SAGA LUX II | El amor de Neo

By Kath_B_Carlton

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Adorable, encantador y tierno. Es la mejor forma de describir a Neo Lux. Es un hombre vivaz y sensible, capaz... More

El amor de Neo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Noticias y actualización
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capitulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50 (FINAL)
La historia continúa en...

Capítulo 12

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By Kath_B_Carlton

Sarah

Aún me debato mi presencia aquí. Le doy otra mirada al hotel que se alza imponente frente a mí. El «The Bervely Hill» era el hotel más exclusivo de todo Los Ángeles y es aquí donde se llevará a cabo la fiesta de cumpleaños del mayor de los Lux. Athan tuvo la amabilidad de invitarme para que saliera un poco de mi encierro.

Mi rodilla se encuentra un tanto mejor al menos ya no debo llevar el inmovilizador, pero no creo que se vea bien el vestido de gala azul oscuro con las balerinas plateadas, sin embargo, no puedo usar zapatos altos y tampoco es que me muera por ello. No estoy segura si entrar o no, la principal razón es que este no es mi tipo de ambiente y si fuera poco estaba la prensa en todo lugar y no quería tener que enfrentarlos ahora que los rumores sobre mi lesión se habían calmado.

Tomo una respiración profunda para calmar mis crecientes nervios. Luego de mucho pensarlo decido entrar por un momento, saludar a Athan e irme, será lo mejor. Me encamino a la entrada principal del hotel, la organización había dispuesto una entrada directa a donde se lleva a cabo la fiesta para que las celebridades invitadas puedan pasar por alfombra roja, mientras aquellos que no les gusta tanto la atención tienen una entrada más reservada.

Al llegar al salón paseo mi mirada sobre las docenas de personas que están aquí. El lugar es simplemente impresionante y es evidente que la empresa que los maneja no ha escatimado en gastos para esa noche. Doy un paso vacilante hacia adelante y un movimiento brusco llama mi atención a un lado de la entrada.

En una columna veo a un hombre joven intentando mantenerse en pie, por un segundo cruza en mi mente lo borracho que debe estar para estar en ese estado, pero luego de observarlo unos minutos caigo en cuenta de la palidez de su rostro. Me encamino hasta donde se encuentra para asegurarme que esté bien, estoy a punto de hablarle cuando su cuerpo cae hacia adelante, sus ojos están casi cerrados. Me apresuro a agarrarlo por los hombros para evitar que se caiga y noto que es bastante más alto que yo.

Siento un dolor punzante en mi rodilla al cargar con su peso. Es casi insoportable, pero tampoco puedo dejarlo caer.

Un camarero nos ve y se apresura hacia nosotros.

Me ayuda a cargarlo y siento que mi rodilla me molesta aún.

—Podemos sacarlo de aquí —pido viendo como algunos reporteros se pasean por el lugar.

El mesero ve en la misma dirección que yo y comprende mi preocupación.

—Si, sígame por aquí.

Camino tras de él con dificultad, la rodilla cada vez me duele más. Llegamos a un pequeño apartado de lo que supongo es parte del restaurante por que hay una gran mesa para más de doce personas.

—El reservado está vacio, llamaré al médico del hotel y a uno de los encargados para que venga.

Coloco tres sillas juntas para hacer una especie de cama donde deposita al hombre antes de marcharse.

Dejo salir el aire que estaba conteniendo, con esfuerzo me acerco y muevo una silla para mí y la coloco cerca del muchacho. Viéndolo así se ve bastante joven. Su cabello tiene unos graciosos bucles, debo admitir que es la primera vez que los veo en un hombre, sus largas pestañas descansan en sus pómulos y también tiene unas bonitas cejas pobladas.

Siento un aire familiar en él, pero por mucho que lo pienso no lo recuerdo de nada. Toco su rostro y me sorprendo al sentir su tacto helado, con esfuerzo me incorporo haciendo una mueca por el hincón que se produce en mi rodilla. Tomo una de sus manos y busco su pulso en la muñeca, tardo un poco en dar con él, pero ahí está es algo débil pero constante.


La puerta del salón se abre y entra un hombre de avanzada edad llevando un maletín, detrás de este entra una mujer que lleva el uniforme de los trabajadores del hotel.

—Señorita —saluda el hombre con un asentimiento y vuelve toda su atención al joven. Suelto su mano y me aparto un poco para darle espacio para trabajar.

Observo como desanuda su corbata y afloja su cinturón. A mi lado escucho un jadeo y veo a la mujer llevarse una mano a la boca sorprendida.

—¿Está bien? —pregunto y los ojos de la mujer se posan en mí.

—El muchacho... el muchacho es uno de los Lux —afirma mientras saca su celular con las manos temblorosas.

La observo atónita marcar un número y llevárselo al oído.

—Señor... si estoy con el invitado, se trata de uno de los VIP de la señora Black... Sí, cómo usted diga... Haré que lo lleven de inmediato.

¿Un Lux?

Mientras mi atención está en la mujer, escucho que al médico buscar algo en su maletín. Veo como se acerca el médico al chico y trato de hacer memoria, recuerdo vagamente a los hermanos de Athan nunca les había prestado mucha atención.

Unos instantes después llegan dos hombres, la mujer se acerca a ellos y les da indicaciones. Luego se acerca a mí.

—Vamos a trasladarlo a una habitación para que el médico pueda trabajar mejor, por favor acompáñenos.

Asiento y me debato en llamar a Athan, veo a los hombros cargarlo con cuidado y moverlo con mucha agilidad, no estoy segura de que esto sea lo mejor en estos casos, de hecho, no sé que hacer en estos casos salvo ir detrás de ellos.


Al entrar en la suite hay al menos cinco personas más. Me quedo rezagada en la parte de atrás mientras veo como lo colocan en la cama y el médico abre su camisa y sigue examinándolo. Decido que no importa si es un Lux o no, el único que puede hacer algo es Athan.

Busco mi celular en el pequeño bolso que llevo conmigo. Me siento ansiosa y nerviosa, la rodilla me duele horrores, pero ahora no le presto importancia. Le marco con rapidez, el tono suena una y otra vez hasta que lo toma.

—Hey, princesa, pensé que ya no aparecerías. —Está contento, lo noto por el tono de su voz.

—Athan... necesito que subas a la suite 705 tu hermano...

—¿Mi hermano? —me interrumpe—. ¿De que hablas, Sarah? Todos mis hermanos están...

Se queda en silencio y escucho que habla con alguien al otro lado de la línea.

—¿Athan? —lo llamo—. ¡Athan!

La gente en la suite se vuelve a verme en cuanto subo el tono de mi voz, me disculpo con un asentimiento.

—Sarah ¿estás con Neo?

Neo... el hermano menor de los Lux, tengo un vago recuerdo de un muchachito desgarbado y menudo de hace varios años atrás. Vuelvo mi mirada al hombre que está ahora en la cama, veo que le colocan una vía en el brazo.

—Debes venir —le ruego. Sé que significa para mi amigo su hermano pequeño—. Lo encontré a punto de desmayarse y los médicos del hotel lo están revisando ahora, pero debes estar aquí.

—¿Está bien? —su voz se tiñe de preocupación.

—No lo sé, aún no recupera el conocimiento.

—Vamos para allá. —Es lo último que dice antes de colgar.

Me dejo caer en un sofa y agarro mi cabeza con las manos. Sé que esto no es mi culpa, pero de algún modo siento que todo recae sobre mí. El primer médico que lo reviso se acerca a mí.

—¿Usted es pariente del paciente? —pregunta con voz calmada.

—Soy amiga de la familia.

Asiente y mira alrededor.

—El muchacho estará bien, tiene signos de fatiga y considero que debe descansar. Le hemos puesto un suero para que pueda recuperar fuerzas, sin embargo, no estaría demás que se haga un chequeo en el hospital.

Dejo salir un suspiro y asiento. El hombre me da una sonrisa comprensiva mientras llaman a la puerta. La mujer que vino con nosotros la abre y ahoga un grito cuando ve a los hermanos Lux entrar como una torva. Están todos ellos, incluso su hermana y su madre, también los acompaña una mujer que no conozco.

El mayor de ellos se detiene y barre con su mirada todo el lugar, sus ojos oscuros son intimidantes y en este momento tiene un aura que me pone los pelos de punta. Fija su mirada en el médico y en mí. Busco a Athan con la mirada en busca de ayuda, pronto nuestras miradas se conectan y camina hacia mí, al igual que lo hace su hermano.

—¿Qué a sucedido? —me pregunta el mayor a mí.

—No lo sé, lo he encontrado a punto de desmayarse en la entrada.

Bufa y pasa una mano por su cabello repetidas veces. Athan me mira fijamente.

—¿Por qué no me llamaste antes, Sarah? —inquiere enfadado.

Frunzo el ceño indignada, yo solo me preocupé por su hermano y ahora se enfadan conmigo, lo que me faltaba.

—No te llamé antes Athan, porque no tenía la menor idea de que era tu hermano. —Todos me miran como si me hubiera salido otra cabeza—. No fue hasta que la señora —digo señalando a la mujer que les abrió la puerta—, lo mencionó y te llamé para que vinieras.

El mayor de los hermanos está a punto de decir algo cuando la mujer que llegó con ellos se le acerca y coloca una mano en su hombro. Es muy guapa de ojos verdes y cabello corto, Apolo la mira con fiereza pero ella no se amilana.

—Amor. Ella no tiene la culpa, deberían estar agradecidos que se ocupó de él aun sin saber quien era. —Los mira a todos seria—. Ahora todos siéntense y déjenme hablar a mi con el doctor.

El médico que se ha quedado estático ante toda la situación se acerca hacia ella y se encaminan hacia la suite.

»Y más les vale que le agradezcan —concluye con tono amenazador de espaldas a nosotros.

Todos se miran entre sí antes de hacerle caso y sentarse en los sofás. Athan me mira como cachorro arrepentido, pero me siento molesta con él por primera vez en la vida.

El mayor de los hermanos se sienta a mi lado y siento su mirada encima de mí. Tomo una profunda respiración antes de enfrentarla. Su mirada oscura es intensa, pero se ha suavizado desde que la que imagino es su novia ha hablado.

—Tengo que ofrecerte una disculpa, me descontrolé por completo —dice cauto esperando mi reacción, puedo ver en su mirada que está siendo sincero—. Te agradezco que hayas cuidado de él hasta ahora.

Asiento un tanto cohibida.

—Es lo que cualquier persona haría.

Niega con la cabeza.

—Cualquiera, no. Solo una buena persona.

Aunque es evidente la preocupación en su rostro se esfuerza por darme una sonrisa. Athan por su parte se sienta en el brazo del sofá a mi lado sin decir nada más. Siento la mirada furtiva de algunos de los miembros de su familia, pero nadie se atreve a decir nada. Pasa un tiempo hasta que la mujer sale de la habitación.

—Oigan que esto no es un funeral, Neo estará bien. Solo necesita descansar un poco, ha perdido peso y tiene signos de cansancio, le han puesto un suero y podrá ir a casa por la mañana. No hay de que preocuparse. —Camina hasta su novio y se sienta en sus piernas.

—Pero ¿cómo pasó esto? —pregunta su madre.

—Bueno es la consecuencia del nuevo ritmo de vida que lleva, tendrá que encontrar una mejor forma de llevarla. No lo he visto en algún tiempo, pero ha perdido mucho peso —comenta seria— ¿cómo es que ninguno se dio cuenta de eso?

Todos se miran entre ellos, es evidente que ninguno se dio cuenta de eso.

—Está mañana hablé con Neo de eso, le dije que lo llevaría a un médico, lleva días sin dormir bien y apenas ha comido. Deberías aconsejárselo tú también, Phoebe —explica uno de los gemelos.

Phoebe asiente y vuelve su mirada a mí.

—Por suerte estuviste para evitar que esto se fuera a mayores —me dice con una tierna sonrisa—. ¿Eres amiga de Athan?

Asiento y él coloca una mano en mi hombro. Lo muevo disgustada para que lo quite cuando siento una punzada en la rodilla por el movimiento brusco. Esto no pasa desapercibido por la mujer en mi delante.

—Somos amigos desde la secundaria —explico para desviar su atención.

—Ya veo. ¿Tienes alguna molestia?

Su mirada es inquisitiva, sabrá de inmediato si trato de ocultarlo por lo que termino por asentir.

—Me duele la rodilla, tuve una lesión hace poco que recién empezaba a sanar y...

—Cargaste con Neo ¿no es así?

Desvío la mirada hacia un lado. Siento como ella se pone de pie.

—Amor, me puedes ayudar a llevar a... —Siento su mirada encima de mí.

—Sarah —responde Athan a mis espaldas.

—Gracias, Athan. Ayúdame a llevar a Sarah a la otra habitación para revisar su rodilla.

Cuando Apolo está apunto de ponerse de pie Athan le coloca una mano en el hombro para evitar que lo haga.

—La llevo yo.

No sé como sentirme ahora, toda la atención está en mí en este momento. Athan me extiende la mano con una sonrisa de disculpa y aunque deseo seguir enojada con él no soy capaz de conseguirlo por mucho tiempo. Tomo su mano y con agilidad pasa su brazo por debajo de los míos. Me apoyo en mi pierna sana y camino con su ayuda.

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