—Debes relajarte, cariño. - empecé a masajear los hombros de mi pelirroja.
—Trato de estar tranquila y no estresarme, pero no puedo. - susurro apenas audible.
—Creo que podemos hacer algo al respecto, para que olvidemos todo, por lo menos un rato. - me paré frente a ella e hice que se levantará de aquella silla, cargué a Nat sobre mi hombro, escuché una leve risita de su parte y corrí hasta nuestra habitación, aún qué no teníamos porque preocuparnos, todos los Vengadores habían ido a cenar.
Cerré la puerta de la pieza, deje a Natasha en la orilla de la cama y se puso de pie, me quite mi blusa y ayude a mi novia a desprender la suya.
—¿Quieres hacer esto? - pregunté antes de que atacar sus labios.
—Claro que sí, confío en ti. - sonrió y con delicadeza y acaricio mi mejilla.
—Es raro tener poderes, en especial la súper fuerza, pero no quiero lastimarte, no puedo. - sus ojos me miraron con ternura uni nuestros labios con dulzura.
—No lo harás, sé que no me lastimaras. - finalizó para después besarme con hambre y necesidad.
Hace mucho no teníamos intimidad, desde que aquellos extraños poderes llegaron a mí, me limitaba a hacer algunas cosas.
Tomé la cintura de Nat, mientras mis besos descendían por todo cuello, mordiendo y succionando para dejar algunas marcas, ocasionando pequeños suspiros en ella.
Deje su cintura para poder desabotonar y bajar su pantalón junto a sus bragas, luego quite su sujetador y me separé de ella, para poder admirar su bella anatomía.
—Te amo, ___. - se sincero la pelirroja, provocando que mi corazón latiera con desenfreno.
—Te amo mucho más. - hice que se acostara sobre la cama y me puse sobre ella, pero sin recargarle todo mi peso.
Unimos nuevamente nuestros labios, pero está vez, en un beso más lujurioso y apasionado, con una mano acaricié delicadamente desde su cuello, pasando por el contorno de uno de sus pechos, hasta su vientre.
Nos separamos un poco y volvimos a besarnos, esta vez descendí mi mano más abajo, acariciando su feminidad, al pasar mis dedos por sus pliegues, pude sentir su humedad.
Natasha rompió el contacto de nuestros labios para soltar un pequeño grito el cual me alerto, cuando de una sola introducí en ella dos dedos.
—¿Estás bien? - deje mis dedos inmóviles y examine su expresión facial.
—Sigue, por favor. - suplicó empezando a mover sus caderas, tratando de darse placer.
Acate su petición y empecé un vaivén con mis dedos, primero lento y luego un poco más rápido, en pocos segundos la habitación se llenó de gemidos y jadeos por parte de Nat, quién escondió su rostro en el hueco de mi cuello y empezó a morderlo levemente, mientras sus manos estaban en mi espalda, arañandola un poco.
—¡Ah, sí! - gimió, un poco alto, haciéndome saber que estaba a nada de llegar al clímax, seguí con mis movimientos haciéndolos más rápidos. Unos segundos después, grito mi nombre y sentí sus paredes apretar mis dedos con sus cálidos fluidos.
—¿No te hice daño? - saqué lentamente mis dedos de ella.
—No, tranquila. Fue magnífico. - su respiración era agitada y me permití mirarla, tenía su cabello un poco desordenado, sus mejillas rojas, su pecho subía y bajaba, y tenía una preciosa sonrisa.
—Hay comida allá aba... - Valquiria dejo las palabras aire en cuanto nos vio, sus ojos destinaban un poco de dolor. ¿Será que me sigue queriendo?. Cerro con un portazo y miré a Natasha.
—Deberiamos bajar a comer, tengo hambre - me levanté de la cama, no sin antes dejar un beso en la frente de mi pelirroja.
—Tu ex nos acaba de encontrar así - nos señaló- y tú pensando en comida. - rió y se levantó de la cama, para empezar a ponerse su ropa y yo mi blusa.
—Lo sé, fui incómodo. - rasque mi nuca.