✌ Hola, hoy precisamente no sé que deciros así que ya paro y os dejo leer tranquilas.
Dadle mucho amor y espero vuestros comentarios. ✌
¿Por qué?
Mi cabeza da vueltas y eso que no he bebido demasiado como para estar borracha, era buena con el alcohol entonces... ¿A qué venía todo esto?
No quiero sacar conclusiones equivocadas pero a medida que me voy acercando a aquella mesa, mis pasos vacilan uno detrás de otro y choco con varios cuerpos desconocidos en el camino, lucen tan cercanos que me asusta la idea de solo pensarlo.
¿Por qué me ha mentido?
—Disculpa, ya me llevo yo esto a esa mesa.
—Pero...
Ignoro los reclamos del camarero y una vez que acabo llegando a dónde ellos están, es Luciana la primera en darse cuenta de mi presencia, va más borracha que otra cosa.
—Su pedido señores, dos margaritas para cada uno.— grito alto y claro para que puedan escucharme entre tanto ruido. El cuerpo de Strom se tensa al levantar la mirada, sus ojos se abren más de la cuenta cuando nuestras miradas se encuentran. La mano de Luciana que antes estaba sobre uno de los brazos del alemán, es retirada rápidamente por el rubio que se pone de pie al comprender la situación en la que estaba.
«Será imbécil.»
—Oye, puedo explicarlo.
—Que disfrutéis de la noche.— es lo último que digo antes de comenzar a huir de aquel lugar a grandes zancadas.
Me llevo una mano al pecho intentando ignorar el dolor que estoy sintiendo, me recuerdo no llorar a mi misma pero mis ojos se nublan apenas consigo salir del lugar.
«¡Ay, maldito idiota!»
Apenas pasan coches a estas horas, me he alejado lo suficiente de la entrada como para que alguien me vea, estoy intentando mantener la compostura para no girar y abofetear el rostro de aquel hombre que me mintió. Odiaba que me mintieran, mientras yo me lo imaginaba sufriendo por tener que cuidar a alguien como Luciana él estaba disfrutando de su compañía sin problema alguno.
Escucho pasos a mis espaldas y no hace falta ser adivino para saber que el que me ha estado siguiendo todo el camino era Strom, además que el murmurar en alemán por las calles madrileñas no era muy común y es por eso que cuando siento una mano posarse sobre mi hombro no me asusto porque sé que se trata de él.
—Escúchame.
«Lo que me faltaba »
—No, escúchame tú a mi. — escupo con cierta rabia las palabras — Mira, no sé qué diablos haces aquí con esa mujer pero, ¿por qué me mentiste?
—No te mentí Jinx. Estoy aquí debido a ella, ni siquiera yo sabía que terminaría aquí hoy.
—Ya y yo me chupo el dedo, ¿no?
— Sabes que tengo que ir a dónde sea que ella vaya. No te dije nada porque estuve tan ocupado buscándola por toda la puta ciudad que se me olvidó de decirte que ya estaba de regreso. — me apoyo en la pared y dejo caer mi cabeza hacia atrás.— Se escapó de nosotros con unos amigos y terminó aquí.
— Pues no sé de qué amigos me estás hablando porque al único que pude ver sentado ahí bebiendo junto a ella es a ti. —me cruzo de brazos, él se mantiene de pie a pocos centímetros de mi. — Y estábais muy cerca el uno del otro.
—Dios, no pensarás que...¡Por Dios! ¿Sabes lo puto loco que me tienes, mujer?
Parpadeo repetidas veces cuando la conversación da un giro brusco, trago saliva y carraspeo.
«¡Mantente firme, joder!»
—No me cambies de conversación.
—No lo hago pero creo que todo esto se resume a que piensas que tengo algo con Luciana y no es así.
—¡Yo en ningún momento dije eso!
—Pero muy en el fondo es eso lo que piensas. — el suspira y mira al cielo antes de acercarse más a mi, pone sus manos a cada lado de mi mejilla y me mira directamente a los ojos — Todo lo que te he dicho es verdad, perdón si te di a interpretar cosas que no son, sé que es mi culpa que pensaras de esa forma pero de verdad,— mi corazón late cada vez más rápido, muerdo mi labio inferior cuando empieza a acariciarme las mejillas — la única que me interesa eres tú.
Intento buscar algún rastro de mentira ahora mismo, pero su mirada es sincera y su cuerpo no demuestra nerviosismo alguno. Supongo que me he dejado llevar un poco por los celos o espero que sea eso, vamos.
—No me gusta que me mientan. — digo por fin.
—Lo sé. — agacha la mirada por unos segundos y después me regala una sonrisa — De verdad que no pasa nada con Luciana, todo es laboral entre nosotros.
—Pues ella parece que aún no lo sabe o no le entra en la cabeza. Algo me dice que quiere tenerte a ti en su cama.
— Créeme que lo sabe.— una de sus manos han caído hasta mi cintura, sus dedos queman por encima de la prenda de encaje.— ¿Y tú? ¿Querrías tenerme en la tuya?
Sus palabras me dejan muda, no sé que responder a eso y puedo sentir mis mejillas arder de la vergüenza. Algunas veces Strom era tranquilo y se podría decir que bastante reservado pero había momentos como este en el que no sabía si se trataba de la misma persona o no. Tenía ese lado suyo tan guardado que cuando lo sacaba a luz me hacía temblar como gelatina a su lado.
Estoy a punto de responderle pero el me calla la boca con un beso que al principio es dulce y delicado pero después...¡Madre del amor hermoso!
Estoy acorralada entre la pared y su duro cuerpo envuelto en una camisa blanca que le marcan los pectorales más de la cuenta y...¿cómo lo sé? Pues muy simple, estoy tocando todo lo que mis manos me permiten ahora mismo. Puedo sentir su lengua enredándose con la mía, me encantaba besar sus labios por el simple hecho que eran demasiado carnosos y apetitosos para mi gusto. Sus dedos se entierran en mi pelo y un pequeño jadeo se escapa de mis labios cuando esparce besos en mi mejilla, cada vez más cerca del inicio del cuello.
—Vámonos de aquí.— me dice con la respiración algo agitada para después tirar de mi mano y caminar hasta el aparcamiento del lugar.
✨ ¿Vosotras también le creéis al alemán? ✨