Capitulo 14. Todo cambia.

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Las grandes y escamosas alas de Scarlet se agitaban con fuerza en el viento, menos de dos minutos recorría un kilómetro, había aprendido a recorrer largas distancias en pocos minutos. No tardaría en llegar, le faltarían unos diez minutos escasos, puede que quince. 

Su cabello dorado se agitaba contra el viento y eso lo agradeció, no lo tenía en la cara por lo que no le molestaba, eso no le molestaba, pero había algo que sí, esa opresión en el pecho que casi no la dejaba respirar, eso y unas enormes ansias de comer, estaba hambrienta.

Suspiro.

Debía evitar pensar en Damian o en comer, principalmente en Damian.

Se sentía horrible consigo misma, ella nunca se sentía de aquella manera y eso la enfurecía, se sentía horrible, como si acabase de atropellar a un bebé con un cachorrito en brazos.

Tragó saliva y miró hacia el suelo, quedaba a metros de distancia, muchos metros, podía ver el follaje verdoso negruzco del bosque que rodeaba las inmensas hectáreas de Oriel, nunca se había fijado pero como el plateado le había comunicado había varias docenas de pueblecitos y un instituto enorme, que claramente estaba abandonado.

Chirrió los dientes al ver el gigantesco castillo, aquel castillo oscuro y con poca luz que era su casa, donde estaba su marido -el cornudo-, algunas amigas que había conseguido, más que amigas unas fieles admiradoras, Levin el impertinente, Cathleya por la que desafío a su marido -el cornudo-, y luego a parte estaba Volt, aquel personaje que siempre había odiado y detestado, su peor enemigo, al que un año atrás lo habría matado sin dudarlo dos veces, pero que ahora era un fiel amigo, algunas veces era incapaz de creérselo, era Volt Rayo Bicolor el sanguinario. 

Agito sus alas impaciente y se precipitó al castillo.

Aquella paz que le habían concedido no había durado mucho, ella debía volver mañana, pero aquello habría sido imposible, si lo hubiese hecho posiblemente el día después no estaría volando hacia el castillo sino a su verdadera casa con los rebeldes, y aquello no podía ocurrir, no aún.

Al ser Scarlet decidió entrar por todo lo alto, es decir, por la puerta principal, algunos de los psycos que hacían guardia la apuntaron con sus armas, pero solo basto una mirada penetrante de Scarlet para que ellos las bajasen asustados, después de partir el cuello a un psyco tigre, ella se había hecho respetar, nadie le hablaba con temor de morir, por lo que las únicas amistades que tenía de verdad eran las de Mina, Fivi, Iris, Levin, los niños admiradores y Volt, puede que ahora se incluyese a Cathleya, pero no era seguro. 

Se crujió el cuello y se estiro en cuanto estuvo en el interior del castillo, ya estaba en casa...

Pero esas palabras no la alegraron la entristecieron, en su interior lo denominado casa estaba a kilómetros de distancia.

***

As revisaba unos apuntes de máquinas cuando de pronto abrieron de una patada la puerta del taller, por ella entró un Damian claramente cabreado, sin dar tiempo a prepararse al psyco caballo el ojiazul lo agarró por el cuello de la camisa y lo elevo en el aire, su cabeza casi chocaba contra el techo.

Los ojos azules de medianoches de Damian miraban con intensidad a Damian, estaba enfadado muy enfadado.

El castaño oyó los chillidos del hurón albino, eran de irritación.

Con los dientes apretados él dijo:

   - ¿Dónde está?

Este alzo las cejas y puso una mueca de duda.

   - ¿Quién? Tu inteligencia...

   - No estoy para bromitas Fennet, se que está viva, la he visto y como tu ya lo sabías, supongo que sabes donde esta ¡¿DÓNDE?!

Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Where stories live. Discover now