Crónicas Elementales 3: Vient...

By Marsiposa

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Tercera parte de crónicas elementales More

Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino.
Prólogo.
Capitulo 1. Blanco.
Capitulo 2. Muerte.
Capitulo 3. Mal Presagio.
Capitulo 4. El demonio y el templo del mar.
Capitulo 5. La prisión de hielo.
Capitulo 6. Volt y Scarlet.
NO ES UN CAPITULO.
Capitulo 7. Dragón de fuego y cenizas.
Capitulo 8. Los niños perdidos.
Capitulo 9. Mejores amigos.
Capitulo 10. Cathleya.
Capitulo 11. Castigo.
Capitulo 12. Cuando el fuego y el agua se encuentran se produce vapor.
Capitulo 13. Te aprecio demasiado para que ten hagan daño.
EXTRA 4#
Capitulo 14. Todo cambia.
Capitulo 15. Secretos, dudas y promesas
Capitulo 16. Lazos de sangre.
Capitulo 17. Dos meses y adiós.
Capitulo 18. Mala suerte.
Capitulo 19. El inicio de todo.
Capitulo 20. Anubis.
Capitulo 21. La última pieza.
Capitulo 22. Cuatro.
Capitulo 23. El futuro es hoy.
Epílogo.
EXTRA 5#
SORPRESA!!!!!
EXTRA 6#
Para mis amados lectores.
ACTUALMENTE RESCRIBIENDO

Capitulo 13. Damian y Scarlet.

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By Marsiposa

Aquí estoy posiblemente no actualizo en todo el fin de semana, me lo merezco he estado actualizando todos los días y no me lo creo antes me costaba una barbaridad, me pasaba horas solo con una página y ahora ¡PAM! lo suelto todo de golpe, me siento un poco mustia porque al escribir tan rápido ya nos vamos acercando al final, pero calma qeu como mínimo (si llego) quedan diez capitulos + el epílogo, que triste es, aquí lo tengo ahora añadiendo y retocando cosas para cuando lo pase al ordenador esté radiante, cuanto daríais por tenerlo demoncitos míos ;) 

Sobre el capitulo, como no actualizare en el fin de semana (a no ser que sea una sorpresa y suba uno porque me de un venazo) lo he hecho muy largo, más que los demás y la última escena la pensaba subir al principio del siguiente, pero creo que quedaba mejor en este, es tan >.<!, este capitulo es el primero de verdad que es subidillo de tono, aquí si que pasan cosas, mmm..., os aviso por si no queréis leer esas partes, pero si no lo hacéis no podréis leer (que para mí son de momento) los más románticos de Dalet (Damian y Scarlet), espero que os guste y a partir de este capitulo ya empuieza la acción de verdad.

[PREGUNTA POR ABURRIMIENTO (tranquis en seguida ya os dejo leer, aiiins)]

¿Vosotras de que equipos soís?

Dalet [Damian/Scarlet]

Scariel [Puajj..Scarlet/Oriel] < Si alguien elige esta es necesario que vaya al psicologo urgentemente. XD

Scaras [As/Scarlet, a veces me reconsidero esto, es enserio]

Terlet (?)[Tenía que ponerlo, no lo se: Terra/Scarlet]

Dalie[Claramente no, pero hay que ponerla: Elie/Damian]

Guiger '[Nada qeu ver con los otros, pero adoro a esta nueva pareja: Guil/Ginger, si todo sale bien entre los dos y no me da un arrebato más de matar gente, tendrán un hijo llamado Paul]

Eso es todo panda, comentad que sabéis que me encanta y...

Adieu;)

Aquellos besos eran tiernos y apasionados, ninguno de los dos quería detenerse pasase lo que pasase, Damian mordió su labio inferior y tiró de él, Scarlet soltó gemido. 

Ninguno de los dos era ya consciente de lo que hacían solo se estaban dejando llevar por lo que sentían, por el ojiazul estaba más que claro, estaba con la persona que más quería, adoraba besar sus labios, adoraba besarla a ella, solo a ella. Con las manos fijas en sus caderas no la despego de él, no quería dejarla ir, aunque debía dar un poco de espació cuando sintió ciertas cosas en su zona inferior.

Al separarse se miraron a los ojos, Damian apoyó su frente contra la de Scarlet, sus alientos estaban mezclados, él nunca creyó que pudiese sentir algo como aquello, tan intenso y tan empalagoso. Quería saber que había sido de ella en aquellas tres semanas, lo quería saber, pero por ahora solo quería estar concentrado en sus labios, sus finos y rosados labios.

Volvió a besarla, nunca se cansaría de aquella dulce sensación, al contrario que su cabello que olía a girasoles y cenizas sus labios tenían un dulce sabor a miel y puede que por una extraña razón a pollo.

Sonrió mientras la besaba. 

Cuando Scarlet abrió los ojos eran lujuriosos y llenos de pasión, estaba claro que aquellas cosas no las sentía cuando besaba a Oriel, con Damian era todo diferente. Mientras él la volvía a besar por...había perdido la cuenta, le agarro por las solapas de la chaqueta y volvió a colocarse ella encima, debía tomar el control.

Damian sonrió con las manos aún puestas en sus caderas.

Ella ya no sabía que pensar, no podía seguir ignorando lo que sentía, aquellos sentimientos estaban tomando el control en ella, al igual que aquel día cuando se bañaron en el mar.

Scarlet con la mirada fija en los brillantes y azules ojos de Damian fue deslizando su chaqueta por sus hombros. Damian tragó saliva, llevar camisetas tan ajustadas debía estar prohibido. Ella con cuidado se saco la camiseta, estaba metida por el interior del pantalón porque le costó un poco más, a Damian casi le sangra la nariz al verla con aquel sostén negro con encajes, en verdad los tenía grandes.

Recorrió su cuerpo con la mirada era perfecta, con sus pecas y sus finas cicatrices, quería tocar, pero tenía miedo, aunque ya hubiesen llegado a aquello temía que al insinuar ciertas cosas ella le rajase la garganta, conociéndola era capaz de hacer aquello, bueno que si era capaz, hasta cortar aquello.

Entonces lo vió, solo una parte, a un lado de su cadera, en el lado derecho, parecía grabado en su piel tenía un tono azulado, parecido al de los zafiros.

Quitando toda aquella pasión, se fijo más antes había visto marcas como aquellas, en psycos en las ciudades, sintió nauseas, si mal no recordaba cuando se había bañado en el mar no tenía aquello. Sus ojos fueron a parar a los de Scarlet.

   - ¿Qué es eso?

   - ¿El qué?

Damian todo aquello solo por un momento porque Scarlet le corrió la mano rápidamente, había sentido furia porque aquello había sido puesto en su piel de forma permanente como si fuese simple ganado.

Scarlet se puso en pie corriendo, no se molestó en coger su camiseta ni su chaqueta, sus ojos se mostraban asustados e indefensos. Entonces ella comenzó a andar en dirección contraria a él, ella no se había dado cuenta de que había acomodado su cabello a un lado y Damian pudo ver con asombro todo aquello.

Sus manos temblaron de furia, la espalda de Scarlet estaba cubierta de cicatrices, no aquellas que ya había visto que eran finas y blancas que en cierta forma le resultaban monas, aquellas habían sido hechas con muy mala intención, eran profundas e irregulares, aquel tatuaje que tenía en la espalda de dos alas, ya casi no estaba, porque aquellas cicatrices ocupaban todo, solo se veía alguna que otra linea negra.

Apretó los dientes y se puso en pie, camino hasta ella.

Ahora no había tiempo para besos y abrazos, quería saber que había ocurrido en tres semanas, lo necesitaba saber, y puede que minutos más tarde se arrepintiese de aquello.

***

Levin se había colado el la sala especial de Scarlet, de todas formas ella le había dado la clave y puede que no lo reconociese quería ver como estaba Cathleya, no llamo a la puerta de la sala de descanso y sen encontró con la muchacha mirando a la pared, era lo mejor que tenía que hacer.

Los ojos azules ce la chica se pararon en Levin y sonrió cálidamente, Levin se sonrojo un poco y se sentó también en el sofá.

   - No es que venga por tí ni nada, solo me aburría niña -dijo Levin revolviéndose el cabello blanco.

Ella rió y miró al niño.

   - Gracias señorito Levin.

   - No añadas el señorito, para tí niña estúpida solo soy Levin.

Cathleya volvió a reír y se acercó un poco a Levin, el solo gruñó, siempre le gustaba estar solo, pero le había dado pena la chica y no lo iría había ido a hacerle compañía.

   - Bueno Levin ¿qué psyco eres?

Aquella pregunta le desconcertó, nadie antes le había preguntado que psyco era, solo lo habían mirado raro por las miradas salvajes que solía lanzar Levin, sonrió un poco, recordaba que su abuelo había sido psyco también, sus padres no lo fueron y cuando nació con el cabello blanco lo comprendieron y lo repudiaron, lo dejaron en la puerta de un orfanato en la ciudad vecina, ocho años seis años después vinieron unos guardias y se llevaron a los psycos la directora del orfanato no se opuso, es más estuvo feliz; mientras estuvo en el orfanato oyó historias que les contaban a los niños para que se portaran bien. 

Las "terroríficas" hazañas de Scarlet Hunter, pero para él fue una heroína, eso le animó bastante y practico con su transformación animal, hasta el punto de lograr lo que mucho no había hecho, transformarse a su voluntad, y eso siendo demasiado joven.

   - Soy un psyco lobo blanco, aprende mujer porque soy espectacular, Leya.

   - ¿Leya?

   - Tu nombre es largo y difícil de pronunciar humana, podían haberte puerto Betty, es un buen nombre.

   - Eres gracioso Levin, me caes bien, otros psycos de tu edad ya me hubiesen repudiado.

Levin la miro y la compadeció, ella pensaba en eso, pero era peor cuando los psycos están en menor número y los normales los ven como monstruos, no dijo nada.

   - ¿Y por qué me has preguntado? ¿Humana?

   - Porque si mi hijo o hija nace psyco al parecer os llevaréis mal.

Él encarnó las cejas, no lo entendía.

   - Verás su padre era un psyco tigre, un gato grande.

Levin asintió el hombre que había matado Scarlet, esos pensamientos no debía tenerlos un niño de esa edad, pero ya se podía fijar uno que Levin era muy diferente.

    - Levin como el hombretón que eres quiero pedirte un favor.

   - Por supuesto Leya la humana, mi raza superior a la tuya te concederá eso, porque soy muy generoso.

   - Si algo me pasase al nacer el bebé, ¿lo o la protegerías?

Tardó unos segundos, pero Levin asintió, no supo porque pero quería ayudar a la humana.

***

Damian consiguió alcanzar a Scarlet, solo había andado y estaba ya agotado. En verdad estaba en forma. La había tenido tan cerca y no permitiría que se fuese de su lado, no ahora cuando ya tenía al cien por cien claros sus sentimientos, no la dejaría ir por segunda vez. Cogió del brazo a Scarlet y la volteó.

   - Scarlet...¿Qué te ha pasado? -vio como sus ojos brillaban demasiado, estaban a punto de las lágrimas, él se asustó, solo la había visto llorar una vez, cuando murió su padre, aquello debía ser bastante serio.

Ella tragó saliva, una parte de ella le decía que debía saberlo y otra decía que debía callarse, que no debía ser una maldita bocazas, pero él se estaba preocupando por ella, se mordió el labio inferior. Debía contarlo por el bien de todos, más bien de ella, porque si lo conocía como lo conocía no se cansaría hasta sonsacarlo y a demás ya había visto la marca del esclavo, se regañó a si misma, no podía creerse que hubiese sido tan estúpida, solo habían sido las hormonas, solo las hormonas revolucionadas, pro más que intentaba echarle las culpas a las dichosas hormonas se sentía aún peor. Apretó los puños y miró a Damian a los ojos.

   - Cuando decidí sacrificarme por vosotros me llevaron a una prisión de máxima seguridad, eso seguro que ya lo sabes, me declararon ejecutar pero no sin antes torturarme -las manos de Scarlet temblaron-. Sufrí, sufrí mucho, al cerrar los ojos puedo sentir como me vuelve a dar aquellos horribles latigazos.

   >> Fui humillada más de lo que ya había sido en toda mi vida, me patearon, golpearon, todo lo que puedes imaginar y al escapar liberé a los demás psycos, no sabes lo que sufrían, experimentaban con ellos, los normales a servicio del Nuevo Gobierno experimentan con los nuestros para saber sus cualidades, las razones las desconozco, pero allí había niños, niños de no más de diez años, vi cosas horribles Damian, cosas que nadie quería ver en su vida.

El ojiazul no sabía que hacer, vio como hasta los hombros de la rubia temblaban, lo único que supo hacer fue abrazarla, estrecharla entre sus brazos, ella no le correspondió.

   - Scarlet...yo...

   - Ni se te ocurra tener lastima de mí, Damian Regen, no me avergüenzo en absoluto de mis cicatrices y cuando O...y cuando me ofrecieron quitármelas con cirugía plástica porque me hacían menos guapa, me negué, ahora forman parte de mí. Mantienen con vida como algunas personas pueden llegar a ser, las odio.

Eso último lo dijo casi en un susurro.

   - No siento lastima por tí Hunter, más quisieras, siento no haber ido en tu ayuda y deja que te diga una cosa, el imbécil que te halla dicho que esas cicatrices te hacen más fea es un autentico gilipollas, porque esas cicatrices son hermosas al igual que tú, me da igual que tengas una que te cruce toda la cara, seguirás siendo aquella chica de brillante sonrisa arrebatadora y tu lengua viperina esa espero que no cambie -esas son las razones por las que me enamoré de tí.

Scarlet deshizo el abrazo y se separó un par de pasos.

Nunca le habían dicho algo tan bonito, sonrió, Damian se acercó hasta ella dispuesto a besarla de nuevo, pero entonces aquella mirada de Oriel se cruzó por su cabeza, apretó los puños y empujó a Damian, aquello no estaba bien.

No debía hacer aquello, se mordió la lengua, todo era confuso para ella.

Sintió un escalofrío al recordar la forma en que los ojos negros de Oriel la miraban cuando se escapó, esos ojos daban miedo, tenía miedo de que le hiciesen daño a ella y a Damian.

   - ¿Qué pasa? -quiso saber Damian, estaba confundido, no la entendía, si quería, no quería, era confusa, era otra de las partes que adoraba de ella. De como se le arrugaba la nariz y el ceño, quería besar los dos.

Ella puso una mirada triste y asustadiza, no lograba comprender como ella era capaz de poner dicha mirada, ella era segura de sí misma y no se dejaba temer ante nada, ni  siquiera ante una flota entera de N.G. esa Scarlet estaba algo cambiada. Le ocultaba algo.

   - No podemos hacer esto.

   - ¿Por qué? Se que me deseas tanto como yo a ti.

Scarlet cerró los ojos con fuerza, Damian avanzó un par de pasos hacia ella y esta retrocedió, al abrirlos se encontró con los ojos azules de Damian ese brillo cielo que tanto le gustaba.

   - No podemos...porque...porque estoy casada.

Esas palabras fueron como un disparo para Damian, la primera persona en la que pensó fue en aquel que le había herido  de gravedad tiempo atrás, Oriel Gubster. Sintió rabia.

   - Dime que no es él, dímelo.

   - No puedo decir tal cosa.

Damian cerro los ojos de golpe e inspiró profundamente, al abrirlos de nuevo se encontró a una Scarlet encogida sobre sus hombros, si se había casado con la persona que  más "amaba" no se la veía para nada feliz, algo más había.

Si tanto le amaba ¿por qué...?

Él la miró.

   - Yo le quiero...me casé con el por algo que tú no entenderías -costaba decir aquellas palabras, le dolía a horrores.

   - Dime una cosa -Ella alzó la mirada, sus ojos verdes estaban dilatados-. Si tanto le quieres porque antes me has correspondido al beso.

Ella abrió los ojos de par en par y dejó de respirar no sabía que hacer. Dejó seguir a Damian.

   - ¿Sientes algo por mí?

Scarlet siguió sin responder, se había quedado en el sitio estacada al suelo, Damian bufó algo enfadado.

   - Voy a hacer una prueba si tú me estampas contra el árbol que hay en mi espalda lo entenderé, que amas de verdad a ese maldito...-él no continuo, había peores palabras para describir a ese tipo, desde que lo había visto la primera vez no se había fiado de él, emanaba algo de él que no le gustaba nada.

Por parte de Scarlet ella seguía ahí clavada, Damian avanzó hasta ella a paso lento, le alzó la cara con las manos y acerco su rostro al de ella. 

Cuando sus labios chocaron una vez más fue suave, Scarlet cerró los ojos y se dejó llevar por un momento, después empotró a Damian contra el árbol.

***

Volt estaba sentado en uno de los polletes de la ventana de su cuarto, tenía un cuarto sencillo de color marrón y el otro único color que destaca era el cabecero de su cama de un color amarillo pollo. En su regazo había un pequeño cuaderno de tapizado azul eléctrico y en algunas hojas de este había papeles, para ser concretos cartas.

Apoyó la cabeza contra el cristal, aquel día llovía y podía notar que se avecinaba una tormenta, agitó un poco los dedos y unas cuantas chispas surgieron de la nada.

Suspiró y miró sus botas ligeramente puntiagudas de las punteras.

Concentró su vista de nuevo en el cuaderno y lo abrió, había mucha letra la mayoría de mujer y en otras muy pocas hojas de hombre, en una había una fotografía.

En ella había un hombre de cabello amarillo y sus dos ojos igual de amarillos junto con una mujer rubia; aquellos dos eran sus padres.

A ninguno de los dos los llegó a conocer.

Cogió una de las cartas sueltas, esta era de su madre:

Querido Christhoper, se que existen muchas tecnologías y te podía haber enviado esto por una de ellas, pero sinceramente creo que esto es más romántico y siento que se a perdido con el paso de los siglos. Se que no tardarás en responderme posiblemente en unos minutos aparecerá un rayo en mi apartamento y dejará caer una carta algo chamuscada por los rayos, te conozco demasiado bien. Ya te echo de menos y eso que hoy mismo nos hemos visto, extraño ¿verdad?

Se que estás un poco cansado de recibir una carta mía todos los días, pero como sabes en la sociedad que vivimos hoy no se sabe si mañana estarás vivo o no, en especial a los psycos que somos nosotros dos, por ello quiero escribirte una carta todos los días, para que sepas que cada día te quiero más que el anterior.

Espero que nos veamos mañana.

Te quiero siempre.

A.

 

Volt volvió a doblar la carta y la metió entre dos páginas, se revolvió el cabello.

Debía dejar de torturarse leyendo aquellas cartas no le venían bien para nada, cada vez que leía una de ellas fuese de su difunta madre o padre se destrozaba por dentro, muchas veces pensaba que que dirían ellos si le viesen ahora, no les gustaría eso seguro.

Sus padres se conocieron y se enamoraron demasiado jóvenes, de ahí salió Volt, tenía el mismo nombre que su padre, pero era mejor llamarse Volt por motivos que algunas personas eran mejor que no conociesen.

Cerró el cuaderno y lo deposito en uno de sus cajones del escritorio.

Pronto sería el momento, pronto desvelaría su identidad.

***

Damian sintió vacío en su interior cuando su ancha espalda chocó contra el árbol, esperaba que ella le besase, cerró los ojos avergonzado, había hecho el ridículo. Entonces sintió como lo agarraban de nuevo de la chaqueta y sintió aquellos labios pegados a él de nuevo, se quedó sin respiración por un momento.

Abrió de nuevo los ojos y se encontró con lo que había imaginado, Scarlet.

Cuando sus bocas se separaron ambos tomaron aire.

   - Scarlet esto....

   - Cállate -y le volvió a besa, el no se opuso para nada, sonrió contra sus labios.

Sus manos se movieron solas y recorrieron la espalda de Scarlet sintió las cicatrices bajo sus dedos, notó como ella se estremeció y se puso tensa, Damian separó sus labios de los de ella y le susurró al oído.

   - Tranquila..tranquila -ella asintió con los ojos cerrados y él le mordió la oreja.

Ella tembló y se rió, se rió de verdad, Damian volvió a sonreír, había encontrado su punto débil, decidió torturar su oreja un poco, ella se estremeció entre sus brazos eso solo hizo que jugase más con su oreja.

   - P-para...

Cuando dejó su oreja y la miró se sorprendió vio como Scarlet estaba completamente roja y unas pequeñas lágrimas salían de sus ojos, se había reído mucho hasta llorar.

   - Vaya Hunter creo que he encontrado tu talón de Aquiles.

   - ¡Qué dices idiota!

Ella apartó la mirada y se alejó un par de pasos, él la miró desconcertado, ella tan solo sonrió con malicia, esa sonrisa hizo algo bastante caliente a Damian, tragó saliva, alzó una de las cejas y la miró, que fuese solo con sostén y unos vaqueros tan apretados no ayudaba mucho para mirarla a los ojos.

   - ¿A donde vas? -preguntó con la voz ronca.

   - A mi casa, está a unos cien metros de aquí -ella lo miró de una forma bastante...

   - Creo que no.

A gran velocidad él la agarró por la cintura y la empotró contra otro árbol cercano. Él gruñó y ella rió con picardía.

   - Que salvaje Aliento de Besugo -susurro, Damian volvió a gruñir.

   - Mira lo que me hacer Cabeza de Llama -respiró sobre su pelo y cerró los ojos-. Me vuelvo loco por tí.

Eso fue el tope ella mordió su cuello y Damian creyó que se venía abajo. Damian fue bajando sus manos por las largas piernas de Scarlet y con un golpe directo la cargó, ella cruzó las piernas alrededor de su cintura, pasó los brazos por detrás de su cuello. El ojiazul volvió a tragar saliva cuando se dio cuenta de donde tenía las manos.

Obligó a Scarlet a separarse de su cuello y beso todas las partes de su cara, empezando por la cicatriz que le hizo él mismo. Mientras Scarlet suspiró y con las manos temblorosas fue quitándole la chaqueta, la dejo caer al suelo, Damian paso de la chaqueta, tembló cuando los dedos de Scarlet bordearon en cuello de su camiseta de manga corta, pegó aún más a Scarlet contra el tronco del árbol y con su cuerpo aún más, entonces ella le quitó la camiseta y sin darse cuenta la quemó.

Damian chasqueo la lengua.

   - Esa era una de mis favoritas.

   - Que le den -y ella le volvió a besar.

En ese mismo momento si que le daba igual la camiseta, fuese su favorita o no, aquello si que era algo favorito. Sin separar sus labios del cuerpo de Scarlet fue bajando por su cuello, se quedó estancado en su clavícula, estaba nervioso, se encontraba a pocos centímetros de sus pechos.

Scarlet suspiró, ese suspiro le animó a seguir, ella pegó las manos al tronco del árbol y al notar aquellos besos y lametones se quemó un poco la corteza.

Scarlet gimió claramente excitada.

 El rostro de Damian se encontró con el de ella de nuevo, los dos estaban más que rojos, Damian tragó con dificultad y clavó sus ojos lujuriosos en los de Scarlet.

   - ¿A cuanto has dicho que queda tu casa?

   - A cien metros, para nosotros ni tres segundos.

   - ¿Vamos?

   - A que estás esperando ¿A qué te invite?

***

Scarlet con dificultad puso la mano en el panel y se abrieron las puertas, ninguno de los dos prestó atención a su alrededor, habían ido así todo el camino.

   - ¿Tu cuarto?

   - Subiendo las escaleras.

   - No creo que aguante tanto.

   - Ni yo...

Damian se lanzó sobre ella en aquel mismo momento, en el suelo del hall, las puertas se cerraron tras ellos, por suerte había una alfombra que amortiguo un poco la caída en el suelo. El ojiazul gruñó al ver que no conseguía deshacer los nudos de los cordones de las botas de Scarlet, ella se rió.

Él adoraba escuchar su risa, le hacía reír a él también, cuando consiguió quitarle las botas las arrojó a alguna parte. Ella alzó las cejas.

   - Esas son mis botas favoritas -dijo ella conteniendo la risa.

   - Que les den -contestó Damian imitando a Scarlet.

Ella se quitó a sí misma los pantalones lo mismo hizo Damian. Siguieron con la ropa interior, los dos se miraron el uno al otro, era ahora o nunca.

Aquella noche los dos se dejaron llevar por lo que realmente sentían el uno por el otro, se podría decir sin que sonase muy pervertido que fue la mejor noche de sus vidas, la mejor noche de sus vidas repetidas veces.

***

Los dos tenían las respiraciones agitadas, Scarlet se tapó un poco con aquella alfombra y Damian hizo lo mismo, los dos suspiraron al mismo tiempo, Scarlet gimió, estaba dolorida, no se lo podía creer, era demasiado irreal, el era Damian, era guapo, por Dios...

Había sido repetidas veces y había cogido práctica, pero aún así le seguía rondando en la cabeza, tragó saliva.

   - Eras virgen...tú...virgen -dijo Scarlet sorprendida-. Y yo te la he quitado...yo...

   - Y tú no lo eras...lo que era improbable...eres tú.

   - ¿Perdona? -ella se apoyó sobre sus codos algo ofendida-. ¿Qué pasa conmigo?

Damian chasqueo la lengua había metido la pata un poco, el se giro.

   - No te ofendas ha sido increíble -bufó-, en serio, no sabía que gritases de ese modo.

    - ¡Damian! Céntrate.

   - A lo que iba, tanto tú como yo sabemos que eres una huraña, si por casualidad se te acercaba un chico que era en muchas ocasiones por cierto, lo mandabas a la mierda, ni siquiera le dejabas explicarse.

Ella se encogió de hombros y puso una mueca:

   - Eso encaja conmigo ¿y tú?

   - ¿Qué?

   - Siendo...tú, como es posible que fuese virgen, por favor, he visto que mas de una te viola con los ojos y tengo la sensación de que ahora en algún lugar chicas lo están haciendo, si te vieran ahora así, uff, estás bueno por todos los Dioses de este mundo -al decir aquello ella se tapó la boca y se puso roja.

Damian se acercó un poco con las cejas alzadas y una media sonrisa dibujada en su rostro, con los dedos acarició el brazo izquierdo de Scarlet, ella le dio un manotazo.

   - Entonces te parezco que estoy bueno ¿no?

   - ¡No!

   - Lo acabas de decir encanto.

   - Vuelve a llamarme encanto y te corto a tu amigo -dijo ella arrugando el ceño, el solo sonrió más.

   - Ese mismo amigo que te ha...

   - ¡Ni se te ocurra finalizar esa frase!

Damian soltó una carcajada y de pronto la abrazó y la apretó contra él, ella gruñó molesta y se giró, sus narices chocaron, Damian volvió a sonreír como un tonto enamorado, bueno lo era.

   - ¿Qué diantres crees que haces?

   - Acomodarme para dormir -dijo con una una radiante sonrisa que derrite.

Ella alzó las cejas y puso las manos en su pecho, él también había hecho ejercicio, mucho a demás, menudos pectorales.

   - Vale, suéltame para que pueda irme a mi cama y tu duermes aquí en el suelo -respondió ella con una gran sonrisa sarcástica y algo malvada, lo decía en serio.

  - Creo que no -la apretó más contra él y en verdad se acomodó en el suelo (y la alfombra) uso sus propios pantalones de almohada.

Scarlet no forcejeo mucho ella uso de almohada el fuerte brazo de Damian y sonrió, se durmió con aquella sonrisa en sus labios. Nunca antes había dormido también, puede que ella lo negase una y mil veces, pero era inevitable se había enamorado de su peor enemigo, el agua.

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