Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a camnz y esta historia fue beteada por Flame's Child.
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Hermione no tenía idea que era posible comprar una gran cantidad de ropa en un solo día. Todos sus nuevos vestidos no cabrían en su pequeño armario. Ahora tenía vestidos de brillantes colores, vestidos de día, vestidos informales y otros que eran aún tan formales como para asistir incluso a una boda.
Compró zapatos, bufandas, incluso guantes. ¿Dónde diablos se suponía que usaría guantes? Compraron lencería, lo que incomodó terriblemente a Hermione, portaligas de encaje y medias de seda. Ella ahora tenía un guardarropa como el de una heroína de alguna novela histórica. Todas las prendas eran de colores brillantes o colores pastel. Esos eran los colores de las mujeres de baja reputación. Las esposas usaban colores más modestos, como el negro, gris o marrón. Hermione se preguntó quién decidió esas cosas. Alguien realmente decidió que debía existir una clara demarcación entre las mujeres de buena y mala reputación. ¿Era esto algo que el consejo había decidido o simplemente sucedió?
La presencia de Hermione había sido solicitada para esa noche. En su armario ahora tenía dos vestidos verdes, pero se veía extraña usando los colores de Slytherin. No iba a darle la impresión de que lo apoyaba. No estaba del todo segura de lo que quería decir, pero sabía que no iba a vestirse de verde.
Ella se preparó y entró en la casa de Draco por medio de la red Flu. Él estaba esperándola, vestido con un traje. Estaba bebiendo whisky. Ellos obviamente iban a ir a algún lado.
—¿Ya comiste? —preguntó. Era una situación terriblemente familiar y Draco levantó una ceja con sorpresa. Hermione no estaba segura de por qué preguntó, en realidad pensó que él le diría lo rápido que pensaba emborracharse esta noche.
Draco no respondió, pero en cambio la miró.
—Mejor —dijo mientras se ponía de pie y se acercaba para tomarla del codo, obviamente estaba hablando de lo que estaba usando—. ¿Disfrutaste gastando mi dinero?
—Disfrutar no sería la descripción más precisa —Hermione dijo—. Exhaustivo sería más preciso.
—Eres una chica extraña, Granger.
—¿Porque para mí ir de compras no es lo más emocionante de la vida?
—Bueno, por supuesto que no, lo más emocionante soy yo —él dijo con total confianza.
Hermione no pudo evitar resoplar. El agarre de Draco se apretó alrededor de su codo mientras se aparecían en su destino. Era otra casa de algún Slytherin. Ella podría adivinarlo por la decoración.
Por los rasgos faciales de las personas en los retratos, ella supuso que esta era la casa de Zabini. La fiesta ya estaba en pleno apogeo. Connie le sonrió mientras caminaba detrás de Draco.
Zabini estaba persiguiendo a una bonita chica que se reía como tonta. La chica mestiza de cabello oscuro no estaba allí. Connie confirmó que había sido reemplazada por la alegre rubia.
Blaise actuaba como si estuviera completamente encaprichado por la nueva y curvilínea chica. Según Connie, aparentemente Blaise se enamoraba rápidamente y él se desenamoraba con la misma rapidez, pero estaba completamente convencido de que se había enamorado en ese momento. Connie enfatizaba la palabra amor como si fuera un eufemismo.
Hermione aceptó de mala gana que le esperaba otra noche de jolgorio junto a la joven multitud de Slytherin. Ella no había tenido tiempo de comer, así que se entretuvo degustando de los diferentes aperitivos que había en la habitación. Draco ya estaba conversando con Nott. Parecían estar riendo de algo y Hermione se preguntó de qué tipo de cosas hablaban.
Las voces se hicieron progresivamente más fuertes. Blaise y la nueva niña habían desaparecido y la mayoría de los otros estaban jugando un juego que implicaba beber de un vaso que levitaba, mientras que los otros participantes hacían todo lo posible por distraer lo suficiente al jugador como para que este dejara caer el vaso. Estaban empezando a emborracharse y la capacidad de atención estaba disminuyendo.
Era el turno de Flint de hacer levitar el vaso y la determinación en su rostro se mantuvo hasta que Draco mencionó algo sobre haberse follado a Armenda Fudham en el aula de Adivinación durante el sexto año. Esto hizo que ambos se carcajearan y el vaso de vidrio se rompió en el suelo.
Nott lo intentó después y se las arregló bastante bien, hasta que los demás se cansaron de su fortaleza y le hicieron cosquillas hasta que dejó caer el vaso. Ahora que había visto a los chicos de Slytherin haciéndose cosquillas, Hermione decidió que ya lo había visto todo en el mundo. Su mente automáticamente concluyó que debía contarle esto a Harry, el pensamiento la entristeció. Era gracioso, su mente no aceptaba que Harry ya no estaba vivo, pero no tuvo problemas para aceptar que Ron ya no figuraba en su vida.
Malcolm Baddock se unió a la fiesta. Hermione no lo había visto antes y él se giró abruptamente cuando la vio. Una espeluznante sonrisa se extendió en el rostro del hombre y Hermione se sintió realmente incómoda al verlo. Siempre le había parecido espeluznante y aparentemente eso no había cambiado. Los otros chicos parecieron recibirlo con entusiasmo.
Connie logró acorralar a Theo y después de una rápida conversación en la cual le acariciaba las solapas de la chaqueta. Ella hizo unas muecas coquetas y soltó un par de risitas mientras le susurraba algo. Theo le sonrió dulcemente y luego se inclinó y la besó en la mejilla. Lo que sea que Connie quisiera, lo consiguió. Hermione tuvo la impresión de que acababa de ver a una maestra en acción.
Connie le dijo adiós a Hermione y salió de la habitación. Ella estaba dejando la fiesta esa noche. De alguna manera, ella logró que Theo aceptara dejarla ir. Hermione ni siquiera se había dado cuenta de que irse era una posibilidad. Miró a Draco y se preguntó cómo podría hacer lo mismo.
Habían dejado de jugar ahora y estaban sentados, riéndose de alguna anécdota o broma. Flint azotaba ligeramente a una chica que estaba sobre su regazo, reprendiéndola de forma tan degradante y a ella parecía no importarle en absoluto.
Hermione consideró cómo debería acercarse a él. Tal vez ella sólo podría preguntar, decidió intentarlo y se acercó, él estaba completamente absorto charlando con los demás de todos modos, así que tal vez no le importaría si ella se iba del lugar. Cuando llegó allí, Draco la sentó en su regazo y Hermione se puso rígida como una tabla.
—Realmente necesitas relajarte, Granger —él arrastró las palabras—. Esta es una fiesta y te estás comportando como si esto fuera un funeral.
—Simplemente no es mi tipo de fiesta —ella dijo tratando de formular una estrategia para poder irse.
—Simplemente no te sientes cómoda fuera de la biblioteca ¿eh? —él preguntó y se rio—. Sólo tienes dos estados de ánimo, feliz y come libros.
Hermione estaba enojada y podía sentir que la ira aumentaba dentro de ella.
—Me gustaría irme ahora —Hermione dijo. Tal vez un enfoque directo sería lo mejor. Quizás estaba lo suficientemente borracho como para concedérselo.
—No lo creo —se rio aún más fuerte—. En serio, tienes que relajarte un poco Granger. Únete a la fiesta. No todo se trata de mostrarle a la gente lo frígida que eres.
—No soy... —ella comenzó, pero no continuó y sólo decidió bajarse de su regazo. Él la abrazó mientras ella luchaba.
—Esto debe ser corregido, vas a lastimarte. Creo que necesitas una lección —dijo y sacó su varita—. Imperio.
Hermione sintió que la maldición la inundaba, quitándole el control mientras Malfoy llenaba su mente por completo. Su cuerpo se relajó completamente contra él, mientras su mente intentaba restablecer el control. Las ganas de complacerlo resonaban fuerte en su mente, borrando cualquier intento que ella hiciera por liberarse una y otra vez.
—Baila —ordenó y Hermione se soltó de su agarre, se subió a la mesa y comenzó a bailar. Las risas resonaban en la habitación y Hermione sólo sonreía dulcemente mientras bailaba para la audiencia.
Las órdenes de Draco inundaban su mente y estaba perdiendo su propia identidad, ya que la voluntad de Malfoy se convertía en el centro del universo.
Le ordenó que desabrochara los botones de su vestido y ella obedeció, luego deslizó un tirante por su hombro y brazo. Él la estaba haciendo realizar un striptease. Hermione se dio cuenta de que su vestido estaba en el suelo, pero su autoconciencia terminó por desaparecer en microsegundos.
Ella estaba bailando sobre la mesa en ropa interior. Su mente luchó aún más fuerte cuando él le ordenó que se quitara el sujetador, pero no tenía sentido, no podía pelear.
No le pidió que se quitara más prendas, pero siguió bailando sobre la mesa durante lo que debieron ser años. Él la estaba mirando y la hacía sonreír. Los otros también la miraban con lujuria mientras ella giraba sus caderas, sacudiendo su cabello y provocándolos.
En lo profundo de su conciencia, Hermione estaba absolutamente mortificada. Eventualmente le ordenó que dejara de bailar, se vistiera y que se parara junto a él. Draco no soltó la maldición hasta que estuvieron de vuelta en su casa.
Lo primero que hizo fue darle una bofetada lo más fuerte que pudo. El sonido del golpe fue tan estridente, que casi sonó como el disparo de una pistola.
Draco cayó sobre una silla gracias al impacto.
—¡Cómo te atreves! —le gritó.
—Fue sólo para que tuvieras algo de diversión.
—Me forzaste contra mi voluntad —ella dijo—. Una imperdonable.
—Vamos. No estuvo tan mal —dijo. Arrastraba las palabras un poco más de lo normal—. Te veías bien.
—Se llaman imperdonables Malfoy, porque son imperdonables —Hermione estaba temblando de ira.
—Está bien, lo siento —concedió y se acercó a ella por detrás—. Fue algo estúpido. Estaba borracho.
—Eso no lo excusa —respondió y le quitó las manos de encima.
—Dije que lo sentía —remarcó, con una mirada tímida—. Prometo que nunca volveré a hacerlo.
—No me importa escuchar tus sinceras disculpas —Hermione dijo—. Este pequeño experimento ha terminado.
—Vamos, Granger —dijo. Intentó agarrarla, pero falló. Sus reflejos de buscador lo abandonaron por completo gracias a la cantidad de alcohol que ingirió.
Hermione se dirigió a la chimenea y regresó al BM, escuchó sus protestas, pero no le importó. No logró llegar a casa antes de que las lágrimas comenzaran a fluir. Ella nunca se había sentido tan utilizada en su vida. ¿Qué más debería haber esperado de él? Se reprendió a sí misma.
Ella no iba a verlo de nuevo. No le importaba cuál fuese el resultado, no dejaría que abusaran de ella de esa forma otra vez. Necesitaba un baño y no le importaba si eran las dos de la mañana. Se talló el cuerpo aproximadamente una hora entera, antes de que finalmente se sintiera mejor.
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Fin Capitulo Ocho
Notas: ¡Oh Dios mío! Ha pasado tanto tiempo desde que publique un capitulo, pero ya estoy de vuelta en las pistas y vengo recargada con muchos capítulos para ustedes mis bellezas. No sé qué más decirles aparte del típico: "Espero que disfruten del capítulo". ¡Oh! Y también les dejo el recordatorio de mi política de actualizaciones mensuales. Nos estamos leyendo, besitos a todos.
Naoko Ichigo