—Tengo un mal presentimiento. - dije mirando por la ventana.
Observe a Wanda y ella dejó su té y su libro en la mesita de noche que estaba a su lado.
Camino hasta pararse frente a mí y mire sus cautivadores ojos.
—Yo también. - asintió - Y quiero pedirte que está noche, me hagas el amor. - susurro con ese asentó que tenía y con el cual, inmediatamente caía a sus pies.
Tomé los bordes de la playera que tenía puesta, empecé a levantarla y ella alzó sus brazos facilitandome el proceso.
Enloquecí cuando descubrí que no traía sujetador, sus senos estaban al aire libre, eran de una tamaño perfecto.
Bajo su atenta mirada, pase las llenas de mis dedos por el contorno y valle de sus pechos, provocando que se estremeciera ante mi toque.
Me agache y baje su pantalón, levanto un pie y saqué ese lado del pantalón para después hacer lo mismo del lado contrario.
Me levanté despacio, dejándo un camino de besos desde su muslo izquierdo, pasando por la cara interna de este mismo y escuché un suspiro proveniente de ella.
También deje unos besos por encima de sus bragas, sobre su abdomen y finalmente me puse pie.
—Eres tan bella. - alague a Wanda y sonrió sonrojada.
Tomé su rostro entre mis manos y uní nuestros labios, mientras nos besamos sentí como iba desabotonando mi camisa, rompimos el beso y mi novia me ayudó a quitarla.
Nos volvimos acercar, pero esta vez sin besarnos, solo sintiendo nuestras respiraciones mezclarse, su mano bajo por mi torso hasta llegar al botón de mi pantalón, él cual también desabonotno, luego bajo el cierre y metió su mano.
Nuestros alimentos chocaban, nos mirábamos con intensidad, mi respiración se acelero en el momento el que empezó a acariciar mi erección a través de la fina tela de mi boxer.
—Quita tu pantalón. - pidió sin despegar su mirada de la mía.
Mantuvimos contacto visual, aún cuando me estaba sacando los jeans, llos cuales deje tirados por ahí.
La Sokoviana se agachó y tomo el elástico de mi ropa interior y fue bajándolo, hasta liberar mi longitud.
Me miro a los ojos y con su mano derecha, sujeto gentilmente mi miembro, acerco su rostro y pasó su lengua por el frenillo, y luego hizo círculos en la punta; haciéndome delirar.
Para cuando ella se puso de pie, mi sostén ya había desaparecido.
Tomé su cintura y comencé a caminar, haciendo que ella retrocediera, con delicadeza, la acosté sobre el colchón, quite sus bragas y abrí un poco sus piernas.
—No lo uses. - hablo Wanda en cuanto vio que estaba por sacar un condón del mueble.
Sonreí, la atraje a la orilla de la cama, tomé su pierna izquierda y la puse sobre mi hombro, mire su feminidad y está brilla debido a la humedad acumulada, ya no hacía falta usar lubricante.
Guíe mi miembro hasta su entrada y lo fui metiendo poco a poco, Wanda cerro los ojos y entre abrió los labios, dejando escapar un gemido apenas audible.
Empecé a mover mis caderas, entrando y saliendo de ella sin apuros, solo lento y disfrutando de la maravillosa sensación.
Minutos después, no pude evitar acelerar un poco las embestidas, Wanda empezó a decir cosas en Sokoviano, no tenía idea de que decía, pero me excitaba mucho escucharla, verla y sentirla de la manera en que lo estaba haciendo ahora.
Cambiamos de posición, esta vez, yo estaba sentada, recarga en el respaldo de la cama, mientras que Wanda tenía sus piernas a mis costados y se balanceaba de atrás hacia delante.
—_____ - gimió mi nombre cuando me puse a darle atención a sus pechos. Maximoff pasó sus brazos sobre mis hombros y comenzó a brincar sobre mi, recargo su cabeza en el hueco entre mi hombro y mi cuello.
Podía escuchar su respiración acelerada, igual que la mía, tomé sus caderas y la ayude a hacer las embestidas más placenteras, pronto, sentí como succionaba mi piel, seguro que mañana tendría marcas.
Jadee cuando sentí mi abdomen contraerse.
—Voy a llegar - gimio, seguí embistiendola y sus paredes vaginales empezaron a apretar mi miembro.
Segundos después, me corrí dentro de ella y Wanda grito/susurro mi nombre.
La acosté a mi lado e inspeccione su estado, tenía la respiración agitada, la boca ligeramente abierta, sus mejillas rojas y el cabello desordenado.
—Fue maravilloso. - sonrió tratando de recuperar el aliento.
—Contigo, todo es maravilloso. - sus mejillas volvieron a tomar un tono carmesí.