Viviendo con el Nerd | vkook.

De gguktaebae

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Kim Taehyung es el chico más estúpido, pito alegre, popular y guapo de la escuela. Jeon Jungkook es el chico... Mai multe

Prólogo
Booktrailer
#1: ¿Mi madre no había pagado la renta?
#2: Dime que esto no es real
#3: Kim Taehyung es un simio idiota
#4: Rival
#5: ¡Garfield!
#6: Y aquí íbamos otra vez
#7: ¿Caballero?
#8: El auto lo vale
#9: Perfecto yerno
#10: Jung Hoseok
#11: Problemas
#12: "¿Me vas a violar?"
#13: "Está lloviendo"
#14: Momento de película
#15: Quiere volverme loco
#16: Su preciada Beyoncé
#17: Intentando mantener la calma
#18: Borremos la tristeza
#19: ¿Qué había sido todo eso?
#20: Él es la razón
#21: Un amigo
#22: Hay fiesta, y pizza
#23: Borrachera
#24: Limpiar el desastre
#25: Vayamos al cine
#26: Complicado
#27: Parque
#28: Cementerio
#29: Contigo
#30: Te quiero
#31: "¿Las palabras mágicas?"
#32: ¿La verdad?
#33: Desconfianza
#34: Un malentendido
#35: El perdedor del juego
#36: Para eso están los amigos
#37: Actuemos por instintos
Epílogo
¡SEGUNDA TEMPORADA!
Prólogo
#1: Cómo empezó todo
#2: Para llegar a la cima
#3: Sufrir, por separado
#4: Es Seúl
#5: Bajo la nieve
#6: Dejado de lado
#7: El precio de la fama
#8: Nuestra conversacion
#9: Te tengo una propuesta
#10: El romanticismo
#11: El club
#12: Amo tus besos
#13: Lo que quería
#14: Plan actuación
#15: Mal presentimiento
#16: Me hizo la vida imposible
#17: Perder
#18: Piedad
#19: Momentos con él
#20: Cayendo por ti
#21: Mi propio monstruo
#22: Su novio
#23: Actos del karma
#24: Destrucción de una relación
#25: Arrepentimiento
#26: Resolver y crear problemas
#27: El amor está en el aire
#28: Pequeñeces
#29: Despiértame
#30: Avanzando
#31: "Llámame"
#32: Alguien mejor
#33: Jamas podré olvidarte
#34: Dejar de amarlo
#35: Aeropuerto
#36: Déjate caer
Epílogo
Especial navideño
El gran día Pt.1
El gran día Pt.2

#38: No te vayas [Final]

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De gguktaebae

No comprendía como un simple gesto, unas simples palabras y unos simples ojos harían que mi corazón cambiara tanto sus sentimientos, que se acelerara mi pulso y mis mejillas ardieran.

Un beso, un te amo y unos tontos ojos me hicieron cambiar todos mis pensamientos y mis sentimientos. Kim Taehyung siempre había sido el arrogante de la escuela, el chico que podía tener la persona que quisiera con una simple sonrisa y nunca fallar, siempre ser el mejor, él más popular.

Y yo, que siempre había tenido aquella idea en mente, caí aún así en su juego. Es cierto, aquel beso pudo haber sido un engaño, aquellas palabras una mentira, y sus ojos una sencilla máscara para que no averiguara la verdad. Pero de todas formas, había caído, porque lo quería y eso era lo que más me dolía al final de cuentas.

Te amo. La voz de Taehyung no dejaba de aparecerse en mi cabeza, parecía un disco rayado que me quería hacer una mala jugada. No podía no irme a Nueva York por unas estúpidas palabras que podían ser una mentira.

Estaba borracho, eso debía grabar en mi mente. Sobrio me había explicado que todo había sido una apuesta, no podía creer lo que me decía mientras estaba completamente ebrio.

Pegué mi rostro a la almohada y ahogué un grito sobre ella. Estaba tan enojado, molesto... quería golpear algo, pero no podía, lamentablemente no tenía la libertad de poder romper todo a mi paso y luego yo pagarlo. Aún sigo en mi situación de "Notengoniparaunamenta,gracias".

Cuando ya pude calmarme un poco dejé de gritar contra la almohada. Estaba en mi cama, a oscuras. Eran las dos de la mañana y no podía dejar de pensar en Taehyung, eso era verdaderamente irritante: lo quería sacar de mi cabeza, y lo único que lograba era todo lo contrario.

Cerré mis ojos de nuevo, por vigésima vez en toda la noche, e intenté dormir, traté de relajarme y dejar que el sueño me venciera.

Sin embargo, el ruido de mi puerta abriéndose me negó esa posibilidad. Y al abrir mis ojos para reprochar, para gruñir y enfadarme con la persona que no me permitió dormir, no pude hacer más que abrir mi boca y quedarme en silencio absoluto.

Era Taehyung.

—Hola— murmuró entrando a la habitación cabizbajo.

Tragué saliva. ¿Qué hacía él aquí? ¿Por qué había venido? No debía hacerlo, debía estar en su cuarto durmiendo, estaba ebrio, no se suponía que...

—Debo hablar contigo— me dijo cerrando la puerta y sentándose a mi lado.

Agradecí el hecho de que la habitación estuviera a oscuras, porque sinceramente no quería que notase los nervios que tenía de tenerlo ahí frente a mí.

—¿D-de qué?— pregunté estúpidamente.

—De... de la apuesta— respondió, haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda.

¿De la apuesta? No, no y mil veces no. No quería escuchar nada sobre ese horrible juego que provocó que nos alejáramos.

Quizás se quería disculpar, pero tampoco quería escuchar eso. Me iría a Nueva York, si se disculpaba caería, y si yo caía...

Maldición, era muy débil para escuchar lo que me tenía que decir.

—No, Taehyung, no se me da la gana de hablar de aquello— dije fríamente, sintiendo en mi interior un dolor inimaginable.

—Por favor... necesito que me escuches... te necesito, Jungkook...— dijo suavemente, en un tono tan encantador que provocó que mi corazón se acelerara.

Un nudo se formó en mi garganta. No podía responder, no era capaz de hacerlo. Si decía algo lo diría en mi contra, probablemente en cualquier momento le diría que todo estaba olvidado y sería el peor vomito verbal del mundo.

—Taehyung...— empecé a decir, sin saber cómo continuar.

—Por favor, Jungkook, escúchame— suplicó tomando mis manos en la oscuridad, haciendo que mi pulso aumentara.

Escúchame. ¿Debía dejarle hablar? No sabía qué hacer, qué decir... lo quería y mucho, pero tenía miedo. Si lo escuchaba, podía decirme cualquier cosa, algo que me hiriera más de lo que ya estaba. Si me decía que lo lamentaba, de todas formas sabría que todo fue una apuesta y me sentiría terrible, peor que nunca. Pero sí me decía que nunca había sido una apuesta...

Oh, vaya, cuánto deseaba que dijera eso, cuánto anhelaba que aquellas palabras salieran de sus labios.

Sin embargo, era pedir demasiado.

—Lo lamento, Jungkook. De verdad que lo siento, no tienes idea de cuánto...— dijo dolido, haciendo que mi corazón doliese más que nunca antes.

—No, Taehyung— murmuré interrumpiéndolo. Ambos nos quedamos callados, sólo nuestras respiraciones se escuchaban en el cuarto, y yo sabía que él esperaba que continuara la frase:—. No te perdono— concluí alejando mis manos de las suyas.

Un vacío se hizo en mi interior a la vez que el peso se iba de mis hombros. Ya lo había dicho, ya no tenía que tragarme esas palabras.

El silencio sepulcral se adueñó de la habitación por un largo rato, un tiempo que sinceramente se me hizo frustrante. No soportaba que las luces estuvieran apagadas y que Taehyung no dijera nada, sólo quería que él se fuera para yo poder dormir tranquilo.

No soportaba su presencia, me hacía sentir... mal.

—Está bien— habló de repente, con la voz quebrada—. Pero algún día conseguiré tu perdón— dijo antes de levantarse de mi cama y abrir la puerta.

—No creo que lo consigas— murmuré con una sonrisa triste y melancólica.

—Sí, sí lo haré. Todavía me queda tiempo muy valioso por delante y haré cualquier cosa por volver a estar como antes, Jungkook. Te lo prometo— dijo con la voz un poco triste aún, pero con una sonrisa llena de ilusión y determinación, para después irse del cuarto cerrando la puerta tras él, dejándome solo y a oscuras nuevamente.

Si tan sólo él supiera que me iría a Nueva York...






Lo lamento, Taehyung.





<...>

—Jungkook, apresúrate, ya llegó el taxi— me despertó la voz femenina de mi madre.

Abrí los ojos lentamente y me senté en la cama de mala gana, no había dormido casi nada, lo pensamientos que atormentaban mi cabeza no me lo permitieron.

Me levanté de la cama, pasé al lado de mi madre en estado zombie y me adentré al baño para darme una veloz ducha que me despertaría por completo.

Cuando acabé salí del cuarto de baño, pasé al lado de mi madre, me vestí con algo sencillo y cómodo, y salí de la habitación con mi maleta en mano. No tenía muchas cosas de todas formas, mi equipaje no era la gran cosa.

Bajé las escaleras lentamente y noté que en el primer piso estaban los señores Kim junto a mi madre esperándome. Claro, era obvio que ellos estarían para despedirse, no podían perderse la despedida de mi madre.

Pero faltaba él, y eso me dolía por alguna razón que todavía no podía determinar específicamente.

—Fue muy lindo tenerlos en casa— sonrió nostálgica Suni.

Aguanten. ¿Fue muy lindo tenerlos en casa? ¡Ella ni siquiera estuvo en toda la semana! ¡Sólo fue un día...! Ah, ¿saben qué?, no importa.

Luego de una linda y exagerada despedida, mi madre y yo nos dirigimos a la puerta. Volteé antes de dejar la casa por completo.

Él no está. Era cierto, y no estaría tampoco.

Suspiré y salí de la casa dándoles una última sonrisa a los señores Kim. Ya no volvería a verlos, ni a ellos ni a Taehyung y decir que aquello no me entristecía sería mentira.

Caminé hasta el taxi, guardé mis cosas en el maletero y cuando estaba a segundos de subirme al vehículo, una voz inconfundible gritó mi nombre.

—¡Jungkook!— su voz ronca hizo que me quedara completamente paralizado.

No podía ser verdad.

Volteé luego de unos segundos y lo miré parado a unos pasos delante de mí. Su cabello estaba alborotado, sus ojos mirándome y respiraba agitadamente.

—Taehyung...— logré murmurar, ahora bajando la mirada.

—Jungkook, por favor, por favor, no te vayas— suplicó acercándose a mí y tomando mis manos entre las suyas.

Negué con la cabeza, sintiendo cómo las lágrimas se empezaban a acumular en mis ojos.

—No debías enterarte— dije con la voz quebrada.

—Pero me enteré— interrumpió él—. Y ahora que lo sé...

La bocina impaciente del taxi interrumpió el momento. Alcé la mirada y la dirigí al taxista, quien me miraba pidiendo que me apresurara.

—Debo irme— murmuré alejándome de Taehyung, así abandonando sus manos.

—No te vayas— suplicó de nuevo—, no puedes dejarnos... n-no puedes... no puedes dejarme...— susurró con su voz y mirada quebradas.

Tragué saliva. Me dolía tanto esto. No quería irme, pero tampoco quería quedarme. Y al fin cuando estaba a momentos de largarme y poder empezar de nuevo en otro lugar, llegaba Taehyung y decía esto... no era justo, simplemente no era justo.

—Adiós, Taehyung— fue lo único que pude decir, abriendo la puerta del taxi, a punto de subirme al vehículo.

Su mano me detuvo tomándome por el brazo, agarrándome por sorpresa.

Te amo... por favor no me dejes, Jungkook, por favor— susurró, haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo de pies a cabeza.

"Te amo". ¿Qué no entendía lo mucho que me dolía todo aquello? Ya me iría, no había vuelta atrás, no entendía por qué seguía insistiendo.

Pero esta vez, sabía que era diferente. Él esta vez lo decía, curiosamente, sobrio y no ebrio como el día anterior. ¿Debía decir algo?

Volteé lentamente, encontrándome con sus ojos llenos de lágrimas. Maldición no debía ser débil por esa simple imagen... no debía ceder.

Pero era Taehyung...

—Yo también te amo— dije inseguro por dentro, pero queriendo hacerlo sentir mejor—. Pero debo irme... entiéndelo por favor, Taehyung. Ya es muy tarde para todo esto.

—No te vayas— suplicó de nuevo, acercándose a mí y juntando su frente con la mía.

Suspiré ahogando mi llanto. No quería llorar, pero Taehyung parecía esmerarse para que lo hiciera.

—Te voy a extrañar, Taehyung— dije acariciando su mejilla—. Ahora debo irme— terminé diciendo pera luego apartarme levemente, listo para subir al taxi.

—Supongo que no podré hacer nada para que te quedes, ¿verdad?— dijo con una sonrisa débil y forzada—. Te extrañaré demasiado —suspiró—, de verdad no sabes cuánto, Jungkook.

—Adiós— susurré, sintiendo mi corazón quebrarse.

Taehyung se acercó nuevamente a mí, tomó delicadamente mis mejillas con sus manos, y acercó su rostro lentamente al mío, para finalmente unir nuestros labios en un suave beso.

—Adiós— respondió al alejarse de mis labios.

Sonreí falsamente y tomé asiento en el taxi, cerrando la puerta del vehículo y viendo cómo Taehyung bajaba la mirada tristemente y limpiaba sus lágrimas con las mangas de su suéter.

Lo extrañaría, y demasiado, pero ya daba igual, me iría a Nueva York, a una nueva vida, un pequeño gran cambio.

—¿Estás bien?— me preguntó mi mamá volteando a verme.

Asentí claramente mintiéndole.

—Sí— respondí alzando la mirada—. Y lo estaré.

Ella sonrió ligeramente y volvió su mirada al camino, mirando por la ventana.

Inconscientemente llevé mis manos a mis labios, tocándolos con mi dedo índice. Él fue el dueño de mi primer beso, al igual que de los siguientes.

¿Olvidarlo? No. No lo haría. Al menos no tan fácilmente.

<...>

"Mantengan sus cinturones de seguridad abrochados, aún cuando la señal esté apagada..."

Me coloqué mi cinturón y seguí observando la pantalla de instrucciones del avión.

Un poco más y me encontraría en Nueva York. Eran bastantes horas de viaje en avión, pero ya nada más quedaría después de eso.

Miré por la ventana tristemente, recordando las palabras de Taehyung antes de irme de casa.

"Te amo". Ebrio y sobrio era tan lindo, qué ridiculez más grande.

Pero de todas formas, al final de cuentas fui una apuesta, y eso me perseguiría por el resto de mi vida. No tenía sentido quedarme si finalmente todo había sido un juego...

Esperen... Taehyung... ¿Taehyung me decía que todo había sido una apuesta, tan fríamente, y luego me decía que me amaba...? No... no tenía sentido.

¿Y si era una mentira?

—Hijo, ya vamos a despegar, ¿estás listo?— dijo emocionada mi madre.

Asentí sin ser capaz de formular una frase con sentido o articular una palabra adecuada.

Me iría a Nueva York, ya no volvería a ver a Taehyung, debía grabar eso en mi mente, era lo único que importaba ahora ¿no?

El avión empezó a tomar vuelo.

Adiós Seúl. Adiós, escuela. Adiós Jimin y a todos los chicos que me humillaron. Adiós, Namjoon...

Adiós, Taehyung.

Comenzar de cero una nueva vida no podía estar tal mal.

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