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By TAEXJK_MINE

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By TAEXJK_MINE

⚠️ ANTES DE LEER⚠️

Quiero aclarar que cuando vean letras escritas en itálicas como por ejemplo: Hola, mucho gusto... Son los pensamientos de Taehyung, estará pensando en primera persona. Ojo, esto también aplica en el caso de Jungkook, ustedes podrán diferenciarles, al menos eso espero. Gracias 💞


La tensa figura del beta se remueve inquieta sobre el mismo sofá en el que estuvo sentado por lo que parecieron horas cuando en realidad fueron 30 minutos. Su pecho se sentía un poco extraño. Había un vacío en el lugar de su corazón, algo le faltaba; HoSeok. Su luz no estaba a la vista y no podía evitar querer correr asustado a su encuentro. Quería abrazarlo con todas sus fuerzas, no podía desperdiciar un minuto más esperando por su madre.

¿Cómo está? ¿Qué estará haciendo? ¿Habrá comido bien?

– ¡MAMÁ! ¿TE FALTA MUCHO? – vociferó Taehyung como si la mujer alfa no estuviera a cinco pasos de distancia, en la cocina, para ser exactos.

No lo pueden juzgar. Le tomó diez minutos darse un baño fugaz, esos a los que ya se estaba acostumbrando para no perder de vista a HoSeok por mucho tiempo, sin embargo, el tiempo parecía correr eternamente lento y su madre no hacía sus mejores esfuerzos por avanzar rápido, al menos eso le parecía Tae. El chico de ojos extremadamente claros ni siquiera arregló apropiadamente su salvaje melena, mucho menos intentó buscar algo decente entre las ropas de su padre. El muchacho salió cual misil fuera del baño poniéndose los zapatos aún teniendo sus pies húmedos, sabía que luego el olor sería muy feo en sus pies, pero eso no era precisamente su enfoque.

– Estoy a tu lado, no me grites. ¡Vámonos, estoy lista! A ver, llevo galletas, me puse perfume, tengo gas pimienta... – Ara hizo una lista mental con sus dedos.

Tae no pudo evitar pensar que el gas pimienta sería de mucha ayuda, tal vez debería pedírselo prestado a su madre en cuanto estuviera a solas con Jeon. A lo mejor las fuerzas del más allá le dan algo de suerte y puede tener oportunidad de dejar ciego a Jungkook.

Sin perder más tiempo los dos, alfa y beta, salieron por la puerta principal en dirección al auto de la mujer. Ara tenía el gps encendido con un rumbo establecido; el penthouse Jeon. Tae fue mordiendo sus labios, lastimándose en el proceso. Jugaba con sus huesudos dedos, temblando ligeramente por no secar adecuadamente sus rizos dorados.

– ¿Por qué estás tan nervioso? No necesito usar mi olfato para llegar a una conclusión. – preguntó su madre mirando por el retrovisor cuidadosamente, en vista de que ningún auto se acercaría pronto observó con detenimiento a su hijo.

El Kim menor se permitió soltar un lamento frente a su progenitora. – ¡Extraño demasiado a mi bebé! Me he familiarizado mucho con sus ojitos verdes... N-no entiendo porqué está tan lejos... ¡Lo q-quiero de vuelta! – las lágrimas corrieron en una batalla por ver quién llegaba primero a la mandíbula de Tae.

Desde que te conocí te volviste mi vida.

– Mi niño, no tienes fingir que eres fuerte conmigo, puedes descargar eso que sientes. Tenemos tiempo suficiente, estás con mamá, ¿quieres un abrazo? –

Ara no esperó una respuesta del contrario e inmediatamente aparcó el coche en alguna parte fuera del camino, se apresuró a encerrar con sus maternales brazos a Taehyung. Ella lo sabía, Tae no era ningún ser frío que pudiera aguantar una nevada él sólo. Él era su pequeño pedacito de primavera, aunque su hijo no recordara cuando era pequeño, ella lo hacía. Ella guardaba en su memoria aquel curioso y expresivo niño que crió. Como cuando quería tener amigos nuevos y decidía hablar con las mariposas. Cuando hacía pasteles de tierra para su pequeña mascota. Cuando soltaba largas carcajadas porque su padre lo subía a sus hombros.

Ara podía rememorar perfectamente esa angelical sonrisa cuadrada que la desarmaba por completo no siendo lo suficientemente fuerte como para negarle algún capricho. Sonrió melancólica entre lágrimas apretando más fuerte al beta, llorando en su hombro así como el se aferraba a ella con igual o más desasosiego. Ara podía recordar el primer día que le dijo un "te amo," o el mismo instante en que le dijo "seré un superhéroe para protegerte siempre, mamá."  Ese dolor en su pecho se debía a que sus intentos por protégelo a él fueron en vano.

– Me siento estúpido. –

– Si llorar te convierte en estúpido entonces todos lo somos. –

– Gracias... – limpió sus mocos sintiendo asco por su propio acto. – Te amo, ¿lo sabes, no? –

La alfa besó su frente. – Por supuesto que sí, pastelito. –

Taehyung no pudo evitar rodar los ojos ante el apodo molesto por el cual su madre se empeñaba en llamarlo.

– Bien, bien... Lleguemos al lugar de Jeon. –

El muchacho se sonrojó, un poco — quizás demasiado — avergonzado por llorar frente a su madre y tener un mini ataque de histeria.


– ¡Wow! Este lugar es increíble. – dijo Ara parada frente al lujoso edificio.

El Seoul Forest Trimage ubicado en Gangnam-Gu parecía un hotel en el cual la realeza rogaría por hospedarse. Increíblemente caro, un edificio magnífico... ¿Ya mencioné que es muy costoso? Pues lo es, no obstante, Tae estaba más empeñado en abrir la gigantesca puerta giratoria que en otra cosa.

– Sí, ajá. – fue la seca respuesta que obtuvo de parte de Taehyung, quien prácticamente la arrastró hasta llegar a la recepcionista sentada detrás del amplio mostrador con una sonrisa más falsa que las uñas postizas de Madonna.

– ¡Bienvenidos sean al-

– Corte el rollo, ¿en qué piso está Jeon Jungkook? – habló Taehyung con la voz más cortante que el filo de un cuchillo.

Su cabeza dolía horrores, ni siquiera podía recordar el piso de JungKook. Agreguemos que su cabello mojado le estaba cobrando factura indicándole que se avecinaba un resfriado.

– ¡Tae! – Ara rodó los ojos ante su falta de modales.

– Ahora mismo le preguntaré al señor Jeon si ustedes puede pasar. – dijo la recepcionista con voz falsamente relajada.

– ¡Rápido! –

– ¡Kim Taehyung! ¿Podrías ser más educado? – gruñó enojada su madre.

El de piel más oscura se aclaró la garganta poniendo una exagerada — y muy falsa — expresión arrepentida,
– Lo siento, ¿podría dejar de perder el tiempo y hacer su trabajo correctamente? Gracias. –

– ¡OIGA! –

– ¡TAE! –




Un llamada después madre e hijo se encontraban dentro del ascensor. Los dos igual de impacientes por ver finalmente a su HoSeok, sin embargo, Tae se estaba llevando un buen regaño de parte de su madre por haber sido tan grosero con una persona que no lo merecía.

– ¡Sólo digo que no debiste ser tan tosco allá abajo! –

– ¡Pero es que esa mujer no hacía su trabajo bien! –

Antes de que Ara pudiese argumentar su punto de vista Taehyung puso una cara irritada y apuntó con su dedo índice hacia un hombre muy familiar que sostenía un pequeño bebé sonriente.

– ¡Ahí está! ¡Ese es el ladrón de bebés, mamá! – una vez dicho, Tae se apresuró a alargar sus brazos buscando cargar al bebé. HoSeok, como el buen consentido que es, no esperó más y se lanzó pataleando de felicidad hacia Taehyung quien casi, CASI, llora de alivio por tenerlo en sus brazos una vez más.

– ¿Señora Kim? ¡Es un gusto verla! ¿Qué hace por aquí? No es que me moleste, en lo absoluto. – Jungkook sacó su lado encantador a la luz.

Sonrió con esa carisma y humildad que eran capaz de derretir el iceberg más frío del mundo; excepto Kim TaeTae. El beta no se dejaría caer en esa trampa mortal que los demás llaman sonrisa.

Los orbes color cian de Taehyung solo podían ver al futuro ganador del Oscar debido a la mejor actuación. El beta entrecerró sus orbes dejando una pequeña brecha formada por sus pestañas. Observó sospechosamente como su madre sonreía encantada por el buen trato que estaba recibiendo. Unos balbuceos que acariciaron su corazón forzaron su atención sobre su bebé.

– Hola cariño, ¿me extrañaste? – susurró Tae mirándolo con el amor brotando por cada uno de sus poros.

– ¡Pa..pa! ¡Ca!..cahg..¡Casha! – HoSeok apretó las mejillas de su padre, sus ojitos brillando con satisfacción.

Tae no pudo evitar caer un poco más ante las regordetas manos de su hijo. Era una bolita de ternura andante. Sus ojos verdosos en conjunto con la sonrisa de encías alumbró mucho más que toda la habitación, calentó el frío corazón del beta en cuestión de segundos. De pronto el horrible vacío se había esfumado. Taehyung sintió un enorme manto de alivio rodeando su cuerpo. Era la primera vez que HoSeok lo reconocía de forma paterna. Su niño, su pequeño le había llamado papá, a su manera, pero lo hizo. Sus piernas se sintieron débiles.

Estoy volando alto por las alas que me diste.

La criatura de siete meses indicó con sus labios fruncidos que quería ser mimado. Kim no perdió tiempo, se dispuso a besar las sonrojadas y rellenas mejillas de HoSeok, acarició sus cabellos azabaches. Suspiró, no pudo evitar recordar a Jungkook puesto que eran idénticos. Los dos poseían una mirada jade que te sacaba el aliento. Ambos eran dueños de largas y suaves melenas negras como el carbón. Incluso sus pieles eran del mismo color lechoso. Tae soltó una risita boba cuando realizó que los dos Jeon eran igual de persistentes. HoSeok era un pequeño señor caprichoso cuando lo deseaba y Jungkook le había demostrado a Taehyung que era bastante insistente.

– ¡Pa! –

¡Ay dios!

Taehyung se derretía cada vez que esa palabra salía de HoSeok, el bebé lo tenía envuelto en su dedo meñique, y él lo sabía, oh claro que sí.

– ¿Qué sucede amor? – preguntó el rubio completamente cegado de adoración.

HoSeok no sabía hablar, todo lo que podía decir eran cortas palabras, entre ellas Pa y Papá, por ende usaba su limitado conocimiento para apuntar con su dedito índice hacia abajo. Taehyung se preocupó al instante, su hijo apenas podía dar dos pasos sin caerse, pero no quería obstaculizar su desarrollo por su tonta sobreprotección así que lo puso en el piso sosteniendo su mano derecha. El hombrecito soltó una carcajada, ni siquiera había una razón en concreto, él solo estaba feliz por tener a su familia junta. Sin preámbulos trazó sus diminutos pasos hacia Jungkook y la abuela, la pudo reconocer en cuanto olió las galletas bien escondidas — quizás no tanto — en su bolso. HoSeok iba por lo que quería.

– ¡Abu! ¡Papá! ¡Aguetas! –

Taehyung rodó los ojos para después sonreír divertido, él ya sabía lo que su hijo buscaba, pero no iba a conseguirlas tan fácil. O al menos eso iba a dejarle claro a su madre antes de que ésta lanzara un grito emocionado y exhibiera con rapidez las galletas de coco que había prepara esa misma mañana.

– Aquí tienes precioso. – la mujer le facilitó una galleta a HoSeok, el último mencionado la sostuvo con su mano restante puesto que su Pa aún lo mantenía estable.

– Así que ya puedes caminar, ¿eh? – el orgullo por su hijo no le cabía en el cuerpo a Jungkook.

El pelinegro mayor había estado presente durante el reciente reencuentro y puede asegurar que un viento cálido como la primavera lo arrulló como si fuera un cachorro otra vez. Entonces Jeon se dio cuenta de que quería mucho más.

Quiero algo más fuerte, quiero más que un momento.

HoSeok inocentemente le ofreció un poco de su galleta a Jungkook. Ni Jungkook ni Taehyung lo habían visto tan emocionado antes. Es como si el sol dentro suyo se hubiera multiplicado por mil. Estaba más expresivo.

HoSeok se sentía dichoso porque era un chico con amor. En su pecho de bebé consentido sentía una gran emoción. Todo lo que podía pensar era «Familia» y «Juntos», no con esa precisión, pero si el mismo sentimiento.

Jungkook los invitó a sentarse en el living room, preguntó educadamente si requerían algo para comer o beber sin embargo, Ara estaba fantaseando con el penthouse. Una sala de estar demasiado alucinante como para no estarlo. Tae sólo fulminó con la mirada a Jungkook, le picaba demasiado que fingiera ser amable delante de los demás cuando él sabía que era un demonio por dentro.

La sala era en su mayoría color blanco. Habían dos muebles albo de gran tamaño, uno frente al otro, siendo separados por una mesa rectangular de mármol negro. Sobre ella había un florero con muchas rosas blancas, parecían frescas a primera vista. Arriba de bajita mesa, colgando en el techo raso, un deslumbrante candelabro con varias esferas grandes yacía alumbrando todo el lugar. Lo más sobrecogedor es que en esa parte del techo hay una amplia abertura cubierta por un cristal, dejando a la vista el cielo azul. Detrás de la mesita estaban dos sillas individuales en tonalidad gris perla, posterior a ellas estaba un coqueto comedor de cristal. En la esquina derecha del salón había un prístino piano que a ojos de Taehyung era deifico. Altos cristales servían como reemplazo de paredes regulares. La vista era hermosa, era como tener el mar a tus pies. Desde donde estaban todos se veía el sosegado río Han, pero más allá en el horizonte habían gruesas montañas protegiendo la ciudad.


– ¡Vaya! Tiene una casa extraordinaria, señor Jeon. –

– Gracias señora Kim, me costó mucho esfuerzo conseguirla. –

Mi cisti michi isfirzi cinsiguirli... idiota. – gruñó Tae.

– ¡Kim Taehyung! –

A este paso Ara terminará con canas verdes.

– No es nada señora Kim, ya estoy acostumbrado. Asumo que Taehyung es su hijo, ¿cierto? –

– Así es señor Jeon, por ende soy abuela de HoSeok, me gustaría que no seamos tan formales. – Ara jugó con los rizos ónix de su nieto.

– Por supuesto, llámame Jungkook, sería agradable si nos pudiésemos tratar con más familiaridad. ¿Lleva mucho tiempo cuidando de HoSeok? – preguntó inquisitivo.

– Lo conocí hace poco más de dos meses, para ese entonces Tae llegó como un fantasma a la sala de emergencia. ¡Casi derrumba mi puerta pidiendo ayuda! HoSeokie estaba muy mal, supongo que Tae puede explicarte mejor lo que ocurrió, todo lo que puedo decir es que me alegra verlo sano junto a sus dos padres. – la mujer castaña sonrió hacia Jungkook, pero el desafío en sus ojos cafés no pasó desapercibido para el otro alfa.

– Tae me ha dicho que usted quiere quedarse con mi nieto, y no quiero sonar grosera, pero eso no va a pasar. Creo que como adultos responsables que ambos son pueden compartir la custodia. Confío en que usted puede proteger a mis tesoros. – Ara expulsó su fuerte olor a cítricos.

Jungkook se guardó el gruñido amenazador porque no quería asustar a su hijo, quien jugaba tranquilamente con los dedos de Taehyung, su lobo era muy difícil de controlar y más estando en celo. Las cosas no terminarían bien para nadie en caso de que Cooky decidiera salir a jugar, no obstante, entendía a la preocupada mujer; el hubiera asegurado que su hijo estuviera en buenas manos como todo alfa responsable haría.

– Mamá... – regañó el beta no queriendo armar una pelea frente a Hobi.

Aunque le hubiera encantado ver a su madre patearle el culo a Jeon Jungkook.

La alfa no desistió. No hasta que Jungkook dijo:

– Puede estar segura de que protegeré a mi hijo, no pienso apartarlo de ustedes. Lo prometo. –

Un poco más satisfecha que antes, Ara volvió en sí sonriendo tristemente porque la peor parte se la llevaría Taehyung. ¿A él quién lo protegería? Si por ella fuera lo mantendría en su casa de por vida, así nadie le haría daño, pero su hijo tenía un destino tétrico que enfrentar. Y nada ni nadie puede evitarlo. Ni siquiera su instinto de alfa.

El tiempo se les acabó, no pudieron buscar una solución a tiempo y Tae...

¡Oh!

Su pequeño Tae pagaría las consecuencias.

– ¿Mamá? ¿Te encuentras bien? De pronto comenzaste a soltar feromonas de tristeza. –

El rubio se acercó preocupado a su madre. No tenía idea alguna de que le pasaba, pero no era bonito eso es seguro.

– No es nada Tae.... Creo que es hora de irme, si me lo permiten vendré otro día a pasar tiempo con HoSeok, o bien puedes llevarlo a visitar a su abuela favorita. – al decir eso último le sopló el estómago a Hobi teniendo como respuesta una ruidosa carcajada.

– Los amo, cuídense. Fue un gusto verte de nuevo Jungkook, espero vernos pronto, estaré vigilando muy de cerca tus pasos. – dijo divertida, tratando de ocultar su abatimiento y fallando en el intento.

Se despidió con un abrazo de los tres presentes para después salir apresuradamente fuera de allí. Si veían sus lágrimas todo se iría más a la mierda.

– ¿Estará bien? – Jungkook también estaba intranquilo por la actitud de la señora Kim. Era una mujer muy buena y a pesar de todo no le gustaba verla mal.

– Sí... – dice firmemente Taehyung, tratando de convencerse así mismo de que su madre sólo está un poco nostálgica porque HoSeok encontró a su otro padre; esa era la explicación más lógica. Olvidado en el camino que el mundo no es lógico en lo absoluto.

– ¿Y bien? ¿Dónde están tus cosas? No tienes que preocuparte por HoSeok, tiene más que suficiente en su habitación. –

Kim se sonrojó furiosamente por la vergüenza de admitir su miseria.

– Por si no lo has olvidado, todas mis pertenencias estaban dentro del departamento, que por cierto ya no existe, así que haz los cálculos genio... Bueno a excepción de las cosas que dejé el otro día en tu otra casa. –

El beta fue tan orgulloso que jamás volvió a reclamar las maletas y demás dominios que dejó botados en la mansión de Jeon. ¿Quién lo diría? Su orgullo le dejó algo bueno por fin.

– Entiendo, mandaré a alguien para que traiga tus cosas aquí ahora mismo, sígueme, te enseñaré tu habitación y el resto de la casa. – habló Jeon al mismo tiempo que sus fuertes brazos subían a HoSeok por encima de sus hombros.

– ¡Pa-pá! ¡Avión! ¡Avión! – gritó el niño queriendo volar, sentir el aire contra su rostro y cerrar los ojos con tranquilidad porque su avión era seguro. Su padre Jungkook jamás lo dejaría caer.

El corazón de Tae sufrió un ataque de doble ternura al ver a los Jeon convivir como padre e hijo. Ugh, era un alivio que no pudieran ver su boba sonrisa ni el color rojo en sus mejillas. Rápidamente se reprendió mentalmente. Se suponía que estaba enojado con Jungkook, no podía caer tan fácilmente.

– ¡PI-PI! ¡Aquí viene el avión, cuidado papá Tae! – gritó Jungkook sonriendo como muy pocas veces hacía.

A lo mejor más de uno estaba cayendo bajo las peligrosas redes de un sentimiento hermoso y delicado. Algo que quizás no podrá ser.

– ¡Pa! ¡Apá Tae! ¡Avión! ¡Pi-pi! –  y ese fue HoSeok tratando de copiar a su papá alfa.

¡Demonios!

¿Cómo en el infierno se supone que debe resistir a esta escena tan jodidamente dulce?








WAAAA... Quiero decir hola 🥰¡Uff! Éste capítulo tiene un poco más de 3,000 palabras. ¿Cómo estamos con el fluff y el suspenso?



Aquí les dejo una foto de la amista más pura que existe en este 🌎 💕💕😌Los amo. Gracias por todo el apoyo y los preciosos comentarios, ustedes hacen mi vida mucho mejor.

💜BORAHEEYOOO

~🐰

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