Segunda oportunidad

By madonnav19

91.5K 8K 962

Alec y Jane Vulturi son conocidos por ser los vampiros más jóvenes, crueles, sádicos y fríos del mundo. Fuero... More

1. El comienzo
2. Los hombres de ojos rojos
3. Hipnos y Melpómene
4. La verdad
5. Transformación
6. Nueva vida
7. Problemas alimenticios
8. Parálisis sensorial
9. Navidad
10. Primer siglo
11. Niños inmortales
12. Demetri
13. Me gustas
14. Renata
15. Traidora
16. Recaída
17. Peste negra
18. La Tierra es redonda
19. Heidi
20. Eleazar
21. Hijo de la noche
22. El vampiro de ojos dorados
23. Corrigiendo desviaciones
24. Sangre animal
25. Ciao Volterra
26. Nuevo Mundo, nueva vida
27. Enamorada
28. Guerra del sur
29. El caballero de ojos dorados
31. Renesmee
32. Cita
33. ¿Quieres casarte conmigo?
34. Esme
35. Intuición femenina
36. Vendetta
37. Universitarios
38. Agrandando el clan Cullen
39. Emmett
40. Intento fallido de amor
41. Golpe bajo
42. El precio de la culpa
43. Rosalie, la bella
44. Neófita
45. La novia de ojos rojos
46. Esperanza
47. Agrandando la familia
48. Amigos
49. Entre drogas, The Beatles y transplantes de corazón
50. Resaca, caos y la gran boda
51. Alaska
52. Clan Denali
53. Seduciendo a Jane
54. Thomas
55. La cruda verdad
56. Like a Virgin
57. La carta
58. Volterra
Epílogo
59. ¿Ser o no ser?
60. La invitada
61. Amalia
62. Conflicto de intereses
63. ¡¿Dónde está?!
64. Buscando ayuda
65. Condenada a muerte
Epílogo
Agradecimientos

30. La gripe española

1.2K 116 32
By madonnav19

Chicago, Illinois, Estados Unidos, 1918

La inmortalidad podía ser mala, aunque tenía sus días buenos. Para Carlisle, era malo tener buena memoria dado que no podía quitarse el recuerdo de Esme de la cabeza. Luego de asegurarse de que ella estaba bien, los gemelos y el se habían vuelto a mudar dos veces.

Hacía un año que estaban en Illinois, como siempre, Carlisle se dedicaba a trabajar como doctor en algún hospital o creaba su propio consultorio. Últimamente el mundo se había vuelto un caos. En Europa se había desatado una guerra de gran tamaño, algo absurdo que jamás se había visto, al parecer las grandes potencias estaban involucradas en dos bandos. Miles de personas morían cada día y miles de personas se estaban enlistando en el ejército ahora que Estados Unidos se había unido al bando de Inglaterra.

Los gemelos habían viajado a Europa para ver el caos en el que Europa estaba sumergida. Al parecer los Vulturis estaban algo asustados de que la guerra llegara a la Toscana. Para ellos, la guerra significaba menos humanos para alimentarse. Alec había vuelto perturbado al ver a tantos humanos morir y Jane también estaba afectada, aunque mantenía una actitud serena para poder calmar a su hermano.

El mundo estaba cambiando, cada vez era más rapido y violento. La guerra había durado cuatro años y aún no había indicios de que terminara.

No solo la guerra estaba causando oleadas de muertos, también la gripe mataba.

Desde hace meses una pandemia estaba castigando al mundo. Era una suerte ser un vampiro, gracias a ello era inmune a la enfermedad, lamentablemente el resto del mundo no lo era.

Desde finales de 1917 y durante todo el 1918, las calles estaban vacías debido a que los empleados no iban a trabajar y la gente prefería no salir de sus casas por miedo a cruzarse con personas que sufrían de influenza y necesitaban ayuda. Por un lado era lamentable su egoísmo, aunque era entendible que todos tenían miedo de esta enfermedad que estaba matando a diestra y siniestra.

Los niños morían de hambre porque sus padres fallecían a causa de ésta enfermedad y nadie quería acercarse a ellos. Jane decía que esta pandemia era similiar a la Peste Negra, que sucedió en Europa a fines de la Edad Media. Nadie supo cómo pasó, pero un día empezaron a surgir casos de personas que sentían debilidad, tenían neumonia, problemas estomacales, dificultades para respirar, confusión y fiebre. Lo más extraño de todo es que las principales víctimas eran personas saludables de veinte a cuarenta años.

Le costó un poco, pero pudo convencer a los gemelos de que se presentaran voluntarios para tratar de ayudar a las personas. Era lamentable que los médicos y enfermeras no quisieran ayudar a las personas. Era demasiado deprimente ir al hospital y ver las camas llenas de moribundos con poca probabilidad de sobrevivir. La parte mala de ser doctor era que no siempre se podría salvar vidas, no importa lo que se hiciera, no se podía salvar a todos.

Era frustante no poder encontrar una cura, es cierto que la medicina estaba avanzando a grandes pasos, pero aún era imposible tratar ciertas cosas. Sabía que no era ético, pero él inventaba nuevos medicamentos y tratamientos para tratar a los pacientes. Algunos llegaban bastante débiles y no resistían una noche, otros peleaban un poco por su vida a pesar de que la enfermedad siempre les ganaba. Carlisle era optimista y creía que algún dia encontraría una cura.

No se habían dado cuenta de que Chicago era un poco soleada. Por lo general siempre se dirigían a ciudades lluviosas y nubladas, aunque cuando uno quiere ejercer de verdad, no hay obstáculos que puedan impedirlo. Estaba atardeciendo cuando el doctor Cullen llegó al hospital, debía cubrir el turno nocturno y tratabajar hasta el amanecer. Al llegar, vio al doctor Sturla dejar su bata y mirarlo con pesar.

—Tendrás una noche difícil Cullen, deberás llenar muchas actas de defunción.

–¿Tan mal están? —preguntó con tristeza.

–Como todos los días. Hay cerca de cien personas que no verán el amanecer –hizo una mueca y bajó la mirada. El hombre le palmeo la espalda y le dio una mirada tranquilizadora–. Aún eres joven, pero así es la vida, a veces puedes salvarlos y a veces no.

Asintió y dejó que el hombre se fuera. Por fuera parecía joven, pero la realidad es que era mucho mayor que él.

Comenzó a visitar a los pacientes, descubriendo que algunos ya estaban muertos. La morgue del hospital estaba llena, los encargados de esa área prácticamente dejaban a las personas en cualquier lugar, ya no se tomaban el tiempo de prepararlos como se debia.

Carlisle llegó a comprobar el estado de Elizabeth Masen, no sabía por qué , pero se sentía ligado a ella y a su hija. A simple vista se dio cuenta de que tenía muy mal aspecto. La fiebre campaba a sus anchas y su cuerpo estaba demasiado débil para seguir luchando, seguramente no sobreviviría otra noche. Desde la cama, ella le clavó sus ojos verdes y él vio que no parecía tan débil.

—¡Sálvela! –le ordenó con voz ronca.

–Haré cuanto me sea posible —le prometió mientras le tomaba la mano. La mujer tenía tanta fiebre que probablemente no sentiría la gelidez antinatural de la mano del vampiro.

—Ha de hacerlo –insistió mientras se aferraba con fuerza. ¿Acaso conseguiría sobrevivir? Vio sus ojos, duros como piedras—. Debe hacer cuanto este en su mano. Incluso lo que los demás no pueden, eso es lo que debe hacer por mi Renesmee.

Sus palabraa lo amedrentaron. Ella lo miraba con ojos penetrantes y por un momento estuvo seguro de que ella conocía su secreto. Eso no podía ser, era demasiado cuidadoso y reservado, era imposible que ella lo supiera. Negó con la cabeza al ver que la fiebre la dejaba inconsciente y continuó visitando a los pacientes.

Las palabras de Elizabeth seguían rondando por su cabeza. ¿Cómo podía adivinar lo que yo podía hacer? ¿Cómo es que una madre querría esto para su hija? Necesitaba saberlo, por lo que fue a verla y con pesar descubrió que la mujer estaba muerta.

Elizabeth Masen se preocupaba de forma obsesiva por su hija. Su marido, Edward Masen, había muerto en la primera oleada de gripe y ella había perdido sus esperanzas de sobrevivir por cuidar a su hija en su lecho de muerte. Tal vez era cruel, pero Carlisle esperaba que la hija muriera primero, ya que estaba peor que la madre.

Era obvio que a la agonizante Renesmee le quedaban unas pocas horas de vida, y junto a ella yacía su madre, cuyo rostro no conocía la paz ni siquiera en el lecho de muerte. Miró a Renesmee y vio que conservaba la hermosura a pesar de la gravedad de la enfermedad. Solo era una niña, era un poco mayor que los gemelos aunque pareciera ser más joven que ellos. Había algo puro y bondadoso en su rostro, la clase de rostro angelical que le hubiera gustado que tuviera su hija, en caso de que hubiera podido tener una.

Tal vez no sería tan malo cumplir la última voluntad de Elizabeth. En caso de sobrevivir, la muchacha estaría sola en este mundo. Sus padres habían muerto, no tenía tíos o primos que pudieran cuidarla, ni siquiera estaba comprometida para que la familia de su fututo esposo pudiera recibirla. Esta dulce joven de rizos broncíneos y ojos verdes  debería convertirse en monja o dedicarse a la mala vida en caso de sovrevivir. Era injusto que la muerte se llevara a una vida tan joven.

Jane pasa demasiado tiempo sola y debe estar aburrida de vivir con dos hombres. Tal vez le agrade tener un poco de compañia femenina. A fin de cuentas, no es bueno que una señorita viva sola con hombres, incluso si ambos simulaban ser sus hermanos.

Con esa idea en mente, Carlisle llevó a Elizabeth a la morgue y llenó su acta de defunción, después hizo lo mismo con Renesmee. Nadie se dio cuenta de que la chica aún respiraba, los encargados estaban tan ocupados con tantos cuerpos para atender que no se dieron cuenta cuando volvió para recoger y llevarae a la joven a su casa. Salió antes de terminar su turno. No era ético pero había llenado un informe en donde explicaba que estaría ausente durante una semana. En estos días no era extraño que hasta los doctores se enfermaran. Con la chica en brazos, luchando por continuar respirando, saltó por los tejados hasta llegar a su casa. A gran velocidad la llevó hacia la habitación de Alec y la depositó en su cama con cuidado.

No estaba seguro de qué debía hacer, así que imitó las heridas que había recibido hace varios siglos en Londres. Al principio no sucedió nada y temió haberse equivocado o haber hecho algo mal. Los segundos pasaron y el corazón de Renesmee comenzó a latir con fuerza mientras un grito desgarrador escapaba de su garganta. Tomó su mano y la apretó con cuidado.

—Tranquila. Sé que esto duele pero ya va a pasar.




Jane se quitó el ridículo uniforme de enfermera y se reunió con Alec para poder irse. Cada día odiaba más los hospitales, ni siquiera sabía porqué aceptó trabajar allí. Caminó hacia la entrada y se encontró con su hermano, quien tenía una expresión de confusión en su rostro.

–¿Qué pasa? –preguntó con preocupación.

—Es Carlisle. Él siempre nos espera para volver juntos a casa y hoy no esta, le pregunté a la recepcionista y me dijo que Carlisle estaba enfermo y no vendría a trabajar durante una semana.

–¿Enfermo? ¿Qué clases se broma es? Es un vampiro, no puede enfermarse. No solo eso, sino que Carlisle es un adicto al trabajo, el jamás dejaría de venir por algo tan mundano como una enfermedad.

–Nosotros enfermamos durante la Peste Negra –le recordó amablemente mientras caminaban.

—Pero nosotros enfermamos por beber sangre de humanos infectados, algo que ni Carlisle ni nosotros hacemos actualmente.

—Esto es extraño, Jane –Alec la miró seriamente y ella se encogió de hombros.

Ambos se dirigieron a casa a gran velocidad. La rubia sabía que su hermano estaba preocupado y muy a se pesar debía admitir que sentía curiosidad por saber qué es lo que Carlisle tramaba. Antes de llegar a casa escucharon unos gritos agonizantes. Tenían suerte de vivir lejos de los humanos, de lo contrario la policía estaría rodeando la casa para descubrir el origen de esos gritos. Comenzaron a correr y siguieron el sonido de los gritos, descubriendo que venían de una joven cobriza que estaba en la cama de Alec. Carlisle sostenía su mano y los miró con sorpresa.

–¿Ya amanecio? —preguntó disimuladamente.

–¿Qué es eso? –Jane señaló con asco a la cobriza.

–Se llama Renesmee Masen, estaba a punto de morir y la traje para convertirla –explicó Carlisle tranquilamente.

–Miles de personas mueren cada día a causa de esta maldita gripe. ¿Ahora vas a dedicarte a salvarlos a todos? –la rubia preguntó con fastidio.

—Renesmee es especial, hay algo en ella que me motivó a hacerlo. Me duele saber que todos los días mueren personas, pero esta es la única vez que haré esto, además, creí que te gustaría tener una amiga —ella tuvo que recordarse que era su padre, de lo contrario, él ya estaría en el suelo retorciéndose de dolor.

—Carlisle, tengo once siglos —lo miro seriamente—, ya soy demasiado grande para jugar con muñecas.

—Jane...

—Es linda. Será una vampiresa hermosa y su melena cobriza resaltará su palidez de forma interesante –admitió Alec, quien estaba contemplando a la chica con curiosidad. Alzó su mirada hacia Carlisle y cruzó sus brazos–, aunque no entiendo por qué esta en mi cama.

—Estaba apurado y la dejé en el primer lugar que encontré.

—Supongo que ahora debo compartir mi habitación con Jane.

—O con Carlisle —ella rodó los ojos y lo miro—. La chica es una niña que creció con esas idioteces de que la mujer debe conservar su virtud y todo eso. Somos hermanos y sabemos todo del otro pero ella se escandalizara sí nos ve compartir una habitación.

—No sé por qué se asustaría, solo las usamos para cambiarnos de ropa y estar solos cuando queremos –el paso una mano por su cabello con aburrimiento.

—Alec se quedará conmigo –anunció Carlisle— y tu deberás cambiarla.

—¿Perdón? —preguntó con incredulidad—. ¿Traes a una moribunda y yo debo vestirla? ¡De ninguna manera!

—Eres la única mujer, no sería correcto que yo lo hiciera.

–Le compraré algunos vestidos y que ella se vista sola después de alimentarse.

—Supongo que ahora debemos irnos –ella miró a Alec–. Estamos un poco alejados de los humanos, aún así no sería buena idea quedarnos.

–Otra mudanza —resoplo y se cruzó de brazos—. Hace un año que estamos aquí y ya debemos irnos.

—Lo hecho, hecho está. El proceso de transformación ya empezó y no puedo hacer nada para detenerlo. En tres días ella será una neófita y ustedes me ayudaran a controlarla. Le enseñaremos lo básico y nos iremos cuando tenga un mínimo de autocontrol. Inventaremos una nueva historia y nos iremos de aquí, volveré a trabajar y ustedes la cuidarán —estábamos por protestar pero el levantó la mano para hacernos callar–. Seguiremos haciendo lo mismo, sólo que ahora seremos cuatro. Jane, hay dinero en el maletín, supongo que podrás ir y comprar todo lo necesario para Renesmee —le dio la espalda y lo ignoró.

—Compraremos todo lo necesario —contestó Alec por ella y la empujó delicadamente fuera de la habitación.

Enojada, salió junto a su hermano para comprar vestidos, enaguas, corsés, medias, zapatos, maquillaje y otras cosas que las señoritas usan. La idea de tener una compañera era desagradable, pero a Alec parecia no importarle. Hicieron las compras y él cargó casi todas las bolsas.

Por más que Jane se esforzó al tocar el piano, fue imposible ignorar los gritos de la futura vampiresa. Carlisle la cuidaba y ellos iban a verlo de vez en cuando. Al finalizar el segundo día, vieron como su piel se aclaraba hasta adquirir la palidez de los vampiros. De vez en cuando ella abría los ojos, lo cual les permitió ver que sus ojos dejaron de ser verdes para teñirse de carmesí. Al finalizar el tercer día, Carlisle llamó a los gemelos y los tres se alejaron de la cama. Había perdido el aroma de la sangre y cualquier signo de humanidad que tuviera cuando la vieron por primera vez. Su corazón latía a gran velocidad, como si luchará a muerte con la ponzoña.

Al ser neófita, la fuerza de Renesmee sería superior a la de ellos. Sí los atacaba, solo podrían usar sus dones para controlarla, Jane le daría dolor antes de que Alec la dejara inconsciente con la niebla. Sí la chica era inteligente, se daría cuenta de sus posiciones defensivas y se asustaría al descubrir que la amenaza era ella. Carlisle se colocó detrás de ellos ya que él no tenía con que defenderse.

Su corazón latió un par de veces antes de latir por última vez. Todos se quedaron en silencio, esperando su próximo movimiento. Alec se concentró para atacar con su niebla y Jane se concentró para usar su don. Los segundos pasaron y la chica permaneció inmóvil, como una estatua, antes de parpadear y abrir los ojos.

Continue Reading

You'll Also Like

30.3K 1.9K 50
Los sucesos de esta historia inician al final del episodio Vl. Anakin y Padme tendrán la oportunidad de estar con sus hijos. Anakin tendrá que redimi...
481K 49.3K 123
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
69.8K 3.2K 10
Ella es la hija inesperada de Edward y Bella. El supuesto monstruo que mato a Isabella al dar a luz. ¿Qué pasara con ella?. ¿Los Cullen la aceptaran...
25.9K 4.1K 27
Hayley: Klaus quien fue el amor de tu vida