Jungkook tomó entre sus musculosos y fuertes brazos a TaeHyung y lo puso en uno de los sillones rojos. Se arrodilló a su lado y lo miró de cerca, reparando en sus largas pestañas y sus hermosos labios.
—Eres tan hermoso.— susurró y pasó una de sus manos por el rostro, apenas rozando las definidas facciones del castaño. Había un aura tan inocente rodeandolo que sintió unas terribles ganas de corromperlo ahora, pero tenía que esperar a que su niño bonito estuviera al cien.
Lo miró unos segundos más y después se acercó lentamente a él y besó sus labios con delicadeza.
—Agradezo a Satán que no tardé nada en encontrarte. — sonrió levemente. —Eres lo mejor que me pudo haber pasado, después de mi padre, claro.— estiró su mano una vez más y con sus dedos recorrió el camino de sus cejas.
Se sentía bastante impresionado por la fuerza psicológica y física del pequeño, someterse a algo así no es como si nada. Es un gran compromiso y una decisión de bastante valor para alguien humano, y si le sumas el hecho de que su familia cree en Dios y que le han inculcado lo mismo a él, es el triple de carga.
Se levantó y se acercó a la escena para tomar su bata y tapar su cuerpo. Suspiró bajito y recogió todo, dejándolo como estaba antes de realizar todo.
Se sentía bastante feliz y emocionado por lo que acababa de pasar, ¡Por fin Tae era suyo! Kook podría tener más parejas si le apetecía, pero no lo creía necesario, tendría muchísima diversión con él por un largo, largo tiempo.
Abrió la puerta e hizo una reverencia ante la figura de su Señor antes de cargar a Tae con bastante cuidado para evitar despertarlo y llevarlo a la habitación con él, después de todo ya podían dormir juntos.
Depositó con delicadeza a Tae sobre la gran cama y con esfuerzo sacó las cobijas de debajo de su cuerpo y lo cobijó, se movió un poco pero no se despertó, simplemente se puso de lado y abrazó una almohada. Al parecer no podía dormir sin algo que abrazar.
Kook fue a cepillar sus dientes y realizar otras actividades de higiene para después meterse a la cama con el pans que usa de pijama, y al instante se sintió un poco culpable por haber dejado a su chico desnudo, pero temía despertarlo si hacía más movimientos, aparte ya pasaba de la una de la madrugada y quería que Tae descansara lo suficiente y se sintiera bien para el día siguiente porque tendrían clases y aparte ansiaba iniciar algunos juegos.
Las luces de afuera iluminaban levemente la habitación permitiéndole ver el rostro del castaño. Aghh, en serio no pudo haber conseguido algo mejor, él es todo lo que necesita.
¡Es que no podía tragarselo!, el castaño tenía el rostro de la inocencia pura. Es como un maldito ángel que vino a la tierra a ser corrompido; y eso le fascinaba demasiado a Kook.
Cerró sus ojos con la imagen de su chico aún en su mente, sacándole una sonrisa y dándole un placentero descanso. Dormir con TaeHyung a su lado es mucho mejor que hacerlo solo.
◇◇
La alarma del ojigris sonó y Tae ni siquiera se inmutó, sin embargo Kook actuó rapidísimo para evitar despertarlo aunque ni el sonido del motor de un avión lo despertara ahora por el gran agotamiento que había sufrido.
El mayor salió a hacer su ejercicio matutino, pero ésta vez se sentía tan motivado que se desnudó y cambió a su lobo interior y gracias a esto pudo correr con mayor rápidez.
Siempre le había parecido ridículo ver en las películas como los licantropos se convertían en lobos y después, al regresar a su forma humana, simplemente tenían la ropa puesta como si nada. Era algo completamente ilógico.
El aire en su pelaje gris era suficiente para llamarle a ese momento "felicidad". Hace días que no dejaba ser a su lobo y eso le hacía sentir mejor en éste momento. Corrió hasta que quedó satisfecho y después regresó al lugar en el que había dejado su ropa deportiva -a unos cuantos metros antes de llegar a la casa-, regresó a su estado y se vistió.
Desde ayer había desactivado la visibilidad desde fuera y había olvidado quitarla, pero eso no le impidió darse cuenta de que Tae seguía ahí, dormido, gracias a su increíble olfato.
Entró a la casa con el menor ruido posible, todo seguía en silencio. Subió hasta llegar a la habitación y se encontró con Taehyung envuelto solamente en las sábanas blancas, cubriendo su entrepierna. Un clásico.
La luz de la mañana apenas aparecía y le daba un toque azúl a la habitación. Lucía hermoso, pero no más que el castaño.
Dio un paso y tiró un vaso de agua que él mismo había olvidado en el piso, pero éste quedó suspendido y todo se volvió lento. Entonces supo que ÉL se encontraba ahí.
—Señor. — hizo una reverencia cuando lo presenció a un lado.
La habitación a pesar de estar levemente iluminada, se tornó más oscura. Su Señor lanzó un gruñido y dio pasos, haciendo retumbar el lugar.
Kook aspiró, el olor a fierro y azufre entró por sus orificios nasales.
Un halo rojo lo rodeaba y se veía meramente macabro para cualquiera, pero no para Jungkook que le era fiel, ni para los demás primos del infierno. Sus grandes y gruesos cuernos se retorcían en las puntas y no se podría decir si lo que estaba en su cara podría llamarse "rostro", sus ojos te podrian causar pesadillas y jamás querrías volver a dormir. Era alto y con mucha masa muscular, fuerte y sus manos eran escalofriantes; sus piernas terminaban en unas grandes pesuñas y producía sonidos aterradores. La verdad es que también podría ser demasiado guapo, pero prefería mostrar en lo que su enemigo lo había transformado para "demostrar" que no es bueno como todos creen.
Se acercó al chico y lo acarició con sus grandes y aterradoras manos dejando a un lado su tridente. Tae ni siquiera lo notó, pues Lucifer y kook estaban en un plano de tiempo diferente por el momento.
—Buena elección, Jeon. — su voz era terrorífica y semejante a un gruñido. Después rió y las paredes comenzaron a retumbar. —Elegiste una joya. Luce tan inocente que da asco. — Satán dijo lo último enfurecido y soltó un gruñido que casi rompió los cristales. —Es un placer que lo hayas traido y le quitases al Falso uno de los suyos. — su voz mostraba su orgullo por Jungkook. —Es por eso que premiaré al chico, le obsequiaré un regalo. Le concederé el permiso de entrar la Iglesia. — su respiración se aceleró y un frío escalofriante invadió la habitación, después rió con mas fuerza.
—¿Una Iglesia, mi Señor?— preguntó confundido.
—Sí.— contestó alargando la "i" en un siseo. — Cada vez que pise una iglesia pensará en ti y en tus juegos retorcidos, le será imposible dejar de pensar en ti y correrá a buscarte inundado de placer. — rió aún más escalofriantemente.
—Se lo restregará en la cara al Falso.— Kook se dio cuenta del plan ingenioso. —Que inteligente, mi Señor.
Kook se inclinó en el piso colocando su frente en el piso, bastante halagado. Era muy raro que Satán concediera regalos a las parejas de los príncipes de la noche, aunque la verdad es que los regalos siempre le beneficiaban a Él mismo.
Tomó el rostro de Tae entre sus manos y pasó su lengua larga, roja y afilada por el rostro de su nuevo súbdito y susurró unas palabras en latín, concediéndole el regalo.
Después de eso se alejó de la cama, tomando su tridente de oro y piel humana y desapareció después de un brutal gruñido, llevándose consigo el ambiente escalofriante y el olor a azufre y fierro.
El tiempo regresó al plano normal y entonces Kook reaccionó rápido para evitar que el vaso de agua se desparramara y enseguida lo colocó en la encimera. Se acercó a Tae y se recostó a su lado y simplemente se quedó ahí mirándolo, observado su belleza.
—¿Seguirás viéndome hasta que anochezca? — preguntó el contrario.
Jungkook sonrió. —¿Cómo lo supiste?
—Sólo lo supuse. — respondió aún con los párpados cerrados. —Se que es Viernes, pero no quiero ir a clases... me sigo sintiendo exhausto. — abrió los párpados por fin y se encontró con los ojos grises y profundos de Kook.
—Entonces hay que descansar un poco más. — el mayor se acercó aún más al otro hasta rodearlo con su brazo, quien le correspondió el abrazo de inmediato. —Sólo así. Cierra tus ojos un rato más.
Tae se sintió completo y demasiado bien, jamás había sentido tanta tranquilidad. Kook se relajó también y ambos volvieron a dormir a los pocos minutos.
Mas tarde, la alarma de Tae comenzó a sonar desde la otra habitación en la que había dejado sus pertenencias, pero ninguno de los dos chicos escuchó. Se sentían tan cómodos en los brazos del otro que dormían como bebés, y así pasaron quince, veinte, treinta minutos y finalmente una hora. Las clases ya habían iniciado hace más de media hora y no tenían intención de levantarse pronto.
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JiMin
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JiMin notó la ausencia de Tae por la noche cuando tocó a la puerta de su habitación. Quería preguntar si todo estaba bien y al entrar no lo encontró -el tonto había olvidado poner seguro- y se asustó un poco porque pensó que había salido y el lobo le había hecho algo; pero pensándolo más llegó a la conclusión de que se escapó a una de las reuniones a las que asistía con YoonGi a tomar alcohol, y el simple hecho de saber que estaba con su Yoongi-Yooni lo hizo sentir más tranquilo, así que dejó el tema esperando que fuera eso; pero por la mañana encontró la mochila y el uniforme en el mismo lugar que en la noche y se sorprendió más al recibir un mensaje del mayor diciendo que lo esperaba en la avenida, dándole a saber que no se había quedado Tae con él; sin embargo no lo comunicó a su tía y simplemente le envió un mensaje a su primo informandole que había escondido sus cosas en el armario, pero que merecía explicar luego en dónde diablos se había metido.
JiMin salió de la casa después de informarle a su tía que Tae se había ido más temprano y darle un beso en la mejilla de despedida.
Caminó hasta llegar a la avenida y divisó al chico en su carro.
—Hola.— dijo en cuanto puso su redondo traserito en el asiento del carro.
—Buenos días, te compré una malteada.— Yoongi le sonrió y le extendió el vaso con el liquido rosa. —De fresa, tu favorita. — se sonrojó y fijó la mirada al frente en cuanto el contrario la aceptó.
—¡Gracias, Hyung!— absorbió sonoramente. —Eres el mejor.— se acercó y le depositó un beso en el cachete, dejándole una sensación fría en el lugar. YoonGi abrio los ojos y el color en sus mejillas se hizo más potente y volteó lentamente a él, quedando a centimetros de sus labios. —Vamos a llegar tarde, pandita rojo. — se burló del color en su rostro y se sentó en su lugar.
Yoongi se sonrojó aún más si es que era posible y soltó una risa nerviosa.
—Eres un tonto.— su voz sonó tan melosa que Jimin se sintió avergonzado. — Y también lo más adorable en el mundo. — lo dijo casi en un susurro y prendió el carro. El contrario ocultó una sonrisa y siguió tomando su malteada. Ojalá que todo fuera así de fácil. Ojalá que siempre pudieran estar en su burbuja. Ojalá que no le importaran los comentarios de los demás; pero tristemente es una de las cosas que más le importan y no podía dejar caer su reputación por un chico. Por un hermoso y adorable chico.
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Kook & Tae
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El delicioso olor a rosas de Tae entró por las fosas nasales de Kook, aún seguía con los ojos cerrados, pero la sensación de tenerlo abrazado lo hizo sonreír.
Aún faltaban dos semanas para las vacaciones de Diciembre. Dos semanas para que fuera luna llena y Tae se retorciera de la necesidad de que Kook lo tocase, de que se torturara en la iglesia, de que luchara por no tocarse en un lugar lleno de gente religiosa devota al falso y con la idea de que el placer es pecado. Ya quería saber la forma en la que acallaría sus gemidos frente a una cruz. Joder, niño sucio.
Abrió los ojos al sentir algo inusual rozar su pierna y elevó una ceja. ¿Acaso Tae estaba teniendo una erección matutina?
Levantó las cobijas que los cubrían para verificarlo y... vaya, vaya. El chico seguía desnudo y para los ojos de Kook fue la mejor decisión no haberlo vestido la noche anterior. Estaba bastante claro que está bien dotado. No más que él, claro, pero joder... que gran sorpresa.
Estiró la mano y rozó la punta del miembro de Tae, a lo que reaccionó dando un pequeño espamo, sin embargo el castaño simplemente arrugó un poco su frente, fuera de una realidad que no fuera cualquier cosa que estuviera soñando.
Ya tenía planeado lo que haría con Taehyung. Iniciaría con polvo vainilla y esas cosas simples, pero lentamente lo introduciría a sus juegos... de poco a poco, hasta que fuera bastante tarde para que Tae se diera cuenta del lío en el que se había metido. Bien dicen que una vez dentro no hay salida
Volvió a dar un pequeño roce con su dedo índice y el miembro de Tae vovió a moverse, reaccionando al leve toque de Jungkook, quien sonrió ladino. Tae abrió un poco sus labios y le depositó un beso corto. Vamos, tampoco se lo tragaría a ésta hora en la que ambos seguramente tenían mal sabor de boca. Y sí, el sexo matutino podía ser lo mejor, pero no cuando tu boca apesta.
JungKook se removió un poco hasta poder rodear el miembro de Tae en sus manos y comenzó a mover su mano. No era nada del otro mundo, pero el castaño despertó gimiendo como si lo fuera todo.
—Maldición, Agh~ me despertaste de mi sueño. Mmm~. — enseguida mordió su labio cuando Kook con su pulgar hizo círculos sobre su glande.
Descobijó al chico, ver como los movimientos bajaban el prepucio y dejaban a la vista el glande era puro arte. La cara de Tae también lo era y la forma en la que mordía sus labios y gemía era aún mejor.
—¿Y qué estabas soñando? Porque al parecer era algo muy interesante. — juguetón colocó su lengua contra su cachete y las mejillas del contrario se encendieron.
—Algo. — gimió cuando el pelinegro jugueteó un poco con sus testículos y a la vez se concentraba en el glande, haciendo movimientos circulares, sin bajar mucho.
—Bueno como sólo era "algo" y no tenía mucha importancia, creo que lo dejaremos hasta aquí. — el pelinegro se levantó y con toda la voluntad del mundo ignoró su erección para castigar a Tae. Claro que la escena lo había calentado, no es de ácero. —Deberías de irte a bañar a tu habitación y pensar en una excusa por haber faltado a clases. — se acercó a la puerta del baño y miró a Tae.
Acostado en su cama, desnudo y con una erección brillosa. Joder, lo haría suyo ahora si no fuera porque ambos no han cepillado sus bocas.
—¿¡Me vas a dejar así!? — preguntó enojado. —Hace unas horas estabas casi suplicando para poder hacerme tuyo y ahora...Me dejas en tu cama... ¿¡Así!? — señaló su entrepierna.
—Mira, Kim. No es que no te traiga ganas, es bastante obvio que lo hago. — señaló ahora la suya. —Pero deberíamos de asearnos después de lo de ayer. Yo salí a correr y... ninguno de los dos hemos cepillado nuestras bocas. — hizo cara de disgusto. —Eso último me aterra.
El castaño se sonrojó. Mierda, es cierto. ¡De seguro todo este tiempo le estuvo apestando la boca mientras gemía!, ¡Que vergüenza! Eso no es nada sensual.
—Iré a asearme. — Tae se levantó. Era tanta la pena que ya ni siquiera tuvo que luchar para que se calmara su entrepierna.
Kook iba a decir algo, pero Tae salió apresurado del lugar. ¡Que pena! De verdad que no podía, quería que se lo tragara la tierra.
Suspiró y se tapó el rostro ya en el baño e intentó no pensar más en ello. Lo primero que hizo fue cepillarse los dientes y después de eso -ahora sí- se obligó a pensar en otras cosas.
Kook fue el primero en bajar, ni siquiera se molestó en vestirse, sólo se puso sus boxers y encima un delantal negro. Se veía jodidamente sensual, una fantasía sexual andante.
Comenzó a hacer masa para hot cakes para su niño bonito, disfrutando de la luz del sol entrando por los grandes ventanales.
El chico ni siquiera pasó de dos ingredientes cuando el otro entró a la cocina y se acercó lentamente para tomarlo por sorpresa. Kook no se dio cuenta de la presencia del castaño hasta que sintió como le daban la vuelta y enseguida vio a Tae de rodillas, quien llevaba puestos los jeans de ayer.
—Joder, Tae. ¿No quieres desayunar primero? — kook preguntó cuando Tae inició a tocarlo por encima del boxer, despertando su entrepierna.
—Es lo que estoy a punto de hacer.— su sonrisa no gritaba más que perversión.
El ojigris también sonrió e inmediatamente se quitó el delantal y lo aventó por alguna parte en la encimera.
—Eres un niño sucio.— escuchar esas palabras y la forma en que lo dijo, fue todo para el menor.
Acercó su lindo y angelical rostro a la entrepierna del mayor, sacó su lengua y mirandolo fijamente lamió su miembro aún por encima del boxer. La escena era bastante estimulante, Kook innumerables veces se lo había imaginado así.
—¿Esto te hace pensar que soy un niño sucio?— pestañeó tan angelicalmente que Kook dudó sobre si era el mismo que había sellado el trato ayer.
—Eres un maldito niño sucio y te encanta que te lo diga, ¿No es así?— el castaño se mordió el labio y después los releamió, para enseguida girar su cabeza y con sus labios, formando una O, recorrer la extensión de Kook.
—Ay, joder. — Jeon se agarró de la encimera, haciendo marcar sus biceps y agradeció no haber prendido el fuego en la estufa porque tendría que apagarla y está bastante lejos. Tendría que interrumpir el momento y su chico lo estaba haciendo bien.
Tae se sentía bastante confiado en su trabajo, por algo corría el rumor de que era el mejor dando mamadas.
Tocó una vez más por encima y después, lentamente, como una tortura para Kook, bajó el boxer, dejando su erección libre.
—Es toda tuya, bebé. — le informó con voz grave.
Aunque ya era la segunda vez que veía tremendo paquete, aún así no pudo evitar poner cara de sorpresa. Es que maldición, está como para estrella porno.
Tomó entre sus labios el glande mirando los ojos del contrario.
—Aghh~~, eres demasiado pornográfico incluso para mí, Tae.
Sonrió un poco y se concentró en dar lo mejor de él. Se entretuvo un rato ahí, mientras con una de sus manos movía de adelante hacía atras cubriendo el resto, chupaba lo más fuerte posible a la vez que su lengua formaba círculos y a veces se alejaba un poco para ver a Kook y con la punta de su lengua rozar igual el glande para provocarlo y claro que funcionaba.
—Ah, joder. Sí, niño sucio. Justo así. — Kook estaba hecho gemidos y mordidas de labio.
Tae hizo unos cuantos movimientos más de lengua hábiles y después paró, ahora el único sonido era la respiración acelerada de los dos. Tae ya estaba excitado con tan sólo ver a Kook gimiendo por él, le encantaba saber que él tenía el control de su orgasmo.
—No pares. — Kook lo miró lleno de placer.
—No lo haré. — pasó su lengua por su labio superior y volvió a atenderlo.
Decidió bajar a su extensión. Depositó un beso y enseguida chupó, haciendo a Tae gemir entrecortadamente, y después rozó con su lengua -en el mismo lugar-, haciendo que Kook mordiera su labio y gruñera, después se movió un poco de lugar y repitió los tres movimientos hasta llegar a sus testículos.
—Ahhh...— Kook en ningún momento se calló, gemía sin pudor. Lo estaba disfrutando bastante gracias a su pequeño.
Tae tomó con una mano el pene y comenzó a mover su mano rápidamente cuando inició a chupar uno de los testículos
—Agh, Tae.— al castaño le fascinaba escuchar su nombre salir de los labios de Kook. El ojigris intentaba mantener sus párpados abiertos para apreciar a Tae de rodillas, pero no podía mantenerlos así por el placer que le brindaba.
El castaño, después, con su dedo pulgar masajeó en movimientos circulares el glande, haciendo que Kook arrojará más líquido pre-seminal
—Eres un maldito. Me encanta.— las voz grave del mayor llegó hasta la entrepierna del que se encontraba de rodillas y soltó un gemido desde lo profundo de su garganta, haciendo que el escroto de Kook recibiera las deliciosas vibraciones.
—Aagh.~ Ahaa, Sí. — Tae sí que sabe usar su boquita.
Tae repitió lo mismo con el otro testículo y después subió de nuevo al falo, cubrió sus dientes con sus labios y después se lo metió hasta que rozó su garganta.
Kook se sorprendió de lo profunda que era su boca y de la bendita imagen que le ofrecía su pequeño.
—Ahora voy a follar esa boquita sucia. — Kook dijo con una sonrisa desquiciada para después tomar a Tae de su cabello castaño y comenzar a mover sus caderas rápidamente. Tae inmediatamente colocó sus manos en los muslos del contrario y comenzó a gemir, mandandole las vibraciones al glande de Kook y al resto de su falo. —Ah, maldición. Me encantas.— los ojos de Tae se hicieron cristalinos e intentó soportar las arcadas, pero la extensión de Kook era mucho hasta para su gran boca. Los sonidos que inundaron la casa eran meramente pornográficos y sensuales. Eran demasiado para los oidos de ambos combinados con sus gemidos y respiraciones entrecortadas. —Estoy por venirme, Tae. — le advirtió y aceleró sus movimientos, haciendo los sonidos aún más placenteros. Tae también estaba a punto de correrse, así que llevó una mano a su sensible entrepierna y la sacó para comenzar a masturbarse al ritmo que Kook follaba su boca.
—Aahh. Ahh, sí. Aghh~ — soltó Kook cuando Tae comenzó a gemir más fuerte y extasiado, por lo tanto las vibraciones comenzaron a ser más fuertes en su garganta y era mucho más placentero para el miembro del contario. Observó la escena de la boca de Tae en su polla y la forma en la que se tocaba antes de cerrar los ojos y dejarse llevar por el placer, haciendo su cabeza para atras. —Oh, por Lucifer. — aceleró de nuevo sus movimientos y se mantuvo firme hasta que alcanzó el climax. Su boca formó una O y no emitió sonido alguno cuando salió el primer chorro de semen, pero después de eso no pudo evitarlo — Ah, Ah, Agh, TaeHyung— gimió roncamente, extasiado.
Rentalizó los movimientos hasta que sintió como Tae retiró el miembro de su boca para concentrar su atención en su entrepierna. —Aagghh~~ haa, ahh~~ — el semen combinado con saliva cayó por su boca, dándole una imagen súper caliente. Observó el miembro de Kook una vez más: brilloso por la saliva de él mismo y con un hilo de semen y saliva pendiendo del glande, uniendo el miembro y su boca. Eso fue suficiente para que el castaño gimiera descontroladamente, sin pudor y lanzara el semen, manchando su abdomen y parte de los muslos del contrario por la posición en la que se encontraba.
Las respiraciones aceleradas de ambos se combinaron y se miraron a los ojos. Se quedaron un rato más así, hasta calmarse. Tae guardó su parte más preciada pero dejó sus jeans sin abotonar y con el cierre abajo.
—Eres muy bueno haciendo esto.— lo felicitó el mayor, subiéndose sus boxers y estirándole una mano a Tae.
—Lo sé. — sonrió engreido. Tomó la mano del pelinegro y se levantó.
Kook lo atrajo a él, se acercó a sus labios y lo besó lentamente; enseguida abrió sus ojos para chupar el labio inferior y después, con su lengua lo recorrió para luego morderlo. Tae soltó un quejido y el pelinegro liberó sus labios. Lo miró brevemente a los ojos y después volvió a cerrarlos para seguir besándolo. Se separaron por un breve momento y Tae fue el que tomó la iniciativa para iniciar una batalla de lenguas. Tomó su labio inferior entre los suyos y pasó la lengua, haciendo a Kook abrir sus labios y darle acceso a su lengua. Ambos comenzaron a rozarlas desesperadamente, haciendo chocar sus dientes unas cuantas veces por la brusquedad con lo que lo hacían. En un momento Kook lo separó y suciamente sacó su lengua para incitar a Tae que hiciera lo mismo y comenzaron a rozarlas. ¿Por qué diablos era eso tan caliente?. Kook dio un pequeño mordisco en la lengua de Tae y éste le contestó con un gemido de placer. Ya no de dolor; y eso lo hizo sonreír. Por algo se empieza.
Las manos de Kook que llevaban en la cintura de Tae un buen rato, se movieron hasta llegar a su trasero, el bendito culo que quería estrujar desde hace tiempo, así que lo hizo. Lo amasó fuertemente entre sus manos y por ende Tae quedó más pegado a Kook, tan cerca que sus erecciones se tocaron y eso les sacó un gemido grave a ambos.
Siguieron con su sesión de besos desesperados y necesitados. Kook apretó de nuevo el culo de Tae y después lo azotó, haciendo que el chico gimiera y diera un respingo, rozando de nuevo erección con erección. El pelinegro subió las manos a la espalda de Tae y la tocó rapidamente. Y enseguida regresó las manos al trasero del chico. Le dio unos besos más y bajó al pecho del menor, concentrándose en morder y lamer sus pezones mientras estrujaba su trasero.
—Aagghh~ Kook. — la cabeza del castaño estaba complemente hacía atras y mordía bruscamente su labio. Las manos de Tae viajaron a la cabeza del pelinegro y lo atrajo de nuevo a sus labios.
Por más que Kook deseara amordazarlo, azotarlo y amarrar sus manos con unas cadenas, tenía que ser paciente un poco más. Sólo un poco más.
Oh, Tae. No sabes cuantas cosas me gustaría hacerte.
Una de las manos de Kook viajó al abdomen del castaño y con su dedo índice y medio quitó parte del líquido que había arrojado Tae, provocándole espamos al cuerpo del chico por el roce, se separó de sus labios y sustituyó su boca por sus dedos. Tae se sorprendió por lo que hizo, jamás en su vida alguien lo había hecho probar su propio fluido, y no era tan diferente al de Kook en realidad.
—Chupa.— le ordenó el mayor y Tae lo hizo sin rechistar. Lo hizo tan suciamente y como era debido, que logró hacer palpitar la erección del contrario. —Ah, joder, Tae.— su respiración estaba acelerada y las palabras salieron casi en un susurro.
Sacó sus dedos de la boca completamente llenos de saliva y los llevó fácilmente dentro del boxer de Tae, hacía su entrada. El acceso se le facilitó gracias a que el contrario no había abotonado sus jeans.
—Oh mi... Ah, Kook. — se derritió ante el roce en aquel punto. Se sentía tan jodidamente bien la forma en que el roce llegaba hasta su miembro.
—Quiero follarte, Kim.— le susurró al oído y enseguida metió dos dedos.
—Aaghh.~ — Tae recargó su cabeza en el hombro del contrario y cerró los ojos. Se sentía mil veces mejor porque lo estaba haciendo Kook.
—Quiero follarte de mil maneras y en cientos de lugares distintos.— susurró y mordió el lóbulo de la oreja, sacándole un gemido ronco al castaño.
—Hazlo. Por favor.— Tae le respondió con la voz demasiado grave, llena de placer. Es que mierda, el hecho de que fuera Kook quien estaba diciendo y haciendo todo eso, lo hacía diferente. Es diferente porque éste hombre es tremendamente sensual y caliente.
Tae comenzó a besar el cuello de Jungkook, haciendole chupetones.
—Joder, bebé. Yo debería de marcarte a ti. — sus ojos brillaron llenos de emoción y oscuridad, visualizó a Tae con marcas de esposas, cadenas y cuerdas en sus lindas muñecas y sus hermosos tobillos. ¿Y por qué no? También unas marcas en su cuello con cadenas. Era algo arriesgado, pero necesitaba verlo así.
También había algo que quería hacer junto a él, pero tenía miedo de que se asustara o lo tachara de enfermo. Había tenido la fantasía desde hace un tiempo sobre tener sexo mientras asesinaban a alguien, mientras que toda su sangre salpicaba e inundaba la cama, pero... ¿Estaría dispuesto a aceptar Tae? Le fascinaba la idea de ver a Tae gemir entre charcos de sangre, y quien sabe, tal vez Kook volvería a comer carne humana. Joder, la sola idea de imaginarse a Tae hizo que su erección doliera más.
Tomó al castaño bruscamente y lo cambió de lugar, ahora Tae es el que se encontraba contra la encimera. El menor gruñó al cambio repentino y llevó sus manos al abdomen de Jungkook. A ese glorioso y marcado abdomen. Lo recorrió sensualmente, provocándole un escalofrío, y siguió tocándolo hasta llegar a la entrepierna y ahí apretó fuertemente.
—Mmmhh, diablos.— gruñó Kook.
Se acercó a él y lo besó de nuevo. Comenzó a quitarle la ropa con ayuda de él, hasta que quedó desnudo.
—Eres hermoso. — le susurró el mayor en el oido y después bajó a su cuello. Lamió juguetonamente y lo besó suciamente, haciendo que el castaño cerrara los ojos y respirara por la boca.
—Sigue haciendo eso.— Tae suplicó, extasiado con la sensación. —Ah~— soltó en un suspiro.
El mayor siguió haciéndolo, pero llevó una mano a la entrepierna del menor y comenzó a masajearla, haciendo sentir a Tae mil veces mejor.
—Oh por... Aahh~.— el ojialmendra sonrió con la cabeza hecha a un lado y atras y después mordió su labio. De repente Kook le dio la vuelta, haciendo que abriera sus ojos y gimiera en cuanto el contrario lo nalgeó en ambos lados. —Ma-más.— le pidió. Le gustaba, nunca antes le habían hecho eso pero ahora sabía que le gustaba; y su entrepierna podía confirmarlo, porque se movía alegre cada que Kook lo hacía, y no sólo por la reacción del golpe, sino porque de verdad le gustaba.
El ojigris sonrió y se sacó los boxers en un movimiento rápido, y después le regaló otra nalgada a Tae.
—Agh, sí.— su voz sonó demasiado necesitada y eso hizo que el contrario se mordiera el labio con fuerza.
Llevó una de sus manos a la entrada de Tae y la otra al escroto del mismo y los masajeó al mismo tiempo.
—Mierda, sí.— se agarró de la encimera y abrió un poco más las piernas.
—Joder, Tae. — retiró la mano del escroto y la llevó a su propio pene y rozó levemente la entrada del castaño. Ambos gimieron, los roces leves a veces se sentían más satisfactorios. Kook hizo círculos en la entrada de Tae que lo hicieron respirar con dificultad.¿Qué diablos tiene éste chico que lo pone tan caliente?
—Ya métela, maldición.— se quejó, desesperado por sentir al pelinegro dentro de él.
—Que desesperado eres, Kim. — le dio otra nalgada que complació a ambos. Kook se posicionó y empujó lentamente, sintiendo como el culo de Tae le daba una cálida bienvenida. —Aagghh~ — cerró sus ojos por un breve momento. Tae no emitió sonido, simplemente abrió su boca y cerró sus ojos.
JungKook volvió a abrir sus ojos para tomar al chico de las caderas y comenzar a moverse. Lento.
Joder es que lento lo hacía sentir cada movimiento que hacía y la forma en la que la entrada de Tae se ceñía a su pene. Y para Tae también era la gloria.
—Aaahhh— soltó bajito, con las sensaciones a flor de piel. Llevó una mano a su miembro y comenzó a moverla lentamente, a la velocidad que iba Kook. —Se siente jodidamente bien.— informó entre jadeos.
Kook se acercó a su oido y comenzó a morderlo y lamerlo. Los gemidos bajitos de Kook le causaban escalofrios placenteros en todo su cuerpo. Tae se sentía en el maldito cielo.
El castaño comenzó a moverse también debajo de Kook, dándole a entender que quería que acelerara, y así lo hizo el mayor.
—Oohhh, sí. Follame, Kook.— el castaño se atrevió a subir el tono de voz en cuanto el otro aceleró los movimientos.
—Eres...un... sucio. — lo reprendió entre gemidos y jadeos. —Ah, bebé. — se levantó de la espalda del castaño y volvió a tomarlo de las caderas, para hacer aún más rápido el movimiento. No era más que un maldito polvo vainilla y lo estaba disfrutando al máximo, ¿Es porque lo está haciendo con Tae?
Aunque claro, si el chico tuviera una correa en su hermoso cuello, no dudaría en jalarla ahora.
Un celular comenzó a sonar en algún lugar de la casa, pero los gemidos de ambos impidieron que cualquiera de los dos escuchara, aparte ambos estaban demasiado concentrados en las olas de placer como para estar al pendiente de otros ruidos que no fueran los testículos de Kook golpear la piel de Tae o sus gemidos.
—Estoy... creo que... agh~. — no podía formar ni una oración, estaba demasiado concentrado en masajear su glande y sentir a kook.
JungKook lanzó la cabeza hacía atras y comenzó a azotar el culo de Tae.
—¡Oh, Joder, Kook! — fueron las palabras que expulso de su linda boquita al correrse. Sus ojos inevitablemente se pusieron blancos y la sensación de alcanzar el punto máximo duró unos segundos más y mordió su labio fuertemente.
—Di mi nombre. — Kook pidió. Quería escucharlo una vez más. Su movimiento seguía siendo rápido.
—JungKook.— gimió sensualmente.
—¡Agghh, sí!— se corrió dentro de Tae y el chico dio un pequeño brinco al sentir el líquido del otro ser expulsado. Kook dio unas estocadas más y después se dispuso a salir.
El culo de Tae le dio un espectáculo cuando retiró su pene y su entrada expulsó consigo el semen de Kook, éste sonrió y masajeó un poco con su dedo pulgar para esparcir el líquido por todo alrededor. Tae comenzó a jadear y Kook supo que debía parar antes de volver a estimularlo.
—Joder, Tae. Tu culo es un travieso.— le susurró en el oido, Tae ahora estaba recargado contra la encimera, recuperandose.
Kook le dio una última nalgada y comenzó a caminar fuera de la cocina.
—¿A dónde vas?— preguntó Tae y volteó a ver a Kook, aún con los ojos brillosos. Se levantó de la encimera y se dio la vuelta por completo.
—Tengo hambre, así que iré a lavarme las manos y a ponerme unos boxers limpios para terminar de hacer la masa de los hot cakes.— en ese momento Tae recordó que no traía ningún cambio.
—Oh cierto. — Tae asintió. —¿Podrías... — carraspeó. — podrías prestarme algo de ropa interior, por favor? — se sonrojó y desvió la mirada de la del otro. —Yo... no traje un cambio.
—Claro que sí. Ve a lavarte las manos y ahora te la traigo. — le sonrió y salió de la cocina.
Tae obedeció, y buscó alguna puerta que diera a un baño en la planta baja y terminó encontrando dos del lado izquierdo de la casa. A una parte que no había ido ni cuando se puso a husmear la casa.
En esa parte había sillones acomodados justamente para ver hacía el jardín y el pequeño rio, también tres columpios con forma circular intercalados entre los pares de sillones. Tambien se encontraba una barra de bar y muchas bebidas y dos puertas a cada lado del bar. La primera tenía el seguro puesto y Tae imaginó que quizás era para almacenar cosas. La segunda puerta se abrió y le dio la bienvenida a un baño blanco con acabados caoba y unos bambú adornando.
Lavó sus manos y se entretuvo unos minutos limpiando sus piernas para retirar el líquido de Kook.
Salió del baño y cerró la puerta tras de si y se encontró a Kook parado en el marco de la cocina, con unos boxers extra en su mano.
—De casualidad, ¿Abriste la primer puerta? — preguntó desde lejos.
Tae se extrañó un poco.
—Amm, no. Está bajo llave, ¿Por qué?— preguntó aún alejado.
—Oh por nada, pequeño. Ven a comer. — le sonrió y esperó a que Tae atravesara la casa y llegara frente a él. Y estiró sus boxers a la mano extendida de Tae. —Son unos de mis favoritos. — informó en cuanto tocaron las manos del chico.
—Los cuidaré bien. — sonrió y se los puso inmediatamente. Eran rojos, como los que Kook llevaba puestos en ése momento.
—He puesto la ropa en la lavadora.— comunicó JungKook.
Se acercó a la masa de los Hot Cakes y siguió haciéndola, Tae prendió el fuego en la estufa eléctrica y puso una cacerola encima para que se calentara en lo que el otro terminaba de mezclar. Después esperó pacientemente a un lado del mayor.
—Yo quiero vaciarla. — pidió el castaño en el momento debido. Kook se hizo a un lado después de darle un beso en la mejilla al menor.
Tae se sintió contento y vació la mezcla meticulosamente para evitar desparramarla y lograr que fueran circulares.
—Eres muy bueno. — Kook lo abrazó por detrás dulcemente y el corazón de Tae se derritió, así que giró su cabeza y le dio un beso corto antes de vaciar más masa.
Kook fue a buscar dos platos para depositar los hot cakes; cuatro para cada uno, y después fueron a sentarse en la isleta.
Ambos se llevaron unos trozos a la boca de los hot cakes inundados en la deliciosa miel maple.
—Kook, ¿A qué edad aprendiste a cocinar?— recordó la vez pasada que había preparado un desayuno delicioso.
—A los seis, mi madre me enseñó.—le sonrió y le metió a la boca un pedazo de comida.
Supo que no debía de preguntar más con la pequeña acción del contrario. JungKook le hablaría de su madre cuando él se sintiera preparado.
Terminaron de comer hablando sobre otras cosas, y Tae lavó los platos al final, ya que Kook pondría una película en la sala. Sería su primera película juntos.
—¡Terminé!— Tae corrió al sillón en el que estaba acostado Kook y se dejó caer a un lado para abrazarlo. Kook tomó la iniciativa y entrelazó las piernas con el chico y después depositó un beso en su coronilla.
Se acomodaron de tal manera que Tae podía recargar su cabeza en el pecho de Kook. —¿Cuál es?— preguntó levantando la cabeza.
—Tren a Busan.— le guiñó un ojo.
—¡Oh!, me encanta esa película. Siempre lloro al final. — regresó su cabeza al pecho de Tae y se dispuso a ver la película. Sin embargo, no llegó ni a la parte en la que se subían al tren cuando se quedó dormido profundamente.
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¡Hola!, les prometí maratón y aquí está. Disfrutenlo. 😝❤
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