Imagina que tú y Jimin teníais una relación de pareja bastante... gustosa. Os amábais y eráis muy tiernos pero también estábais totalmente encantados por el cómo conectáis en la cama.
Por eso mismo, cuando tu novio te vio en un vestido (con el que no esperabas provocarlo en realidad) hasta las rodillas, negro, ajustado en el pecho y con falda volante el cual marcaba las curvas de tu hermoso cuerpo no pudo evitar pensar lo que te daría como regalo por haberle dado ánimos.
-Cariño, ¿estás bien? -Preguntaste preocupada al chico que había caído al suelo nada más verte.
Te miró encantado. -Estoy perfectamente bien.
Su reacción: