– Baby... Sweetheart, despierta ya.– Gruñí y me giré.
– Lucía, tienes tres segundos para girarte y dejar vestirte.– Escuché la voz de Ian de golpe y me levanté, lo vi parado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.
– A él si le haces caso eh. Tendré que cambiar eso honey.– Dijo Marcus mientras me cogía y me daba suaves palmadas en mi trasero.
Marcus me cambió el pañal y me puso un vestido demasiado...anticuado.
Pero bueno, a ellos les gustaba, poco podía hacer yo.
– Dámela Marc, le doy el biberón y ya nos vamos.– Ian me cogió y me recostó en su pecho.
De mis dos daddy's, se nota bastante que el más estricto es Ian ¿No?
Aún así, nunca llegaba a las nalgadas si no era necesario, me daba más Marcus que él. Eso sí, cuando lo hacía...
– Mi amor.. abre la boquita.. – Me saco de mi ensoñación Ian.
[...]
Ya había terminado de desayunar y estábamos entrando al coche, absurdamente yo tenía que ir en una sillita de bebés. Agh.
– ¿Cariño quieres mi móvil?– me preguntó Ian.
– Sí.–
– ¿Sí Que?– Alzó una ceja.
– Sí daddy.–
– ¿Y yo quien soy Sweetheart?– Preguntó Marcus.
– Mi papi– contesté sonrojada.
Ian me entrego el teléfono y comencé a jugar al Pou, si muy maduro, pero que deciros, llevo un jodido pañal.
A los pocos minutos salió una notificación, y muy a mi pesar le di "sin querer".
Oh, deseé no haberlo hecho.
– Jodida zorra.– Murmuré.. pero creo que lo suficiente alto para que me escucharán.
– Marcus, llama a los chicos. Tardaremos un buen rato en llegar.– Dijo Ian apretando el volante, tanto que se le veían los nudillos blancos.
Oh oh.