[5] SURVIVOR » Steve Rogers

By CRetina7

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«Haremos lo que sea...» copyright © 2019 | -cretina7 [endgame] cover by hazel More

SURVIVOR
SOUNDTRACK + EDITS
PRÓLOGO
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Epílogo
SPIN-OFF

Capítulo 11

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By CRetina7

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CAPÍTULO 11

╚────── ¤ ◎¤ ──────╝

Nebula esperaba pacientemente junto a Rhodey la llegada de Quill para que los llevara a la gema del poder. Aunque ella no lo admitiría en voz alta, extrañaba al idiota, los extrañaba a todos. Aun tenía a Rocket, aunque no hayan sido especialmente amistosos al inicio, en esos cinco años trabajaron juntos y se convirtieron en una especie de familia. Una familia que creció, con Tony, Thor, Natasha, Carol y el resto. Incluso toleraba a la pequeña Sarah Rogers. A pesar de haber encontrado nuevos amigos y más familia, no iban a descansar para recuperar a los demás. Tenían que obtener la gema con sumo cuidado, puesto que en este mismo año tanto ella como su hermana y sobre todo su padre, estaban en busca de la gema del poder. 

Mientras ambos esperaban escondido cerca del templo. Escucharon algunos pasos en un extraño ritmo. Rhodey frunció el ceño confundido al ver al tal Quill.

Come and get your love! —cantó terriblemente, mientras escuchaba música de un viejo walkman. 

Quill continuo bailando, desconociendo que estaba siendo observando, levanto un orlion y se lo llevó al rostro y comenzó a cantar como si fuera un micrófono.

Rhodey suspiró y miró hacia Nebula, quien también miraba con desagrado al molesto novio de su hermana.

—Así que es un zoquete. —concluyó.

Nebula suspiró y miró a su compañero—. Sí.

Quill quedó noqueado por el golpe de Máquina de Guerra y Nebula empezó a hurgar en su bolsa, hasta que encontró lo que buscaba y sacó un artefacto largo y delgado.

—¿Y eso qué es?

—La herramienta de un ladrón.

Se acercaron a las puertas, Nebula introdujo cuidadosamente la herramienta dentro de la cerradura. Lo movió unos segundo y las puertas se abrieron, revelando en la habitación un podio en el que posaba el orbe rodeado de láseres.

Nebula dio unos pasos hacia adelante, pero Rhodey la tomó del brazo para tirarla hacia atrás y detenerla.

—Esta es la parte en la que aparecen los picos con esqueletos es las puntas y todo eso.

Ella solo lo miró confundido.

—Rhodey, ¿de qué estás hablando?

—Cuando ingresas a un lugar llamado 'El templo de la Piedra del Poder' tienen que haber muchas trampas —señaló a los lados. Nebula parpadeó ante el hombre y sin hacerle mucho caso, se adentró a la habitación.

—Okay da igual, entra.

Siguió derrotado a la mujer azul y se acercó en donde estaba el orbe rodeado y protegido por el zumbido de los láseres. Nebula, extendió su brazo empujándolo directamente a través de los rayos azules que empezaron a chamuscar la capa de la piel de su brazo hasta sus huesos metálico. Una vez tomado el orbe, Nebula lo sacó y se lo entregó a Rhodey. Ella lo descubrió mirando su brazo y se sintió cohibida.

—No siempre fui lo que vez.

—Ni yo, pero hay que adaptarnos —coincidió dándole una mirada con empatía, no con lástima—. Sincronicemos.

Nebula asintió levemente hacia Rhodey, activó la pulsera y el traje cuántico, preparándose para hacer el salto.

—Tres, dos, uno.

En ese instante, Rhodey se encogió y desapareció. Sin embargo, Nebula se congeló en su sitio, intentó presionar el botón pero una chispa se encendió dentro de su cabeza haciéndola sorprenderse y pronto comenzar a sentir dolor en su sien. Se quitó el casco, llevó la mano a su cabeza mientras gritaba por el dolor y cayó al suelo.

»»————- ★ ————-««

Clint y Steve bajaron del edificio hacia el mismo callejón en dónde debían encontrarse con Stark y Scott.

—Cap —llamó Tony.

Ambos vengadores lo vieron dentro de un auto, Stark tenía la mano en la frente con expresión preocupada , en el asiento trasero Scott estaba lejos de estar mejor.

—Lo lamento, tenemos un problema...

Scott soltó una risa sarcástica—. ¡No me digas!

—¿Qué pasó?

El plan de Tony había salido casi perfecto cuando Scott le provocó un ataque al Tony de ese tiempo y causó una gran distracción en medio de los hombres de Pierce, para que obtuvieran el cubo. Aunque no contaban que un furioso Hulk golpeara la puerta que llevaba a la escaleras cuando Tony pensaba salir, mucho menos que Loki aprovecharía ese error y tomara el tesseracto para hacer un portal y escapar.

—No puedo creer que nuestra única oportunidad se arruinó.

—¿Y ahora qué vamos a hacer? —interrumpió Steve a Barton.

No podían rendirse tan fácil, debían buscar una solución. Steve entendía la molestia de Clint, él no había tenido la misma suerte que él o Tony. Clint había perdido a toda su familia, su esposa y sus tres hijos habían sido arrastrados por el chasquido. 

Sin una gema todo el plan habría fracasado, tenían que obtener todas para deshacer todo lo hecho por Thanos.

—¡Dame un minuto, Steve! Me golpeé con un Hulk.

—¡Dijiste que había una oportunidad! —vociferó Scott, haciendo que Stark rodara los ojos exasperado—. ¡Ésta era esa oportunidad! ¡Se arruinó! ¡Adiós! ¡Seis gemas o nada! ¡Eran seis gemas o nada!

—Repites palabras ¿sabías? Solo repites.

—¡Tú repites y repites! ¡Repites y repites!

Clint gruñó dándoles la espalda mientras Scott y Tony seguían discutiendo.

—¡Tú nunca quisiste el atraco al tiempo! —El hombre hormiga siguió gritando—. ¡Nunca apoyaste el atraco al tiempo!

—¡Me equivoque! —admitió Tony.

—¡Arruinaste el atraco!

—¡¿Eso hice?!

Steve suspiró tratando de mantener la calma—. ¿Y hay otras opciones con el Tesseracto?

—¡No, no, no! —respondió Scott—. No hay otras opciones —cerró la puerta del auto— ¡No hay segundo intento! ¡No haremos otro viaje! ¡Queda una partícula para cada uno! Es todo ¿entienden? Si la usamos, ¿qué creen?, ¡no iremos a casa!

—Pero si no hacemos algo entonces nadie volverá.

Tony sentía que su jaqueca aumentaba, no sólo por el golpe y los gritos de Lang, pues estaba pensando en alguna u otra posibilidad de obtener la gema faltante y no quedar varados en otro tiempo. 

—¡Ya sé! —Exclamó y se bajó del auto llamando la atención de Steve—. Hay otra manera de conseguir el Tesseracto y de adquirir más partículas —se acercó para darle un pequeño golpe en el hombro del soldado—. Esto te traerá recuerdos: instalación militar, Garden State, New Jersey.

Era el lugar en dónde Steve se había entrenado durante la guerra.

—¿Cuándo estuvieron juntos? —preguntó confundido.

—Estuvieron en un tiempo, tengo una idea vagamente exacta.

Steve hizo una mueca, pues eso no aseguraba nada.

—¿Qué tan vaga? 

—¿Qué? ¡Oigan! ¿De qué hablan? —preguntó Scott confundido. 

—Me consta que estuvieron ahí y sé muy bien por qué lo sé.

Clint frunció el ceño, tampoco entendiendo de lo que Steve y Tony estaban hablando, quienes parecían entenderse sin ser muy explícitos.

Steve asintió.

—Creo que tendremos que improvisar —dijo.

—Hecho.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué vamos a improvisar?! —preguntó Scott.

—Clint, Scott, lleven esto al Complejo —dijo Steve, entregándole el cetro al ex-agente de SHIELD.

—¿Qué van hacer?

Steve no respondió y volvió a acercarse a Tony para que ambos empezaran a sincronizar los GPS en la fecha indicada.

Steve miró hacia Tony—¿Estás seguro? —preguntó.

Tony asintió.

—¡Hey, Cap! ¡Capitán! ¡Steve! —llamó e hizo una pausa—. Perdón. América, Rogers. Si hacen esto y no funciona, ya no volverán.

—Gracias por tu apoyo, hormiguita —dijo Tony con sarcasmo, de por sí ya estaba nervioso. No necesitaba más ayuda. Miró hacia Steve—. ¿Confías en mí?

—Claro.

El rubio ni si quiera dudó. 

—Tú dices.

—Es hora.

»»————- ★ ————-««

NUEVA JERSEY 

1970

Tony y Steve se infiltraron exitosamente en la base. Utilizaron alguna ropa robada, Steve tomó unas gafas de sol y gorra para mezclarse con los otros. Tony no tenía que cuidarse de ser reconocido. Steve, sin embargo, ya era considerado una leyenda en ese tiempo.

—No naciste precisamente aquí, ¿verdad?

—La idea de mí, sí.

La última vez que estuvo en ese lugar fue acompañado por Jessica, recién se habían conocido y su relación aun era incierta. ¿Quién iba a pensar que la mujer en las bolsas de basura sería la madre de su hija?

—Bueno pues imagina que eres SHIELD y estás a cargo de una organización de inteligencia semi-fascista —habló Tony mirando todo a su alrededor con suma curiosidad—. ¿Dónde la escondes?

—A plena vista —respondió señalando con un leve movimiento el almacén que había volado HYDRA años atrás.

Tomaron el ascensor junto a otra mujer, la cual no tardó en darles curiosas miradas. Steve mantuvo la gorra militar baja tratando de ocultar su rostro. Tony se dio cuenta de eso y dio un paso adelante ocultado a Steve de la vista de la mujer.

Las puertas del ascensor se abrieron en el piso en el que Tony buscaría la gema.

—Suerte con tu misión, Capitán.

—Suerte con tu proyecto, doctor.

Ambos se miraron y las puertas se cerraron.

—¿Nuevo aquí? —preguntó la mujer dentro del ascensor.

Steve tardó en darle una mirada y responde—.No diría eso...

Mientras Tony fue a buscar el tesseracto, Steve fue en busca de más partículas Pym. Su conocimiento de la historia de SHIELD fue extremadamente importante en el plan de contingencia que se formó después de su fracaso en Nueva York. Sin embargo, la base estaba repleta de soldados, científicos y seguridad. Conseguir lo que necesitaban y salir, sin atraer la atención no deseada, sería una tarea difícil.

Para ser sincero, Steve no estaba completamente seguro de a dónde iba. Todo lo que sabía era que necesitaba encontrar la oficina del Doctor Hank Pym para localizar las partículas necesarias para llevar a Tony y a sí mismo al presente. Se asomó por las puertas y ventanas de la oficina mientras caminaba por los pasillos, haciendo todo lo posible para no parecer sospechoso.

El nombre de Pym estaba cuidadosamente escrito en negrita en una placa de identificación adjunta a la puerta de su oficina.

—¿Doctor Pym?

—Es justo el número al que marcó ¿Diga?

—Soy el Capitán Jones de Mensajería. Hay un paquete para usted.

—Súbanlo —ordenó.

—Es que no podemos, señor

—Estoy confundido, ¿creí que era su trabajo?

—Es que la caja brilla, señor, y la verdad algunos mensajeros no se sienten bien.

—Oigan, no la abrieron, ¿verdad?

—Sí, sí lo hicieron. Es mejor que baje.

Steve salió de la oficina en la que había hecho la llamada y pudo ver a un hombre correr por el pasillo. Entró en la oficina de Pym y revisó la pequeña área del laboratorio. Un dispositivo similar a una cámara de estasis se encontraba detrás de un pequeño recinto de vidrio. Parecía una especie de cápsula metálica, dentro de la cual había varios viales pequeños que contenían las conocidas partículas Pym. No pudo evitar la pequeña sonrisa triunfante que se formó en su rostro; abrió la vitrina, metió la mano y tomó 4 frascos. Afortunadamente no hubo ninguna alarma o algún sistema de seguridad.

Teniendo ya las partículas, las guardó cuidadosamente en su bolsillo y salió de la oficina. Mientras caminaba por el pasillo, escuchó voces cerca. 

Era la mujer del ascensor junto a un par de guardias de seguridad. 

—¿Alguna vez había visto a esos hombres? —preguntó uno de los guardias.

—No, tengo buen ojo, se veían sospechosos.

—¿Puede describirlos?

—Uno tenía una barba hippie.

—¿Hippie como los Bee Gees o Mungo Jerry?

—Definitivamente Mungo.

Steve no pensó demasiado y entró a la oficina más cercana. Miró a su alrededor, era más pequeños y tenía las sus luces apagadas. Había un escritorio, un archivador y otras cosas más. Steve siguió paseando su mirada por el lugar, hasta que se detuvo en el escritorio.

Era una foto de sí mismo. El chico flaco de Brooklyn, cuando empezó a entrenarse en ese lugar, hace muchos años atrás. Sintió que su corazón daba un vuelco.

Dio otro paso, hacia el frente del escritorio y tomó la fotografía entre sus manos. Se giró hacia la puerta para ver en qué oficina estaba, aunque podría saberlo de antemano, tenía que asegurarse y sí, ahí estaba aquel nombre.

'MARGARET CARTER'

Steve se volvió hacia la pequeña ventana que daba a la oficina. Las persianas estaban abiertas lo suficiente como para que él pudiera mirar. Fue entonces cuando la vio.

Peggy.

Su cabello tenía algunas canas mostrando el pasar de los años, aun así eso no lo hacía menos hermosa. La vista de ella y el sonido de su voz, abrió un dolor en el pecho de Steve que pensó que finalmente se había cerrado. Decir que alguna vez dejó de extrañarla habría sido una mentira.

Peggy Carter fue la primera mujer que amó. Y durante mucho tiempo, pensó que ella sería la única mujer que amaría.

En los cuatro años que estuvo con Jessica, ella nunca lo había cuestionado sobre eso. Ella nunca le había dicho que olvidara a Peggy, que siguiera adelante. Ella había simpatizado con el dolor de Steve, incluso si ella misma no podía entenderlo porque nunca tuvo una historia así, inconclusa. 

Ella siempre había sido comprensiva. Los pensamientos que estaba teniendo ahora, el dolor y el anhelo, se sentían como un insulto a toda esa comprensión. Aun así, Steve no pudo evitar la forma en que le picaban los dedos para alcanzar la puerta; abrirla, ver a Peggy, abrazarla por última vez.

'Fue una hermosa vida. Mi único dolor es que tú no alcanzaste a vivir la tuya'

Lo tuvo, tuvo una hermosa vida junto a Jessica y Sarah.

Una vida que quería recuperar.

Steve salió de aquella habitación y caminó por los pasillos hasta llegar nuevamente al ascensor. Subió por allí y salió del lugar para esperar a Tony en el lugar en el que se habían separado. Se puso las gafas de sol nuevamente y con las manos metidas en los bolsillos se balanceó sobre los talones varias veces. Hasta que lo vio a lado de un envejecido Howard, logró captar su atención y señaló su portafolio. Steve asintió aliviado y esperó a que se despidiera de su padre. 

»»————- ★ ————-««

VORMIR

2014

Finalmente, la nave se encontró flotando en la órbita de Vormir. El repentino cambio en la velocidad fue desorientador, pero después de tomarse un momento para recobrar la compostura, Natasha pudo comenzar el descenso de la nave al planeta. Cuando el piloto automático se hizo cargo, ambas se desabrocharon el cinturón de seguridad de su asiento y se pusieron de pie, moviéndose a la cubierta trasera para contemplar la vista a través de las ventanas.

—Es increíble —suspiró Sarah con la mirada fija en aquel planeta.

Vormir no parecía estar desolado como Morag, tenía una apariencia suave con dunas extensas, rodeado de hermosas lagunas oscuras. En el cielo colgada una luna enorme, proyectando un extraño y hermoso tinte púrpura en todo el lugar. A lo lejos, una estructura montañosa se levantaba del suelo.

Natasha y Sarah se abrieron paso a través de las dunas onduladas hasta llegar al pie de la montaña y empezaron a ascender. Cuanto más alto llegaban, el aire se volvía más frío y finalmente, empezó a caer finos copos de nieve.

—Ya decía papá que siempre hay que llevar suéter —comentó Sarah para llenar el silencio mientras subían. 

—Te aseguro que al mapache no le tocaron montañas —respondió Natasha detrás de ella, sonando algo exhausta.

—Técnicamente no es un mapache. 

—Ah, por favor. Le gusta la basura —replicó.

—Bienvenidas —dijo una extraña voz.

Natasha y Sarah giraron juntas, Sarah desenvainó su dagas gemelas y Natasha rápidamente sacó su arma. Se pararon lado a lado, con las armas listas y los ojos fijos en la fuente del sonido. Una figura encapuchada que parecía flotar sobre la roca a varios pies delante de ellas. Los extremos hechos jirones de su túnica negra se agitaban violentamente en el viento frío.

—Natasha, hija de Ivan —dijo el extraño con una voz ronca y acentuada—. Sarah, hija de Steven.

Natasha intercambió miradas con Sarah. Una sensación de frío se deslizó por su columna vertebral, haciendo que sus músculos se sintieran tensos. Agarró su arma un poco más fuerte mientras daba unos pasos cautelosos hacia la figura.

—¿Quién eres?

Su voz sugería que era un hombre, pero todo estaba envuelto en sombras, lo que dificultaba distinguir otros detalles. No se movió cuando se acercaron, sino que permaneció flotando en su lugar.

—Considérame un guía —respondió—, para ti y para todos que buscan la gema del alma.

—Eso suena bien, dinos dónde está y nos largamos —dijo Sarah sin dejar caer su postura defensiva.

—Ah, lieschen. Que pena que no sea tan sencillo.

La figura emergió de las sombras, y Sarah inmediatamente lamentó su curiosidad. Su rostro era una máscara de piel roja apretada sobre los pómulos y cejas prominentes. No tenía nariz, y el espacio debajo de sus mejillas estaba hundido. Él la observó fijamente por varios segundos, antes de girarse de repente.

Se alejó de ellas, flotando hacia el borde del acantilado.

—Lo que buscan yace frente a ustedes. Al igual que lo que temen.

Las dos lo siguieren para mirar por el borde, abajo no había nada más que un terreno al final.

—La gema está allá abajo —supuso Natasha.

—Si desean tomar la gema, deben perder aquello que aman. Un intercambio eterno. Un alma por un alma.

Natasha no dejó de mirar por el borde, Sarah estaba a su lado, y su presencia hizo que el peso de esas palabras se asentara como un planeta en sus hombros de Natasha. Ellas subieron la montaña. Solo una iba a regresar. 

Ambas se alejaron del borde para tomar unos minutos y diferir lo que el hombre de la cara roja les dijo. Natasha se sentó en una roca cerca del borde y Sarah se mantuvo de pie un poco alejada, contemplando las palabras del hombre.

Sarah no era estúpida, entendió al instante lo que sucedía. Todo parecía tener sentido ahora, el por qué la hermana de Nebula había muerto en ese lugar... sin embargo, nadie se había imaginado que eso era lo que pedía la gema. Vinieron aquí con una misión, las dos. Para conseguir la piedra. No había forma de que no pudieran regresar sin ella, pero regresar con la piedra significaba que una de las no lo haría.

La condición para recuperar a su madre era dejar morir a la que había tomado aquel lugar. 

No, no podía dejar morir a su tía.

Pero tampoco podía evitar pensar en Steve, estaría bien sin ella. Si la misión era un éxito, su madre volvería, igual que tío Bucky y el tío Sam, sus grandes amigos y además tenía el resto del equipo.

—Haremos lo que sea...—Natasha murmuró.

Sarah se volteó a verla y se acercó. Natasha se levantó.

—Haremos lo que sea —repitió con un suspiro—. Si no conseguimos la gema, todos seguirán muertos. 

Natasha asintió de acuerdo y tomó las manos de la más joven. 

—Creo que ambas sabemos quien debe hacerlo —mencionó Natasha mirando hacia el borde del acantilado.

—Sí, lo sabemos —afirmó Sarah apretando ligeramente el agarre de sus manos. Ambas se miraron fijamente durante unos largos segundos y la pequeña enarcó una ceja—. Empiezo a creer que no estamos hablando de la misma persona, tía Nat.

—Estos cinco años he buscado una sola cosa que revivan los demás.

—No haremos esto, no. 

—¿Crees que quiero hacerlo? Estoy tratando de protegerte, Becky —la pelirroja suspiró—. Hice muchas cosas malas en el pasado, y si hay una forma de saldar todas mis deudas es esta.

—¡No importa lo que hiciste en el pasado! —exclamó Sarah enojada y masculló—. No perderé a otra madre, Natasha.

—Sabes que te amo, ¿verdad?

La pequeña Rogers no puede más que asentir y corresponder—. Yo también te amo.

Natasha no tenía cabida en el mundo y se consideraba un monstruo, luego se encontró con Clint. Él fue el primero en salvarle la vida, ofrecerle consuelo y asegurarle que no era un monstruo. Fury la aceptó a pesar de su pasado y confió en ella para reclutar a los vengadores. Con ellos encontró su lugar, pero el equipo se rompió frente a sus narices; ni si quiera fue capaz de elegir un bando porque eran su familia y los quería unidos a pesar de todo. Cuando sucedió el chasquido, trató de no desmoronarse y una de las razones estaba frente a ella. 

En todo ese tiempo nunca se rindió, luchó y siguió luchando por las personas que amaba. 

Y eso la trajo a ese momento.

Natasha dejó que una lágrima se deslizara por su mejilla y se inclinó hacia adelante para posar su frente con la de Sarah.

Sarah sonrió y en un rápido movimiento barrió las piernas de Natasha y la envió al suelo, con fuerza. El viento la dejó en una ráfaga repentina, vaciando sus pulmones y dejándola aturdida y tosiendo. Sarah tenía una mano presionada contra su pecho, sosteniéndola hacia abajo.

Sarah miró a su tía y le dedicó una sonrisa triste.

—Dile a mis padres que los amo.

Al encontrar su fuerza de nuevo, Natasha maniobró su brazo para golpear el rostro de Sarah, logrando desequilibrarla, por lo que rodó moviendo sus piernas golpeando su costado y la tiró al suelo.

—Tú se los dirás —dijo antes de lanzar una de sus bites al cuerpo de Sarah.

Natasha empezó a correr hacia el borde, no obstante, fue forzada a retroceder cuando una mano tiró de la parte posterior de su uniforme. La fuera la hizo girar, logró cubrirse del puño de la rubia y moverse antes de que la rodilla impactara su estómago y terminara con algunas costillas rotas. Natasha se movió y golpeó el rostro de Sarah haciéndola retroceder, levantó la pierna para girar y asentar un buen golpe pero ella la agarró, y haciendo gala de su fuerza la aventó hacia atrás. 

Sarah corrió.

No estaba segura de cómo su cuerpo seguía moviéndose. El miedo debería haber sido paralizante. La tristeza debería haber sido paralizante. Podía ver el borde, los últimos metros antes del abismo. Su cuerpo seguía moviéndose; siguió yendo hacia lo que ella no quería más que darse la vuelta y escapar.

Lo siento, papá.

El viento serpenteaba alrededor de su cuerpo mientras saltaba. Esperaba una caída rápida, pero algo la golpeó por la espalda. Natasha saltó tras ella, la sostuvo mientras ambas caían y prendió algo en su cinturón. Sus cuerpos quedaron colgados y golpearon duramente hacia la montaña, haciendo que por un segundo se soltaran.

Sarah sostuvo la soga amarrada a su cinturón con una mano mientras que con la otra se aferraba a la mano de Natasha.

—Mierda, no te atrevas ¡No te atrevas! —dijo desesperada sin poder evitar las lágrimas en sus ojos.

Natasha solo le sonrió. 

—Déjame ir.

—No, tú lo prometiste...—Sarah suplicó.

—Quiero hacerlo —su voz tembló.

Los ojos de Natasha se llenaron de lágrimas. Ella estaba asustada, a pesar de que sabía que era la única oportunidad que tenían, Natasha tenía miedo de morir. 

—Por favor... 

La pelirroja empujó su pie contra la piedra del acantilado, tomando la suficiente fuerza para poder soltarse. 

—¡Natasha! 

Sarah vio a su tía caer a la nada. Todo su cuerpo se sacudió con violentos temblores. Volvió la cabeza, incapaz de ver cómo Natasha tocaba el final. El sonido que escuchó la perseguirá por el resto de su vida, después de un segundo de silencio ensordecedor, se obligó a abrir los ojos. Se obligó a mirar por encima del borde, a través de la nieve que se arremolinaba, y hacia el fondo del acantilado.

Ella la vio tendido allí, quieta y sin vida en el fondo del acantilado. Un charco de sangre goteó lentamente por debajo de su cabeza.

Natasha estaba muerta.

Natasha estaba muerta y Sarah también. Su corazón había sido arrancado de su pecho una vez más. Todo lo que podía hacer mientras miraba el cuerpo sin vida de Natasha era sollozar. Pero entonces el cielo se iluminó, las dos torres al borde del acantilado brillaron de un azul hacia el cielo, creando un anillo de luz dentro de las nubes grises y luego todo se oscureció.

Sarah abrió los ojos y jadeó cómo si le faltara el aire. Lentamente, Sarah se sentó, toda su ropa estaba mojada y de su cabello chorreaba algunas gotas de agua. Miró hacia su alrededor, dándose cuenta que estaba en un lago poco profundo.

Los acontecimientos de hace unos minutos volvieron a ella. Entonces se dio cuenta de que había algo en su mano. Al abrir su palma izquierda, un cálido resplandor naranja iluminó su rostro.

La gema del alma.

Un alma por un alma.

Natasha se había ido.

Sarah cerró los ojos, apretó la piedra contra su pecho y dejó escapar un grito. 

╔────── ¤ ◎ ¤ ──────╗

NOTA 

╚────── ¤ ◎¤ ──────╝

Tenía el capítulo hace horas pero me fui a dormir pensando que lo había publicado y en realidad no sjdhkhasd no me hago la pendeja, soy.

Bueno, lo hago antes de irme a clase.

Espero que tengan un buen día

LOS TKM

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