Andrómeda ~ Wos

By awsaurora

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Primera parte de "Caravana" "No puedo amar, ¿no puedo amar? ¿O solo no amo como aman los demás? ¿Cómo hay que... More

Reparto.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitrés.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiséis.
Veintisiete.
Veintiocho.
Veintinueve.
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres.
Treinta y cuatro.
Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y ocho.
Treinta y nueve.
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis.
Cuarenta y siete.
Cuarenta y ocho.
Cuarenta y nueve.
Epílogo.
Segunda temporada.

Diez.

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By awsaurora

6 de agosto de 2018, Buenos Aires, Argentina

Cumpleaños de Dani


—¡Feliz cumpleaños! —exclamamos Valentín y yo sosteniendo un donut con una vela cuando Dani abre la puerta de su casa en pijama y hablando por el móvil. Cuando nos ve, sonríe y nos hace un gesto para que pasemos.


Entramos y él cierra la puerta. Se disculpa un momento y lo oigo volver a su conversación por teléfono. Por la hora que es, casi podría jurar que es Lidia felicitándole la primera, aunque no puedo estar segura. Después de varios minutos, Dani vuelve al salón y se sienta frente a nosotros. Acerco el donut hacia él y le miro a los ojos.


—Pide un deseo. —le digo suavemente.


Me mira con los ojos tristes y sonríe a duras penas. Durante solo un segundo, cierra los ojos y después sopla la vela. Sonrío un poco y beso su mejilla.


—Feliz cumpleaños, Dani. —vuelvo a sentarme en el sofá con Valentín y él rodea mis hombros con su brazo.

—Feliz cumpleaños, bro.

—Gracias. —saca la vela del donut, la deja sobre la mesa y se estira en el sillón, comiéndose el dulce— A ambos.

—No te preocupes. —Valentín besa mi sien y apoya su cabeza sobre la mía— Para eso estamos. —lo mira fijamente— ¿Cómo andas?


Dani se encoge de hombros mientras le da un gran mordisco al donut, tirado en el sillón.


—¿Te ha llamado Lidia?


Asiente simplemente.

Me muerdo la mejilla por dentro y los tres nos quedamos en un silencio un tanto incómodo. Dani acaba de comerse el dulce rápidamente y se lame los dedos uno por uno, después se acomoda y nos mira.


—Pibes, re agradecido de que se hayan acercado hasta acá a las doce solo para felicitarme, pero yo estaba por irme a dormir, así que...

—No solo para felicitarte. —rectifica Valentín— En realidad, vinimos a buscarte.

—¿A buscarme por qué? —frunce el ceño.

—Nos vamos a la Breshita, así que anda a vestirte.

—¿A la Bresh? —dice dramáticamente— No quiero salir de casa. —suspira.

—Sabíamos que dirías eso. —Valentín se levanta— Pero vamos a ir igual, así que anda y vestite.


Dani niega con la cabeza y Valentín lo coge de la mano, estirando de él hasta ponerlo de pie.


—No es una sugerencia. Andro quiere conocer la Bresh y es la primera vez que están en Buenos Aires desde que ella está acá, así que anda y vestite dije.


Me mira y me da una ojeada de arriba abajo rápidamente, supongo que siendo consciente por primera vez desde que hemos llegado de que estoy vestida para salir de fiesta: con un pantalón de cuero negro ajustado, un top blanco de mangas largas y hombros descubiertos y una chaqueta de cuero también.


—Estás muy linda.

—Gracias. —sonrío.

—Entonces, ¿vos querés ir?


Asiento efusivamente, con mi mejor sonrisa. Dani suspira y pone los ojos en blanco.


—Dale. —digo de broma, haciéndolos reír a ambos.

—Okey, denme dos minutos y estaré listo.

—Te doy uno y medio, así que apúrate. —presiona Valentín, volviéndose a sentar.


Dani desaparece del salón y aparece unos diez minutos después, con el pelo ligeramente mojado y ya vestido. Nos levantamos del sofá cuando él aparece.


—Nos marchamos, dale. —nos apresura Valentín.

—¿A qué se debe tanta prisa?

—Ha quedado con la DS3 y llegamos tarde. —me río ligeramente— Nos ha costado un poco más convencerte de lo que Valentín tenía planeado.

—¿Y qué tenía planeado, convencerme en un segundo?

—Así es. —asiento— Pensaba que escucharías la palabra "Bresh" y te sobraría tiempo para vestirte y salir por patas.

—¿Salir por patas? —frunce el ceño.

—Déjala, los españoles hablan muy mal. —se ríe mi novio, cogiéndome de la mano mientras salimos de casa del rubio.


Decidimos coger un taxi los tres para ir a la Bresh, ya que los amigos de Valentín están esperándonos allí. Además, de esa manera podemos beber los tres sin la responsabilidad de tener que conducir de vuelta después.

Nos sentamos en los asientos de atrás, me siento entre ellos dos y apoyo mi cabeza en el hombro de Valentín. Él y Dani empiezan a beber en el taxi y el conductor, que les reconoce de la FMS, empieza a hablar con ellos de manera animada. El viaje es un poco largo, así que después de beber un poco, Dani acaba poniendo una base en Youtube y ambos empiezan a rapear de broma, jugando.

Me río ligeramente al presenciar ese momento, viéndolos rapear intentando no tirarse beef. Es muy divertido porque es algo a lo que no estoy acostumbrada.


—Bueno chicos, dejad algo para FMS. —me río cuando el taxi se detiene y Dani abre la puerta para bajar.


Valentín paga al conductor y este le pide un autógrafo para su hija.


—Valeeeeeeen. —grita alguien, acercándose.

—Wawi.


Reconozco a la chica por Instagram, además Valentín me hablado mucho de ella y de su crew. Valen y ella se abrazan y besan en la mejilla. Él me mira, pidiéndome que me acerque, así que lo hago.


—Ella es Andrómeda. —me presenta.

—Soy Guada, es un gusto. —besa mi mejilla y le correspondo— Moría por conocer a la piba que tiene a este bobito babeando. —pellizca la mejilla de Valen y él se ríe.

—El placer es todo mío. —sonrío— Tenía muchas ganas de conocerte. De conoceros a todos, en realidad. Valentín habla mucho y muy bien de todos vosotros.

—¿Valentín? ¿Quién es Valentín? —bromea, riéndose— Vení, te presento a los pibes. Todos moríamos por conocerte.


Los próximos dos minutos me los paso dando besos y conociendo a los amigos de Valentín. Me resulta un poco extraño saludar a la gente con solo un beso. A pesar de llevar meses aquí, es algo a lo que todavía no me he acostumbrado. Cuando están hechas todas las presentaciones, nos asentamos en una plaza para empezar a beber.


—¿Me haces un favor? —le dice Valentín a Guadalupe, rodeándome los hombros con el brazo y juntándome a él— ¿Me la cuidas un ratito? —besa mi cabeza.

—Claro, anda. —se ríe.

—Y hace que tome algo, no bebió nada.

—¿No tenés sed de la peligrosa? —me pregunta ella.

—¿Sed de la peligrosa? —pregunto, frunciendo el ceño.


Valentín se ríe y niega con la cabeza.


—Mostrale qué es la sed de la peligrosa. —me mira— Estoy por acá, si necesitas algo solo avísame.

—Tranquilo, estaré bien.

—Divertite. —acaricia mi nariz con la suya.

—También vos. —digo en voz baja, haciendo que se ría ligeramente.

—Imita el argentino más seguido, por favor. —roza mis labios con los suyos, haciéndome suspirar— Hacelo por mí. —me da un ligero beso en los labios— Me pone cachondo. —susurra sobre mis labios, haciéndome reír ligeramente.

—Pibitos, sigo acá delante. —se ríe Guada, haciendo que Valentín se ría también.


Siento cómo la risa de Valen vibra a través de todo mi cuerpo, haciéndome estremecer. Me acaricia la mejilla y me besa profundamente, hundiendo su lengua en mi boca, haciendo que mi cuerpo se estremezca y mi piel se ponga de gallina. Su boca sabe a alcohol y a Valentín, una mezcla extraña pero a la que podría acostumbrarme rápidamente. A pesar de disfrutar del beso, no puedo evitar sentirme algo incómoda y extraña, sabiendo que somos el centro de atención. Lo empujo un poco por el pecho, separándolo a penas unos escasos centímetros de mí.


—Anda, vete.

—No tengas vergüenza. — se ríe.

—Vete. —insisto, empujándolo levemente.


Valentín se aleja, riéndose ligeramente mientras lo hace. Guadalupe me ofrece un vaso y lo acepto con gusto, dándole una sonrisa. Se engancha a mi brazo y nos acercamos a los chicos también.


—Me contó Valen que eras fan antes.


Asiento mientras doy un primer sorbo a mi vaso, haciendo una mueca inmediatamente después. Valentín, al otro lado del gran círculo que hemos formado, se ríe ligeramente cuando me ve. Lo miro y le saco la lengua, cosa que solo provoca que se ría más.


—Bueno, en realidad sí.

—¿Lo seguís de hace mucho?

—Mh, desde el quinto.

—Vaya. —exclama, sorprendida— ¿Allá en España también veían el quinto?

—Sí. La verdad es que me gusta el rap desde que era bastante pequeña.

—Que linda. —sonríe— Me imagino a una nenita desde España viendo a este pibe cuando era una nene por Internet y me causa ternura.


Me río ligeramente.


—He tenido mucha suerte al conocerlo.

—¿Vos crees? —se ríe y lo mira a lo lejos— Es alto bobo.

—Soy muy afortunada, Guadalupe.

—Decime Wawa, todos así lo hacen. Además, sos la novia de mi casi hermano, eso te hace mi casi hermana.


Sonrío con ternura y asiento.

La noche sigue avanzando y todos, incluyéndome, seguimos bebiendo en la calle. Cuanto más bebo, menos siento el frío, de modo que continúo bebiendo para entrar en calor.

Además, Valen y el resto se han puesto a fumar. Desde que lo conozco, es la primera vez que lo veo fumar. Soy consciente de que ha estado evitándolo porque estaba yo delante, pero desconozco el motivo. Sé que fuma y no tabaco precisamente, pero jamás se me ocurriría juzgarlo. En realidad, sigue intentando evitar que lo vea. Cada vez que lo miro, baja el porro o se lo esconde con disimulo detrás de la espalda y me dedica una sonrisita.

Noto cómo poco a poco el alcohol va haciendo efecto en mí y me sube a la cabeza. Alrededor de las dos de la noche, hacemos cola para entrar. La cola dura poco en realidad, porque cuando los de seguridad ven a Valentín y a Daniel, pasamos de estar los últimos en la cola a entrar automáticamente. Supongo que a los de la Bresh les interesa que ellos dos estén dentro y como van acompañados, pasamos todos.

No me había separado de Wawa en toda la noche. Había tenido tiempo para conocerla y darme cuenta de que era un amor de persona y así había podido entender también porque Valentín la adoraba tanto y era tan importante para él. Al entrar, Valentín se acerca a mí y me da un casto beso en los labios, balanceándose ligeramente. Su boca sabe totalmente a alcohol y a marihuana, inconscientemente, me lamo los labios después de que me bese para probar ese nuevo sabor.


—¿Cómo andas? —besa la punta de mi nariz.

—Muy bien. —rodeo su cuello con los brazos.

—¿Feliz de estar acá?

—Muchísimo. —asiento— Feliz de estar contigo, sobre todo. —sonrío, acariciando su nariz con la mía.

—Me alegra escuchar eso. —sonríe también y me besa en los labios.


Aquella es posiblemente la noche más divertida de mi vida. Ver a Valentín con sus amigos es increíble, puesto que sonríe y se está riendo todo el tiempo. Parece realmente feliz y despreocupado, como si cualquier cosa que le pudiera angustiar desapareciera en ese breve instante. Baila con sus amigos, riéndose todo el rato, perreando y bajando hasta el suelo. Daría lo que fuera por verlo siempre así. Cuando baila conmigo, sonríe apoyando su cabeza sobre mi hombro, rozando mi piel y besándome el cuello.

Me alegra ver a Dani también disfrutar. No lo he visto triste en ningún momento de la noche, solo sonreír. Así que me siento feliz también por él.

En un momento de la noche, se acerca a mí mientras Valentín está bailando con Wawa. Tiene un cigarro en la mano y le da una calada, echando el humo hacia otro lado para que no me moleste.


—¿Así celebras tú tu cumpleaños? —bromeo.

—Fumo mucho antes de que nacieras. —responde, haciéndome reír.

—Eso es un sinsentido. —me río— Soy casi dos años mayor que tú.

—Fumaba en el vientre de mi mamá yo. —se ríe y yo niego con la cabeza.

—¿Cómo estás? —acaricio su pelo, metiendo mis dedos entre los mechones rubios, notando cómo su pelo, extrañamente, todavía sigue húmedo de la ducha— Tu pelo sigue mojado.

—No usé secador antes. —se justifica, encogiéndose de hombros y fumando.

—¿Está permitido fumar aquí dentro? —pregunto y él asiente en respuesta.

—¿Por qué? —expulsa el humo por la boca, haciéndolo desaparecer con la mano— ¿Te molesta? —hace una pausa muy breve, pero no me da tiempo a responder— ¿Te sentís mal?

—Solo un poco mareada. —sonrío ligeramente con tal de tranquilizarlo— He bebido demasiado y en Barcelona no está permitido fumar dentro de las discotecas, así que no estoy acostumbrada a tanto humo.


En ese momento, tira el cigarro al suelo y lo pisa para apagarlo.


—¿Querés salir a tomar aire? —me agarra suavemente del brazo y asiento— Vení. —me guía hacia la salida, la cual está muy lejos de donde nos encontramos.


Cuando salimos a la calle, el viento frío me golpea directamente en la cara. Lejos de molestarme, lo agradezco por un momento. Cierro los ojos y dejo que mis pulmones se llenen de aire limpio. Al abrir los ojos de nuevo, tengo a Dani delante, sonriendo hacia mí.


—¿Te sentís mejor?

—Sí. —asiento— Gracias.

—¿Querés sentarte un rato?


Asiento de nuevo y caminamos hacia un banco. Nos sentamos y entonces, cuando estamos quietos, es cuando noto el frío. Me abrazo a mí misma y froto mis brazos, pues he dejado mi chaqueta dentro.


—¿Tenés frío?

—Un poco.

—Espera. —se levanta y se saca la sudadera por la cabeza, ofreciéndomela.


No me siento con fuerzas ni voluntad de rechazarla porque realmente tengo frío, así que la paso por mi cabeza y mis brazos, entrando en calor de inmediato. La sudadera tiene una mezcla de olores muy particular, pero puedo diferenciar el perfume de Dani por encima del olor a tabaco y marihuana.


—Gracias. —digo de inmediato y él se vuelve a sentar a mi lado— ¿No tendrás frío? —digo viéndolo en manga corta y él niega con la cabeza a modo de respuesta— Pero bueno, ¿qué os pasa a los argentinos, que no sentís el frío? —Dani se ríe ante mi comentario.

—Ustedes los españoles son unos blanditos.

—De eso nada. —le saco la lengua.


De repente, Dani se pone serio y suspira. Intento adivinar en qué puede estar pensando, pero no puedo. Mira hacia abajo y se muerde el labio, mirándome después. Pone una mano sobre mi pierna y acerca ligeramente su cara a la mía. Trago saliva un tanto incómoda, alejándome un centímetro.


—Dani... —susurro.

—Lo lamento. —oigo cómo traga saliva duramente también y sacude ligeramente la cabeza— No sé qué me pasó. —apoya su frente en la mía y cierra los ojos— Lo lamento, Andro. —suspira, mordiéndose el labio— La añoro mucho, ¿sabes? —hace una pausa— Vos me recordas a ella.

—¿Yo? —digo, ligeramente sorprendida— ¿Por qué? Lidia y yo no nos parecemos en nada.


Abre los ojos y me mira, alejándose un poco, pero todavía sin retirar su mano de mi pierna. Sin embargo no me molesta. Dudo siquiera que sea consciente de que su mano está ahí.


—Son más parecidas de lo que creen. —se ríe sin ganas— He visto cómo miras a Valen. —dice mirándome— Es como ella me miraba a mí. —sonríe tristemente, encogiéndose de hombros.


Suspiro tristemente y vuelvo a tocar su pelo.


—Si estuviera aquí, seguiría mirándote de ese modo.

—Bueno... —se levanta del banco, dando un paso lejos de mí, dándome la espalda— Eso no lo sabremos. —se hunde entre sus hombros— Porque ella no está acá. —me mira.

—Les estaba buscando. —interviene una tercera voz de repente, una voz que conozco a la perfección. Ambos nos giramos a mirar a Valentín— ¿Qué pasó?

—Andro se sentía un poco mal y salimos a tomar aire. —explica Dani calmado.

—¿Te sentís mal? —Valentín se acerca a mí y se sienta a mi lado en el banco, tomando mis manos entre las suyas.

—Ahora estoy mejor.

—¿Qué pasó? —pregunta, su voz teñida totalmente con preocupación.

—Me sentía un poco mareada, no pasa nada. —sonrío ligeramente para tranquilizarlo y acaricio sus manos con mis dedos— Ahora ya estoy bien.

—¿Por qué no avisaste? Estaba preocupado buscándote. —besa mis manos.

—Lo siento, pero ya estoy bien y estoy contigo, así que puedes tranquilizarte. —sonrío nuevamente.


Valen mira a Dani que está frente a nosotros, con las manos en los bolsillos del pantalón, mirando al suelo en silencio.


—Gracias por sacarla.


Dani niega y se encoge de hombros.


—Está bien. —patea una piedra imaginaria del suelo.

—Capaz deberíamos marcharnos. —dice Valentín, sé que todavía no está tranquilo.

—No. —niego con la cabeza— No podemos irnos todavía, ¿recuerdas? —le susurro en voz baja— Además, estamos pasándolo bien. Solo necesitaba un poco de aire.

—¿Segura?

—Por supuesto. —asiento.

—Si te sentís mal nuevamente, ¿prometes decírmelo?


Asiento. Valentín y yo nos levantamos, entrelazando nuestros dedos. Miro a Dani y le hago una señal con la cabeza, para indicarle que vuelva a entrar con nosotros. Él asiente y nos sigue. Una vez volvemos a estar dentro, Valentín no se separa de mí en todo lo que queda de noche.

A las siete y media salimos para marcharnos a casa y a las ocho y cuarto el taxi nos deja en la puerta de la casa de Dani, justo a tiempo.

Cuando bajamos del taxi, Dani se queda quieto, paralizado, inmóvil. Sonrío ligeramente cuando veo a Lidia con la maleta esperando en la puerta de casa de Dani. Abrazo al rubio por la espalda y apoyo mi mejilla en su espalda con cansancio, suprimiendo un bostezo.


—Feliz cumpleaños. —susurro.


Se gira un momento hacia mí, mirándome con sorpresa.


—¿Esto es cosa tuya?

—Espero que disfrutes de mi regalo de cumpleaños. —sonrío ligeramente. Beso la mejilla de Dani y Valentín le da un suave golpe en el hombro, sonriendo también.

—Disfrútalo. —estrecha su hombro— Usen forro. —le guiña un ojo para molestarlo— Nos vemos en la mañana.



N/A: La verdad, no sé si hubo Bresh en Buenos Aires el 6 de agosto de 2018, pero como esto es ficción, pues hagamos que sí y ya.

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