CAPITULO 39
Silencio.
En el auto se formó un muy incómodo silencio. Carter estaba mirando fijamente la carretera con la mandíbula tensa y su mejilla roja. Dios, cómo me alegraba verla así de roja. Luego de que me dijera aquellas estúpidas palabras, me reí abiertamente en su cara y le di dos bofetadas. Después de eso, acepté venir con él. Quería seguir golpeándolo, pero la violencia nunca solucionaba nada, y el hecho de que yo lo golpeara muchas veces más, no arreglaría el asunto.
Yo confié en él y lo arruinó. Yo le conté mis secretos. O gran parte de ellos. Él traicionó mi confianza y no pareció importarle, ahora él debía asumir las consecuencias.
Mientras él conducía me puse cómoda en el asiento del copiloto, apoyé mi cabeza en el mismo y miré por la ventana. No había nadie en las oscuras calles, solo pequeños gatos y perros buscando comida en algún bote basura.
Estaba incómoda, no me gustaba en lo absoluto este silencio. Él pareció leer mis pensamientos porque decidió romperlo, luego de soltar una honda respiración él dijo:
―Me lo merecía. Merecía esa bofetada.
Silencio.
―Nunca me dejaste explicarte las cosas ―hizo una pausa y luego añadió: ―Solo me alejaste.
Quité la vista de la ventana y la pose en él. Seguía mirando la carretera. Lo único qué pasó por mí fue que, él debía tener problemas, sí, debía tenerlos, ¿qué me iba a explicar?
― ¿Que exactamente querías explicarme? ¿Qué te revolcaste con mi madrastra? No, gracias. Lo vi todo.
―Yo...no sé qué estaba pasando por mi mente ―tragó grueso y me miró brevemente, sus ojos brillando Ella dijo tantas cosas. Me confundió.
Sonreí sin gracia. La mente me estaba dando muchísimas vueltas y quise vomitar.
― ¿Que dijo? ¿Que yo no te merecía? ¿Que era una niña?
―Solo...
Lo interrumpí porque no quería tener esta conversación. Lo único que quería era que él se callara, que no me mirase más durante el resto de la noche, quizá así, mis ganas de matarlo se esfumarían un poco.
―Basta, Carter. Lo arruinaste, vive con eso.
Él al parecer no tenía intenciones de terminar la conversación porque dijo:
―Lo siento.
Me ríe abiertamente en su cara. Lágrimas formándose en mis ojos. Sentía el mismo dolor que hacía un año.
―No, no tienes nada que sentir. Ni siquiera podía tener sexo contigo así que era justo que me buscaras reemplazo.
― ¿Estás insinuando que solo te quería para tener sexo? ―quitó la mirada de la carretera y me miró brevemente antes de agregar: ―Nunca te obligué a nada. Nunca insistí.
Entonces exploté:
―Y ese fue el problema. Quizá si hubieses insistido, te hubiese contado que no podía ni siquiera excitarme porque estaba traumada. Quizá si hubieses insistido te hubiese dicho que mi papá, abusó de mí.
Entonces ahora tenía toda su atención. Carter detuvo el auto de golpe y me miró fijamente. Sus ojos abiertos de par en par, su rostro más rojo que nunca.
― ¿Qué estás diciendo?
―Lo que escuchaste. Pero como digo, nunca insististe, así que nunca te lo conté.
Pude ver el dolor en mí su mirada. Aun así, me mostré indiferente.
―Ellie...
Suspiré y dejé que una lágrima cayera por mi mejilla. Me dolía, Dios, me dolía tanto.
―Lo sé. Era ilusa y tenía miedo de perderte.
―Yo...
― ¿Lo sientes? Sí, lo sé.
Me crucé de brazos y con las manos le indiqué que encendiera el auto nuevamente. Eso hizo. Nos quedamos en silencio por un rato más, todo allí era demasiado incómodo, quizá si debí irme caminando.
― ¿Por qué no me lo dijiste? ―rodé los ojos cuando lo escuché hablar nuevamente. Dios, ¿acaso él no podía mantener la boca cerrada?
― ¿Y qué ibas a hacer? ―pregunté con una frialdad impresionante. Carter entonó los ojos y me miró.
―Ellie...
—Carter, basta. Realmente basta.
Soltó un suspiro exasperado y fijó su vista únicamente en la carretera. Luego de eso ninguno de los dos habló más. Me concentré en pensar en qué lugar de la habitación de Zoe estarían las pruebas. Cuando comencé a reconocer las casas, dije:
―Quizá deberías pregúntale a Sofía si Tania es tu hija. Con eso de que, dos meses después anunció su embarazo.
Carter se quedó muy quieto allí, con los ojos muy abiertos, miré través de la ventanilla, visualicé la casa de Zoe, cuando el auto se detuvo sin esperar ninguna clase de repuesta, salí de allí. La fría brisa me recibió. Me abracé a mí misma y empecé a caminar hacia la parte de atrás, habíamos acordado entrar por la ventana de la habitación de Zoe.
Cuando miré la puerta principal abierta, entrecerré los ojos con confusión. Además, las luces estaban encendidas.
Debía averiguar.
Carter al parecer pensó lo mismo que yo, porque en cuanto di la vuelta para caminar hacia la puerta principal él ya estaba entrando a la casa, de forma cautelosa. A medida que iba avanzando me di cuenta que los chicos estaban de pie en la sala de estar.
Entonces cuando miré el lugar todo se detuvo.
―No puede ser.
Jadee horrorizada mientras miraba todo a mí alrededor. El lugar estaba vuelto un desastre. Cada parte de la casa de Zoe estaba patas arriba. Los sofás estaban volcados y con una gran apertura en el centro. Los cuadros de las paredes estaban en el suelo. Todo era un caos. Ignorando las advertencias de Jayden de que me quedara quieta, subí las escaleras. Miré con horror la puerta de la habitación de la mamá de Zoe abierta. Pero miré con más horror aún las gotas de sangre que manchaban el suelo. Oh Dios.
Me quedé estática mirando de la puerta a las gotas de sangre, quizá debía entrar y averiguar, pero me daba realmente miedo encontrar lo que me estaba temiendo ahí dentro.
Trague grueso y armándome de valor di cortos pasos hasta llegar a la puerta.
Sangre.
Había muchísima sangre allí, la habitación al igual que todo en la casa estaba vuelta un desastre. La gran cama blanca estaba completamente manchada de rojo. Miré a mi alrededor buscando la mamá de Zoe pero no había nadie allí.
Me introduje en la habitación sosteniendo mi pecho. No podía creer lo que estaba mirando. Dios, estaba más que segura que la persona que hizo esto era el asesino. Pero, ¿cómo demonios de enteró que veníamos por las pruebas?
Cuando no vi nada, salí de allí y caminé hasta la habitación de Zoe. La puerta estaba abierta, todo era un desastre, la cama estaba volcada, los sofás estaban rotos, los cuadros de las paredes estaban en el suelo hecho pedazos. Era prácticamente imposible caminar dentro de ella sin tropezarse con nada, pero me las ingenié para entrar. Entre todo el desastre un portarretrato llamó mi atención. Lo tomé entre mis manos y miré una foto de Zoe y Dominic. El rostro de Zoe y Dominic estaba rasguñado.
¿Acaso...? Oh Jesús, el asesino estaba celoso de Dominic. O quizá sus celos eran hacia Zoe. Miles de bombillos se encendieron de pronto en mi cerebro, todos ellos afirmando una sola cosa. La muerte de Zoe era una especie de crimen pasional.
De pronto sentí la necesidad de sentarme, mis piernas flaquearon, sentí arcadas y un gran deseo de vomitar. Todo a mí alrededor se tornó borroso, sabía lo que eso significaba. Estaba a punto de desmayarme.
Justo antes de caer al suelo unos brazos me sostuvieron por la cintura. Ese olor, era él. Carter. Quise apártalo pero no tenía fuerzas, lo único que veía era oscuridad.
―Estoy aquí ―su voz sonó lejana para mí. Cada parte de mi cuerpo estaba convulsionando. No sabía porque demonios me sentía así, sentía como si todo el peso del mundo estuviera sobre mí. Me sentí cansada, tan cansada de todo.
―Vete a la mierda.
Mis párpados se sentían pesados y me estaba constando mantener mis ojos abiertos. Antes de caer en la inconsciencia escuché como Carter gritaba:
― ¡Jayden!
___________
Quince minutos. Tal vez veinte. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero me desperté sintiendo un olor extraño y unas voces hablando.
No abrí los ojos, la cabeza me dolía y era prácticamente imposible abrirlos. Arrugué las cejas cuando reconocí las voces.
Carter y Jayden.
―Esto es demasiado extraño ―Jayden susurró, su voz sonaba preocupada y cautelosa.
―No hay nada de extraño ―Carter dijo fríamente ―El asesino al parecer quiere acabar con toda la familia y el que nosotros viniéramos aquí por las pruebas solo lo impulsó más.
― ¿Cómo demonios supo que íbamos a venir?
Silencio.
Segundos después sentí una mano sobre mi frente. Aun así no abrí los ojos.
―Todo esto le está afectando demasiado ―Jayden sonaba realmente angustiado ―Ella me preocupa. ¿Qué pasará cuando lo sepa? Será peor.
Sin poder ni siquiera evitarlo abrí los ojos. Me encontré con una mirada azul.
― ¿Saber qué? ―cuestioné mirando fijamente a Jayden. Ignoré la presencia de Carter.
Odiaba que me ocultaran cosas. Eso solo significaba que no me creían capaz de soportarlo. Yo no era una damisela en apuros que esperaba un príncipe.
Jayden palideció y miró a Carter buscando ayuda, él solo dijo:
―Tiene derecho a saberlo.
Jayden dudó, pero finalmente se sentó a mi lado y mordió su labio en un gesto nervioso.
―Hay dos asesinos. Uno de ellos grabó los videos que Zoe menciona en su diario y el otro la asesinó a ella. Lo que no sabemos es, si están trabajando juntos.
—Lo que tú no sabes, porque Carter si lo sabe, ¿no es así Carter?
Mire a Carter con todo el reproche del mundo, él solo apretó los labios y miró a Jayden. Ignoré el enojo y me concentré en lo que habían dicho. ¿Dos asesinos? Oh Dios mío. Esto era realmente preocupante. ¿Que seguía, un tercer asesino?
― ¿Com...Cómo es eso posible? ―pregunté segundos después.
―Solo es posible ―Carter respondió a mi estúpida pregunta ―Solo busquemos las jodidas pruebas y larguémonos de aquí.
Las pruebas.
Miré a mi alrededor, seguía en la habitación de Zoe. Estaba acostada sobre su cama, una oleada de tristeza me invadió, recordé las veces que dormí aquí con ella.
Presionando mi mano sobre mi sien porque me dolía, me senté en la cama. Todo seguía vuelto un desastre, pero algunas cosas estaban sobre una mesa entre ellas el cuadro que tenía escrito las pistas que Zoe había dejado en el diario.
Ignorando la presencia de Jayden y la de Carter me puse de pie y evalué la habitación, buscando algo me dijera donde estaban las pruebas.
Con todo el lugar vuelto un desastre era más fácil encontrar las dichosas pruebas. Existía la posibilidad de que las personas que se llevaron a la madre de Zoe también se habían llevado las pruebas.
Al pensar en la mamá de Zoe me sentí mal al instante. ¿Ella estaría bien? Tal vez lo más adecuado era avisarle a la policía.
―Debemos llamar la policía―Informé saliendo del baño y mirando todo a mi alrededor.
―Deberíamos. Pero lo más sensato sería hacerlo cuando encontremos las pruebas.
― ¿Realmente crees que estén aquí? ―Carter me estaba preguntando a mí, pero lo ignoré totalmente, Jayden decidió responder por mí.
―Averigüémoslo.
Así fue como ellos empezaron a buscar las pruebas en cada lugar de la habitación. Unos diez minutos más tarde no habíamos encontrado nada.
Segundos después ellos me informaron que irían a revisar la casa completa junto con los demás. Yo por mi parte me quedé quieta sentada en la cama.
Zoe... estar aquí en su habitación me trasladaba al pasado. Su rostro y sonrisa aparecía en mi mente.
―Quizá deberías salir más ―Zoe me miró a través de sus pestañas y sonrió ―Eres joven y hermosa.
Rodé los ojos y me senté nuevamente sobre su cama. Ella estaba frente al espejo maquillándose. Hoy era el cumpleaños de una de sus tantas amigas y como era obvio quería que yo la acompañara.
―Zoe, ya te dije que no iré ―le di un mordisco a mi hamburguesa y continué mirándola. Ella era tan bonita. Zoe sin duda era el sueño de cualquier chico. Pero sus ojos sólo estaban en Zane.
―Está bien ―aplicó un poco de labial rosa sobre sus labios y me miró a través del espejo ―Solo espero que con el tiempo no desees haberme acompañado a todos los lugares que te he invitado.
Cuanta razón tenía. Ahora al pasar el tiempo. Hubiese deseado haber estado con ella en cada momento de su corta vida. Zoe tan solo tenía 19 años cuando le arrebataron la vida de una forma tan cruel.
―Esto es tan complicado. Daría todo por traerte de vuelta.
Nadie me respondió. Me sentí decepcionada aunque sabía que era lo lógico. Una respiración en mi cuello me hizo darme la vuelta. No podía ser cierto. No otra vez. Ay mierda, los malditos medicamentos. Los había olvidado.
Ed...Él estaba sentado sobre la cama. Su característica sonrisa adornando su rostro. Su cabello castaño estaba más largo o eso imaginaba. Sus ojos me miraban con fijeza.
―En serio debí aparecer nuevamente para que de una vez por todas encontraras esas jodidas pruebas.
Me quedé quita mirándolo fijamente. Me pregunté, como la mente humana tenía tanto poder, mira que crear una especie de fantasma andante y guapo. Él era como mi crush imaginario, aun así, me caía mal, más que nada porque me recordaba el poco control que tenía sobre mi misma.
―Cállate.
―Piensa hermosa ―sonrió y se cruzó de brazos―El lugar donde están esas pruebas esta en tu mente. Solo tienes que pensar.
Trague grueso y me puse de pie. Que él estuviera de vuelta sólo era un claro recordatorio de que había abandonado los medicamentos. Sin dejar de mirarlo empecé a caminar, entonces tropecé con algo y caí al suelo, de culo por supuesto.
Todo mi atención quedó centrada en un pequeño pedazo de madera levantando. Abrí muchísimo los ojos y después escuché la voz de Ed, nuevamente:
―Eso es hermosa. Las encontrarse...