Alas De Cristal

By Nefertari_KL

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Me enamoré hasta de las letras de su nombre, de su ternura disfrazada de frialdad. Eso me atrapó, me enloquec... More

Prefacio
Snowflakes
Sky Eyes
Angel
Talk
Confidence
Wings
Trip
Guilty
Alexandra
Desire
Ambush
Rescue
Narrator

Protection

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By Nefertari_KL

—Una semana después—

Lena caminaba de un lado a otro en la tienda, era un día concurrido, los turistas entraban uno tras otro lo cual era perfecto para las comisiones y ganancias en general, pero eso restaba tiempo a la hora de comida, por esa razón estaba de mal humor, aunque sabía fingir ante los clientes. Ella ansiaba ver a Zor-El, no había logrado verla desde el día en que estuvo en su casa, por su trabajo y la rubia era increíblemente comprensiva, pero le enfadaba que no fuese insistente, quería ser asediada un poco, pero evidentemente no sucedería de esa manera.

-Oh dios, estoy muriendo—dramático Mike, jadeando como si hubiese corrido por todo Memphis— Y aquí vienen más—sin aliento señala a la puerta con ambas manos.

-Sonríe Mike—sugiere Lena— Yo también estoy agotada, pero el aniversario luctuoso de Elvis es en pocos días-

-El rey del rock causa revuelo aun muerto-

Niega exagerando al sonreír y acercarse a los clientes, Lena suspira cansina admirando la fuerza de su amigo, pero sabía que le iría bien en la paga, por esa razón se esmeraba al vender y también para ganarle al molesto de Winn, tal hecho le causa gracia. Así continúa la mitad del día, y agradecía haberle dado tiempo para desayunar o de otro modo ya estaría famélica, aunque podía notarlo en Mike y Winn, así que al primero que le permite salir a comer es a Winn, así habría un poco de paz, sin tener que oír sus quejas. La fija para la caja registradora ya no era tan larga como en la mañana, y esperaba aminorara la entrada por salida de cada cliente, para tener algunos minutos en los cuales podría respirar, estaba cobrando saludando casi por inercia, y al observar unos guantes familiares que dejan un Disco de Elvis, alza la vista y por primera vez sonríe genuinamente, pues Zor-El le sonreía tímida al otro lado de la caja, vistiendo una blusa ajustada de cuello alto y mangas largas en color rosa, cabello suelto ondulado y puede ver que está usando ligero brillo labial, se veía hermosa tan distinta a como suele vestirse.

-Hola—Lena no cabía en su felicidad— ¿es todo lo que llevarás?—La rubia asiente—perfecto, son $50 dólares—Zor-El le entrega el efectivo y ella la bolsa con el disco dentro—gracias por su compra-

La rubia achica los ojos al sonreírle y antes de permitir la continuidad en la fila, desliza una nota a Lena, quien rápidamente la coge, ganándose un guiño de parte de Zor-El quien abandona la tienda después de la compra. Mike al otro extremo de la tienda hace una mímica de enamorado formando corazones en el aire, mofándose de ella, Lena sonrojada le saca la lengua y continúa cobrando ante las miradas de los clientes, unos sonreían cómplices y otros solo querían rapidez. En la tarde cuando al fin había paz en la tienda y Mike se había ido a comer, dejando a Winn limpiando algunos aparadores, se permite al fin leer la nota, desde que Zor-El se la dio estaba demasiado ansiosa por saber lo que ha escrito.

El resplandor de la Estrella Polar penetra por la ventana norte de mi cámara. Allí brilla durante todas las horas espantosas de negrura. Y durante el otoño, cuando los vientos del norte gimen y maldicen, y los árboles del pantano, con las hojas rojizas, susurran cosas en las primeras horas de la madrugada bajo la luna menguante y cornuda, me siento junto a la ventana y contemplo la estrella.

 

—Polaris - H. P. Lovecraft—

Pd: Te espero fuera de la tienda en cuanto termine tu horario laboral, también extraño conversar contigo.

 

Z.

La excelente caligrafía y palabras hermosas cautivan a Lena, que sonríe sonrojada pegando la nota a su pecho, suspirando, ahora se sentía como adolescente nuevamente, definitivamente la ansiedad la inundaría con el lento pasar de las horas, esta vez si oraba por más clientes, así la tarde no sería tan larga.

-Mira quien vuelve a tener esa expresión estúpida y enamorada—Mike ya estaba a su lado, no se había dado cuenta de su presencia hasta ahora— Unas notas más y flotarás cual Bugs Bunny enamorado por toda la tienda-

-Cállate cretino—le da un zape en la cabeza.

-¡Ouch!—se queja— Pero en serio, esa rubia te tiene estúpida cariño-

-¿Y eso te afecta pedazo de bacalao?—se burla pues había visto una foto de el cuando niño, disfrazado de Calamardo.

-Me afecta porque el gas tóxico que emanas, es nocivo para mi salud-

-Imra volvió a rechazarte—cruza los brazos arqueando la ceja burlona— Te ayudé lo más que pude Mike, pero ella no confía en ti desde que besaste a Sarah Kennett, cuando estaba de cita con ella-

-¤Fue un reto Lena! ¡Tú estabas ahí!—explica airado— ¡Debía hacerlo!-

-Típico orgullo masculino, ahora paga por semejante idiotez, porque Imra te hará sudar sangre si de verdad la quieres, para recuperar su confianza-

-Las mujeres son complicadas—se veía cansado.

-Por supuesto que lo somos, todo lo fabuloso es difícil de adquirir, creí que ya lo sabías-

-Lo sé, pero solo quería desahogarme, maldita—gruñe entrecerrando los ojos a Lena— Tú tienes a una rubia alta de ojos azules y excelente cuerpo, por eso te mofas-

-Me estoy mofando de ti, porque estarías con Imra ahora sí no hubieses hecho aquella estupidez-

-Ojalá llueva para que ese horrible maquillaje se arruine y Zor-El se aterre al verte-

Desea molesto, sacándole la lengua a Lena para después alejarse yendo hacia el cliente que recién había ingresado a la tienda. Por inercia Lena mira al cielo y oraba a los dioses porque los malos deseos de Mike no se cumplieran, pues el maldito tenía boca de profeta, y al ver al primer nube oscura acercándose, lo mira enojada y le arroja una bola de papel, en cuanto éste se da cuenta y se burla, después de todo su amigo triunfó y consideraba sugerirle seriamente que colocara su propio centro gitano, ganaría millones sí le sacaba provecho a ese misterioso don.

..

..

..

—East Street—

-Así que has comprado el mejor disco de Elvis-

James observaba maravillado la nueva adquisición de su amiga, él aún no podía comprar alguno pues recién trabajaba en el periódico local, y además no era correcto dadas antiguas deudas. Pero se alegraba por su amiga, el pelirrojo siempre la había visto distante y ahora sonreía todo el tiempo, quizás conversaban como tal, pero era un silencio cómodo.

-¿Y los has comprado porque lo quieres o es por la hermosa pelinegra de la fotografía?-

Indaga entrecerrando los ojos con gesto pícaro, Zor-El sonrojada se muerde el labio asintiendo dejando claro la razón verdadera de la compra, James ríe dándole leves codazos al caminar a la orilla del río Mississippi, disfrutando la expresión avergonzada de la rubia, definitivamente le agradecería a aquella chica por hacerla feliz. Solo la había visto en una fotografía que la rubia tenía guardada en el celular.

-¿Y cuándo tendré la dicha de conocerla?—La otra hace una mueca haciendo unos ademanes—de acuerdo blondie—bromea y la rubia le da un codazo—solo que tengo demasiado curiosidad-

Continúan caminando y Zor-El escucha atentamente los planes de su amigo, pues el periódico le había encargado viajar hacia otra ciudad para tomar algunas fotografías muy importantes, así que antes de partir le propuso una excelente idea para la cena especial que la rubia tenía en planeación, y demás está decir que estuvo de acuerdo con cada propuesta de James, él quizás no tenía novia por ahora, ya que el trabajo lo absorbía por completo, sin embargo sabía algunos aspectos únicos de cortejo.

..

..

..

-Será mejor que te arregles el cabello—Mike menciona, pues ambos estaban en el lugar de los empleados—Estás hecha un asco-

-¿Cómo no voy a estar hecha un asco sí no hemos parado todo el día?—Exaltada golpea a Mike en el brazo.

-¡Agresiva!—quejándose masajea la zona—y estoy siendo honesto contigo, Zor-El estaba preciosa por la mañana, merece una mejor presentación tuya-

-Tienes razón—se deja caer desganada en la banca frente a los lockers—Ella estaba divina—suspira sonriendo boba—nunca creí que dejaría atrás las Jersey amplias-

-Eso le da estilo, pero he de suponer que busca impresionarte, como aquella vez que usé un traje ridículo para acompañar a Imra-

-Zor-El no es como tú—dice molesta— Tú ahora estás realmente interesado en Imra, pero antes solo querías tener sexo con mi amiga, y te aseguro que Zor-El no tiene esa mentalidad-

-Eso yo no lo sé—levanta las manos en son de paz— y será mejor que te apresures, tienes poco tiempo para peinar tu cabello-

-Entonces—se pone de pie y se acerca a él— ¡Lárgate Mike Mathews!-

-Te amo, querida amiga gruñona—le da un sonoro beso en la mejilla para después huir entre risas.

-También te amo cínico arrogante-

Susurra riéndose de su huída, y camina hasta el lavabo del baño, mojándose el rosto y cabello peinándolo lo mejor posible, quitándose el uniforme poco agraciado, no iba a lucir peor de lo que se sentía. Minutos después habiendo mejorando su apariencia, sale del área de empleados y al llegar a la entrada de la tienda, observa a Zor-El esperando tranquila recargada en su bicicleta, en cuanto cruzan miradas, siente desfallecer al momento en que la rubia le sonríe, ahora podía verla mejor que en la mañana, traía puestos unos jeans ajustados y una cazadora igualmente rosa como su blusa, se veía increíble. Cierra la tienda y baja la cortina, cogiendo aire para después exhalar en un sonoro suspiro, dándose la vuelta sorprendida al tener a escasos centímetros a Zor-El.

-¿Lista?—pregunta la rubia con ese acento que le parecía sexy a Lena.

-Sí...—muerde su labio— ¿a dónde iremos?-

-Sorpresa-

La rubia mueve las cejas y la toma de la mano para guiarla hasta la bicicleta, y ambas suben, Lena en la parte del frente. El pedaleo de Zor-El era tortuosa mente lento, aunque la pelinegra no podía quejarse, tenerla cerca y aspirar el aroma de la rubia, le era apremiante ante la espera. Sin embargo al ver la dirección que había tomado la otra, sabe que solo pueden ir a un sitio en particular, el río Mississippi. Al llegar la bicicleta se detiene y ambas bajan, Zor-El la acomoda junto a un árbol, extendiendo el brazo guiándola por el camino iluminado de luces intermitentes. Lena admirada no se niega y camina a través del estrecho camino, y al final había una manta tendida en el suelo, en el centro una bolsa de papel de las mejores costillas hechas obviamente, de Central BBQ, la pelinegra ríe ante el encogimiento adorable de Zor-El y de inmediato toman asiento, sirviéndose por mano propia las costillas, destapando un par de cervezas, tenían demasiado tiempo sin beber, Lena desde hace un año y la rubia desde los 21 años, no tenía buenos recuerdos de aquel entonces, pero la ocasión ameritaba un ligero toque de alcohol.

-¿Dónde conseguiste las luces intermitentes que se usan en los aeropuertos?—pregunta Lena, limpiándose los labios con la servilleta.

-Un amigo las consiguió para mí-

-Amigo...—frunce el ceño pues no creía que tuviese alguno.

-James... así se llama—da un trago a su cerveza y continúa—es fotógrafo del periódico... y pelirrojo-

-Interesante...—murmura mirando el reflejo de la luna en el agua.

-¿Sabes nadar?—pregunta de pronto la rubia y Lena la mira asombrada.

-Yo... ah... sí...-

-¿Nadarías conmigo?-

Poniéndose de pie, tiende la mano hacia Lena, mostrándole la mejor de sus sonrisas, por lo que la pelinegra no pude negarse, aceptando la proposición tomándole la mano. Zor-El le besa los nudillos, y de un segundo a otro, hala con fuerza moderada a Lena para después correr con ella hacia el agua helada, se estremecen pero a pesar del frío, zambulléndose comienzan a nadar, riendo y jugando entre chapoteos, por toda una hora hasta que terminan como pasas andantes y salen del agua, Zor-El saca un par de cobijas de una mochila y cubre a Lena con una, quedándose a su lado para abrazarla sobre los hombros, la pelinegra suspira entrando en calor, usando sus dedos para peinarse el húmedo cabello, cerrando los ojos, disfrutando la noche.

-Lena...-

-Dime-

-Te pido disculpas-

-¿Por qué?—cuestiona confusa.

-Me fui sin despedirme-

-Está bien—suspira abriendo los ojos—Tienes tus razones-

Ya no lo recordaba, pero después de pasar todo el día y noche con ella en su apartamento, al amanecer Zor-El ya no estaba en el sofá, había dejado las cobijas perfectamente dobladas sobre la almohada, Lena se sintió triste pero comprendió que no quería preocuparla, la rubia tenía pesadillas y evidentemente no deseaba hablar sobre ellas.

-Yo... No iba a...—Lena levanta la cabeza para mirarla atenta a lo que diría— Volver...-

-¿Por qué? ¿Hice algo que te molestara?—pregunta asustada.

-No... No... Lena tú—tartamudea— Eres linda pero yo...-

-¿Tiene que ver con el misterio de tu nombre?-

-Sí... Lo siento—baja la mirada.

-Entiendo, y te aseguro que no me inmiscuiré en ello, solo no te alejes de mí—hace un puchero haciendo reír a la rubia.

-Bien...—exhala.

-Vamos a mi apartamento—Lena sugiere ayudándola a levantarse— mi trasero se está congelando—de nuevo la hace reír y eso le encanta.

-Trasero tibio—anima la rubia levantando el puño.

..

Ya en el apartamento, la primera en ingresar a la ducha es Zor-El, Lena elige ropa amplia para su amiga pues era más alta, una blusa de magas largas gris y pantalones deportivos negros, junto a ropa interior que no usaba mucho y esperaba no le fuese incómodo. Después de la ducha, admira la belleza natural de la rubia pero sacude la cabeza para entrar al baño.

..

..

Zor-El decide darle espacio a Lena, así que sale de la alcoba, sentándose en el sofá de la sala leyendo el periódico y observando las fotografías de James, sonríe al saber que su amigo está progresando a pesar de todo lo que pasó. Oye dos toques en la puerta, frunciendo el ceño se levanta y camina hasta abrir, encontrándose con la expresión furiosa de la pelirroja de días atrás.

-De nuevo tú aquí? —parecía querer golpearla, así que sale del apartamento para no asustar a la pelinegra — ¿Dónde está Lena? —la rubia se encoje de hombros esbozando una leve sonrisa — Lena es mía, ¿entiendes maldita muda? —Zor-El niega con el ceño fruncido — Ella será mi novia y tú te irás, no entiendo por qué sigue invitándote-

Le toca el hombro con el dedo índice, la rubia se mantiene tranquila pero deseaba tanto golpear a la arrogante pelirroja, le traía malos recuerdos, y no quería eso para Lena, así que le detiene el dedo, alejándolo de su pecho, apretando los dientes.

-Yo he oído de ti —Alexandra sonreía con malicia — eres Zor-El, la repartidora de algunos sujetos privados, quizás no haya pruebas aún, pero yo las encontraré y Lena te odiará-

Estaba al límite de su paciencia, inhala y exhala, mirándola fijamente, cerrando con fuerza los puños, Lena no debía saber nada, no iba a perderla, mucho menos por una demente policía.

..

..

Minutos después al salir con su pijama de rayas puesta, busca a la rubia en su habitación pero no estaba ahí, supone que le ha dado espacio yendo a la sala, pero se sorprende al oír lo que parecía una disputa en el pasillo, corre rápidamente al reconocer la desagradable voz de Alexandra, y en efecto al salir, mira a Zor-El tranquila escuchándola gritar, con la espalda pegada a la pared, y a la pelirroja aparentemente amenazándola.

-Aléjate de Lena o...-

-La única que debe alejarse eres tú—Lena se ubica al lado de Zor-El rodeándole el brazo, ganándose esa linda sonrisa.

-¿Cómo puedes estar con una muda?—intenta tocarla pero la rubia se lo impide, deteniéndole la mano con el antebrazo— Tú no te metas-

-Zor-El entra por favor—ésta niega frunciendo el ceño, mirando desconfiada a la pelirroja—te aseguro que estaré bien—Pero mantiene su negativa quedándose a su lado.

-Así que además de muda, desobediente, no funcionas como mascota—se burla y de inmediato siente un agudo dolor en la mejilla pues Lena le había dado un puñetazo— ¿Qué...?-

-Vuelve a insultarla y la próxima vez usaré el bate del béisbol!-

Empuja a Alexandra contra la pared, arrastrando prácticamente a la rubia del brazo hasta que ambas entran al apartamento, y cierra con llave, para después oír los gritos de Alexandra.

-¡Ya te darás cuenta que esa vagabunda no merece la pena!—un golpe a la puerta.

-¡Lárgate!—grita de vuelta Lena y oye el gruñido de la pelirroja seguido de pasos alejándose— demonios...—se queja sobándose el puño pues ahora le dolía haberla golpeado.

-Te haré un masaje-

Zor-El la lleva al sofá, sentadas, Lena observa sonriente a la rubia darle el masaje en la mano, se sentía demasiado bien, tanto que suspira ganándose la mirada azulada de su amiga, quien le muestra una juguetona sonrisa.

-Excelente puño—felicita sonrojando a Lena.

-Gracias...—aprieta los labios— No iba a permitir que te siguiera ofendiendo-

-Gracias a ti—le besa los nudillos— Lena...-

-¿Qué fue lo que te dijo antes de que yo llegara?-

-Es posesiva—murmura molesta— piensa que eres su propiedad...—tensa la mandíbula— Quería golpearla... pero tú lo hiciste por mí—vuelve a sonreír.

-Y lo haré siempre—mueve los dedos ya no sintiendo dolor— tú no debes golpearla, lo usará como excusa para arrestarte-

-Tranquila—abraza a Lena besándole la frente— Tengo experiencia-

-Eso es... bueno-

Con la cabeza apoyada en el pecho de Zor-El, acaricia los brazos que la rodeaban en ese abrazo cálido, pesando, la experiencia ante los gritos no era buena señal, imaginaba escenarios peores que pudo haber sufrido la rubia, y eso era causante de sus pesadillas; estaba preocupada pero no quería presionarla, tenía tiempo suficiente para ganarse la verdad, así como se ganó su voz.

-Quédate conmigo hasta mañana—pide adormilada.

-Me quedaré...-

Siente otro beso, pero ahora en su mejilla, sonríe acurrucándose entre el abrazo, cerrando los ojos y dejándose vencer por el sueño. Zor-El la mira con ternura, aspirando el aroma emanando de su piel y cabello, recargando la mejilla en la cabeza de Lena, sintiéndose en paz, hace mucho tiempo no la sentía, desde la última vez que vio a sus padres con vida, y eso la hace fruncir el ceño, ahora recordando a Alexandra, no era una buena mujer y la obsesión que tenía con Lena la preocupaba, una persona así, siempre caía en lo más ruin para ganar, como el General Panov.

-Yo te protegeré a ti Lena, no se repetirá otra tragedia, porque ya tengo edad para evitarlo-

..

..

..

Continuará...

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