Repetí por quinta vez el vídeo, y no paraba de reír por la expresión de Millie.
El timbre de mi casa sonó, salí de YouTube, limpie mis lágrimas por tanta risa y baje a abrir la puerta, topandome con mi novia.
—Hola, cariño. - sonrió.
—Hola, preciosa. Pasa - me hice a un lado para que ella pudiera ingresar a la casa y así lo hizo. - ¿Que haremos hoy? - pregunté mientras la tomaba de la cintura y ella pasaba sus brazos por mis hombros.
—Podemos ver una película, salir a caminar, llamar a los chicos e ir al cine, quedarnos y...
—Y besarnos - la interrumpí uniendo nuestros labios.
Minutos más tarde, estábamos en mi cama, mirando el techo.
—Que buena manera de pasar el día - rió.
—Lo sé, no hay nada mejor que admirar el techo. - exclamé y ella se sentó, acción que imite.
—¿Puedes hacer wuaffles?- pidió mirándome con esos ojos tan bonitos.
—Eleven - susurré.
—¿Qué? - pregunto confundida.
—Nada. - reí - Puedes llamar a Sadie y los chicos, preparamos botanas y bebidas y entramos a la piscina. En la noche podemos cenar los wuaffles, ¿Te parece? - pregunté.
—¡Sí, es una buena idea! - sonrió alegremente mientras tomaba su teléfono y llamaba a Sadie.