Seducir a un extraño

Oleh danielacgalvis

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Jazmín es una joven que recién ha ingresado a un prestigioso Buffet de abogados en Colombia, inexperta en el... Lebih Banyak

Sinopsis
Personajes
Prologo
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Epilogo

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Oleh danielacgalvis

Waves - Dean Lewis

Mis manos se encontraban apoyadas a su ancho pecho mientras Vicent me abrazaba, dio una ligera vista a la mesa que había a un lado de la cama y sonrío.

- Vamos a llegar tarde al desayuno, ya son las siete – empezó a removerse en la cama y yo le di la espalda.

- Está haciendo frío – respondí mientras me cubría con la sábanas.

- ¿Quieres que te traiga café para que te sientas más caliente?

Solté una risa.

- ¿Algo más caliente que tú? Dudo que exista.

Me devolvió la misma sonrisa mientras se levantaba de la cama y se colocaba sus boxers.

- ¿Vas a quedarte todo el día en cama? - lo escuche por debajo de las sábanas.

- Trae chocolate - le dediqué una mirada.

- No voy a bajar sin ti - se cruzó de brazos-. Sal de entre las sabanas empezó a moverlas con sus manos.

- Es que.., tendría que bañarme - rodé los ojos-. ¿Estamos a qué? ¿Doce grados?

- Diez - corrigió mientras miraba su reloj.

- ¿Diez grados? Estaría loca si me baño con este clima.

Vicent se rasco la nunca y tomó después su camisa del suelo, lo vi por una de las esquinas de la sabana, lucia varonil y sexy y eso me hacía volar la imaginación.

- No voy a traerte el desayuno, a menos que bajes conmigo.

- Que caballeroso... - me burle-. Por curiosidad... ¿de dónde vas a sacar ropa limpia?

- Del auto - dijo con simpleza.

- ¿Quien tiene ropa en su auto? – enarque una ceja sin creerlo.

- Yo, bueno de hecho tenía una maleta extra que se quedó en la cajuela cuando llegue a Colombia.

Me quede mirándolo sin despegar mi vista de sus ojos azules.

- ¿Vienes o no? - levantó una ceja y no me quedo de otra que salir de allí.

- Ya me estabas asustando y pensaba que me acosabas – dije mientras me encaminaba hasta el cuarto de baño.

- Ser un acosador no está entre mis cosas – me tomo de la mano y me dio un beso en la mejilla. Después escuche como cerraba la puerta mientras yo me metía debajo de la regadera.

Solte un pequeño grito al sentir el agua helada en mi piel, todos los bellos de mi piel se erizaron casi automáticamente, el clima era diferente a la ciudad y estaba temblando de frio cuando sali de allí. Rápidamente busque entre mis cosas un suéter color amarillo y lo combine junto a unos shorts de jean.

Baje las pequeñas escaleras que habían rumbo a la cocina y encontré a Vicent conversando con el mismo anciano que nos había atendido el día anterior.

- Tu esposa está aquí – sonrió el anciano y una sonrisa se dibujó en el rostro del francés.

- Pensé que te quedarías armando pereza todo el día – se cruzó de brazos.

- Me dio hambre.

- El señor Manuel me estaba explicando el proceso de cultivo de café.

- Asi es, tengo unos cuantos granos recién tostados ¿quieres probar?

- Está bien – me senté en una de las sillas que daban con el comedor mientras podía sentir el olor a café recién hecho salir de la cocina.

- Anda prueba uno – me ofreció una pequeña taza con varios granos adentro.

- Huele muy bien – dije mientras tomaba uno en mis manos.

- Puedes mascarlo pero no pasarlo – ya era demasiado tarde me lo había comido recién lo mastique y sentí su sabor amargo.

Vicent soltó una risa mientras corría al baño a vomitar.

- Oh dios, tenía que comerlo – rodé los ojos mientras me apoyaba en el retrete. Mi estómago no se sentía bien después de haber comido antes del viaje. Jamás me mareaba, pero la carretera tenía muchas curvas y eso provoco que todo en mí se devolviera.

Salí de allí mientras me acercaba al jardín que tenían en la casa, era hermoso, y se veían flores que no crecerían con facilidad en la ciudad, por el clima. El sonido de unos pequeños patos robo después mi atención, eran tan pequeños siguiendo a su madre al lago que solo causaban ternura el verlos.

- Hola pequeños – dije mientras tocaba a uno pero eso no pareció agradarle a su madre ya que enseguida se lanzó a picotearme.

- Con que aquí estabas – escuche esa voz a mis espaldas y me levante de allí.

- Promete que no volveré a comer granos de café tostados.

- Manuel fue claro con no comerlos – continuo riéndose.

- Escuche tarde.

- ¿Cómo te sientes?

- Bien, mi estómago no está ahora en las mejores condiciones.

- He mandado a pedir algo diferente para ti en el desayuno, un poco de fruta te siente bien.

- Ahora solo quiero sentarme aquí y disfrutar del clima – dije mientras tomaba asiento en un enorme mecedor.

- Debo decir que el viaje ha sido agradable.

- No llevamos ni un día aquí, y ya te agrada el sitio.

- Me agrada porque estás aquí – me sonroje con aquello, si su intención era mostrarme que no era un hombre romántico se estaba equivocando.

- Nunca te he preguntado.. el porque te divorciaste – aquello dejo un pequeño silencio entre los dos, lo suficiente como para que Vicent analizara lo que iba a decirme.

- Mi esposa quería un hijo y nunca lo tuvimos.

- ¿Ella.. y tú?

- No sé con claridad quien de los dos, me sentí culpable por no cumplir sus deseos, me esforcé por rescatar mi matrimonio y al final fracaso.

- No tienes la culpa de nada – pase mis manos por las suyas y él sonrió.

- Si la tengo, debí ser mejor esposo con ella.

- ¿Aun te hablas con ella?

- ¿Porque preguntas esto? ¿Es decir..

- Tranquilo Vicent, es algo normal.., supongo, has dicho que lo nuestro es solo sexo de por medio – me encogí de hombros.

- No lo digas de esa manera, suena como si te estuviera utilizando por despecho y no es así.

- Está haciendo un poco de frio – dije mientras me levantaba de allí y me encaminaba a la cocina.

- Jazmin, espera – me tomo de la mano y le sonreí.

- De verdad no tienes por qué darme explicaciones de ella, yo lo entiendo – respondí, porque pude ver un ligero brillo dibujado en sus ojos cuando hablo de su intento de tener un hijo.

Trate de despejar mi mente de aquella charla mientras escuchaba al señor Manuel hablarnos acerca del cultivo del café, su proceso, y la manera en que ordeñaba a las vacas. La cascada que logramos ver desde la ventana de nuestra habitación quedaba a tan solo pasos de allí, y estaba ansiosa por conocerla.

- Su auto de lujo no podrá subir señor Lasserre – se burló el anciano-. La única manera de subir es a caballo o caminando.

- Caminar está bien – dije mientras tomaba mi mochila.

- Bueno, no vengan tan tarde, hay algunas ranas plataneras cerca.

- Pensé que diría linces – se burló Vicent mirándome.

- Claro... linces aquí – rodé los ojos.

Enseguida ambos subimos por el sendero apartando algunas ramas que se colaban por allí, estaba cansada a medio camino y aún faltaba recorrer otro poco para llegar.

- ¿Cansada? – enarco una ceja-. ¿Quieres que te cargue?

- Puedo sola – dije mientras quise continuar y tropecé con una roca.

- Ten cuidado, esta resbaloso –sujeto mi brazo con fuerza.

- Estoy bien – me limpie el barro de mis prendas y Vicent me tomo de la cintura para cargarme-. ¡Bájame! Estás loco, vamos a caernos juntos.

- Puedo solo – se burló de mi mientras lográbamos llegar a la cascada y me colocaba de nuevo en el suelo.

- Es hermosa, me pregunto si habrá peces dentro – me hice a la orilla mientras observaba el agua golpear las rocas que habían a un lado.

- ¿No quieres lanzarte? – me sujeto de las caderas mientras ambos caímos al agua fría.

- Dios, esta helada – salí a la superficie mientras temblaba del frio.

- ¿Qué esperabas de diez grados? – se burló el mientras pasaba sus manos por sus cabellos mojados.

Busqué la salida de la cascada pero él me detuvo de la mano haciendo que me pegara hasta su pecho.

- Regresemos a la noche en que nos conocimos – sonrió mientras apartaba un mechón de mi rostro.

- ¿Que?

- Desde ese día no pude sacarte de mi mente – sus manos viajaron hasta que unieron a mi cintura, envolví mis brazos a su cuello mientras unía mis labios a los suyos. Pronto mis propias manos empezaron a sacar la ropa hasta quedar desnudos.

Vicent logra levantarme a modo en que pueda envolver mis piernas a su cintura, podía estar sintiendo el frío más terrible en mi cuerpo, pero no quería alejarme de él.

- Tu eres todo lo que necesitaba para olvidar – susurra en mi oído mientras dejo que su boca juegue con mis senos.

- Mi hombre misterioso – sonreí en medio de sus caricias.

- Ya no tan misterioso – movió sus caderas a modo en que su pene entro de un solo movimiento, me removí entre sus brazos al sentirlo dentro de mí de nuevo.

- Sigue – clame mientras gemía en su pecho.

Embestida tras embestida, nuestros labios unidos en una danza maravillosa, sentía que mis manos eran como mantequilla por su cuerpo. Yo era como una rama indeleble arrastrada por el viento y él era como un tronco de esos que resisten hasta la peor tormenta. 

Nuestros cuerpos coordinaban a la perfección, nuestras respiraciones aceleradas eran la prueba de que no podíamos estar lejos el uno del otro sin sentirnos.

Vicent me volvía loca de deseo, de lujuria y de descontrol. Disfrutaba cada cariacia, cada beso, y cada moviento en mi interior. Sus penetraciones esta vez eran diferentes  a las que había tenido la noche anterior, eran más intensas, más rudas, más profundas. Ni siquiera me estaba controlando por seguir bajando atraves de su miembro, ya no era incómodo, mi cuerpo se había acostumbrado a su tamaño, y a su forma de llevar el control.

Los gruñidos de Vicent al entrar y salir de mi interior me alentaban a seguir provocándolo, quería  disfrutar de todo, así que mis manos viajaron desde su pecho agitado hasta sus caderas para después meterse en medio de sus testículos.

Masajee esa parte mientras sentía su cuerpo dejarse llevar por mis caricias.

- No olvidaría tu olor ni en mil años - sus manos se colaron esta vez apretando mis nalgas y lo sentí estremecerse.

Jadie mientras sentía sus manos rozar  mi centro, quería llevar el mismo juego que yo estaba llevando y eso me encantaba.

- ¡Ah! - gemi de manera fuerte mientras mi centro explotaba en miles de sensaciones,mi hombre especial me había dado el mejor orgasmo, me sentía agotada de haberme entregado de esa manera, me sentía satisfecha.

- Eres maravillosa - sonrío mientras besaba mis labios.

Nos separamos porque debíamos regresar a la cabaña antes de que fuera más tarde, sin embargo durante todo el camino no dejamos de dedicarnos miradas que despertaban más el deseo ardiente entre los dos.

Una vez cruzamos la puerta de aquella habitacion mis manos buscaron su cremallera.

Quería darle placer de otra forma, quería experimentar y quería sentirme como sólo me sentía a su lado.

- ¿Qué haces? - me pregunto mientras veía que bajaba sus pantalones.

- Quiero probarlo - saboree mis labios y él me tomo por los hombros.

- ¿Dices que quieres hacerlo?

- Me muero por hacerlo - lo hice tumbar encima de la cama y una sonrisa escapó de sus labios. Libere su miembro duro de su ropa interior y baje mi cabeza a modo en que pudiera observarlo.

- Me vas a volver loco Jazmín - tomo un fuerte suspiro mientras apoyaba sus brazos atrás.

- Tu sólo disfruta - mi boca se apoderó de su pene y empecé a deslizarla hasta abajo como si fuera el más delicioso bombón que hubiera chupado.

- ¡Joder! - lo sentí contraerse mientras bajaba aún más, su pene palpitaba en mi boca y yo lo estaba disfrutando. Su mano se puso en mi hombro suplicando que me detuviera pero no lo hice.

Quería sentirlo explotar.

Sentí como su semen entraba poco a poco en mi boca, y sus jadeos me comprobaban que lo había disfrutado tanto como yo, mi lengua jugaba con su textura hasta que quise liberarlo de su presión.Separe mi boca de allí y relami mis labios.

- Te has portado muy mal - respondió mientras intentaba recobrar el aliento-. Debes aprender la lección - me giró rápidamente mientras me aprisionaba con fuerza al colchón.

- Yo sentí que lo disfrutaste - bese sus labios mientras sus manos me levantaban la caderas.

- Esto me pertenece - presionó su dedo justo en mi centro y gemi en respuesta-. Y esto también - me ofreció una cachetada en las nalgas.

- Creí que era toda tuya - me burle al enlazar mis manos en su cabellos.

- También - me beso mientras deslizaba mis bragas por el suelo junto a mi short.

- No quiero que estas vacaciones acaben nunca - susurre mientras sus besos se adueñaban de mi cuello.

- Yo tampoco - respondío él.

Fui la primera en despertar por la mañana y envolverme en su camisa para después apoyarme en el ventanal de la habitación y apreciar el paisaje de las montañas. Incluso dormido se veía perfecto, había pasado una vez más una de las mejores noches a su lado.

Me sonroje al imaginar sus brazos cubrirme el cuerpo y pronto mis pensamientos se cumplieron, los brazos fuertes de Vicent se colocaron en mis caderas y su barba raspo mi mejilla.

- Buenos días.

- Buenos días - respondí en el mismo tono de voz.

- Es muy temprano para que estés despierta.

- Son apenas las cinco, exagerado.

Poco a poco su rostro encajó en el hueco de mi cuello.

- Quiero que sigas a mi lado, despertar y fundirme siempre contigo  - dijo mientras sentí sus manos enlazadas a las mías.

- Has dicho que no esperara más que sexo contigo.

- Mirame, quiero que te mudes conmigo.

** Alerta** ¡fuego, fuego! Él ha sido el primero en decir que la quiere más tiempo con él ¿Qué piensan de todo?

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