Sarah
Aún siento vergüenza cuando pienso en el beso en el estacionamiento, mi cuerpo se calienta y comienzo a tener imágenes no aptas para niños en mi cabeza.
Me dejo caer en mi cama aún creo que todo esto es irreal y parte de un sueño. Desde que encontré a Neo pelando patatas en mi mesa, luego compartimos un almuerzo lleno de bromas y risas, hasta ahora que se ha marchado es como si el mundo se pusiera en blanco y negro desde que salió por la puerta. Tengo un vacío implantado en el pecho que me recuerda que no está y me aterra pensar en lo que esto significa.
Quiero saber de él, más de él. De cómo es, como piensa, las cosas que le inspiran y también las que le molestan. Lo quería todo y ese nivel de posesión me hacia sentir incómoda. Porque no todo era color de rosa. No podía simplemente profundizar lo que sea que pasara entre los dos. Odio la idea de tener a la prensa rosa encima de mí e intentando averiguar hasta el último detalle de mi vida. Mi privacidad es algo que no estaba en negociación.
Me había esforzado mucho todos estos años para mantener una conducta intachable para que no se vieran tentados a buscar más sobre mí. Sabía que mucha de mi información se encontraba protegida y sería difícil de encontrar, pero también sabía muy bien que, si la prensa se interesaba en mí, no existía ninguna garantía de que eso se mantendría en las sombras.
Simplemente no podía, había detalles en mi vida que no estaba dispuesta a compartir con nadie.
***
Papá me mira de reojo e intuyo que quiere decirme algo, pero no se anima.
Vamos en el auto hacia el médico, primero tengo un chequeo preoperatorio y luego de eso tengo una entrevista en un medio deportivo para anunciar mi retiro temporal del patinaje artístico. Papá había intentado por todos los medios posibles evitar una entrevista. Ya me había escapado de una antes de la competencia, ahora con la pierna lastimada no creo que sería la mejor idea.
Tecleo un mensaje rápido a Neo. No hemos podido vernos en la última semana, pero de alguna forma aquello que se formó entre nosotros antes no ha dejado de crecer. Hablamos a diario, por mensajes cuando está en alguna grabación o agenda y por video llamada por las noches mientras hace sus trabajos para la universidad. Debo admitir que verlo así me llena de orgullo. Trata de mantenerme con el ánimo alto cuando los nervios por la operación me traicionan, no sé cómo es que lo sabe, pero es increíblemente dulce en esos momentos.
Su respuesta no tarda en llegar, llenándome de alegría.
Neo:
Verás como todo va de maravilla. También tenemos entrevista en TVN, avísame a qué hora estarás ahí y le pediré a Marco que me acompañe a verte un momento al menos.
Sonrío contenta con la posibilidad de verlo.
—Ese de ahí es Neo ¿no es así?
Levanto mi vista a mi padre que sigue viendo hacia la calle.
—¿Por qué?
Él ríe y llegamos a un semáforo en rojo que le permite volver a verme por un momento.
—Si te vieras la cara que pones cada que es él, no me lo preguntarías. Aunque lo intentaras no podrías disimularlo.
Bajo el espejo del para sol del auto y si tengo una estúpida sonrisa en el rostro y los ojos brillosos.
—Supongo que es inevitable.
Una castaña con cara de muy mala leche es la encargada de peinarme y maquillarme, pero tengo la sensación de que con facilidad me degollaría y se come mis entrañas. Tiene cara de psicópata y me tiene nerviosa.
Por mensaje le aviso a Neo que ya me encuentro en mi camerino. El lugar es no es nada ostentoso es un pequeño cuarto con espejos y varios asientos, nada como la parte de farándula y entretenimiento, recuerdo un poco de la última ocasión que estuve ahí.
En general no me gusta aparecer en medios más de lo necesario, porque cuando uno se vuelve muy mediático comienzan a buscar más y más. Además, no disfrutaba mucho de esta vida, todos hablaban mal a las espaldas de todos esperando una oportunidad para clavarles un cuchillo por la espalda. Comprendía que existían quienes no eran así, pero no estaba dispuesta a arriesgarme.
Levanto mi mirada del teléfono y veo a la mujer a través del espejo esperando que no se haya dado cuenta del mensaje que envíe.
Pocos minutos más tarde llaman a la puerta, sé perfectamente de quién se trata. La estilista hace una mueca y va a abrir, por fin puedo respirar algo tranquila al saber que ya no estaré sola con ella.
Ella se congela al abrir la puerta, desde mi posición puedo ver todo a través del espejo. Neo la mira con una expresión mezcla entre sorprendida y seria.
—Vaya, Lizzie es un extraño lugar para encontrarte —dice y definitivamente ahora la sorprendida soy yo.
—Veo que no importa cuanto lo intente siempre habrá uno de ustedes cerca. —La mujer en cuestión que ahora sé que se llama Lizzie literalmente suelta veneno con sus palabras, es evidente que no es muy fanática de los hermanos.
—Nunca estaremos lo suficientemente lejos.
—Púdrete.
Se golpeándolo deliberadamente en el hombro. Ante mi cara de asombro Neo me mira por el espejo y se encoge de hombros.
—¿Qué fue todo eso?
Cierra la puerta tras de sí y avanza hacia mí. Se coloca a mis espaldas y seguimos viéndonos por el espejo. Deposita un beso en mi cabeza y comienza a pasar sus dedos por mi cabello.
—Esa de ahí es la exnovia de Apolo. —Enarco una ceja—. No de verdad, era parte de un armado plan de nuestra representante en ese tiempo hasta que Lizzie se dio cuenta que no lograría enamorar a mi hermano pues quiso sacarle el mayor provecho del caso a su fama, ella era una modelo prometedora hasta que un día tuvo un accidente en el coche de Apolo y su fama no logró sobrevivir al escándalo.
—Se nota que no les tiene mucho cariño.
—Ninguno de nosotros la soportaba, sabíamos que todo era una farsa así que no había razón para ser algo más que educados con ella, pero siempre quiso ser el centro de atención. En fin, como verás no terminó bien para ella. Para Apolo, por otro lado ese accidente le permitió conocer a Phoebe.
Siento escalofríos cada que sus dedos rozan mi nuca, pero no deseo que se detenga.
—Un golpe de suerte.
—Un choque de suerte más bien. Ella iba en el auto al que chocó Lizzie.
—Vaya... —Caigo en cuenta que en menos de media hora todavía tengo mi entrevista—. Ahora me quedé sin estilista.
Neo ríe. Y coloca sus manos en mis hombros echando su cuerpo hacia adelante descansa su cabeza sobre la mía. Él por supuesto va arrebatadoramente guapo, es que no debería ser legal verse así. Va con un chaleco de cuero cerrado solo hasta la mitad de su pecho que deja poco y mucho a mi imaginación al mismo tiempo. Unos vaqueros azules oscuros con cadenas colgadas, tiene un estilo de rockero que contrasta con su cara dulce. Va maquillado de forma natural y su cabello peinado con ligeras ondas.
—Tienes suerte que esté aquí.
—Ahora me dirás que entre tus habilidades ocultas está la de estilista —me burlo.
—No, pero cuando era más pequeño me encantaba jugar con el cabello de Nix, así que creo que puedo hacer un buen trabajo. Por suerte para ti, te maquillaron primero.
Rio un poco sin poder creerme que dejaré a Neo jugar con mi cabello antes de salir a una entrevista que se podrá ver en todo el país.
Se estira a tomar un cepillo del carrito que la estilista dejó aquí y con sumo cuidado comienza a pasarlo por toda la extensión de mi cabello. Lo observo embelesada moverse a través del espejo, en ocasiones levanta su mirada y me sonríe antes de regresar su atención a mi cabello.
—Es una verdadera lástima la forma en que ocurrió tu accidente —dice el presentador. Se llama Kim y ya había pasado un par de entrevistas con él antes y eso me hacía sentir un poco más cómoda porque sabía que era un profesional.
—Sí, no puedo expresar lo que sentí en ese momento a puertas de la competencia tener que retirarme de esta manera. Pero ahora debo enfocarme en mi recuperación para poder volver a la pista con más fuerza que nunca.
Él sonríe y asiente.
—De eso no cabe la menor duda, eres una de las mejores representantes que ha tenido Estados Unidos en la última década y eso no se consigue más que con mucho esfuerzo. Ahora cuéntanos ¿qué harás en este tiempo? Porque claro la rehabilitación llevará tiempo, pero ¿cuáles son tus planes para tu tiempo libre?
Odiaba cuando hacían preguntas que no venían al caso, qué diablos les importaba.
—Pues es algo que aún no he decidido, como dije antes quiero enfocarme por completo en la recuperación y en ponerme en forma para mi regreso.
Kim al notar mi negativa me da una mirada de disculpa o eso creo.
***
Me estoy muriendo de hambre y no es ninguna broma, desde anoche no he podido probar bocado por la operación, pero eso es lo de menos si comparo la ansiedad y nervios que siento en este momento.
Mi padre abre la puerta para despertarme, pero no necesita hacerlo, a penas si he podido dormir.
Me da una sonrisa tranquilizadora y me abraza diciéndome que todo saldrá bien y yo lo único que hago es perderme en su calidez.
Sin perder más el tiempo me pongo de pie lista para enfrentar esto.
Al entrar al hospital no puedo creer lo que ven mis ojos. A penas está por salir el sol, pero sin importar eso Neo me sonríe al verme, va con un chandal gris con la capucha puesta y gafas, pero sé que es él, porque ninguna otra sonrisa provoca una tormenta en mi estómago.
Sin esperar más acorto el espacio entre nosotros lo más rápido que puedo. Él hace lo mismo y cuando sus brazos me rodean siento como la paz se apodera de mí. Me siento segura y capaz de cualquier cosa.
—Te dije que no importaba qué, pero no te dejaría sola. Hoy quiero ser lo último que veas antes de entrar a ese quirófano y me aseguraré de que sea lo primero que veas al despertar.
No tengo palabras que puedan explicar lo que significa que esté aquí en este momento. Dentro de mi cabeza sé que es una mala idea que sienta tantas cosas por él, me dice que no debo, pero quién es capaz de mandar en el corazón porque nada puede evitar que me enamore más y más de este hombre que me mira de forma tan dulce, que me abraza con tanta calidez y que me trata como lo más preciado que tiene.
Toma mi rostro y me atrae a su pecho con fuerza, deposita un beso en la cabeza y suspira.
—Todo va a salir bien.
Por primera vez asiento convencida de que así será. Con Neo no me siento una mujer en apuros que se siente protegida con un hombre, no, con él la seguridad que siempre he tenido en mí misma se reafirma y se vuelve de acero, me hace sentir que realmente puedo contra el mundo y vencerlo de un solo golpe. Es algo tan intenso y poderoso que en muchas ocasiones me da miedo.
Tengo mi cabeza recostada en el hombro de Neo mientras el acaricia mi brazo lentamente. Veo a una enfermera venir hacia nosotros con una silla de ruedas y soy consciente de que llegó el momento de entrar.
—¿Sarah Petrov? —pregunta y asiento—. Todo está listo, vengo a llevarla.
Tomo una profunda respiración mientras paso mi mirada de mi padre a Neo. Mi padre se acerca mientras Neo se baja de la cama en la que estábamos y veo de reojo que se acerca a la enfermera.
Mi padre sostiene mi rostro para que lo mire directamente a los ojos.
—Te estaremos esperando para cuando despiertes, mi princesa.
Asiento incapaz de formular palabras, sé que mi operación no pone en mayor riesgo mi vida, pero si en esa mesa de quirófano está en juego mi futuro y no hay forma que no me sienta aterrada por eso.
Con cuidado Neo me ayuda a sentarme en la silla y mira a la enfermera quien le hace una seña. Rodea la silla y siento que comienza a moverse, me giro de inmediato y lo veo llevarme hacia el pasillo. Se acerca a mi oído y dice:
—Le he pedido que me deje llevarte hasta dónde el hospital lo permita.
Me siento profundamente emocionada por este detalle y al mismo tiempo agradecida de que de alguna forma siempre encuentre la manera de apoyarme, tan a su estilo.
Tomamos un ascensor y bajamos un par de pisos. Al abrirse avanzamos, veo a mucha gente aquí. De frente viene una chica en silla de ruedas también llevada por un hombre que nos mira fijamente. Siento que comenzamos a detenernos hasta que casi estamos frente a frente. No entiendo que sucede, me vuelvo y la enfermera tiene la misma cara de perdida que la mía.
La chica en la silla de ruedas tiene una expresión de dolor que siento que soy casi capaz de palparlo, su mirada está fija detrás de mí.
—¡Jonás! —alguien grita y todo se torna aún más extraño porque esa voz la conozco, la conozco muy bien.
Athan aparece unos segundos después tomando al hombre que está frente a nosotros por el brazo con fuerza.
Si ese es el hombre del que Athan está enamorado... entonces la chica en la silla era. Me tapo la boca con una mano con un regusto amargo en ella.
—Neo... ¿podemos hablar?
No soy capaz de ver el rostro de Neo a mis espaldas, pero si soy capaz de sentir su tensión. No sé que hacer, ni a dónde mirar, me siento una intrusa en esta situación.
—Será después —responde Neo con una voz tan fría como el hielo. Una que jamás había escuchado venir de él.
Comienza a avanzar. Athan me mira por un segundo y soy capaz de ver cuanto está sufriendo en ese momento, no sé qué sucede con ellos luego de doblar la esquina.
Levanto mi vista para ver a Neo con miedo de lo que pueda llegar a ver, pero su rostro se mantiene sin ninguna emoción hasta que baja su mirada a mi y me da una pequeña sonrisa que no le llega a los ojos y con una mano acaricia mi mejilla.
—No tienes por qué llevarme si tienes que hablar con ella.
—No, te llevaré hasta donde me lo permitan y esperaré a que despiertes y pueda verte. Si ella no es capaz de esperar pues eso no tiene nada que ver conmigo. —Suspira—. Hubo un tiempo donde ella era mi prioridad y ella fue quien decidió dejarme a un lado, ahora es ella quien tendrá que esperar.
Llegamos a una estancia con varios sofás y la enfermera nos detiene.
—Hasta aquí puedes llegar, muchacho. Puedes esperar aquí.
Veo a Neo asentir, luego se gira a mi y acuna mi rostro antes de juntar nuestros labios en un beso sencillo que provoca que todas mis terminaciones nerviosas se despierten. Cuando nos separamos se saca las gafas y me mira directamente a los ojos.
—Estaré ahí, junto a ti en el momento que despiertes.
—Lo sé.
Y sé que así será, no entendía de dónde venía tal confianza, pero sabía que estaría ahí y cumpliría su palabra. La enfermera toma el mando de mi silla y me giro para poder ver a Neo que se encuentra parado y agita su mano mientras me sonríe. Me mantengo así hasta que las puertas me impiden verlo.
Hola a todos, primero y como es obvio les debo una disculpa por desaparecer una semana entera, no era mi intensión, pero la cosa estuvo intensa en el trabajo. En fin, pero bueno aquí les traigo este cap que es donde las papas comienzan a quemar...
"Se vienen tiempos oscuros, Harry", citando al viejo Dumbledore me despido, no sin antes pedirles que si les gusta la historia la compartan para que pueda ser conocida por más personas, si pueden no olviden dejar sus votos y comentarios, y bueno faltaba más las críticas también son bienvenidas.
Debo aclarar que como todas mis historias en Wattpad son el primer borrador, por lo que pueden tener varios errores que espero sepan perdonar. Ahora me encuentro en la fase de edición de Apolo que está de infarto.
Ahora si los dejo porque debo ir a dormir para levantarme a trabajar en un par de horas.
Un besooo