Había una vez

vantxely

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★𝙲𝙾𝙼𝙿𝙻𝙴𝚃𝙰★ "Ella era una princesa, que esperando a su príncipe, se enamoró del dragón" ••• Los sigui... Еще

Sinopsis:
"B O O K T R A I L E R"
00 • GLOSARIO DE NOMBRES
I • EL BOSQUE
II • UN CAZADOR
III • SU NOMBRE ES SAITH
IV • UN DRAGÓN
V • UN VIAJE
VI • ÁNIMOS
VII • ESTO NO ES REAL
VIII • UN COMPAÑERO INUSUAL
IX • ¡ELFOS!
" S A I T H "
X • PASEO MISTERIOSO
XI • LA BESTIA
XII • VALOR
XIII • EN COMPAÑÍA
E S T R E L L A A Z U L (CANCIÓN)
XIV • UNA MENTIRA MÁS
XV • ¿QUIÉN ES SAITH?
XVI • OH, MENTIROSO
XVII • ALLARD
XVIII • EL VERDADERO CAZADOR
XIX • DISTURBIOS Y DESENCUENTROS
XX • UN TRAGO AMARGO
XXI • BUENAS NOCHES, PRINCESA
XXII • SE TERMINÓ
XXIII • CORAZÓN DE SANGRE AZÚL
XXIV • TODO ES MENTIRA
XXV • NO TE MERECE
XXVI • AYUDA
XXVII • LO SIENTO
XXVIII • LA OTRA CARA DEL PRÍNCIPE
XXIX • DESPEDIDA
XXX • BIENVENIDA A CASA
XXXII • AGUAFIESTAS
XXXIII • EL LADO OSCURO DE ALLARD
XXXIV • HASTA MAÑANA
XXXV • YO ME OPONGO
XXXVI • BIENVENIDA AL INFIERNO [FINAL]
A L L A R D

XXXI • TODO BIEN

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vantxely

No sentía remordimiento alguno con respecto a lo sucedido con mi padre el día anterior, estaba más que acostumbrada a comportarme de esa manera con él, no era del todo por ser caprichosa o algo por el estilo, de la manera en la que yo lo veía era la única forma en la que podía tener un poco de su atención.

Por si no ha quedado del todo claro, mi padre y yo no teníamos la mejor de la relaciones, en realidad apenas y nos conocemos; no se cuán ciertos eran los murmullos que hacían eco en todo el palacio desde que tuve edad para recordar. Entre los empleados corría el rumor de que quizás el rey no estaba satisfecho con mi llegada, existía el rumor de que no fui del todo un bebé deseado, que llegué a la vida de mis padres tan de repente que resultó extraño; había un rumor que resonaba mucho menos, diciendo que tal vez solo era el hecho de que mi padre esperaba un hijo varón más que nada, que mi llegada lo había desilusionado o algo parecido, y que la situación empeoró cuando mi madre ya no pudo darle más hijos.

No sabía a qué punto los rumores podían llegar a ser ciertos, en realidad me limitaba a pensar en ellos a profundidad, pero cuando vez las cosas desde otro punto, no suena tan descabellado lo que otras personas puedan llegar a pensar, sobre todo si esas conocen todo desde mucho antes que tú.

Ya era más de medio día, y desde mi balcón podía ver el movimiento en masa que pasaba del jardín al salón y viceversa, todo estaba casi listo para el baile por la noche, solo era cuestión de que el sol se escondiera para que todo el teatro mal planeado que teníamos Xavier y yo comenzara en un nivel mucho más riesgoso.

No me encontraba emocionada en lo más mínimo con respecto al baile, nunca fui realmente fan de estar entre la multitud, sí me gusta ser el centro de atención pero llega el punto en que me molestar sentí tantas miradas puestas sobre mí.

Escuché un par de golpes en la puerta, y una familiar pero no muy agradable voz solicitando entrar. Xavier no pudo haber escogido mejor omento para llegar, teníamos una conversación pendiente y muchas cosas que aclarar si queríamos que nuestro teatrito no se callera mitad del baile.

―Pasa― musité adentrándome nuevamente a mi habitación.

―Hola.

No dijo más, ni yo.

Mi prometido, se adentró hasta llegar a mí.

No entendía del todo la actitud que Xavier comenzaba a tomar, de repente su actitud conmigo era más la del Xavier que conocí por primera vez al Xavier chocante de los últimos días, básicamente encontré dos Xavier es en mi vida, el Xavier antes de Allard y el Xavier después de él. Pero yo prefería a Xavier mi cómplice, aquel que me animó a enfrentar a Allard después de nuestro conflicto.

Esperaba tener una versión mejorada ahora.

―Necesitamos hablar― dijo después de un largo silencio.

―Supongo que sí, no podemos pasar toda la vida ignorándonos.

Dio un largo y pesado suspiro. Se alejó de mí y se sentó en una de las sillas dela pequeña mesa al lado del baño haciendo un gesto final para acompañarlo.

Tomé asiento frente a él esperando que la situación no se pusiera más tensa de lo que ya se comenzaba a tornar.

―Perdóname.

La simple palabra me heló. Oficialmente, desconocía al individuo frente a mí.

Primero que nada, no entendía un rábano el por qué me pedía perdón, y en segunda, ¿por qué me confundía tanto con sus cambios de actitud?

―¿Qué estás tratando de decir? ¿Qué te tengo que disculpar?

―Mi actitud, mi comportamiento tan estúpido, la manera en la que te hablé antes. No debí de tratarte así, no debía de molestarme por nada, sé que hice mal y lo siento demasiado.

No tenía palabras. No sentía que él debiera disculparse por nada en lo absoluto, si yo hubiese estado en su lugar también habría actuado de esa manera, hice mal, pero lo hice porque estaba enamorada, el también hizo mal, pero porque estaba molesto.

―No ha y nada que yo deba de perdonarte, Xavier, sabes mejor que nadie que no eres el único que se equivocó, yo sé que también hice mal en hacer lo que hice, y sobre todo hacerlo mientras tú estabas en la casa y cuando tenía conocimiento del papel que habías obtenido en mi vida desde que llegó la carta de mi padre, mucho antes de tu llegada. Si yo debo de perdonarte por actuar como cualquier hombre debe de actuar al sentirse amenazado, entonces yo me disculpo diez veces por manchar tu nombre frente a Dorothea y Martin.

Las palabras salieron de mi boca, tan rápidas y tan sinceras que me quedé sin aire por un rato. No yo misma entendía lo que había dicho, pero rogaba que Xavier sí, porque no existía posibilidad de que pudiera repetirlas.

―Emma, realmente me siento mal por portarme como un completo idiota contigo, esa no es la manera en la que actúo con normalidad, mucho antes de eso yo sí tenía intención de enamorarte como mereces...― suspiró ―pero resultó que no tenía oportunidad, que sufrías por un amor que no era ni podía ser el mío, cuando te pedí que hablaras con él creí que lo mandarías al demonio y así podía luchar por ti de manera justa, después me besaste y realmente sentí que tenía una oportunidad...

―Y después pasó lo del accidente― dije con pesadez recordando aquel día, recordando lo que pretendía olvidar.

―Cuando vi a ese sujeto cargarte en brazos mientras tú estabas en ropa de dormir me hirvió la sangre, me sentí traicionado de alguna manera porque creía que ya estábamos moldeando una relación; después de que él te dejó me encargué de que te recuperaras pronto, él regresó nuevamente a preguntar por ti, no me pude contener y le tuve que gritar que habías muerto y cuando no me creyó me fui sobre él.

No sabía por qué razón decía todo aquello, o quizás sí pero me negaba a entenderlo. De cualquier manera, me hacía bien escucharlo, sentí que necesitaba entender lo que ocurría con él, porque a pesar de que trataba de que la situación me fuera completamente indiferente no lo era, realmente necesitaba saber qué había hecho que el cambiara su actitud conmigo.

―Cuando tú decidiste decir todo, sentí que era la manera de dejar en claro que yo estaba por debajo de ese cazador, era como una bofetada, en pocas palabras, sentí que habías tirado mi amor a la basura.

―Entonces te portaste mal conmigo, por eso.

―Creí que si tú no valorabas mi amor, no tenía por qué tenerte consideración. Vi mi oportunidad, traté de victimizarme y hacerte quedar como la mala para hacerte sentir mal...― una pequeña y casi apretada sonrisa iluminó su rostro―pero era muy fuerte, a pesar de mi comportamiento te comportaste indiferente, y ante eso no puedo. Prefiero tu odio a tu indiferencia.

Mi cabeza apenas estaba uniendo los puntos de esa conversación.

Xavier había dicho que lo que sucedido, lo que hizo y dejó de hacer fue por celos, celos de Saith -ya que según lo que le comenté a él, estaba enamorada de Saith y no de Allard-.

Él trataba de conquistarme, ¿eso es lo que quiso darme a entender?

Realmente me gustaba el hecho de que Xavier se hubiese abierto conmigo, si íbamos a pasar una vida juntos por lo menos teníamos que resolver nuestras diferencias.

―¿Cuál es el punto de esta conversación?― dije finalmente.

Xavier se movió incomodo en su lugar, como si estuviese nervioso por lo que trataba de decir.

―Quiero que empecemos donde nos quedamos, en el momento en el que no existía nadie más para mí, nadie más que tú y yo. Emma...― sentí que el corazón podía salírseme del pecho cuando noté que por segunda vez se arrodillaba frente a mí―sé que no es necesario pedirlo de esta manera a estas alturas, pero para mí mereces todas las formalidades y detalles que se deban hacer y dar.

Me encontraba desconcertada, un poco por su confesión y otro poco por darme cuenta de que el individuo a mis pies había estado enamorado de mí incluso cuando yo no sentía nada por él, me quería por sobre mis mentiras y mis secretos.

Xavier estaba de rodillas frente a mí, sus ojos tan rojos que me sorprendía el hecho de que ni una sola lágrima se animaba a escaparse de ellos, los labios le temblaban y la frente le sudaba como si realmente estuviese preocupado por mi respuesta.

Tenía que hacer las cosas bien, aun por sobre todo lo que hizo o no Xavier, yo no lo merecía. Pero él merecía entonces lo mejor que pudiese darle de mí.

No había marcha atrás en el asunto de la boda, ya esa noche se anunciaría oficialmente nuestro compromiso frente a medio mundo. Tenía la oportunidad de llevar una buena relación con Xavier, de tener un poco de felicidad por momentos, no sería la historia que cualquier persona envidiaría... pero era la mejor que se podía escribir para mí después de lo sucedido anteriormente.

―No tengo que responder algo que ya está más que dicho― fue lo primero que pude decir―. Me casaré contigo, comenzaremos de nuevo, nos volveremos a conocer y haremos de cuenta que todo lo anterior jamás pasó, ¿de acuerdo?

―Es lo que más deseo― un destello de algo parecido a alegría iluminó su sus ojos azules ―. Prometo dar lo mejor de mí, será como si todo comenzara hoy para mí. Mil gracias.

Se puso de pie, se despidió con una reverencia y una sonrisa de auténtica felicidad, para finalmente dejarme sola.

Quería seguir hablando con él, sentía que había más por decirnos a pesar de no tener idea de qué más podíamos hablar.

Preferí la soledad nuevamente, tenía que procesar con calma lo que había sucedido unos segundos antes, necesitaba idear una manera de enamorarme un poco de Xavier, él merecía mucho más que alguien como yo, mucho más que un matrimonio arreglado y una novia que lo había traicionado antes de llegar al altar.

[...]

Me quedé mirando por el balcón la puesta el sol, viendo como los empleados encendían las antorchas desde la entrada el puente hasta la entrada del castillo.

Dorothea había subido antes con otras cuatro doncellas a vestirme.

Un vestido dorado con plateado, las mangas eran largas y ajustadas en los codos, era lo suficientemente largo para poder moverme en las zapatillas, y por primera vez después de mucho tiempo volví a usar mi tiara sobre mi cabello peinado una trenza.

Mi cuerpo estaba más estrujado que de costumbre, y por extraño que pareciera, me sentía como pez fuera del agua en ese momento. No soportaba la idea de ver a tanta gente reunida, sentía que iba a colapsar en cualquier momento al momento de llegar al salón.

Finalmente, la puerta se abrió al mismo tiempo que las carrozas comenzaron a llegar a la entrada del castillo.

Mi corazón estaba por saltarme del pecho cuando Xavier entró por la puerta nuevamente, pero esta vez realmente parecía un príncipe, con corona y todo lo demás.

―Creí que mi padre vendría por mí― rogué para que mi bajo entusiasmo no se notara en cuanto hablé.

―Trataré de no ofenderme con eso― comenzó en tono de broma, pero adoptó su postura sería en el momento en que notó que a mí no me hacía gracia―. Los invitados ya están llegando y el rey pidió que yo te acompañara al salón.

Y ahí estaba otra vez el rey. Sabía que la obligación de mi padre como rey era atender a sus invitados, pero enserio esperaba llegar al salón de su brazo, solo esperaba que el día de la boda no sucediera lo mismo.

De mala gana, tomé su brazo y nos encaminamos hacia el salón, fingí la sonrisa más grande que pude dar al llegar a las escaleras, esperando tener el entusiasmo suficiente para soportar las próximas horas de tortura.

Escuché el llamado para anunciar nuestra entrada, un anuncio demasiado exagerado llamando a "los futuros reyes". Nada discreto, pero el gentío que esperaba con entusiasmo en el salón aplaudió escandalosamente en cuanto fuimos visibles.

Recorrí con la mirada desde los alto al todas las personas que habían asistido al baile, las personas más poderosas de los alrededores vistiendo despampanantes vestimentas y cantidades casi exageradas de oro, como tratando de demostrar que tenían la capacidad de ser superiores.

Y por un instante, mis ojos se detuvieron el en lugar más lejano del salón, un rincón al cual apenas llegaba la luz... pero podía jurar que mis ojos no mentían, esos ojos yo lo había visto antes.

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