Lo siento

By _Darkneko_

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La familia Wildfell siempre ha tenido una mala fama, todo comenzó por un pequeño accidente cuando él se encon... More

Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17

Capítulo 1

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By _Darkneko_

- ¡No toques a mi hermano! - Sans que a partir de ese día sería conocido como Rojo por el resto de las personas; quedó estático frente a las escaleras de aquel viejo edificio; sus pequeñas manos temblaban por lo que había hecho, pero ya había sido demasiado, eran años de estar aguantando maltratos, insultos e incluso golpes; ese día había sido la gota que derramó el vaso.

En la planta baja se encontraba la causa de todos sus problemas, aquel hombre que durante años, desde que puede recordar, había sido el tormento para su hermano mayor que se encontraba tirado en el suelo inconsciente, debajo de aquel hombre un charco de sangre tan roja que brillaba aún más con el brillo del atardecer sobre su cuerpo; su hermano había sufrido una enorme herida en su rostro, sangraba, Sans solo había sido víctima de las circunstancias.  Sin embargo, gracias a aquel acto de valentía por el cual ahora se arrepentía y al mismo tiempo se aliviaba,los vecinos le observaron como un monstruo peligroso.

- Paps, ¿Te encuentras bien? ¿Puedes levantarte? - ver el rostro de su hermano mayor le causaba un dolor tan grande que el cuerpo al final de las escaleras le hacía esbozar una sonrisa satisfecha que por segundos desaparecía al sopesar lo que había hecho, pero ese solo era el principio de los problemas.

- Debemos llamar a la policía. 

- No, Paps... no fue tu culpa... yo lo hice... yo... - las lágrimas se aglomeraban en sus ojos, las palabras se le hicieron un nudo en la garganta y no podía expresarse como deseaba.

Papyrus se dirigía al teléfono, a pesar de que no podía caminar adecuadamente y tampoco podía ver de manera clara, la sangre escurría desde su frente, no sabía exactamente el tamaño del daño recibido, pero era necesario, era justo decirle a las autoridades lo que había pasado.  Sans se quedó estático, mirando el suelo y apretando sus manos, no estaba seguro de lo que podría pasarle a su hermano, pues no tenía a nadie más en su familia.  

La madre de ambos había fallecido pocos años después del nacimiento de Sans gracias a una enfermedad sin cura que poco a poco fue desgastando sus defensas hasta el punto que su último recuerdo de ella era verla postrada en la cama, demacrada y débil; sin embargo, siempre mostraba esa sonrisa apacible en sus pequeños labios; pocos meses después del cumpleaños número seis de Sans la madre sucumbió a la enfermedad y terminó sus días recostada en cama con una sonrisa en su rostro.

A partir de ese día comenzó el infierno para ambos hermanos, su padre, aquel respetado científico que para todo tenía una respuesta no pudo salvar a su esposa; comenzó a ahogarse en alcohol, la negación había llegado para atormentarlo, por el tiempo que no le había prestado atención cuando tuvo la oportunidad; se arrepentía por todas las oportunidades que había tenido para pasar con ella y que no aprovechó por las ocupaciones de su trabajo que lo obligaron a trabajar incluso en días feriados, incluso en sus descansos e incluso después de llegar a casa, en plena cena, sonaba su celular y tenía que marcharse para resolver las anomalías de su investigación.

Se había vuelto adicto a la idea de que había sido culpa de su hijo menor, Sans, quien había tenido dificultades al nacer que sinceramente a él no le importaron en primera instancia, cómo saber que lo mismo que afecto directamente al crecimiento de su hijo, sería el culpable de consumir lentamente la salud de su mujer hasta hacerla desaparecer; era algo que se preguntaba todos los días.  Pero ya no importaba, los muertos no regresan a la vida y ahora él se encuentra en el mismo lugar que su amada o por lo menos eso pensó antes de que su visión se volviera completamente negra y el dolor desapareciera.

La policía llegó, una mujer que se presentó con el nombre de Undyne, había arribado en el departamento de los hermanos, Sans estaba sentado en la sala con una manta en su espalda y una taza de té caliente para calmar sus nervios; mientras que Papyrus, el hermano mayor, hablaba con la oficial, habían traído también una ambulancia y al mismo tiempo a la camioneta de servicios forenses para recoger el cuerpo, según los vecinos se escucharon disparos antes de que el hombre cayera por las escaleras y terminara rompiéndose el cuello al caer.

- Entonces, ¿Él tenía el arma? - preguntó Undyne mientras escribía en una libreta, un paramédico cuyas iniciales en su uniforme solo marcaban BP le estaba limpiando y cubriendo la herida; tardaron cinco minutos más servicios infantiles pues al parecer esto era un caso de maltrato infantil.

Los vecinos no tardaron en llegar para dar declaración de lo que había pasado, argumentaban cosas como que el señor era un hombre respetable y que trabajaba muy duro todos los días para poder darle a sus hijos lo mejor por lo que no comprendían porque el menor, a quien según ellos era el más mimado, había atacado de forma tan cruel y violenta a su padre solo por una rencilla con su hermano mayor. 

Undyne no se dejó influenciar por los rumores, pues años de experiencia le habían hecho aprender que no todo lo que los demás cuentan en cierto, había que analizar absolutamente todo, desde el entorno hasta los motivos que pudieron llevar al crimen; al final de cuentas el hecho quedó solo  como asesinato por defensa propia pues el arma, encasquetada, tenía solamente las huellas dactilares del mayor ni una sola  de los menores.

A partir de ese día y con ayuda de Tori, una de sus tutoras, ambos hermanos pudieron quedarse en casa y juntos, pues planeaban llevarlos a centros infantiles con la esperanza de que alguien los adoptara, cosa que se veía poco probable; Tori se comprometió a ir a verlos cada dos semanas para ver si les faltaba algo y pagar las cuentas de la casa, cosa que no fue necesaria pues Papyrus encontró trabajo como aprendiz en la jefatura como parte de un programa de apoyo para niños en condición de maltrato con una oportunidad de volverse oficial cuando fuera mayor según su desempeño.  Cosa que Papyrus hizo con honores al pie de la letra.

Sans por su parte fue cambiado de escuela pues sus compañeros en la anterior no paraban de decirle asesino, a pesar de que el malentendido se había aclarado, sus compañeros comenzaron a aislarlo, a insultarlo a sus espaldas inclusive, algunos buscaban peleas o lo intentaban "contratar" para exterminar a alguno de sus parientes, cosas que a Sans realmente no le agradaban, por eso la decisión de cambiarse tanto de vecindario como de escuela era necesaria y sobretodo urgente para la estabilidad emocional de Sans quien siempre se culpaba por los problemas que le causaba a su hermano mayor.

- Sans, huesos flojos ya levántate que se te va a hacer tarde para ir a la escuela. - Papyrus tenía una rutina bien definida todos los días.

Cada día comenzaba con una caminata de kilómetro y medio por las nevadas calles de su nueva residencia; después era hora de hacer el aseo de la casa y el desayuno, más tarde despertar a Sans para que se diera una ducha, bajará a desayunar y se fuera a la escuela.  Era una fortuna que nadie conociera su pasado; tampoco era como si se atrevieran a insultar a un familiar de la guardia real, nombre que tenía el escuadrón del que formaba parte desde hace dos años; quien hubiera dicho que aquel horrible accidente que cambiaría sus vidas había pasado hace cuatro años atrás.

- Jefe... ya voy... solo cinco minutos más... - replicó adormilado, a pesar de que habían pasado cuatro años el recuerdo de ese día seguía atormentando a Sans, sus compañeros en su antigua escuela se encargaron de que nunca pudiera olvidar y eso era que no le diría a su hermano, pues bastantes problemas tiene con hacerse cargo de la casa, los gastos y de él como para añadir los problemas de su torpe y estúpido hermano menor.

- Nada de cinco minutos, la última vez llegaste tarde y me llamó tu profesor. - Papyrus entró a la habitación, recogiendo a su paso algunas prendas sucias de Sans, así como platos de comida vacíos, negaba con la cabeza, su hermano siempre era así, un descuidado y si Sans no se cuidaba a sí mismo, él debía cuidarlo hasta que fuera capaz de sobrevivir solo.

Levantó a Sans que por su extraña condición no había crecido más que su cintura, por lo que tenía la asombrosa estatura de un metro veinte centímetros, razón por la que se había ganado las burlas de varios en la escuela tanto antigua como en la actual; por lo que no era de extrañar que se volviera violento y algunas personas temieran acercarse a él, para Sans el infierno de la escuela se repetía nuevamente y sin importar a donde fuera se volvería lo mismo, era un círculo sin fin, una cruel broma del destino para decirle que sin importar a donde vaya él no será feliz.

Con Sans en brazos aún dormido lo llevó al cuarto de baño, colocó en el inodoro de pie, sacó sus pijamas y lo metió en la regadera, lo bañó, cepillo sus dientas porque sabía que no lo haría después de comer, colocó nuevamente la ropa y lo llevó cargando cual costal a la mesa del comedor.

- Come que se te hace tarde. - Sans por la misma ansiedad que siente comenzó a tener un gusto extraño por la mostaza, cosa que si bien a Papyrus le molesta no se la niega, pues siente que le debe mucho por no estar en todas las ocasiones en las que su padre lo ha maltratado.

Sans comía con calma, con su barbilla apoyada en la mesa pues los ánimos no daban para mucho, había pasado a ser el "Rojo el asesino" como le conocieron en su escuela anterior gracias a los rumores de sus vecinos a ser el "chihuahua rabioso" ya que era el más pequeño de su clase.

Papyrus lo llevó como de costumbre a la escuela, Sans bajó del carro; llamaba la atención pues era una patrulla en la que siempre lo llevaba su hermano, por lo que algunas personas creían que Sans era una persona peligrosa; Sans suspiro.

- Bien, este será otro día de mierda. - dijo acomodando su mochila al hombro, comenzando a caminar con su espalda encorvada y las manos en sus bolsillos; la temporada de invierno comenzaría pronto por lo que su chamarra, misma que Papyrus le había puesto a la fuerza, era indispensable; gracias a ella, Sans podía ocultar su rostro y los audífonos con los evitaba escuchar conversaciones absurdas y las burlas de sus compañeros.

- Oh mira, pero que tenemos aquí... - un grupo de perros se acercó, uno de ellos mantenía un hueso en el hocico mientras cruzaba los brazos y sonreía con sorna.

- Parece que te está ignorando Doggo... - Dogami, a su lado su pareja manteniendo el contacto con él comenzó a burlarse sin decir nada.

- Maldito Chihuahua rabioso escucha cuando te hablo. - acto seguido y gracias a que Sans no le prestó la menor atención, Doggo le metió el pie para hacerlo caer.

- Déjame en paz maldito perro pulgoso. - contestó Sans quitándose los audífonos.

- ¿Quieres pelear? - Doggo lo incita, Sans realmente quiere partirle la boca, pero le había prometido a Papyrus que no se metería en problemas, por lo que a pesar de lo que ese perro le haga no puede hacer nada, solo esperar a que alguien llame a un maestro.

A pesar de la negación de Sans a la violencia, Doggo no amedrentó, en cuanto Sans se colocó de pie lo volvió a lanzar al suelo esperando lograr que se enfadará a tal grado que comenzaran una buena pelea, todo solo porque Doggo estaba aburrido y el único al que le agradaba molestar era a Sans, sus expresiones eran lo mejor dejando de lado que era más pequeño por lo tanto podría darle un golpe más duro, sin pensarlo dos veces, Doggo lanzó un puñetazo que partió la comisura de los labios de Sans, quien solo la limpio como si fuera nada la sangre derramada y emprendió su camino dentro de la escuela; Doggo no se la dejó sencilla, quería pelear y quitarse la frustración que sentía al estar perdiendo la vista de manera progresiva debido a un virus que en un futuro lo dejaría ciego de por vida.

"Pelea", "pelea", "pelea", "pelea", los cantos no se hicieron esperar y a pesar de que Sans no se estaba defendiendo de los golpes no tardó la muchedumbre en hacer un círculo a su alrededor dejándolo sin oportunidades para escapar.  

- No me dejas otra opción, perdón jefe, no puedo mantener la promesa... - Sans se quitó la mochila para comenzar con la pelea, pronto ambos chicos se encontraban revolcándose en el suelo, Sans pegaba un puñetazo lleno de ira que era recibido y regresado con la misma intensidad; las reglas eran simples, si Doggo iba ganando nadie se metía en la pelea hasta que Sans perdiera la pelea para darle la paliza de su vida, sin embargo, si era Sans el que estaba ganando Dogami y Dogaressa junto con Bigdog entrarían a golpearlo junto a su líder, pero Sans ya estaba harto de todo.

A pesar del número tan desigual de la pelea, Sans estaba ganando con creces el altercado, los alumnos de nuevo ingreso vieron la bolita de gente que se había hecho y fueron a ver quien y cómo se estaban peleando, se abrieron paso entre la multitud que grababa el encuentro con su celular; podían escucharse en una maraña de sonidos irreconocibles los gritos alentadores de la gente, algunos pidiendo parar la pelea y otros por el contrario echando más leña al fuego para que se volviera más agresiva.  Sans era bueno evadiendo por lo que no tuvo problemas en esquivar los golpes aterradores de Bigdog de la misma manera que el ataque combinado de la pareja canina, pues Doggo a pesar de su gran boca, había sido el primero en caer inconsciente y lo mismo le esperaba a los demás.

- Ey, yo conozco a ese chico del suéter rojo... ay Dios... vámonos de aquí es peligroso. - le dijo un gato miedoso a un conejo azul que estaba saboreando una paleta de mora mientras lo jalaba del brazo para sacarlo de la multitud.

- ¿Qué? ¿Por qué? Yo quiero ver como les parte la madre. - dijo el conejo siguiendo muy a su pesar al gato.

- Él es Rojo, vivía cerca de mi casa hace tiempo.  Cuando estaba en secundaría mató a su padre de una forma sangrienta, mi mamá dice que consiguió una pistola... primero lo golpeo hasta dejarlo inconsciente y después le disparó, cuando su padre trató de huir para salvarse... Rojo lo aventó de las escaleras y se rompió el cuello; la policía tampoco pudo detenerlo... es un asesino. - contó; era imposible confundirlo, ese era Rojo, Rojo el asesino.

Las personas alrededor escucharon aquello y comenzaron a difundir la voz, la gente asustada comenzó a alejarse del lugar, esperando que el asesino no haya memorizado sus rostros, el profesor llegó, era obvio que alguien había comenzado una pelea, el culpable sería severamente castigado mientras que la turba sería deshecha para evitar algún accidente.

No le sorprendió al profesor que uno de los implicados en la pelea fuera Sans, ya que cargaba con un historial de violencia y una investigación criminal por un presunto asesinato que nunca fue esclarecido.  Era cuestión de tiempo, según el profesor, que ese niño creara problemas en ese instituto, pero no se quedaría de brazos cruzados, le enseñaría que quien manda en ese lugar no es el miedo sino el respeto y la integridad de cada uno de los alumnos y no tenía porque aterrorizar y mucho menos amenazar a sus compañeros por lo menos no cuando él estuviera en guardia.

- Sans, a la oficina del director ahora mismo. - dijo en voz autoritaria, algunos de los pocos curiosos que allí se encontraban al ver al profesor se marcharon del lugar, no querían verse involucrados en problemas por no parar la pelea a tiempo.

Sans estaba sosteniendo a Bigdog del cuello de la camisa gris de mangas largas que portaba, tenía el rostro hinchado y el hocico roto, Sans tenía alzado su puño, listo para darle un puñetazo con toda su fuerza, Dogami y Dogaresa se encontraban hechos una bola temblante mientras se abrazaban, la fémina había perdido parte de una oreja y el caballero tres de sus dientes.

- Pero si yo no comencé nada... - dijo Sans mostrando sus afilados dientes, mientras fruncía el cejo, esto era el colmo, lo habían agredido y por defenderse ahora tenía que pagar como si él fuera el bravucón.

- No me importa quien comenzó, usted no debió participar en el altercado... a la oficina del director. - Sans soltó de mala gana a Bigdog dejándolo inmóvil en el suelo, la banda de los perros fueron llevados a la enfermería, Sans había recogido sus cosas del suelo, echándolas en su hombro para irse a la oficina del director, escupió en el suelo la sangre que le habían hecho sacar.

- Voy a llamar a su tutor jovencito, ese comportamiento es imperdonable. - sentenció, Sans en un acto de rebeldía encogió sus hombros.

Tocó la puerta del director, suspiró, qué importaba lo que dijera el director no le creería, siempre era lo mismo, siempre lo culpaban de las palizas, sucedería lo mismo que hace un par de meses, cuando Doggo había decidido que Sans sería su saco de arena, pelea en la que cabe destacar Sans quedó inconsciente con una herida de consideración en su frente, encima de su ojo derecho y gracias a la cual la visión de ese ojo fue reducida casi a cero.

- Ya llegué... 

- Siéntate Sans... estoy preocupado, no ha pasado ni un año desde el incidente anterior y ahora...

- Pero no fue mi culpa, yo no busqué problemas ellos sí.

- Lo sé, lo sé... pero no podemos dejarlo así, las familias de ellos no entenderán que ellos son unos bravucones; querrán justicia, más la madre de Doggo, por el problema de sus ojos...

- ¿Y qué justicia tuve yo? - susurra tocando su cuenca casi ciega.

- Es por eso que hemos decidido que...

- ¿Me van a expulsar? - interrumpió pensando que ese sería su castigo, el director, aquella cabra gentil negó con la cabeza, entrelazó sus dedos y carraspeo un poco.

- Hemos decidido ponerte con un alumno mayor, alguien que puede ayudarte a controlar tu ira, nos han dado el plazo hasta que se gradúe, dentro de dos años; esperamos que él te ayude a pasar el tiempo de escuela más ameno...  Puedes pasar. - al abrir la puerta Sans pudo ver a un chico con rostro relajado, Sans hizo una mueca, era un vago, se notaba a leguas que no serviría de nada su tutela, era fácil con tan solo verlo que solo era un vago.

- Su nombre es Honey y está en segundo, tendrás que pasar tiempo en la escuela con él, es muy bueno en varias materias por si necesitas ayuda.  Sé que la escuela puede ser aburrida para ti pues estas adelantado, pero debes soportar un poco más, no pido mucho.

Papyrus llegó poco tiempo después, habían intercambiado números telefónicos además de direcciones, necesitaban estar en contacto, si era necesario Honey acudiría a donde se encontraba Sans para poder ayudarlo; el director le había dado todos los detalles del caso, como que Sans y su hermano estaban solos y que su hermano trabajaba durante todo el día dejándolo solo en casa, era muy probable que los ataques de ira sean solo un escape a su ansiedad Honey lo descubriría y trataría de resolverlo.

- Gracias... disculpe a este zoquete... siempre causando problemas, hubiera dejado que el viejo te matará ese día. - esas últimas palabras las había escupido Papyrus sin pensar, estaba estresado pues le habían llamado en medio del trabajo para llevar a Sans a casa y eso le molestaba demasiado pues ese día se lo descontarían y no tenían suficiente fluidez económica como para despilfarrar el dinero de esa manera.

Sans había escuchado perfectamente las palabras de su hermano y su expresión se volvió nula, bajó la cabeza y forzó una sonrisa irónica, siempre le causaba problemas a su hermano, quizás era mejor dejarlo solo, huir y no regresar; dormir y nunca despertar, metió sus manos en la chaqueta y siguió a Papyrus rumbo a la patrulla.  Los rumores no se hicieron esperar, Sans había sido llevado a la comisaría y demás, un sin fin de especulaciones falsas; Honey se recargó en la pared observando como se marchaban; tenía ganas de un cigarrillo pero tendría que esperar a que terminará la escuela; se daba una idea de lo que pasaba y a partir del día de mañana vería si sus sospechas eran ciertas.

-.-.-.-.-

Notas: Hola gente bonita... pues así comienza esta historia, sin mucho contenido a decir verdad, pero ya verán, saben que todo lleva su inicio y su final y ¿cómo tener un bello romance, celos y peleas absurdas sino se conocen?

Como sabrán comenzamos con el concurso...

La portada que me llegó (no sé si alguien más trato, creo que no porque no vi nada por ningún lado, me corrigen si me equivoco) fue de RebecaLeBlanc, muchas gracias por la aportación, pueden ver más de sus dibujos en su perfil o en su página de tumblr https://nioxvicious.tumblr.com/

Bien seguimos con el capítulo 1 ahora tienen una semana o dos (dependiendo de los participan si llegan a ser más de 20 que no creo serán 2 semanotas) para el siguiente capitulo y por ende siguiente concurso ya que esto no se termina hasta que cante la gorda y esa no va a cantar hasta que termine el libro ;)

Pues nada, mucha suerte y recuerden que pueden participar en cada capítulo las veces que quieran no hay límite... recuerden subirlo a su tumblr y colocar el infaltable @kichigaineko para que pueda verlo y poner en las notas "lo siento cap 1" ;)  recuerden que si no les doy el corazoncito es porque no me llegó la notificación, reclamenme con un ask por favor.

Pues nada, mucha suerte y bye~

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