6. Nueva vida

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Miraron asombrados a su alrededor. Eran capaces de percibir cosas que ni siquiera sabían que existían. Ambos pudieron ver como las motas de polvo danzaban en el aire, las mínimas grietas en la pared que el ojo humano es incapaz de ver. Podían escuchar susurros y conversaciones de personas que estaban demasiado lejos de ellos. Podían escuchar y distinguir las respiraciones de las personas que se encontraban cerca de ellos. Incluso podían percibir el olor de las prendas que estaban usando.

Alec se sentía confundido. Lo último que recordaba era estar viendo dragones, a Jane diciendo que el estaría bien, la debilidad y finalmente la paz de la inconsciencia. De la nada había comenzado a experimentar un dolor atroz y ahora estaba despierto, con los sentidos más alertas que nunca. Se sentó en la cama, sorprendido por la rapidez y elegancia del movimiento, y llevó una mano a su garganta en un vano intento de aplacar la sed infernal que sentía, era casi como si tuviera fuego en la garganta. Observó a los líderes Vulturis, notando pequeños detalles que antes no veía, el más llamativo era que antes le habían parecido hermosos, pero ahora los veía como hombres normales con una piel pálida y ojos rojos.

Jane estaba aliviada de que el dolor terminara. Cuando abrió los ojos, contempló maravillada la habitación, notando que antes había estado ciega por creer que era un lugar horrible. Se sentó y contempló sus manos, que eran blancas y perfectas, acarició suavemente la tela de su vestido, apreciando la textura que está tenía. Lo único capaz de arruinar su felicidad era la sed que sentía, demasiado intensa en comparación con lo que antes había sentido.

-Queridos, ¿cómo se sienten?

La voz de Aro sono dulce y paternalista. Sus palabras destilaron una preocupación demasiado real que captó el interés de Alec. Si tanto se preocupa por nosotros, ¿por qué no hizo nada para evitarnos el sufrimiento? pensó Alec, frunciendo el ceño y mirando con odio al que había sido su Maestro y protector. Gruño involuntariamente, colocándose en una posición defensiva.

-Alec -la voz que susurró su nombre era similar a la de su hermana, solo que esta voz era más musical. Una mano pequeña se colocó en su hombro y lo hizo atacar.

Todos se sorprendieron al ver como Alec tomaba la mano de su hermana y hacía que esta cruzara la habitación volando. Lo más sorprendente fue ver como Alec saltaba hacía ella, dispuesto a atacarla. Jane utilizó rápida e instintivamente su don, provocando que Alec empezara a retorcerse de dolor. Los Vulturis vieron como los gemelos reaccionaban y antes de intervenir, vieron a Jane adoptar una actitud dominante y cariñosa, ya que se acercó a su hermano y lo obligó a verla.

Alec la observó con preocupación y curiosidad. La joven que estaba encima suyo era demasiado parecida a su hermana gemela. Su piel era pálida, sus labios carnosos estaban bien definidos, sus facciones eran prefectas, angelicales, y sus ojos eran rojos. La Jane que el conoció tenía unos hermosos ojos azules, pero esta versión mejorada poseía ojos con un brillante tono carmesí, más vibrantes que los ojos de los Maestros.

Por fuera Jane parecía ser una leona acorralando a su presa, pero internamente era uns gatita asustada. Tenía miedo de la reacción de su hermano al escucharla, aunque eso no era nada en comparación al miedo que sentía por su forma de actuar. Se obligó a serenarse y a esperar pacientemente a que su hermano se calmara.

Se observaron durante minutos, analizandose, comparando los recuerdos que tenían y lo que veían. Lentamente Alec se calmo. Con cuidado, Jane se movió y ambos se pusieron de pie, uno frente a otro. Él alzo la mano y rozo el brazo de ella, comprobando que era real.

-¿Jane? -preguntó con cuidado, sorprendiendose de su propia voz, más grave y masculina de lo que recordaba.

-Si, soy yo -respondió ella con una sonrisa-. Todo esta bien hermano. Todo esta bien- ambos se abrazaron fuertemente y al fin Alec pudo calmarse.

-¿Por qué tus ojos son rojos? Eres distinta y al mismo tiempo eres la misma. Yo tampoco me reconozco. Acabo de pasar por un tormento, era doloroso, muy doloroso...

-Tranquilo -ella sonrió y colocó sus manos en el rostro de su hermano-, fue doloroso y horrible pero ya pasó. Ya no sufriremos ningún tipo de dolor. Ya no sentiremos nada.

-¿Nada? ¿De qué hablas? Jane, aún no respondes mi pregunta.

-Somos vampiros -contestó ella como si fuera lo más normal del mundo.

-¿Qué? -Alec abrió los ojos con miedo-. Los vampiros no existen.

-Si existen. Los Maestros son vampiros y nos convirtieron a nosotros. Estabas muriendo pero ellos te salvaron.

-Mientes.

-Es la verdad, joven Alec -intervino Marcus.

-Alec, quiza ahora no nos creas, pero te demostraremos que todos los aquí presentes son vampiros -Caius sonrió mientras adivinaba lo que Aro les iba a decir-. Se que han sufrido y experimentado un dolor atroz, eso es normal y algo que todos padecemos. Se que ahora deben estar sintiendo sed, una terrible sed que les esta quemando la garganta -ambos volvieron a notar la molestia en sus gargantas y apretaron sus cuellos con las manos, en un claro intento de aliviar la molestia-. Tranquilos, se de algo que les va a hacer bien.

-¿Qué es? -preguntó Alec inquisitivamente.

-Algo que los vampiros amamos y necesitamos -sonrió Caius mientras llamaba a Chelsea.

La vampiresa acudió con un par de humanos aterrorizados. Alec los observó con preocupación y Jane con curiosidad. Aro hizo una señal y Chelsea les hizo un corte en el cuello a los humanos. Los instintos primitivos de los gemelos los dominaron e inmediatamente tomaron a un humano para beber la sangre que fluía por sus venas.

Para Jane fue como llegar al paraíso. El dulce sabor del líquido caliente fue lo mejor que había probado en toda su vida. Era mil veces mejor que el vino, aunque el color fuera similar. Una vez que acabo, miro a sus Maestros pidiendo más ya que la bebida era adictiva. Se sentía levemente aliviada pero necesitaba beber más para sentirse plenamente satisfecha. Chelsea le entregó otro humano y aunque tratará de beber más despacio, su necesidad fue más fuerte y bebió más rápido que la primera vez.

Para Alec fue mas difícil. Él se sentía confundido y perdido. Era incapaz de creer que realmente era un vampiro, la presencia de los humanos lo confundía y el placer que sentía al beber la sangre de una persona lo asqueaba. Cuando termino y vio el cuerpo sin vida de un hombre entre sus manos, sintió náuseas y se pegó rápidamente a una pared. Observó a su hermana y descubrió que ella le estaba quitando la vida a las personas como si fuera lo más normal del mundo. Chelsea le ofreció otro humano y a pesar de querer decir no, su cuerpo dijo si y termino matando a cinco personas.

-Muy bien queridos -los felicitó Aro-. Lo hicieron casi perfecto. Con el tiempo aprenderán a hacerlo sin ensuciarse tanto y sin causar tanto daño a los humanos.

Jane se limpió la cara lo mejor que pudo y Alec volvió a sentir náuseas al saber que debía repetir la experiencia. El mayor de los gemelos se dejo caer de rodillas, apoyando las palmas de sus manos en el suelo y trato de devolver toda la sangre que había ingerido. Su mente era un caos que hacía que el se sintiera febril. Su cuerpo estaba perfecto, más sano y fuerte que nunca.

-Hermano -Jane acarició su cabello mientras Caius se burlaba de el.

-Acepta lo que eres niño, deja de actuar como un bebé y comportate como un hombre -Jane lo miro con odio durante un segundo y volvió a centrar su atención en su hermano mayor.

-Calma.

-Dime que no es verdad -Alec la miro implorante, provocando que ella tomará el rostro de su hermano-. Dime que es mentira.

-Es verdad, es lo que somos a partir de ahora.

-¿Por qué? ¿Por qué lo permitiste?

-Porque no quería perderte. No puedo imaginar una vida sin ti. Aunque no hubiera aceptado, esto es lo que hubiera pasado dentro de algunos años.

-Es injusto.

-La vida es injusta pero al menos estaremos juntos.

Alec quiso llorar pero las lágrimas no salieron. Lentamente se dejo caer en el regazo de su hermana y está lo abrazó cariñosamente. Los Vulturis contemplaron la escena y le concedieron un momento de intimidad a los hermanos para que Alec pudiera calmarse.

Segunda oportunidadWhere stories live. Discover now