El chico de la calle de atrás

Galing kay rafaalmaguer

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Max y Ryan son vecinos y van al mismo Instituto Desde pequeños, Max es el típico chulo de gym al que le lluev... Higit pa

Capítulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23 - Parte 1
Capitulo 23 - FIN

Capitulo 15

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Galing kay rafaalmaguer

   Y aquella noche en la casa de los Taylor's las cosas volvieron a ser como antes, cenaron pizzas y de postre helado de chocolate, y la madre de Ryan se paso la noche contando anécdotas de su niñez mientras el reía como si fuera la primera vez que las escuchaba, quizás porque si era así.

   Y entre risas he historias por primera vez sintió envidia, sintió envidia de la relación tan fuerte que tenían Ryan y su madre, ella conocía todo de el, y asombrosamente el todo de ella. Sintió envidia de las noches de sofá y manta viendo pelis de romance que ya nadie veía pero que ellos disfrutaban como la primera vez, de los viernes de comida basura, de los madrugones de los días de rebajas, de ir siempre a la última sesión del cine, de los domingos de excursiones, Ryan era aparentemente un chico pobre, de clase media, Max tenía todo lo que cualquier chico de su edad podría desear, sin embargo desde su humilde pero bonita casa justo ahí , en la calle de atrás de su mansión, no fue ni la mitad de feliz de lo que fue Ryan.

   Ahora entendía porque era tan importante para aquella madre recuperar a su hijo, y el iba a ser todo lo necesario para devolvérselo tal y como ella lo merecía. Pero aquella noche no era para pensar en eso, era lo menos que podía hacer, regalarle a ella esos momentos que tanto necesitaba.

Cuando el sol salió avisando que un nuevo día estaba a punto de empezar Ryan regresaba de correr sus 5km como cada mañana.

- has madrugado - le dijo ella sonriente observando al chico sudando mientras ponía el desayuno en la mesa.

- si - responde mientras intenta recuperar la respiración - voy a darme una ducha y enseguida bajo.

No fueron mas de diez minutos los que tardó en estar frente a su desayuno, ella lo miraba detenidamente como devoraba todo lo que le había preparado.

- tenías hambre - menciona sonriente.

- necesito subir de peso, estoy demasiado delgado - contesta.

- nunca ha sido un tema que te halla preocupado.

- ya - disimula - pero la verdad es que últimamente me veo demasiado flojo, necesito ganar algo de masa muscular.

- y hoy, ¿Qué vas hacer?

- voy a ir a la Uni.

- ¡¿en serio?! - exclama con cara de felicidad.

- si, no puedo seguir esperando, algún día voy a tener que ir así que, ¿por que no hoy? - dice mientras le da un ultimo sorbo al cola cao.

- bien - se acerca y le da un ligero beso en la frente - yo me voy a ir a trabajar.

- esta bien, que vaya bien el día - se despide.

El chico toma el resto del croissants con una servilleta, se pone sus cascos y anda a toda velocidad en su nueva bicicleta, aquella que le había comprado su madre para cuando despertara después de que la suya quedara totalmente destruida por el accidente. Deja la bici en el estacionamiento donde guardaban los vehículos de los estudiantes, la ata con una cadena a la verja y entra.

La Universidad parecía una versión un poco mas adulta de su Instituto, formaba aula con muchos de los que habían sido sus compañeros, entre ellos Ernest, al parecer ahora líder del grupo, apenas entro por la puerta puso sus ojos en Ryan, al que no dudo ni un segundo en ir a saludar.

- miren a quien tenemos por aquí - dijo con acento chulesco mientras se sentaba encima de la mesa, Ryan tenía la cabeza baja, sin mirarlo - pensaba que te quedarías todo el curso lloriqueando en tu casa con tu mamá - en ese momento, poco a poco fue levantando la cabeza hasta alcanzar mirarlo fijo a los ojos, a penas sin pestañear - ¿te pasa algo Ryan? - pregunta sonriente y con una actitud borde.

- baja de mi mesa - le dice con voz tranquila sin apartar la mirada, Ernest se inclina hacia el.

- ¿como? - le pregunta amenazante.

- que te bajes de mi mesa - le repite con la misma tranquilidad.

- ¿o que? - lo tienta. Pero esta vez Ryan no contesta, se levanta y lo empuja tan fuerte que Ernest acaba sentado pero en el piso, algo que resulto bastante humillante.

- ahora te crees el rey de la manada porque no esta Max - le dice mientras lo rodea caminando lentamente y lo fulmina con la mirada - ahora te crees grande porque dejaste de estar bajo su sombra, ¿no? - hace una pausa y se detiene frente a el, inclina la cabeza hacia un lado y le sonríe mientras Ernest hierve de los nervios - para ser como Max Robinson hay que tener un buen par de cojones - se agacha frente a el, lo mira a los ojos y le sonríe levemente - ¿tienes cojones Ernest? - espera respuesta, no la hay - vuélvete a meter conmigo y entonces sabrás de lo que soy capaz.

Que Ernest recuerde esa la mayor humillación que había vivido jamás, todos hablaban bajito y comentaban el gran acontecimiento, la entrada triunfal de Ryan Taylor después de su regreso de la muerte, era la comidilla de todo el centro, algo que a Ernest no le estaba gustando nada. El propio Decano fue hasta el aula a darle la bienvenida personalmente a Ryan delante de todos sus compañeros.

- ¡silencio por favor! - grito hasta lograr que todos se callaran - hoy, la Universidad de Wilmington se enorgullece por contar con uno de los alumnos con mejores notas del Instituto - el hombre mira a Ryan - es un honor contar con mentes como la suya, estoy muy agradecido que halla elegido nuestra Universidad, estoy seguro que va a llegar muy lejos. Por ser usted, haremos una excepción y cada profesor se reunirá con usted al final de la jornada para ponerlo al día con las clases perdidas, no nos gustaría que eso afectara su ritmo académico.

- muchas gracias director - responde serio mientras todos lo observaban.

Fue un intenso día de clases, en su forma natural Max hubiera pasado olímpicamente de todo aquel royo interminable de clases, libros y cuadernos, pero bajo la piel de Ryan debía intentar no levantar sospechas y actuar como el, lo hubiera echo. Cuando el timbre sonó, Ryan alcanzo a Tiffany por las pasillos buscando la salida a la cafetería.

- hola - le dijo mientras se posiciono a su lado siguiendo el ritmo de sus apresurados pasos.

- hola - le respondió ella seria sin si quiera mirarlo.

- ¿oye te pasa algo? necesito hablar contigo, tengo cosas que contarte.

La chica frena en seco y se gira hacia el.

- ¿Cómo que besaste a Allen?, por ejemplo.

- ¿como? ¿ya lo sabes?

- ¿pensaste que no me iba a enterar?

- ¡hey! en Teoría no te puede molestar, tu y yo somos amigos y Ryan es el novio de Allen.

- tu no eres Ryan.

- ¿a no? ¿y de quien son estas manos? - le pregunta mientras le muestra sus delicadas manos - además era precisamente de eso de lo que te quería hablar.

- ¿eres gay también?

- ¡¿que?! ¡no, joder! ¿Qué dices?

- bueno - empieza a volver andar - es una teoría que siempre hemos tenido Ryan y yo.

- ¿como? - le dice volviéndose a unir a sus pasos - ¿pensabais que era gay?

- sinceramente si - contesta sin vacilación - necesitabas siempre estar acompañado de alguna chica, dos puntos a favor si era popular, era como si necesitaras demostrar todo el tiempo lo hombre que eres. Siempre rodeado de esa pandillas de machos de pacotilla con los que te hacías grande cada vez que te metías con alguien y ellos te alababan y aplaudían.

- joder ... - dice serio casi sin habla.

- así que si, mas de una vez pensamos que quizás te aprovechabas de esa fachada para no decir que en realidad te gustaban los chicos.

- bueno, la teoría tiene su lógica - dice sonriendo para quitarle sal al asunto - además Allen besa bastante bien, ahora que lo pienso mucho mejor que muchas de las chicas que he besado - pone cara de circunstancia y luego estalla en una carcajada - ¡que no! idiota! ¡estoy de broma! no, no soy gay, así que si es lo que tu y tu amigo estabais pensando de mi mas vale que se lo expliques cuando regrese.

- bueno - contesta ella ahora mas relajada - si tu lo dices. Por cierto, ¿de que se trato ese numero en clases?

- Ernest es gilipollas, se merecía eso y mucho mas.

- te pones en evidencia, todo el mundo esta hablando de eso, Ryan nunca hubiera reaccionado así.

- bueno, alguien le tenía que parar los pies, y si no lo hacía ahora ese imbécil iba a tomar por costumbres el meterse conmigo otra vez, y paso.

- ¿y crees que con eso te va a dar en paz?

- no, pero al menos ya sabe a lo que se enfrenta. Así que cuando Ryan recupere su cuerpo tendrá un par de problemas menos por el cual preocuparse. Por cierto, es de el de quien necesito hablarte.

- ¿lo has vuelto a ver? - pregunta emocionada sin controlar el tono de voz.

- ssshhh! - la manda a callar - habla bajo, paso de hablar de esto aquí, es mejor que nos veamos en mi casa, o en la tuya, me da igual.

- vale, esta bien, paso por tu casa después de cenar, además, ahí otra cosa de la que yo también necesito hablarte - pone cara seria y el, que ya la empezaba a conocer, nota que algo estaba pasando.

- ¿esta todo bien?

- si, bueno, eso espero.

- me empiezas a preocupar - el timbre suena.

- bueno, no te preocupes, te lo explico todo esta noche.

- esta bien.

A unos cuantos metros de distancia de donde estaba Ryan, Ernest y sus colegas no paraban de observarlo.

- ¿no vas hacer nada con ese marica? - le pregunta uno de ellos.

- ¿crees que soy de los que deja las cosas así? - le dice sin apartar la mirada de Ryan, que se encontraba solo tomando algo en la cafetería del bar.

- ¡ve y dale su merecido! - le anima otro de ellos.

- no, hoy no, hoy voy a dejar que saboree la victoria y que piense que no voy hacer al respecto, y cuando menos se lo espere...

- ¡boom! - exclama otro de los jóvenes presentes.

- exacto ...

Si Max Robinson no conociera tan bien a Ernest y su grupo de perros falderos pensaría que están reunidos hablando de futbol o de porno lésbico, pero sabe perfectamente que están pensando en como vengarse a la mejor manera como lo haría el mismísimo Max, algo con lo que jugaba ventaja, lo que ellos no se imaginaban era que el ya estaba preparado.

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