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Fanstástica magia.
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Hogwarts se había convertido en el hogar de muchos ese año. Muchos estudiantes habían ingresado para emprender sus estudios mágicos, y Nina era una de todos ellos. Ella había hallado un lugar donde podía comenzar a ser ella misma, sin necesidad de reprimirse a lo que era y que sin duda sería. Una bruja talentosa.
Las primeras semanas de clases fueron pasando y también comenzaron a llegar las aventuras, las amistades y también las travesuras que traían consigo los conflictos. Nina había decidido que sus clases favoritas eran defensa contra las artes oscuras y encantamientos, aunque no estaba muy segura acerca de las habilidades del profesor Quirrel. Ser de Slytherin había sido una sorpresa para ella, quien pensaba que sería de Ravenclaw, cuando le escribió a sus padres sintió algo de ansiedad por saber cuál sería su respuesta, más ellos sólo habían manifestado estar contentos por ella y por su logro. No todos tenían las características para estar dentro de la casa bautizada por el purista Salazar.
Las amistades fueron otro tema de mucho dilema. Draco Malfoy se había convertido en su mejor amigo, de aquellos con los que hablas un día y que al siguiente ya quieres hacer de todo con ellos. Draco era totalmente opuesto a lo que sus padres le habían inculcado, él era prejuicioso, hostil, antipático y muy arisco. Sorprendente para ser solamente un niño. Ella trataba de ser amigable con todos, gustaba de reír, además de no creer en los prejuicios de la sangre. Sin embargo habían hallado a su mejor amigo el uno en el otro. Draco no solía reír mucho y le agradaba ser el centro de atención. Nina reía bastante y detestaba estar en medio de todo.
Claramente su amistad con él había sacado ronchas, una de ellas era Pansy Parkinson, también de primer año, perseguía al rubio constantemente pero él no le hacía caso alguno, claramente ella culpó a Nina de esta situación. Hermione también había estado algo a la defensiva, pero Nina le aseguró que ella no tenía nada en su contra, por lo que pudieron seguir sin problemas su reciente amistad, cosa que a Draco le disgustaba profundamente.
— ¿Por qué tienes que estar cerca de ella? — le preguntó con fastidio mientras se dirigían a una clase de pociones. Draco sin duda era mejor que ella en esa materia.
—¿Qué tiene de malo? Esto ya lo hemos hablado en bastantes ocasiones. — se rió la niña. — Eres el único que termina siendo segregado con el dichoso tema de los prejuicios, tus padres deberían modernizar su comportamiento y pensar.
—No lo sé, siento que ella no debería estar aquí y punto. —respondió disgustado. —Quiero que sólo seas mi amiga.
— ¡Ah! Ese era el tema. — concluyó Nina. —¿Quieres que sólo sea tu amiga?
—Pues sí.
—¿Y qué harás cuando el año entrante ingrese mi mejor amiga a la escuela? — interrogó al chico.
—Depende ¿Es de sangre pura?
Nina rió ante el comentario, él era realmente reiterativo en ese aspecto.
— Eso no tiene nada que ver, pero para responder a tus dudas, sí, es de sangre pura, pero no una prejuiciosa, dudo que sea una Slytherin.
—Pues entonces te encerraré en la sala común y sólo nos quedaremos allí. —respondió el niño sintiéndose alegre. Él no quería perder a la primera persona con la que sentía que tenía una amistad real, no quería que alguien más se la arrebatara.
Entraron al aula de pociones y tomaron asiento en uno de los primeros lugares, se sentaron en la esquina derecha, ya que el puesto de en medio estaba ocupado ya por Hermione, Nina le saludó con una cálida sonrisa. Tras de ella estaban Harry y Ron, por lo que se sabía, estos ya eran los estudiantes odiados por Snape.
El profesor entró al salón con su característica presencia hostil y daba a entender de que estaba muy molesto. Aunque esa era su manera de ser.
—Quiero que hoy no pierdan el tiempo, van a colocarse en grupos de tres y comenzarán a preparar una poción revitalizadora. — anunció. — Demasiado fácil para cualquiera, no quiero desastres, así que cuando les nombre tomarán sus cosas y se agruparán, tampoco quiero reclamos, ya no estamos en el jardín de niños.
— Moriré si me toca con alguien que me caiga mal.
— A tí todo Gryffindor te cae mal. — le susurró Nina en el oído.
—Pues debería dejarnos trabajar juntos, somos un excelente equipo.
En ese momento los deseos de Draco fueron echados por tierra.
— Illich. — pronunció Snape — Irás con Potter y Weasley.
Draco rodó los ojos, aliviado por una parte de no ser él quien trabajase con ellos, pero estaba enfadado por tener que hacer grupo sin su amiga.
—Te mandaré paciencia, la necesitarás. —le molestó por el hecho de quedar con los Gryffindor.
Snape volvió a hablar.
—Malfoy, vé con Parkinson y Finnigan.
Draco palideció en ese momento.
— La loca y el pirómano, genial. — farfulló enojado y cada uno se fue hacia su respectivo grupo finalmente.
—A partir de ahora tienen una hora. — indicó el profesor, de manera fría y clavando de inmediato sus ojos en los pergaminos. —Las dudas las consultan con el libro, que para eso se les entregó.
Nina se dirigió hacia la mesa donde el profesor le había indicado, con sus cosas en la mano. Por lo general era una de las pocas que siempre se mantenía limpia y ordenada en la clase de pociones. Harry Potter y Ron Weasley observaron todos sus movimientos antes de que ella se acomodara. Hacer grupo con una Slytherin no les hacía nada de ilusión. Menos si esa niña era amiga de Draco Malfoy. Nina se dió cuenta de que le observaban con demasiada notoriedad.
—¿Por qué están viéndome así? —les increpó algo dubitativa. —¿Tengo algo en la cara o algo así?
—N.. No. — respondió Harry por fin. — Es sólo que... —dejó la frase a medias.
—¿No querían hacer equipo conmigo? Soy buena en pociones, hasta el momento no he hecho explotar ningún caldero. —mencionó la niña con el ceño fruncido.
Esta vez fue Ron el que tomó la palabra.
—La verdad es que no hemos tenido buenas experiencias con los de Slytherin, menos con tu amigo. Eres amiga de nuestro enemigo. —bufó Ronald.
Ella se admiró ante esa confesión.
—Pues que yo sepa, no he tenido problemas con ustedes, de hecho ni siquiera les conozco ¿Cómo pueden referirse así de mí? —les cuestionó.
Harry y Ron intercambiaron una rápida mirada y se encogieron de hombros. La niña tenía razón, ni siquiera le conocían para que no quisieran trabajar con ella, además por lo que habían visto en las primeras clases, Nina había sido de las pocas a las que Snape no regañaba durante la clase.
—Creo que entonces no hay problema, siempre y cuando no seas una engreída. —le dijo Ron a modo de advertencia.
—Pensé que tu familia no era prejuiciosa. — le puntualizó, provocando que el chico se sintiera lleno de vergüenza.
—Soy, Harry. — anunció el moreno con el fin de que la tensión entre ambos chicos no aumentara, además le dió una patada a su compañero por debajo. —Harry Potter.
La niña le estiró la mano y sonrió.
— Eso ya lo sabía, toda la escuela se dió cuenta de esa situación. — se rió. — Soy Nina Illich.
—Ronald Weasley. — saludó el chico finalmente, no le quedaba otra alternativa.
—Gusto en conocerte. — mencionó la niña, aunque no le pareció para nada ese tipo de supuesta amedrentiento por parte del pelirrojo. — ¿Les parece que comencemos cuanto antes? Les dejo en claro que no me gusta perder el tiempo y que no quiero tener malas calificaciones en pociones.
—¡Por Merlín! Hablas igual que una chica de nuestra casa, Granger. —se quejó Ron.
—Ah, Hermione. —aclaró la chica. — La conocí en el tren, por lo que sé es la única que gana puntos para Gryffindor en primer año, bueno deberían de imitarle, pociones es un ramo importante para cualquier carrera mágica. — comentó y Ron no pudo evitar pensar que era una engreída de pies a cabeza, los estaba sermoneando sin derecho.
Harry solamente la observó, sin mencionar ni agregar nada más. Seguía no estando seguro de ella del todo. El hecho que estuviera cerca de Malfoy no le daba buena espina, pero el hecho de que no hablara mal de Hermione–su compañera de casa– también le demostraba que al menos no les molestaría.
—Además, si seremos compañeros de pociones, tenemos que ser el mejor equipo ¿No creen? — les preguntó.
Ellos solamente asintieron, ya que para ambos leones, Nina les pareció muy aterradora, la manera en que mezclaba y conocía los pasos. Perfectamente podría contarlos en pedacitos y echarlos dentro del caldero. Por lo que prefirieron que ella les guiara en la preparación.
— Creo que conocí a uno de tus hermanos en el Expreso. —dijo Nina mientras cortaba cortezas de hongos, dirigiéndose a Ron.
—¿Sí? ¿Cómo le conociste?
— Yo estaba en uno de los compartimentos de primer año y él preguntó si te había visto, mencionó tu nombre y se presentó como Fred. — comentó la Slytherin.
— ¡Fred! ¡Ja! Me buscaba para decirme mentiras acerca de la selección de las casas, él está en tercero y siempre me molesta.—acusó Ron. —Deberías sentirte agradecida de que no te hizo una de sus bromas.
—¿Por qué habría de hacerlo? —le preguntó Nina, algo desconcertada. — No le he dado la confianza para hacerlo.
— Fred y George son mis hermanos gemelos, y tienen una capacidad increíble para crear artículos de bromas y chascos. — comentó. — Siempre los prueban en los demás estudiantes y los castigan.
—¿Son aquellos a los que el otro día Hagrid sacó del bosque prohibido? — preguntó la chica.
—Sí, esos mismos.
— Bueno, si son capaces de hacer bromas por su propia cuenta, deben de ser muy inteligentes. — eso fue lo último que Nina mencionaría del tema.
Tenía varias cosas que decir acerca del chico que había visto fugazmente aquel día en el tren hacia la escuela. Le había parecido que el hermano de su compañero de pociones era muy guapo, ya que le habían gustado sus ojos azules intensos y también le había gustado su voz. Más estaba segura de que eso es algo que debía de guardarse para ella, ya que de inmediato pensarían mal y el chisme correría por la escuela. Así que decidió mantener la boca bien cerrada.
Los tres estudiantes continuaron realizando la poción. En contadas ocasiones recibieron la visita del profesor en su mesa, que se quejaban que los chicos de Gryffindor no estaban ayudando a la Slytherin durante la preparación y que estaban abusando de ella. Dejando en claro totalmente su desagrado por los estudiantes de la casa de Godric. También habían percibido muchas explosiones desde el mesón donde estaba trabajando Draco, y escuchaban la manera en que el rubio se enojaba por ese hecho, haciendo que Snape restara puntos de Gryffindor por esos desastres.
Finalmente Ron, Harry y Nina tuvieron buenos resultados en su poción, ya que no habían tenido mayores complicaciones a la hora de realizarla, se habían entendido y llevado bien durante la clase, dándose cuenta que no era importante ser de casas diferentes si estabas dispuesto a conocer a la persona que estaba frente a tí.
—¡La clase fue un desastre! — mencionó Draco de manera enojada, cuando volvió a reunirse con su amiga al salir del salón. — ¡Esos dos son unos inútiles! Le diré al profesor que de verdad me cambie de grupo, ya que no me interesa trabajar con ellos.
—¿Quieres calmarte?
—No, para eso prefiero trabajar solo. — se volvió hacia ella con enojo visible en la cara. —¡Y tú! ¡Te ví conversar con ellos! ¡No quiero que les hables!
— ¿Querías que estuviera muda? — preguntó la niña de manera divertida, no podía aguantar la risa ante la reacción de su amigo.
— ¡Sí! Sólo falta que te hagas amiga de ellos y a mí me dejes de lado. —le echó en cara.
Nina observó a Draco de manera divertida y también tierna, él era tan territorial y eso que recién tenía once años.
— Eres como una niña dramática Draco, eso te hace único.
El rubio le echó una mirada fea y se cruzó de brazos.
—¿Tartas de frambuesa? —preguntó Nina haciendo un puchero. —¡No te enfades!
El chico se mantuvo fingiendo enojo unos momentos.
—¡Está bien! ¡Pero que no vuelva a repetirse! — replicó al fin, soltando una risa larga, la más larga que había tenido en su vida.