CAPITULO 32

5.8K 477 239
                                    

Tomamos asiento en la cafetería de Madame Pudiepié,
Harry llevaba una gran chamarra negra que cubría su cabeza para no ser reconocido por alguien no queríamos que nuestro amigo fuera expulsado por venir ilícitamente a acompañarnos, de todas formas traía la capa de invisibilidad que el condenado me había ocultado.
—Buenos días chicos, ¿qué tal el frío?—una señora un poco regordeta se acercó a la mesa con unas grandes mejillas sonrojadas así como el cabello azabache recogido en moño reluciente.

—Es horrible—mis mejillas también estaban algo sonrojadas por el frío de afuera aunque portara ropa abrigada como cada uno podía sentirlo.

—Puedes quitarte la gorra querido, no tardarás en calentarte en la casa de Madame—sonrió sinceramente en dirección a Harry, el fingió un estornudo.

—Estoy enfermo, no quiero resfriarme más.
Ella asintió con una sonrisa de ternura.

—En ese caso déjame traerte algo que te ayudará a calentarte y a lo mejor se te pasa el resfriado—nos miro a los tres restantes— también va para ustedes, me alegra ver parejas tan jóvenes demostrar su amor sin pena.

Sin darnos tiempo de responder se retiró con una sonrisa alegre hacia las cocinas, note el leve sonrojo en cada uno de nosotros pero nadie dijo nada, al final fue Herms la que carraspeó e interrumpiendo el silencio que se había formado entre los cuatro, con calma conversamos de un montón de cosas hasta que recibimos un chocolate caliente, le pagamos las bebidas y con una dulce sonrisa junto a un último comentario meloso sobre las parejas se retiró deseándonos un muy bonito día y si necesitabas algo más no dudáramos en llamarla, los bebimos continuando nuestra conversación tratando de ignorar esta vez el comentario haciendo pausas a veces para darles un gran sorbo también, frote mis manos intentando darles un poco de calor por lo heladas que estaban.
—A ver, dámela, vas a rompértela si sigues haciendo eso—Harry agarro mis dos manos, de su mano quito uno de los guantes para otorgármelo, mientras lo colocaba rozó sus dedos con los míos, en realidad no me molestaba pero por alguna extraña razón mi corazón palpitaba con fuerza y tuve que apartar mi mirada de esa conexión para evitar esta sensación que crecía en mi pecho. ¿Que rayos me sucedía últimamente con mi mejor amigo? Volví a dirigirle la mirada dándome cuenta que ya había terminado de abrochar el guante, su mirada atrapó la mía y el me sonrió, mis mejillas subieron de tono otra vez, Harry no apartó la mirada y seguía manteniendo el contacto visual que se había formado entre los dos.

—¡Siempre es lo mismo Ronald!—El momento se quebró cuando volteamos a ver a Herms que con un gran estruendo se paró de la silla y abandonó el lugar, Ron refunfuñando entre dientes y una mueca de disgusto siguió a Hermione.

—Esos dos siempre se la pasan peleando—hablo Harry— deberíamos seguirlos.

—Si—dejando unas monedas de propina Harry me arrastro de la mano entrelazando sus dedos junto con los míos, ya no tenía frío, al menos eso le agradecía al chocolate caliente. Los seguimos hasta llegar casi a la reja que impedía el paso entre la casa de los gritos y nosotros.

—Es que no es posible que jamás lo aceptes—cuando llegamos a su altura el pelirrojo seguía reclamándole a la castaña mientras ambos se fulminaban mutuamente casi incinerándose.

—Mira quien lo dice, el señorito inteligente.

—Chicos—Harry interrumpió su pelea— dejen de pelear por una vez, estábamos perfectamente.

—El tiene razón, cálmense, estamos disfrutando una salida juntos—coincidí.

—Vaya, vaya que tenemos aquí—gire mi cuerpo hacia el rubio oxigenado que se acercaba lentamente a nosotros con pose de galán.

—¿A qué vienes?—pregunté de mala gana, todos mirábamos a Malfoy excepto Harry quien tenía un poco tenso su cuerpo al reconocer la voz.

—A ver a mi chica, a qué más.

—Ni en tus sueños.

—Mira ___ no me gustaría que cierta persona quedara evidenciada.

—No se de que me hablas.

—¿No? Bueno....déjame ver si te refresco la memoria, suelo ver un grupo de cuatro juntos, gracias a dos escandalosos, pude.. detectar que cierta personará que no debía estar presente, ahora lo está. Justo en este momento veo cuatro personas, yo no dire nada si Potter suelta tu mano y en cambio tomas la mía y vienes a una cita—extendió su mano en mi dirección, Harry apretó con fuerza mi mano dándome a entender que no aceptará.

—Draco, ¿de que hablas? Harry esta en el castillo, este es un amigo de Hufflepuff.

—Que lastima, pensé que serias mas inteligente—con la cabeza ladeada haciendo un puchero falso— solo era una cita tú y yo, Potter me alegra que al fin podré sacarte de mi camino, tal vez así la aleje de tu compañía—Harry estrujo mi mano aún mas, en cambio no hablo para no desmentirme— después de todo terminaras odiándola y cuando eso pase pues....hasta entonces—río en voz alta y se alejo con rapidez impidiendo que el hechizo confundus que Herms lanzo le encestara.

—¡Rayos!—siseo Harry, soltó mi mano y nos miró a los tres— será mejor que me vaya rápido por el pasadizo, ojalá llegue antes que el, ustedes—miro a la pareja— arréglense por que me deben una.
Con un sonoro beso en mi mejilla se colocó la capa y vimos cómo los pies se alejaban a gran rapidez de nosotros tres.
Gire topándome con dos caras interrogantes y ambos con ceja e arqueada exigiendo una explicación, me removí incómoda.
—¿Que? Si no hubieran peleado esto no habría pasado

—Tiene razón—suspiró Herms.

—Dejen de mirarme así mejor visitemos la casa de los gritos para aliviar la tensión.

—Sería mejor regresar y asegurarnos que no ocurra nada malo con Harry.

—¡Son unos miedoso!

—No seas así ____—me regaño Hems.

—Lo qué pasa es que tienen miedo de pero yo no.

—____ mejor no vayas anda, vámonos a ver otras cosas—pidió Ron—. Tenemos suficiente con el problema de Harry.

—Solo vamos rápido a checar y volvemos en su santiamén a Howgarts.

—____......

—Miedosos—saque mi lengua y sin esperar una respuesta por parte de ninguno cruce la vaya, voltee a verlos—. A qué no me alcanzan.

Comencé a correr durante unos dos minutos y cuando volteé ninguno me seguía, bufé, porque tanto miedo por una casa que de seguro no contenía nada de interesante lo único que la hacía tétrica era lo vieja que estaba. Continué mejor caminando ya que la curiosidad pudo más conmigo que yo con ella y dicen que mejor, si no puedes contra el, entonces únetele; sin embargo, aún así sentía el frío y una brisa me invadía al acercarme cada vez más a la choza más no iba a echarme para atrás menos tan cerca, volteé nuevamente y realicé que ya era muy lejos de donde comencé, ya había llegado casi a la entrada pero de mis amigos estaba muy lejos.

No pude evitar reírme de mi locura, tomé mi bolsillo para sacar mi varita, admito que escape más que nada de ellos porque me estaban matando las miradas que me daban. Un crujido me alarmo a tiempo para darme la vuelta, ver que mi varita ya no estaba conmigo y perderme en la nada.....

La Black que se enamoró de Potter IIWhere stories live. Discover now