Meliflua

By xaturna

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¿Quién creería que un simple hashtag era lo suficientemente poderoso como para hacer que una escritora termin... More

ANTES DE LEER
E P Í G R A F E
P R E F A C I O
CAPÍTULO 01
CAPÍTULO 02
CAPÍTULO 04
CAPÍTULO 05
CAPÍTULO 06
CAPÍTULO 07
CAPÍTULO 08
CAPÍTULO 09
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPITULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
E X T R A
A G R A D E C I M I E N T O S

CAPÍTULO 03

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By xaturna


—Primer día de clases y ya retrasando todo— murmuró la profesora al abrirme la puerta.

Era mi primer día de clase y, tal como dijo, había llegado tarde.

No tengo muy claro en qué me tardé. Quizás fueron los veinte minutos en los que me quedé mirando el techo y pensando en lo que había visto el día anterior, o quizás fueron los otros veinte en los que me quedé analizando el bonito uniforme. El mismo había estado en mi closet pero no lo había notado hasta esa mañana.

Atravesé la puerta del salón y, como en los libros que solía leer, algunos murmullos no faltaron. Por suerte fueron fácilmente silenciados por la mirada de la profesora.

—¿Cuánto más vas a tardar en presentarte?— preguntó impaciente, mientras yo miraba mi reloj.

Eran las 07:43 y la hora de entrada eran las 07:30.

—Soy Mía Pepper— me presenté mirando las paredes del salón, eran del mismo color que las de recepción—. Vengo de Montevideo.

En realidad no tenía idea de qué decir sin sonar muy cliché.

—Yo soy Irenka, la profesora de matemática— se presentó asintiendo y echándole una mirada a los asientos—. Siéntate junto a Kanu.

Señaló el único asiento libre, junto a mi compañero de habitación.

Todos dirigieron su vista hacia él, aunque Liam parecía estar en otro planeta.

Acomodé mi falda y caminé hasta el último asiento de la fila del medio.

Todos observaban cada uno de mis pasos y, probablemente, me estaban analizando, tal como supuse que harían cuando llegué. Esta vez no estaban Nick, Nibbas y Liam para hacer un escándalo y llamar la atención de los estudiantes.

Finalmente el castaño elevó la mirada.

Me senté a su lado y observé su tableta; lo que parecía un poema estaba escrito en ella. En cuanto me descubrió cambió la página sin mirarme.

Regresé mi mirada a la profesora.

Silver Study contaba con tabletas personales para cada estudiante, como forma de colaborar con el fin de la deforestación. Para utilizarlas era necesario tener un usuario registrado y, para desbloquearlas, había que escribir el código de la tarjeta de estudiante.

Pero la tableta no servía para usar redes sociales, solo habían diversas aplicaciones que servían para las clases y, la única red social existente, era la de estudiantes; en la que podías comunicarte con tus compañeros y profesores.

La clase continuó y Liam siguió escribiendo en su tableta. No volví a intentar leer o descubrir de qué se trataba.

Había notado que, lo que ellos recién estaban aprendiendo, yo lo había estudiando hacía cinco meses con mi institutriz, por ende me entretuve personalizando mi tableta; solo para no aburrirme, ni proceder a pensar en las muertes inoportunas.

Ya había puesto foto de perfil, fondo de pantalla y personalizado algunas aplicaciones cuando se me informó que la batería se agotaba.

Ingresé a Silver Students, me incliné a un lado -de forma en la que mi compañero no pudiera ver qué hacía- y busqué "Liam". Me aparecieron tres estudiantes con el mismo nombre.

"Liam Kanu (en línea)"

Reconocí a mi compañero de habitación, con ojeras y cabello despeinado, al final de la pantalla. Toqué la foto y me llevó a una clase de perfil.

"Estudiante clase: C
Edad: 18
Tipo de estudio: artes
País de origen: Estados Unidos
Idiomas: inglés y español
Años dentro del internado: 2"

Lo miré tras leer sus datos, esperando a que no me hubiera descubierto, a pesar de que lo razonaría en cuestión de minutos. Toqué los tres puntos junto a su perfil y seleccioné la opción de chat. Envié mi primer mensaje.

"¿Tenés cargador?"

Al instante fui consciente de que cualquier persona con autoridad tenía la posibilidad de leer los chats de los estudiantes. De hecho a la profesora le vibró su tableta cuando envié el mensaje, y le echó una breve mirada de reojo, pero no se detuvo en mi mensaje.

Por otro lado, en la pantalla de mi compañeros, apareció un leve brillo azul y, tras abrirlo, me miró con el ceño fruncido.

—Estamos al lado.

Su acento inglés era casi imperceptible, pero tras leer su información se tornó algo notorio.

Retiré mi vista de su rostro y volví a teclear.

"No quería interrumpir la clase."

Le llegó la notificación, abrió el pequeño cajón del escritorio y dejó su cargador a un lado de mí.

"Gracias."

—Pepper— Irenka se posó sobre su escritorio, contemplando su tableta—. Quiero verte resolver este ejercicio.

Había leído infinitas veces sobre esos momentos, y sabía que tenía que resolverlo, aunque no quisiera.

Apreté el botón de "" que se extendía en mi pantalla, junto con la invitación de trasladar la imagen a la pantalla grande del salón.

En menos de dos minutos ya había terminado la ecuación y el resultado yacía frente a nosotros. Irenka asentía con aprobación hacia la pantalla.

—Kanu— llamó a mi compañero—. ¿Puedes explicar qué hizo Pepper?— cuestionó, sin recibir respuesta—. Kanu. Explica lo que hizo Pepper.

—No sé hacerlo— Liam habló con simpleza, como si tuviese todo claro y bajo control.

—Pepper— me llamó entonces la profesora—. Le harás tutorías semanales a Kanu, y si se niega será suspendido de mis clases— se dirigió más bien hacia él.

Las seis horas de clases pasaron más rápido de lo esperado. El tiempo pasaba a mayor velocidad cuando analizaba a Liam; era extraño, pero no me incomodaba. Había descubierto que, al menos durante ese día, no copiaba las clases que no estuvieran relacionadas con música, y en vez de eso escribía, aunque no traté de descubrir qué.

Había pasado los siete minutos de camino al edificio pensando en Liam, y no porque estuviese enamorada o algo por el estilo; en realidad había descubierto que, con su capucha y ojos celestes, Liam Kanu era un personaje muy interesante.

En cuanto llegué al apartamento decidí instalarme en la sala, y comencé a investigar sobre novelas de romance. Había leído sobre las novelas más famosas, las más odiadas, y me dediqué a buscar términos en común y diferenciales entre ellas.

O eso hacía hasta que la puerta fue abierta.

Al voltear descubrí que, quien se encontraba en la entrada, no era Liam, era Nibbas.

Ingresó al apartamento como si nada y, sin comprenderlo, dejé mis cosas a un lado, alerta. El rubio siquiera se detuvo en mí, simplemente trató de abrir la puerta de Liam, pero estaba cerrada con llave.

—¿Y Liam?

Finalmente se detuvo en mi presencia.

Su pantalón se encontraba un poco roto, su mejilla estaba raspada y un poco de sangre se encontraba sobre su antebrazo. Consideré que había sido atacado o había tropezado, pero no me atrevía a preguntar.

¿Qué le habría pasado?

—Ni idea— le contesté, casi que en un susurro.

Lo observé sentarse en una de las sillas de la encimera.

No quise darle mucha importancia porque, al fin y al cabo, era familiar de mi roomie. Un práctico desconocido desde mi punto de vista.

Levanté la laptop y la coloqué sobre mi falda para continuar con mi trabajo. Consideré ir a mi habitación, pero él ya había visto mis cosas instaladas en la mesa del living y no quería parecer grosera yéndome por su presencia. Era el hijo de la directora.

Continué investigando y disimuladamente observé a Nibbas. Miraba algo en la pared detrás de mí, o a mí.

La idea de echarlo pasó por mi mente, pero era el hijo de Mary, me repetí. Además, buscaba a Liam. ¿Por qué buscaba a Liam en esas fachas?

Se levantó de allí y caminó hacia mi zona. Se sentó en un sofá, se aproximó a la mesa y comenzó a juguetear con una lapicera que reposaba allí. ¿Por qué tocaba mi lapicera?

Comenzó a jugar haciendo un ritmo en la mesa durante unos segundos. Finalmente la dejó en su lugar, y se inclinó hacia mí, aparentemente con la intención de decirme algo.

El sonido de la puerta llamó la atención de ambos y, para mi buena suerte, Liam se encontraba allí. Frunció el ceño hacia Nibbas y luego volvió lentamente su vista hacia mí.

—¿Y Nick?— cuestionó volviendo la mirada al rubio.

Nibbas elevó los hombros como respuesta y Liam bufó.

—Ven.

Me pasaron por un lado y entraron a la habitación de Liam en completo silencio. Los observé durante todo el recorrido.

Quise seguir con mi investigación, juro que sí quise; pero la curiosidad me estaba provocando ansiedad, así que decidí intentar husmear. Y supe que estaba mal, lo sabía inmensamente, pero necesitaba hacerlo. Quería hacerlo.

Me quedé completamente estática en mi lugar, para no generar ninguna clase de sonido y conseguir oír sobre qué hablaban.

In what shit related you now?— Liam hablaba enfadado.

"¿En qué mierda te metiste ahora?"

Al escucharlo hablar en inglés agradecí a las múltiples clases de idiomas a las que me habían enviado.

In the same— contestó el rubio, simple.

"En la misma."

Podía diferenciar su voz por lo ronca que era. De hecho nunca había oído una voz tan ronca como era la de Nibbas.

Fuck, Nibbas. Stop getting into that, we're going to finish all in trouble— regañó Liam—. And what happened with Nick?

"Joder, Nibbas. Deja de meterte en eso, vamos a terminar en problemas. ¿Y qué pasó con Nick?"

—I know that.

"Sé eso."

I thought Nick told you that I have a roomie.

"Creí que Nick te había dicho que tengo compañera de habitación."

But i need help...— se excusó Nibbas.

"Pero necesitaba ayuda..."

But...— suspiró—. Shit, Nibbas. Understand, she should not get involved with this, with you or with us.

"Pero... Mierda, Nibbas. Entiende, ella no tiene que involucrarse con esto, contigo o con nosotros."

Luego de eso se quedaron en completo silencio, así que regresé a lo mío, aún analizando lo que acababa de oír.

Pasaron solamente cinco minutos cuando ambos salieron de la habitación. Nibbas estaba en mejores condiciones y Liam parecía apurarlo. Los seguí con la mirada hasta que terminaron su camino hasta la puerta, que siquiera llegaron a abrir, cuando el hermanastro faltante lo hizo por ellos.

Al segundo de ingresar al apartamento Nick detuvo su vista en mí y yo desvié la mía hacia la laptop, como si no fuera consciente de la situación.

Shit, Nibbas! I already told you that you will get away from that!— susurró Nick, pero llegué a oírlo.

Mierda, Nibbas! ¡Ya te dije que te alejaras de eso!"

Ninguno le contestó.

It's already the fifth time and I'm sick of always having to save your ass— continuó.

"Ya es la quinta vez, y estoy harto de siempre tener que salvarte el culo."

—Deja de hacerlo entonces.

Las palabras de Nibbas fueron frías, secas y lo suficientemente altas como para que las oyera sin la necesidad de esforzarme.

El silencio instantáneo fue tan abrumador que no me costó pensar mucho para suponer que estaban visualizando alguna clase de reacción por mi parte.

Mi celular comenzó a sonar y, tras levantar la vista y confirmar que todos estaban concentrados en mí, contesté.

Holis. ¿Ya tenés algún avance?

Ann tenía que ser.

—No, Ann. Todavía no.

Me levanté del sofá, caminé hacia la puerta y en silencio pasé entre medio de todos ellos. Si iba a hablar con Ann prefería hacerlo en un lugar menos tenso.

¿Cuánto vas a tardar? ¿Te das cuenta de que tenés solo tres meses para plantear una idea? ¿Sabés que los lectores no van a parar hasta tener algún avance? ¿Tenés idea de todo el dinero que vamos a perder si vos no...

—Ya sé todo eso, Ann. Me lo repetís siempre.

Es que me preocupo por vos, Mía. Por tu futuro— suspiró—. ¿Al menos te hablaron tus padres?

—¿Vos qué creés?

Juro que en serio traté de hablar con ellos, Mía— se disculpó.

—Ya sé, Ann. Además no es tu culpa. Ni siquiera es necesario, ya me acostumbré a ellos.

Sentí a los chicos salir del apartamento detrás de mí e ingresar al ascensor.

—¿Sabías que siempre me llamás en los momentos más inoportunos?

Desgraciadamente sí quería seguir husmeando, porque no podía dejar de pensar en que no querían que yo me involucrara y quería saber porqué, o en qué, al menos.

¿Acaso estás con alguien?— la oí reír—. ¿Es pibe o piba?

—No es eso, Ann.

Vamos, Mía. Sabés que podés confiar en mí— insistió.

—Te juro que no tiene relación con amor, ni esas cosas— expliqué llegando al tercer piso.

¿Te metiste en un lío?— la oí suspirar—. Mía, no te involucres en cosas raras. Sabés que tu carrera puede peligrar y queda mucho por delante.

—No me metí en ningún lío— contesté rápido.

No trates de hacerte la detective, Mía.

Me detuve en seco al creer que me estaba observando.

—Yo no estoy metida en nada, ¿pero sabías que ayer murió un estudiante?

Claro que sabía, pero fue un suicidio.

—Ah— murmuré.

—¿Te preocupa mucho? ¿Querés volver a tu casa?

—No, no, no. Dejame adaptarme unos días, por lo menos.

Llegué al primer piso y me senté en el primer escalón.

Bueno, hablaré con algún psicólogo del internado, para que puedas...— la corté.

—Innecesario. Ya sabemos que no funciona.

Bufé.

Mía. Es lo único que te estoy pidiendo.

—Que vaya al psicólogo, que tenga la trama lista, que empiece a escribir, que hable con mis padres, que...— empecé a enumerar— nada. Hablamos después.

Corté la llamada al visualizar a Liam ingresando nuevamente al edificio. Me miró y caminando hacia el ascensor habló en mi dirección.

—Deberías husmear menos en temas ajenos a ti. Siquiera tendrías que involucrarte con ellos.

Me acerqué a él.

—¿Y contigo?

—Ya vivimos juntos, ¿no?

Se subió al ascensor y se quedó mirándome, esperando mi compañía.

Pude haberle dicho que no y subir las escaleras. Pero no quise decirle que me daba pánico, así que con la cabeza en alto me paré a su lado. La típica musiquita molesta comenzó a sonar mientras nos acercábamos a nuestro piso. Liam miraba algo en el celular y tras algunos segundos finalmente el ascensor se detuvo.

No fue tan malo.

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