Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]

Capitulo 5. La prisión de hielo.

HOLA!!!! Pues aquí traigo el último capituilo antes de irme de vacaciones a la playa y no vuelvo hasta dentro de una semana, por eso e intentado hacer el capitulo lo más largo posible. Quiero comunicaros que he nominado la primera parte de Crónicas Elementales a los premios Watty, por si más adelante me votais, (solo lo digo) y bueno que más tengo que decir...

No se.

No olvidéis comentar que me encanta y disfrutar de la lectura.

Adieu;)

Los taconeos de Scarlet sonaban por los pasillos, su mirada era decidida, se paró frente a la enorme puerta que daba al comedor privado de Oriel. 

Abrió la puerta. Una larga mesa se extendía por una enorme sala, innecesariamente ser tan grande. Al fondo de la mesa vio a Oriel el la silla principal y a su lado derecho estaba sentado Volt, Scarlet apretó los dientes, se lo imaginaba pero había rezado para que no fuese así, rodeo la mesa con pasos ligeros sin quitar la vista de Volt. Cuando fijo su vista en Oriel este la sonrió y ella se lo devolvió. Se sentó en la silla acolchada, era parecida a un sillón pero en forma de silla con un respaldo que pasaba por encima de la cabeza de Scarlet. Tragó saliva al ver el suculento desayuno, era como un bufete, había de todo. Poco a poco fue llenándose su plato de salchichas, tocino, jamón frito y tortitas, muchas tortitas, no sin antes bañarlas en sirope de fresa. Iba a comenzar a comer cuando decidió echarle un poco de nata a sus tortitas, los dos chicos que aún residían en la mesa la miraban asombrados, una chica normal jamás comería tanta grasa acumulada, al menos no una de la alta sociedad. El incómodo silencio lo interrumpió Oriel con una gran carcajada. Los dos rubios le miraron al mismo tiempo. Scarlet con la boca llena de tocino dijo:  

 - ¿Qué?    

- Hace tiempo que no veo esto, eres igual que hace unos años, comes más que tu propio peso.  

 - Ya lo sabes, soy una chica a la que le gusta comer.

Los dos rieron recordando viejos tiempos, mientras Volt los observaba bebiendo un zumo de naranja recién exprimido.    

- Si sigues comiendo así te pondrás gorda.

Dijo el rubio con una sonrisa en su rostro. Scarlet dejo de reír al instante y poco a poco fue girando su cara para dar con la de un Volt sonriente, Scarlet intentando controlar sus ganas de arrancarle la cabeza allí mismo, sonrió falsamente. Sin darse cuenta de sus poderes hizo hervir el zumo que estaba bebiendo Volt hasta que el vaso estalló. Oriel aguardo una carcajada.  

 - Siento lo del vaso estúpido Volt, pero para serte sincera alguien de mi calibre no engorda, quemo literalmente mis calorías innecesarias -ella con sus manos agarró una galleta y la contemplo-, al contrario que tú mi querido borracho, porque si sigues bebiendo de ese modo te saldrá barriga cervecera.

El plateado contemplaba esas miradas asesinas que se lanzaban el uno al otro. Pero Scarlet acabó cansada y siguió comiendo su desayuno, al igual que Volt. La sala había vuelto a ser silenciosa muy silenciosa. A la vez que bastante incómoda. Los tres desayunaron en silencio, Scarlet para desayunar repitió unas tres veces y para ultimar comió una manzana bien roja, cruzó las piernas en la silla y se apoyó en el respaldo con pereza; Volt hizo exactamente lo mismo solo que el cogió una manzana amarilla. Oriel apoyó los brazos sobre la mesa y miró a ambos, alzó las cejas, no lo diría en voz alta porque eso supondría una masacre, pero aquellos dos tenían comportamientos similares y a la vez graciosos. Una vez los dos acabaron sus comidas miraron a Oriel.    

- Bien, ya hemos acabado, ahora es el momento de ponerse en serio.

Los dos asintieron.  

 - Como Scarlet aunque digas lo contrario, no estas del todo recuperada, tienes cierta inestabilidad ahora mismo y no podrás ir a nada de lo que hacemos aquí sola, pero si acompañada. Los ojos negros de Oriel se detuvieron en los bicolores de Volt, y Scarlet los abrió de par en par. Se puso en pie de un salto.