Aurora entró en la casa. Se lo había pasado muy bien con Santi ese día. Todavía no se podía creer que fuera su novio. Con lo diferentes que eran… Entonces recordó lo que le había dicho a Santi: ‘’Será…que tu me has cambiado.’’ ¿Era cierto?¿Santi la había cambiado? La verdad es que nunca se habría atrevido a decirle algo así a nadie. O, al menos, hace unas semanas. Pero es que también hace unas semanas jamás hubiera pensado que llegaría a tener novio. Y menos a Santi…
Quitó esos pensamientos de la cabeza. El pasado era pasado y el presente es presente y ella tenía un lema: Carpe diem (vive el momento).
Se dirigió a su habitación. Eran las ocho de la noche y no había nadie en casa. Supuso que su madre y su tía habían salido y que Mario seguiría con sus nuevos amigos. ‘’¿Cómo lo hacía para caerle bien a la gente allá a donde iba? Ojalá fuera como él.’’, pensó la chica.
Abrió la puerta de su habitación y se quitó los zapatos. Después fue a su mesilla de noche que estaba llena de libros. Fue mirando los títulos y vio ‘’Divergente’’. Le encantaba ese libro. Ya se lo había leído tres veces pero no le importó volvérselo a leer una cuarta. Se tumbó en la cama con el libro en la mano. Cogió su móvil y los auriculares y se los puso. Sonó la canción ‘’Bailando’’ de Enrique Iglesias. Sonrió. Se dispuso a leer pero no podía en su mente no dejaba de aparecerse Santi. Se imaginaba a ella de Tris y a Santi de Cuatro. Se rió ante su ocurrencia. Dejó el libro a un lado y se tumbó en la cama mirando el techo. De pequeña había puesto pegatinas de estrellitas que brillaban en la oscuridad, con su padre. Ahora la mayoría se habían caído y otras estaban demasiado estropeadas pero no las quería quitar.
Acabó la canción que estaba sonando y la canción ‘’Hearth Attack’’ de Demi Lovato inundó sus oídos. Se le vino a la mente Santi. Iba a quedarse un rato con él en su casa pero su hermana le había llamado diciendo que le necesitaba para una cosa. Él le había dicho que era una tontería asíque no se preocupó.
Sólo conocía a la hermana de Santi de lo que él la había contado, que no era mucho. Le había dicho que era su hermana mayor, que tenía veinte años y que estudiaba diseño de moda. También le había dicho que los dos vivían con su padre, puesto que su madre había fallecido por culpa del cáncer cuando él era pequeño, pero que ella se iría de casa cuando encontrara trabajo y pudiera pagar un apartamento.
Entonces el sonido de la puerta cerrarse la sacó de sus pensamientos.
Se quitó los auriculares y miró el reloj, ya eran las nueve de la noche. Salió de su habitación y bajó las escaleras.
-Hola Aurora.-dijo Mario. Tenía expresión triste. Detrás de él estaban su madre y su tía. Su madre estaba llorando mientras su tía la consolaba.
-¿Qué pasa?-preguntó Aurora preocupada mientras se acercaba a ellos.
-Tu padre…-dijo su madre sollozando.-ha tenido un accidente...
Aurora se quedó paralizaba. ‘’Esto tiene que ser una broma’’, pensaba, aunque en el fondo sabía que no lo era.