Respire profundo, permitiendo que mis pulmones se llenaran del pacifico aire de la noche, vi a Sirius alejarse una vez que depositó a Snape en el suelo, volteé mi cabeza y los chicos intentaban calmar a Ron de que su pierna permanecería allí con el, en realidad quería decirle al pelirrojo que no llegaría la herida a tal extremo de cortársela pero aún no sabía como me tratarían después de la noticia así que opté por acompañar a mi papá. Su mirada estaba perdida a lo lejos en el castillo, cuando me detectó pasó un brazo por mis hombros acercándome a él, recargue mi cabeza en su torso, aún a pesar de tener una complexión muy delgada por lo mismo de no comer decentemente por años, seguía siendo más alto que yo.
—Howgarts fue lo más grandioso que me pasó en la vida—de reojo lo observé, tenía una media sonrisa y sus ojos irradiaban felicidad—. Después....me di cuenta de lo equivocado estaba cuando te tuve en mis brazos.
Reí un poco antes de envolver mis brazos en su cuerpo.
—¿Ya no viviré con Remus?—negó la cabeza.
—Supongo que podemos visitar al cascarrabias cuando sea—no pude evitar soltar una risotada, una rama crujió y ambos nos giramos, una cabellera azabache se acercaba a nosotros.
—Yo....perdón, no quería....
—No pasa nada—asintió Sirius invitándolo a acercarse, me separé de Sirius para no incomodar a Harry, el me miró y yo a él, las apartamos avergonzados, Sirius lo noto mas prefirió no decir nada y guiar su vista nuevamente al castillo—. Nunca olvidare la primera vez que cruce las puertas de Howgarts. Me gustaría volver a hacerlo, siendo un hombre libre....., fue muy noble lo que hiciste—se dirigió a Harry, volviendo su vista a Peter quien era arrastrado por Remus a la fuerza— no se lo merecía—replicó con rencor.
—Lose....pero estoy seguro de que papá no hubiera querido que sus amigos se convirtieran en asesinos...., ademas si muere, la verdad muere con el—sonrió levemente, callamos un rato disfrutando el momento hasta que Sirius carraspeó.
—No se si lo sabías Harry, pero antes de morir tus padres me nombraron tu padrino.
—Si, lose.
—Yo entenderé si prefieres quedarte con tus tíos pero si quieres un lugar nuevo.
—¿Vivir con....—primero miró a Sirius y luego a mi, sus ojos reflejaban un rastro de alegría y esperanza....— ustedes?
—Bueno yo entendería si no quieres...después...
—No—interrumpió, mire a Harry y una gran sonrisa se había extendido en su rostro— sería genial.
Un grito alarmado a nuestras espaldas nos hizo romper el momento, Herms señalaba la luna llena que se asomaba detrás de las montañas, Remus lanzó un gruñido mientras la varita temblaba entre sus manos intentando controlar su ser, era la primera vez que lo veía convertirse en hombre lobo y en el fondo deseaba que se hubiera alargado, corrimos hasta el, sus ojos miel se transformaron pronto en unos verdes oscuros, lanzaba alaridos, yo me acerqué a Herms y Ron, Harry me imitó. —¿Te has tomado la posición esta noche?—Sirius fue el primero en acercarse, los gruñidos, el cambio de color de ojos, si....no lo hizo. Tomé el brazo del pelirrojo ignorando si seguíamos siendo amigos o no.
—Ayúdame a levantarlo, ahora—ordene a Herms, sin rezongar agarro el brazo opuesto de Ron y lo logramos reincorporar—. Vamos a alejarnos, rápido.
Sirius intentaba calmar a Remus diciéndole cosas y abrazándolo fuerte, pero la fuerza de Remus estaba ya incrementando por lo cual le era difícil contenerse cada vez más. Mi tutor soltó su varita dejándola caer al césped, antes de que pudiéramos impedirlo Peter tomo el palo de caoba y apuntó así mismo, Harry lo desarmó, no fue a tiempo, Peter se transformó en una rata, ¡No! Harry iba a salir corriendo tras el, jale su manga impidiendo que fuera.
—Déjale—esas palabras dolían pronunciarlas, sabía que sin él mi papá seguiría siendo buscado pero no era momento de pensar en eso, sino en salir vivos de aquí.
—¡Corran!—como un horrible sueño, Remus comenzó a cambiar por completo, sus dientes se alargaron, su boca fue transformándose en un hocico, sus uñas crecieron, sus orejas se volvieron puntiagudas y su espalda se iba ensanchando, Sirius aún nos gritaba que nos largáramos de allí, Remus o bueno ahora el hombre lobo aventó lejos a mi padre, dejándonos ver la bestia que vivía dentro de ese gran hombre.
Harry intercambio lugares con Herms y con su ayuda comenzamos a alejarnos del lobo, los tres menos uno. Hermione se intentaba acercar al lobo con cautela llamándolo por profesor Lupin.
—¡Rayos!—susurre irritada, solté a Ron dejándolo apoyarse de Harry y fui tras Herms que no estaba más que a unos cuantos pasos de nosotros.
—Profesor Lupin....—dijo por última vez, este lanzó un gran aullido comenzando a acercarse a la castaña.
—Retrocede—agarre su hombro y la coloqué detrás mío— no intentes razonar con Remus en este estado Hermione.
—Pero...—con una mirada amenazante la hice callar, no era momento de, teníamos que salir de ahí, y ahora que el lobo nos había detectada era probable que quisiera atacarnos, con un movimiento le indique que empezáramos a retroceder lento, así lo hicimos, el lobo no parecía ceder y cada que dábamos tres pasos, el solo necesitaba dar uno adelante. Nos lanzó un gruñido y levantó su garra para atacarnos cuando Snape furioso miró a Harry pero al escuchar los pasos detrás de él se giró recibiendo un zarpazo del lobo, aunque protegiéndonos, iba a volver a atacar cuando el gran perro negro aprecio frente a nosotros para dar pelea.
Ambos se gruñeron e iniciaron una pelea, entre zarpazos, mordidas y gruñidos escuchaba los quejidos de ambas criaturas, en un momento Canuto dio una mordida en el brazo a Lunático y salió corriendo con el lobo detrás, me escabullí debajo de los brazos de Snape y corrí en su dirección, continuaban peleando, una rama se rompió a mi lado y el azabache agarraba una piedra del suelo y la aventaba en dirección al lobo, le atinó en la cabeza. La atención del licántropo se centro en nosotros, se acercó aprovechando que Canuto estaba herido y tendido en el suelo, Harry cubrió con su cuerpo el mío cuando un aullido muy extraño llamó la atención del lobo y salió corriendo en busca del suyo, así creo.
Automáticamente me solté de Harry, sentía que aún no terminábamos de limar nuestras perezas, avancé al lugar donde se suponía que debería estar Canuto, ya no se encontraba ahí, lo que significaba que estaba herido y débil y necesitaba mi ayuda.
—Papá—susurre con preocupación para mi, aunque estoy segura de que el azabache escuchó—. Harry—volví mi cara—, vuelve con ellos ¿si?—en sus ojos detecté la negación, no espere su respuesta y salí corriendo conforme las huellas me indicaban, camine con cuidado de no caer y tropezar, las ramas crujían debajo de mis pies y el frío no ayudaba mucho, cuando lo divisé se encontraba en la orilla del lago, que reconocí como aquel donde nos encontrábamos. Corrí a su lado y me incliné a checar las mordidas y rasguños, que fuera tan delgado no ayudaba, sus heridas no eran tan graves pero si sangraban, de mi ramera rompí un pedazo y lo pasé por su rostro limpiando lo que pudiera de la sangre, un gruñido de su parte me indicó que se encontraba entre la conciencia y la inconsciencia, no tenía la fuerza para tomar su forma animaga.
—¡Ey! Vas a estar bien, vas a estar bien...—le susurré con cautela, intenté pasar un brazo por sus hombros pero un gruñido a dolorido me indicó que no era buena idea o estaba yo haciendo mal.
—¡Sirius!—un grito detrás mío me alarmo lo suficiente para levantar mi varita en alto, los ojos esmeralda de Harry se cruzaron en mi campo, suspire derrotada y al mismo tiempo aliviada, Harry se agachó junto conmigo.
Aquella sensación de momentáneo alivio se desvaneció con una corriente de aire frío, que heló hasta el más arrinconado de mis huesos, Sirius repentinamente abrió los ojos y lanzó un sonido de terror, intenté hablarle, el aire que salió se dispersaba como una niebla, gire mi cabeza dándome cuenta lo que sucedía. Estábamos en serios, graves, gravísimos, problemas.
♪ Las capuchas negras rondaban en el cielo, sobre nuestras cabezas, detectando a Sirius, descendiendo de poco a poco y congelando el lago en hielo.
—Colócate detrás de mi—como era usual Harry salto al ataque con varita en alto, reincorporándose, acto seguido lo imite apartando al azabache.
—Es mi padre Harry—con determinación lo mire y sus ojos me devolvieron la atención, uno de ellos se acercó a gran velocidad en dirección a Sirius, pronuncie un rápido Patronus que lo alejó de nosotros—. Y no dejare que lo maten....
Los dementores, esas criaturas espeluznantes, que causaban gran temor en mi tenía que encontrar una manera de alejarlas o no solo sería Sirius quien moriría esta noche. Ambos con varitas en alto nos preparamos para los siguientes ataques, uno de cada lado se acercó y con la ayuda del azabache, que no negaba que era muy útil, los repelimos al utilizar el Expecto Patronum. Agradecida, y no, de que estuviera el azabache aquí conmigo, sin embargo, no podíamos cantar victoria.
Cuatro de ellos se acercaron, y pronunciar repetidas veces el hechizo nos estaba agotando las fuerzas y esa sensación de pesadez en el alma se hacía más fuerte, con cada minuto que pasaba uno de ellos logró superar el escudo que creamos y succionó parte de Sirius quien gritó, mentalmente maldecí, esa distracción bastó para que repitieran con Harry lo mismo, dos de ellos, soltando un grito de dolor. Gire mi cuerpo y lance el hechizo alejándolos, no detecte el que se acercó a mi hasta que sentí una ráfaga de viento cerca de mi, succionar, la sensación era espantosa, indescriptible, ese sentimiento de inseguridad apareció en mi y con ello tristeza, era como si estuvieran arrebatándome algo, mi alma perecía. Un grito involuntario salió de mi garganta.
Con determinación, tal vez no tanta, seguí intentando evadirlos y al mismo tiempo alejarlos de mi padre, pero cada vez eran más y nos superaban, de uno, dos o tres, si no alcanzábamos a defendernos nos quitaban energía, alma. Dos de ellos terminaron por acabar con las nulas fuerzas que mis piernas tenían, dejándome caer de rodillas y mis ojos comenzaron a picar, Harry permanecía de pie cuando dos de esos monstruos aprovecharon y succionaron entre ambos. Mis ojos comenzaron a lagrimear sin voluntad mía, ahora si estaba decayendo, como pude levante mi varita y pronuncie el hechizo, repeliéndolos, Harry cayo a un lado sobre su costado, débil. Al igual que yo. Parecía un juego de niños donde se pasaban la pelota y se turnaban para pasar cada uno, si era posible; solo que macabro, y la pelota eran nuestras almas, de grupos se acercaban, gritos de dolor salían con fuerza desde el fondo de mi garganta.
Entre el dolor y el mareo, me percaté que una luz pequeña color blanquecina salía de la boca de Sirius después de dar un suspiro—No....—mi voz era ronca, las lágrimas aumentaron— no, no....—mi pecho dolía exacto como esa vez, pero aún más—. No, por favor.
No tenía idea de cómo salía esa voz, no sentía ni fuerzas en el cuerpo ya, las lágrimas continuaban cayendo, era en verdad esas veces donde yo lloraba.
—¡Por favor!—un grito pudo salir y parecía de perro herido—. No se lo lleven...—aún podía salir mi voz, pero más áspera.
Agarre con fuerza el pecho de mi padre, mientras lloraba de tristeza, uno de ellos intentó acercarse, derrame otra lágrima.
Un grito de dolor lleno de furia salió de mi pecho, cuando levante una vez más mi varita impidiendo que se llevaran el pequeño rastro de luz de alma, caí rendida en su pecho abrazándolo, no quiero, no quiero dejarlo, no quiero perderlo, no él—. No me quiten a mi papá.
Con el rastro de fuerza que poseía vi una luz enorme aparecer entre los árboles, ahuyenta a todos los dementores, mis ojos pesaron y no sentí nada más, que la oscuridad llenando mi cabeza.