- Éramos compañeros de equipo, estábamos en el mismo grupo de gennins.- contestó con voz impersonal.

Karin asintió y se volvió hacia Suigetsu para reclamarle en mal tono.

- Por cierto, dientes de tiburón, ¿cómo es eso de que vamos al escondite norte?.

- Pues lo que has oído pelo de zanahoria, Sasuke quiere pedirle a Juugo que venga con nosotros.

La pelirroja abrió mucho los ojos asustada.

- ¿Está loco?, Juugo no puede venir con nosotros, nos matará – musitó alarmada.

Suigetsu se encogió de hombros y les indicó que iba a buscar algo para comer y agua para rellenar su cantimplora dejándolas solas.

- ¿Qué es el escondite norte y quién es Juugo? - preguntó la kunoichi de la Hoja.

Karin suspiró y se sentó a su lado.

- La guarida norte es una de las bases secretas de Orochimaru, pero es especial, en ella se realizaban los experimentos con humanos, es peligroso ir allí y más aun si es para buscar a Juugo.

La pelirrosa la dedicó una mirada indicándole que continuara.

- Juugo es un asesino sanguinario, pero no porque quiera, posee una rara enfermedad que le trastorna la personalidad haciendo que mate a todo aquel que se le acerca, y le dota de una fuerza incontrolable. Aunque en realidad es afable y no desea hacer daño a nadie. El mismo acudió buscando a Orochimaru, y hay que estar muy loco para ir por tu propia voluntad.

La pelirrosa soltó una leve carcajada acordándose de Sasuke.

- Tenía la esperanza de que encontrase la cura a su enfermedad, pero lo que ocurrió realmente no fue eso. El Sannin investigó el poder que lo poseía y creó un jutsu prohibido, Juugo es el origen del sello maldito. - finalizó Karin sombriamente.

Sakura se quedó en silencio pensativa. El sello maldito,quizá el Uchiha quería saber más sobre ese inmundo poder que le habían otorgado y por eso necesitaba a Juugo, no lo sabía, pero sí intuía que no iba a ser fácil.

En ese momento volvió Suigetsu con la comida y el agua. La pelirrosa se había dado cuenta de que el chico se deshidrataba fácilmente y que su cuerpo parecía fluido, se encogió de hombros, sería algún tipo de técnica, si Sasuke lo había escogido debía tener algo especial.

Cuando la comida estuvo lista, el Uchiha se unió a ellos, aunque tal y como lo recordaba la medic-nin no dijo una palabra, porque ella no consideraba que los hn… y hmp… con los que contestaba a Karin fueran palabras.

Por su parte la ojijade también devoró la comida en silencio, tenía mucha hambre después de pasar semanas con el pan duro que le daban en la asquerosa celda ,y además había tenido que regenerar muchas heridas, pues en cuanto recuperó la consciencia había retomado el trabajo de autocurarse aprovechando que podía volver a usar el chakra.

- Ne, Sakura-san, si que estás hambrienta – le dijo en tono chistoso el ex ninja de la niebla.

- No sé porque será, tal vez el hecho de estar semanas comiendo apetecible pan mohoso tenga algo que ver – contestó sarcásticamente la pelirrosa.

Suigetsu rió levemente, sería divertido viajar con ella. Desde lejos podía parecer una muñequita con su color de cabello y ojos, y su piel de porcelana, pero en realidad era una mujer de armas tomar según había podido comprobar al verla dirigirse a Sasuke y al recordar la manera de la que había reaccionado contra él al despertar.

- Eras una prisionera, ¿Qué esperabas?, ¿caviar? - la pelirroja se había sentido aludida por el comentario ya que ella había estado a cargo de los prisioneros del escondite Sur. Aun así, nunca se había acercado a la chica, pues estaba en un área de acceso reservado para Kabuto y sus ninjas de confianza.

La ojijade alzó las cejas y frunció los labios lanzándole una mirada de peligrosa advertencia preparada para soltarle una cortante contestación, pero en ese momento Sasuke se levantó evitando que hablara.

- Partiremos cuando amanezca – dijo ignorando la tensa situación anterior - yo hare la primera guardia, después Suigetsu y luego Karin.

- ¿Y yo? - exclamo sorprendida la pelirrosa.

- Tú estás herida, descansa, si mañana no puedes seguir el ritmo nos retrasarás – le respondió el Uchiha con voz neutra sin mirarla.

El resto del grupo se acomodó para pasar la noche acercando sus jergones al fuego.

Sakura había recuperado sus cosas ya que antes de que comenzase la pelea en la que fue hecha prisionera, había guardado su equipaje haciendo una invocación inversa para que no le estorbase a la hora de defenderse, y esto había hecho que sus objetos personales no cayeran en malas manos. Revisó con cuidado sus posesiones asegurarse de que todo estaba en su sitio.

Antes de dormirse, con cuidado de que nadie la viera, sacó una fotografía de su mochila y observó con tristeza a las personas que le devolvían una muda mirada desde el papel.

A la izquierda, estaba ella mirando alegremente a la cámara, a su lado Naruto riendo como siempre y sosteniendo sobre sus hombros a un pequeño de unos 5 años, su pelo era fucsia tan fuerte que parecía rojo y sus ojos eran extraños, el derecho era verde, un poco más oscuro que el de Sakura, el izquierdo sin embargo era marrón claro, esta diferencia sólo se hacía notoria si lo mirabas de cerca. El niño sonreía feliz desde la foto.

La muchacha acarició con la yema del dedo los rostros de los dos chicos y volvió a depositar la foto en la caja dentro de su mochila donde guardaba sus recuerdos más personales.

Se tumbó junto al fuego dándose cuenta de lo cansada que estaba, interiormente agradecía no tener que hacer guardia esa noche, en unos instantes más cayó en un profundo sueño.

Hacía ya un buen rato que todos se habían dormido. Sasuke se acercó para poder observar más detenidamente a su ex – compañera ahora que nadie podía verle. Se veía tan frágil y cansada aunque ella no había querido demostrarlo, y estaba seguro que de haber tenido que hacer una guardia habría cumplido con ella sin protestar para demostrar que no era débil.

Era diferente a la niña que él recordaba, cuando la había visto en esas condiciones un sentimiento parecido a la ira o impotencia se había apoderado de él.

Cuando formaban equipo, Naruto y él la habían protegido para que no sufriera el más mínimo rasguño, o al menos lo habían intentado con buenos resultados, ya que en ninguna misión había resultado herida de gravedad. Y el verla tan indefensa no le había gustado, no era que se preocupara por ella, sería perfectamente capaz de abandonarla ahora mismo sin sentir ninguna clase de remordimiento, pero encontrársela en ese estado había despertado en él un antiguo sentimiento de protección que había tenido en los tiempos en los que compartían equipo, el mismo que había sentido al verla atacada por Gaara al intentar defenderle.

Soltó un bufido exasperado, pero que narices estaba pensando, había cortado todos los lazos con Konoha y sus compañeros, no venía a cuento recordar ahora esas sandeces.

Con una última mirada a la dueña del cabello rosado se encaminó a despertar a Suigetsu para poder descansar un rato.

A la mañana siguiente cuando el sol los despertó, desayunaron las sobras del día anterior y se pusieron en marcha rápidamente con el propósito de aprovechar las horas en las que no hacía tanto calor.

Durante el camino, pasaron la mayor parte del tiempo en silencio interrumpido por alguna ocasional pelea entre Karin y Suigetsu que no parecían poder estar en el mismo sitio sin lanzarse puyas continuamente el uno al otro.

De cualquier forma, Sakura se las había arreglado para enterarse, a base de pequeñas conversaciones, de cuál era el poder especial de la pelirroja. Este consistía en poder sentir el chakra a mucha distancia y ocultar el propio y el de sus compañeros de visitantes no deseados, era un don muy útil verdaderamente, entendía la razón por la que Sasuke la había incluido en el equipo.

Pasada la mitad del día aun no habían parado a descansar, y aunque el paso que llevaban no era muy rápido, es decir, no corrían como es costumbre en los ninjas, simplemente andaban sin parar, ya habían cubierto un buen trecho del camino.

Estaban atravesando una zona boscosa después de haber cruzado una gran extensión yerma bajo un sol que caía a bombas sobre ellos, de modo que agradecían la sombra que les aportaban los arboles de su alrededor.

La pelirrosa echó un vistazo al ninja de la gran espada que en esos momentos parecía pesarle una tonelada. Se había dado cuenta de que se deshidrataba fácilmente y por ello llevaba siempre una cantimplora con agua de la que bebía continuamente. Aun así, ahora que lo miraba bien, parecía a punto de de derretirse.

Alzó la vista al cielo. Sí, el Sol ya está bastante alto y calienta demasiado.

Durante el camino, el peliceleste había sugerido en varias ocasiones que se tomaran un descanso cosa que había sido olímpicamente ignorada por Sasuke y se había ganado comentarios despectivos de parte de la chica de gafas.

El ninja de la niebla le caía bien a la ojijade, le hacía gracia su sentido del humor y siempre era amable con ella, al contrario que con Karin para quien sólo tenía malas palabras, y el hecho de que hubiera sido él quien la había sacado de esa inmunda celda le hacía tenerle una especie de "cariño fraternal" o algo así. En cierto modo sus inoportunos comentarios y que nunca tuviera la boca cerrada le recordaba a Naruto, aunque quizá era que la fuerza con la que la pelirrosa extrañaba a su amigo era tanta que le hacía verlo por todas partes.

- Uchiha, descansemos – lo había dicho para evitar que al espadachín le diera un patatús, pero realmente a ninguno le vendría mal parar un poco.

- Hmp- el pelinegro detuvo su marcha y se volvió hacia ella - ¿es que estas cansada?

- Estoy convaleciente como ya sabrás, soy médico y digo que tenemos que parar – le contestó con tono profesional mientras se acercaba al tronco de un árbol para sentarse y apoyar su espalda en él.

Por su parte al Uchiha no le parecía nada convaleciente, más bien lo contrario, era asombrosa la rapidez con la que se había recuperado a pesar de no estar aun al cien por cien, quizá tenía que ver con sus habilidades regenerativas de medico ninja.

Sin mirarle, la chica comenzó a buscar en su bolsa una botella de agua, y con un rápido movimiento se la lanzó Suigetsu que ya se había desplomado contra otro árbol a pocos metros.

- Hn… molesta – murmuró y desapareció tras una rama, seguramente para explorar los alrededores y otear el camino que deberían seguir desde algún lugar alto.

- Déspota insoportable – susurró la pelirrosa cuando se hubo perdido entre la maleza.

Karin alzó las cejas ante este comentario y se sentó a su lado para aprovechar el bienvenido descanso.

- Si seguimos a este ritmo llegaremos antes de lo previsto, mañana a más tardar – informó la pelirroja.

- Espero por nuestro bien que a partir de ahora descansemos más a menudo- bufó la kunoichi de la Hoja - si el escondite norte es tan peligroso como dices, vamos a necesitar nuestros sentidos alerta cuando lleguemos.

- Supongo que él ya habrá contado con ello - le contestó refiriéndose al Uchiha - es un gran ninja y sabrá que es lo más conveniente, si quiere llegar pronto debe ser por una buena razón.

La pelirrosa soltó una seca carcajada.

- Veo que le tienes en alta estima.

- ¿Cómo no admirarlo?, con su poderoso chakra y es tan … - se sonrojó y recobró la compostura rápidamente.

- Todos los venenos tienen bonitos colores y vienen en lindos frascos – dijo con voz neutra la ojijade – pero luego los bebes y te mueres- añadió gentilmente mostrando una sonrisa.

Suigetsu soltó una fuerte carcajada que se quedó a mitad al percatarse de la presencia de Sasuke, el cual observaba a su antigua compañera con una ceja alzada en un gesto de escepticismo. Esta no desvió la mirada sino que le imprimió un brillo de temerario desafío.

Karin se sonrojó violentamente por el hecho de haber sido pilladas infraganti mientras hablaban de él.

- ¡Vaya Sasuke!, no me habías dicho que tus antiguos compañeros tenían tan buen sentido del humor – alzó la voz el ninja de la niebla reclamando la atención del pelinegro.

- Digamos que desconocía sus nuevas y molestashabilidades – alegó arrastrando las palabras con un deje de ironía y mirando de nuevo a la pelirrosa.

- Hay muchas cosas que desconoces – respondió con una sonrisa enigmática - deberíamos continuar ¿no crees?- y tranquilamente se levantó dispuesta a seguir con la caminata.

- Si, a unas pocas horas de aquí hay una zona de cuevas, pasaremos la noche allí – informó con voz impersonal, y sin más se volvió para iniciar la marcha.

Tal y como el ninja había anunciado, hacía el atardecer llegaron a una zona en la que la ladera de montañas se metía en el bosque ocultando la entrada a las grutas que se formaban en la pared de roca, haciéndolas un escondite perfecto para pasar la noche alejados de posibles peligros y emboscadas.

Tan pronto como llegaron, prepararon todo lo necesario para acampar en una cueva en la que podían desenvolverse con facilidad pero no era excesivamente grande, a la cual se accedía trepando por un escarpado risco que daba paso a una abertura oculta tras la frondosa copa de un árbol. El resultado era que su guarida no podía verse desde abajo, de modo que podrían pasar desapercibidos muy fácilmente.

Aun así, no se confiaron y establecieron turnos de guardia en los cuales la pelirrosa fue incluida ya que se encontraba, a todas luces, bastante recuperada.

La noche estaba ya avanzada y todos estaban durmiendo. Todos menos la alumna de la Hokage que se encontraba en esos instantes cumpliendo con el turno de vigilancia que le había sido asignado.

En ese momento oyó un ruido que la hizo tensarse y levantar el kunai instintivamente. Se agazapó más en la rama desde la cual estaba observando la entrada de su escondite y aguzó la vista.

Distinguió una figura en la boca de la cueva pero cuando se disponía a interceptar al intruso se percató de que era, ni más ni menos, que el superviviente del clan Uchiha que se acercaba a ella con paso tranquilo.

Se relajó y bajo el arma esperando pacientemente a que el chico llegara hasta la rama a la que ella estaba encaramada. De un salto se sentó junto a ella.

- Deberías estar descansando, mi turno aun no se ha terminado, Uchiha.

Uchiha, de nuevo se dirigía a él de esa manera tan distante, empezaba a mosquearle. No es que a estas alturas esperase un Sasuke-kun a la vieja usanza, pero que menos que llamarle por su nombre, después de todo eran viejos conocidos. Se dio una bofetada mental. Otra vez pensando idioteces, ¿a él que le importaba como le llamase?

- He venido a hablar contigo Sa-ku-ra, hay algunas cosas que me intrigan. - por supuesto, la curiosidad era uno de sus mayores rasgos, puede que no preguntara nada si podía evitarlo pero siempre lograba enterarse de las cosas que le producían interés.

- Claro, como no – bufó la pelirrosa.

El chico frunció el ceño, se estaba cansando de sus desplantes de princesa de hielo, antes ella nunca se había dirigido a él en esos términos.

- Quiero saber cómo acabaste siendo prisionera de ese atajo de inútiles – aclaró con voz despectiva.

- Peleamos y perdí - si, una dosis su propia medicina no le haría mal. Así sabría lo que es conversar con alguien que no te contesta con frases de más de tres palabras y eso si está inspirado y no suelta sus puñeteros monosílabos.

Sentía un sádico placer al ver como la impaciencia y el enojo comenzaban a iluminar los ojos del Uchiha, aunque sabía que estaba jugando con fuego ya que el pelinegro no era famoso por ser precisamente una persona paciente.

Él bufó y le dirigió una mirada exasperada pero no se movió de su sitio. Por unos instantes un tenso silencio se instaló entre los dos, cuando empezaba a quedar claro que ninguno de los dos lo rompería la pelirrosa habló con voz sería y sin mirarlo, casi parecía que hablase para sí misma.

- Hacía dos semanas que había dejado la aldea - comenzó con un murmullo- había seguido algunas pistas sobre Akatsuki para intentar completar la información que ya tenía. Aunque ya sabía donde se ocultaba tu hermano nada me aseguraba que fuera a escuchar lo que iba a decirle, y en el caso de que lo hiciera que me dejara viva. Así que ideé un plan B, que consistía en averiguar la ubicación de la base central de la organización, y sólo conocía un sitio donde podría obtener ese tipo de información. – llegados a este punto hizo una pausa, respiró hondo y alzó la vista por fin para encontrarse con unos ojos negros que la miraban con expectación.

- Orochimaru – prosiguió con pesadez volviendo a apartar la vista - nos habían llegado rumores de donde se hallaba la villa del sonido, habíamos pasado los últimos años buscándote, así que contábamos con algo de información, si bien no pasaban de ideas vagas - soltó una especie de risa frustrada – aunque finalmente resultaron más acertadas de lo que parecían. Debí acercarme demasiado, ya que antes de darme cuenta tenía sobre mí a un montón de ninjas del sonido, algunos de ellos con sello maldito incluido. Cuando me quedé sin fuerzas apareció el …despreciable…Kabuto – las últimas palabras fueron escupidas imprimiendo en ellas toda la ira y repulsa de la que la kunoichi fue capaz – y me trasladó a… la guarida Sur creo que la llamáis, resumiré el tiempo que pasé allí como, me interrogaron y no dije nada. Creí que iba a morir pero entonces oí la voz de Suigetsu en la oscuridad – levantó la cabeza y sonrió- el resto ya lo sabes.

- … … - había escuchado toda la historia en silenció y con interés, había aclarado muchas dudas pero no más de las que nuevas que había creado.

Pero sobretodo le invadió una inmensa ira homicida contra el esbirro del Sannin que no logró entender del todo y empujó a un rincón de su corazón para dedicarle atención más tarde, prometiéndole al monstruo vengador que rugía en su interior por la sangre de ese infame, que el "futuro cadáver" como lo había bautizado no caminaría en este mundo por mucho más tiempo.

- ¿Por qué ibas sola, no te asignaron un escuadrón para esta misión?.

- No era una "misión oficial" realmente, digamos que Akatsuki tiene algo mío y quiero recuperarlo. – le miró enigmáticamente - pero la villa no podía arriesgarse a desatar una guerra enviando a sus ninjas a husmear en países ajenos, las relaciones diplomáticas penden de un hilo en estos momentos.

- ¿Y crees que Itachi te ayudará?, ¿por eso quieres hablar con él?, ¿piensas que te dirá sin más donde está lo que buscas? – le preguntó acaloradamente sin poder creérselo, todo lo que tuviera que ver con su hermano lograba saltarle los nervios - ese asesino te matará antes de que te des cuenta.

- No lo hará, al menos primero me escuchará si me ve llegar contigo. De todas formas no tengo nada que perder – la voz de la pelirrosa se volvió desapasionada y carente de emoción. Es verdad, si lo que he planeado no resulta ya no me quedará nada y dará igual lo que me pase.

- Él no te ayudara - pronunció las palabras despacio para que calaran en el cerebro de la kunoichi- tú no le conoces.

- Tendrá que hacerlo, es mi última oportunidad.

- ¿Por qué él?, ¿por qué de entre todos los malditos Akatsuki has elegido precisamente al peor? - no podía entender las razones de esa chica, ella no lo comprendía su hermano la mataría sin preguntar.

- Es el más…accesible – respondió después de meditar la respuesta un rato. No podía decirle sus verdaderas razones, no las entendería, todavía no era tiempo de que él supiera todo lo que habían descubierto, y no era asunto suyo contárselo. La verdad le sería revelada en su momento, pero no le correspondía a ella decidirlo.

- ¿Accesible? - no podía creerlo - Sakura, ese hombre es el diablo.

- Cada uno tiene lo suyo. Como ya he dicho estoy dispuesta a cualquier cosa. - repitió fríamente.

Sasuke le dedicó una larga mirada, realmente no era la inocente niña que él había conocido. Había algo en su manera de hablar, en su tono, que la hacían ver como a alguien que había vivido duras experiencias, cuya vida no había sido precisamente un camino de rosas. Daba la imagen de alguien práctico, que era capaz de dejar a un lado los sentimientos para obtener lo que se propone, es decir, totalmente lo contrario a lo que solía ser.

Miró sus ojos y se sorprendió de no haber notado antes lo fríos que se habían vuelto, la cálida luz de felicidad que antes emanaba de ellos parecía cubierta de nubes oscuras.

¿Qué le había pasado a la dulce pelirrosa para que se volviera tan indiferente? ¿Qué había dañado tanto su corazón para que lo hubiera sepultado tras ese muro de hielo? ¿por qué se había vuelto tan…tan como él?, por más que miraba no podía encontrar en sus ojos a la chiquilla que siempre sonreía y que era el corazón del equipo siete. ¿Qué ha hecho el mundo contigo Haruno Sakura?

- Mírame, me he asociado contigo para conseguir mis objetivos cuando debería haberte molido a golpes al verte – la pelirrosa seguía hablando sin percatarse de los pensamientos que abordaban al pelinegro – ¿no es eso prueba suficiente de que soy capaz de todo? Tú nos traicionaste – dijo como si ese último argumento explicase todo su razonamiento.

- Aun sigues dolida por que te dejé en aquella banca ¿verdad?- dijo cambiando de tema. Realmente aquella era una buena razón para que le odiara.

La ojijade le observó perpleja por unos instantes. Soltó una seca carcajada.

- No, no, no, Uchiha estas muy confundido, eso es agua pasada. Lo que nunca podré olvidar es el estado en el que Naruto llegó después de pelear contigo, ni su mirada…tú no lo viste…aun así el seguía diciendo que cumpliría su promesa y te traería de vuelta. Él jamás dejará de creer en ti. Pero yo me jure aquel día que no permitiría volver a ver esa mirada en los ojos de Naruto. No te lo mereces.

- ¿Me odias Sakura? – la pregunta llevaba tiempo rondando por su cabeza y necesitaba una respuesta. No había pensado que le importaría, ya había supuesto que al marcharse se ganaría el odio de todos, ¿qué más le daba? después de todo había cortado sus lazos, pero nunca había considerado el hecho de tener que volver a verlos y de descubrirse deseando que no fuera así.

- … … - la ojijade meditó la respuesta en medio de un incomodo silencio - yo…no, no creo que pueda odiarte - confesó en un susurro apenas audible casi con resignación - pero ya no estoy enamorada de ti – sentenció elevando más el tono y aparentando seguridad.

Después de decirlo sintió una extraña mezcla de tristeza y pérdida. Cuando era niña se había aferrado a los sentimientos que tenía por él, y realmente había sentido amor por su compañero de equipo, pero después él se marchó y ella decidió que ya habían pisoteado bastante su corazón. Más tarde una serie de sucesos marcaron su vida y poco a poco fue rodeándose de un muro de impenetrable indiferencia.

- … … - sentía un extraño vacio en el pecho, durante años se había acostumbrado al cariño de la pelirrosa por muy fastidioso que le resultara, era algo que daba por sentado, que todo el mundo sabía, y aunque no había esperado que continuase sintiendo lo mismo, escucharlo de sus labios le hacía caer en la realidad de que nada volvería a ser como antes

- Es mejor así. Impedir que me acompañaras aquella noche fue una buena decisión, has madurado mucho.

Se levantó lentamente girándose para marcharse cuando una voz lo detuvo en seco.

- Sasuke…- era la primera vez que pronunciaba su nombre - lo habría hecho ¿sabes? – la miró a los ojos extrañado - … esa noche, me habría marchado contigo - prosiguió como aclaración - todo lo que dije entonces era cierto…¿lo sabes verdad?

- …Si… - fue lo único que pronunció sin mirarla mientras continuaba sus pasos para volver al campamento...

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