El Policía. -EN PAUSA-

By njdp18

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Reparto
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 9
Capitulo 10
Es niño
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Extra
Capitulo 18
Capitulo 19
Nota de autora

Capitulo 8

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By njdp18

Mia

Mire de reojo a mi hijo que se encontraba en una esquina del sofá, jugando con un carrito que Erick le había comprado.

Deje de morder mi uña y mire con acusación al rubio de enfrente.

—Es que no puedo creer que no hayas leído el mensaje.

—Venía manejando, ya te dije.

Me repitió, cuando supe que la policía estaba en mi empresa, no espere ni un segundo y le mande un mensaje a Erick para que se tardará más de lo que debería, le dije que creía saber que James estaba aquí.

Y no me equivoque.

—¿Crees que se haya dado cuenta? —pregunte mirando de nuevo a Kian.

—¿Sobre qué? ¿Si se dio cuenta de que Kian es su...?—le pateé. Mi hijo en cuanto escucho su nombre nos miro con sospecha, me causó un poquito de gracia pero no me reí.

Erick me miro.

—Lo dudo mucho—recargó su espalda en el sofá, con sus brazos detrás de la cabeza.

—¿Por qué? Suenas muy seguro.

—La forma en la que me miro... —se quedo callado, pensando— Creo entender, quizá se hizo una idea errónea Mia.

—Explicate.

—Me miro con dolor, parecía estar sufriendo—dijo en voz baja, teniendo toda mi atención. Frunci el ceño, ¿dolor?— Él... Me miro como si hubiera roto una promesa que obviamente no le hice—soltó una risita.

—Dejate de cosas, ya ve al grano.

—Lista no se nace—negó haciéndome enfadar— A lo mejor creyó que yo soy el papa de Kian, me miro como si lo hubieramos traicionado—rodó los ojos.

—Oh—fue lo único que dije.

Podría aprovecharme de eso.

Podría ser una perra y aprovecharme , hacerle creer a James que el papá es Erick cuando en realidad es el, fingir que somos una familia muy feliz lejos de todo lo que sucdeio hace años.

Pero entonces eso sería poner mis sentimientos arriba de Kian, y jamás me lo perdonaría.

El merece un padre, todos merecen un padre. Por lo que decirle a James que en realidad es gracias a él por el que tengo a mi bebe es un hecho.

Solté un suspiro, sabía que esto sucedería desde que me reencontré con James, sabía que vería a Kian pero no esperaba que fuera hoy, ni mucho menos que así fuera su reacción.

Si que pareció caerle mal.

—¡Pero es que es idiota!—me queje de la nada. Erick trato de aguantarse la risa, mi hijo me miro mal y con su dedito índice me señaló.

—¡Mami, palabas malas no!

—Lo lamento, amor—me disculpe con una sonrisa inocente. Kian me miro por varios segundos hasta que se levanto y se dirigió a mi escritorio, comenzando a jugar con algunos lapiceros y adornos que tengo.

—Eres todo un caso—se burló Erick.

—¡¿Pero es que acaso no vio el parecido?!—grité en voz baja irónica. Erick me dio la razón.

—Había olvidado la jeta de James, pero ahora que lo vi... tienes razón. Kian es él. Todo el.

—Lo sé—me cruce de brazos.

—Bueno, Kian se parece a él pero en lo bello no, ¿me entiendes? Tu hijo se podrá parecer mucho a él pero creo que en bonito—se burló.

—Callate—lo mire mal, pero al final sonreí.

—Entonces, ¿le diras?

—Por supuesto, merece saberlo—dije. A mi amigo no le pareció la respuesta.

—¿No estás mejor así?

—Tal vez—afirme—No quiero compartir a mi hijo—mire a mi bebe haciendo pucheros graciosos— Pero tampoco quiero una demanda.

—¿Demanda?

—Tarde o temprano se enterará que es suyo, y si vamos a hacer esto quiero que se haga bien. Me moriría si el quisiera quitarme a mi hijo, de tan solo alejarme de él es horrible, suficiente con lo de Lunes.

—¿Crees que James sea capaz de hacerles esto?—preguntó. Mire el suelo, sabía la respuesta.

—No—aseguré—El jamás haría algo así, no creo.

—Entonces no hay que temer—se encogió de hombros, pareció procesar algo y me miro de inmediato—¿Qué pasó el Lunes?

Me quedé callada.

—Mia—me insistió.

—No pasó nada—entonces comenzó a sonreír.

—Fuiste tú la que salió con Lewis, ¿cierto? —me hice la loca— Si, fuiste tú.

—No se de que me hablas.

—Ya.

El me miraba con su gran sonrisa, no hizo más que ponerme nerviosa. Estuvimos un buen rato en silencio, Erick en su teléfono, y yo mirando a mi hijo.

De las pocas veces que me acompañaba en la empresa.

—Listo, cien por ciento confirmado.

—¿eh?

—Tu y Darrell.

—Por dios—me negué—Eso se acabó.

Erick pareció no agradarle la idea, note como comenzó a escribir con velocidad en su celular, pareció esperar y sonrio satisfecho.

—Definitivamente esto no se ha acabado, apenas y empezó—dijo de la nada, mi amigo alzó su mirada—Palabras de Lewis, no mías.

—¿Estas hablando con el?

—Si—asintió—Es más, se dirige para acá.

—No—pedí levantandome.

Hoy fue un día lleno de emociones, lo que menos necesito es la presencia de Darrell, ya tuve suficiente por hoy.

—No se por que dices que se acabó, es un buen partido.

—Entonces casate con el.

—No puedo, ya estoy comprometido.

—Una lástima.

—De verdad, creo que mereces intentarlo con él. Además, se lleva estupendo con Kian, de hecho es muy inteligente.

—¿Por?

—De veras que muy lista no eres—comenzó a reírse— Darrell se lleva mejor con tu hijo que contigo, cada vez que Kian lo ve se emociona. Es un poco injusto que quiera llegar a ti por medio de Kian, injusto, pero válido.

—Por supuesto que no—negué.

—Que sí, sabe que lo más importante para ti es Kian, y si quiere tener algo contigo entonces primero debe hacerse querer por tu hijo, si Kian lo acepta entonces todo lo que venga es fácil, fin.

Me quede callada, por mucho que me doliera admitir, Erick tiene razón.

Desde que conocí a Darrell ha sido muy coqueto conmigo, es obvio que le gusté. Pero a diferencia de los demás hombres que intentaron "enamorarme", Darrell es el único con el que empezó llevándose con Kian.

Siempre que lo ve, se da un tiempo de jugar y platicar con mi hijo. Kian es muy sociable, pero con Darrell es demasiado simpático, y eso siempre me asusta.

—Entonces tiene un punto a su favor—dije mirándolo. Erick sonrió— Siento que tu deseas más que acabe con Darrell que con James.

—¿Pero es que hay posibilidades de que acabes con el?—preguntó irónico, borre mi sonrisa— No, no se te ocurra Mia.

—No siquiera dije algo.

—No, pero aveces un silencio dice más que mil palabras—dijo el poeta.

Rodé los ojos, prefería ya no decir nada o esta conversación nunca acabaría.

Kian me miro y me sonrió.

—Mami quiedo un chocolate—me pidio— Pol favo.

—Emm, esta bien—le acaricie la cabeza—Pero entonces tenemos que salir a buscarlo, aquí no hay nada.

—Entonces vayamos—dijo mi hijo tomándome de la mano. Erick se despidió de nosotros con la mano, ambos bajamos a la calle y con un guardaespaldas por detrás de nosotros, caminamos una cuadra para llegar a la cafetería.

En cuanto llegamos ahí, hicimos fila para pedir.

—¿También puedo pedí una dona azucadada?

—Azucarada—le corregí, me incline un poco hacia abajo para mirarlo mejor— Repite conmigo, azucarada.

—Azucadada.

—Kian, ya sabes decir la r, solo dila y ya—le anime.

—Pelo no me sale—hace una mueca triste.

—Azucarada.

—. a-zu-ca-da ¡Hola Lewis!—saludo animadamente mi hijo. Me enderece para poder mirar hacia atrás. Efectivamente Darrell Lewis estaba aquí, mirándonos con una gran sonrisa.

—Hola.

—Hola—dije. El se acerco a nosotros, Darrell es muy apuesto, por lo que desde que entró, todas las mujeres no pudieron apartar la mirada en él.

—Gran coincidencia encontrarlos aqui

—Si, que coincidencia—dije sarcásticamente. El soltó una risita.

—Estaba por entrar a la empresa pero entonces a lo lejos vi a una mujer condenadamente sexy de la mano de un niño bastante encantador—vale,que intente no sonreír, lo juro.

—¿Y pada donde se fuedon?—preguntó Kian haciendonos reír a ambos.

La fila avanzó dejándonos enfrente del cajero, nos pidió la orden por lo tanto ordené lo que mi bebé quiso, más aparte lo que se me antojo.

—Me gustaría un capuchino de vainilla francés con una barra rellena de fresa—sentí la mira de Darrell—¿Deseas algo?—negó.

—Son 16 dolares—cobró el muchacho. Saque mi cartera y cuando ofrecí mi tarjeta, me di cuenta de que Darrell ya la había dado.

—¿Qué sucede contigo?—pregunté mirándolo, él me sonrío.

—Les acabo de invitar—dijo al tiempo en que el cajero le devolvió su tarjeta. Nos movimos en la fila para esperar a que nos dieran nuestro pedido.

—Entonces Kian, ¿cuando vas a acompañarme a patinar?—le preguntó a mi hijo. Al escuchar eso, Kian se emociono.

—¡Mami, mami! ¿Podemos il con Lewis? Po favo—rogó juntando sus manitas.

—Mi amor, estoy ocupada con el trabajo.

—Puedo llevarmelo yo—dijo Darrell, metiendo sus manos en los bolsillos de su saco negro—No le pasara nada, lo juro.

—Yo...

—¡Mami, Po favo!—volvió a pedir Kian. Mire a mi hijo, tenía sus ojos ilusionados, se veía sus ganas de querer ir con él hombre a mi lado.

Solté el aire de mi boca, cuando le negaba a mi hijo se me hacía demasiado difícil. Como madre siempre quieres darle todo, pero aunque pudieras, sabes que eso es imposible.

Hay veces que necesitar oír un no.

Pero tampoco estoy segura de que esta situación merezca un no.

—Esta bien, podemos ir—asentí incluyéndome, aun ni sentía la confianza de dejar ir a mi hijo solo con Darrell. Kian comenzó a brincar bastabte emocionado, haciéndonos reír.

Darrell me miro en un momento, sus ojos se concentraron en mis labios, se acerco a mí, pero en vez de besarme, me acomodo un mecho detrás de mi oreja.

—Me alegra que hayas aceptado—dijo en susurro. Justo cuando nos entregaron nuestro pedido.

Él ayudó a Kian con su chocolate caliente, mientras mi hijo se comía su dona. Los tres salimos de la cafetería y nos dirigimos hacia la empresa, de nuevo.

Kian en medio de ambos.

Y no pude evitar pensar que el que debería estar acompañándonos debía de ser James.

Llegamos a mi oficina, yo me dirigí a mi escritorio y los otros dos hacía el sofá. En cuanto el chocolate obtuvo una temperatura más normal para beber, Darrell se la dio a mi hijo. Quien gustosamente se la acabo por completo.

—Termino unas cosas y nos vamos—les dije. Darrell me sonrió.

Me dedique a mi trabajo por completo, aprovechando que mi hijo estaba distraído. Les di una mirada rápida y pude notar lo concentrados en un juego que estaban.

Hice una mueca.

No es que me disguste, para nada. Solo que algo me dice que no es lo correcto, y no me gusta tener esa sensación.

El sol aún no se escondía, faltaba una hora para eso, por lo que debía prepararme para el gran frío. Aún eran las cinco, pero conocía esta ciudad, por lo que me levante de mi sillón y me dirigí a una pequeña maleta en la que guardaba ropa extra por si acaso. De mi hijo y mía.

Saque unos pantalones míos y un saco, llamé a mi hijo y este en cuanto me escucho, detuvo si distracción y corrió hacia mi lado. Le coloque un gorrito negro que combinaba con el suéter que tenía. Le coloque su bufanda y le di unos pequeños guantes.

—No, mami—negó.

—Kian, no quiero que te enfermes—le tendi una chamarra roja. Mi pequeño niño hizo un puchero, pero no volvió a decir nada. Se coloco la chamarra, que le quedaba un poco grande, y se subió el cierre. Apreté mis labios, aguantando la risa.

Kian se veía bastabte gracioso, la chamarra lo hacía ver más pequeño, incluso podía verse más la chamarra que el niño que la llevaba.

Me metí al baño y me cambie mi falda por mis pantalones negros. Adentro no hacía tanto frío por que contábamos con calefacción, pero incluso así, se sentía el clima de afuera.

Cuando salí ya abrigada, me causó ternura ver como Darrell estaba arrodillado enfrente de Kian ayudándolo con sus guantes.

Me mordi el labio.

—Listo—dijo.

—Gashias—agradeció mi hijo.

Ambos me miraron, esperando alguna respuesta mía. Asentí dando a entender que ya estaba lista. Tomé mi bolso y ambos salimos de mi oficina.

Pensaba manejar en mi auto pero Darrell no me dejó, por lo tanto nos dirigíamos al Central Park en su auto.

En cuanto estaciono el auto, ambos nos bajamos, sintiendo el frío aire de Manhattan, frote mis manos tratando de calentarlas, y cuando tomé la mano de Kian para caminar, me di cuenta que el hombre a nuestro lado ya lo había hecho.

Tal acto me molesto un poquito, pero no dije nada.

Mientras caminábamos hacia la pista, las personas que se encontraban por todo el parque, ya sea tomándose fotos o comiendo algún aperitivo nos prestaban atención, demasiada atención.

Apreté la mano de mi hijo.

Muchas de las mujeres mayores nos veían con bastabte ternura. Se lo que parecemos, una familia.

Una familia.

Sin embargo estamos muy lejos de ello, solo soy yo, una madre joven soltera de la mano de su hermoso hijo de cinco años, acompañados por un hombre despampanante con quien tuve una cita, nadamas.

Oh sí, sin olvidar de la gran noche a pasional que tuvimos.

Llegamos a la pista, donde muchos niños y adolescentes patinaban. Kian lo había hecho solo dos veces en su vida, la primera resultó terrible por que sufrió de varias caídas, la segunda le contrate un instructor por lo que su forma de patinar mejoró mucho. Esa última vez hubo menos caídas.

Sin embargo, una como madre aún tiene esa espinita de que tu hijo se caerá y tendrá un breve momento de lloriqueo en los brazos maternos, recibiendo caricias para calmar.

Le ayudé a Kian a colocarse los patines, y cuando estuvo listo corrió hacia la pista.

—No, espera Kian—dijo Darrell, con sus patines puestos, cerca de la pista. Mi hijo se detuvo y lo miro con curiosidad—¿No convencerás a tu mamá de que se una con nosotros?

Kian me miro de inmediato, con una gran sonrisa.

—No, ni se les ocurra—negué cruzandome de brazos.

—Por supuesto que si—Darrell se alejo de nosotros, caminando hacia el puesto de patines, donde los renta.

—Mami, patina con nosotos—pidió—Pol favol.

—No.

—Mamá...

—Mi amor, no se hacerlo—le acaricie su cabello.

—Te puedo enseña, es muuuuy facil.

—No.

—Yo te sostendré, si te caes—dijo Darrell a mi lado, ofreciéndome unos patines rosados. Los acepte por educación, pero no estoy muy convencida de esto.

—Pasó, los veo desde acá, estare sentada por ahí—señale un lugar donde había pura señora mayor de sesenta años sentadas, mirando a sus hijos y nietos.

—Mami, pol favol.

—No seas aburrida Mia—entrecerre mis ojos. Me quedé pensando por un momento,hasta que finalmente accedí.

Me coloque los patines con ayuda de Darrell, cuando mi pie toco el hielo no me sentí muy segura, mi hijo comenzó a patinar con lentitud, hubo un momento en el que pareció tropezar, pero recuperó el equilibrio y entonces comenzó a patinar con más seguridad.

En cambio yo, me aferre al fuerte brazo de Darrell, comenzó a patinar conmigo a mi lado, mis piernas me fallaban, mis pies comenzaban a irse en un lado contrario.

Darrell me agarro de inmediato por la cintura, ayudandome a enderezarme. Entonces escuche una carcajada suya.

—De verdad que nunca lo habías hecho.

—Les dije.

Comenzamos a patinar con cuidado, mire hacia el frente ubicando a mi hijo, estaba a tan sólo unos metros, mirándome con sus manos en la boca.

El también se reía de mi.

—Solo... no vayas a soltarme—le pedí. Darrell al escucharme me sonrió, asegurandome de que no lo haría.

Mientras conseguía agarrar el ritmo, admiraba como las demás personas oatinaban con facilidad.

Había niños más pequeños que mi hijo patinando como si se tratase de su profesión, parecían maestros.
Una pareja patinaban de la mano, pero estos comenzaron a hacer alguna rutina, llamando la atención de todo, son profesionales.

Mientras que del otro lado, había un grupo de amigas, agarradas de las manos, entonces una se cayó de pompas, llevándose a las demás hacia el suelo.

Digno de grabar.

—Hijo, no te alejes tanto—alce la voz para que me escuchara.

Comenzamos a llegar a la mitad, la pista era gigantesca. De por sí, el clima estaba bastante frío, ahora aquí se sentía más helado.

Solo temia por que Kian y yo cogieramos algúna enfermedad.

Darrell pareció darse cuenta de que me estaba cansando, por el temor a caer, los dedos de mis pies se aferraba mucho a los patines, provocando que mi cansancio aumentará más.

—Ven, recargate aquí—dijo Darrell.

Lleve mi cuerpo hacia la orilla, recargandome en un árbol. Darrell no borró su sonrisa.

—Supe que el padre de Kian está aquí—dijo de repente, tomándome por sorpresa—No te enojes con Erick, simplemente se le salió.

—Si, de seguro—rodé los ojos, mis nervios aumentaron.

—Se tu historia Mia, muy pocos la saben por que te has encargado de eso, de ser discretos. Pero yo la sé, y estoy lleno de curiosidad.

—¿Sobre que?

—Que pasará de aquí en adelante—dijo dándose la vuelta, sus ojos puestos en mi hijo quien comenzaba a reír con otro niño de su edad—También me dijo que lo nuestro se acabó.

—Maldito soplón—dije, provocando que se ría. Quería reírme, pero simplemente no podía.

—Solo quiero sinceridad Mia, no se que significó aquella noche para ti, pero quiero que sepas que en lo que me respecta a mi, no pienso dejarte ir.

Llene de aire mis pulmones.

—Entiendo que no quieras nada, de verdad. Pero has estado sola todo este tiempo, como si estuvieras esperando al indicado, y no puedo evitar pensar que ese hombre puedo ser yo. Se que si saco a relucir lo exitoso que soy no ayudaría en nada, pero me gustaría que me dieras una oportunidad, tan solo una, y te aseguro que no te arrepentirás.

—Yo... —me quede sin palabras.

—No entiendo mucho del tema, lo único que se es que el padre de Kian apareció después de tantos años, no estoy seguro de que si regresaras con el o...

—No—me negué de inmediato—No creo que volvamos a estar juntos—debia admitir que decir esto me dolía más de lo que había esperado. Muchísimo.

—Bueno—asintió—¿Y que pasará con su hijo?

—Aún no lo sé, pero debo hablar con él—Darrell asintió.

—Aún así, quiero que sepas que hablo de todo corazón cuando te pido que me des una oportunidad. Sabes que estoy interesado en ti desde hace muchos meses, y admito que mi plan en conquistarte comenzaba con Kian—miró a mi hijo—Pero ese niño es... encantador. Lo poco que he convivido con el me hace desear ser algo más que el amigo de su mamá, tampoco quiero asumir algún rol paterno—aseguró de inmediato cuando noto mi rostro tenso—Para eso esta su papá, pero yo... Ni siquiera se como decirlo—se rió nervioso, sacándome una sonrisa—Solo quiero conocerte más, conocerlos más.

—¿Aun que aún no sepa como lidiar con el tema de su papa?

—Apesar de eso, no quiero que pases por esta situación sola—tomo mi mano—Y por eso te admiro Mia, has pasado por tanto sin el apoyo de alguien, que creo que eso debe terminar ya. Entonces, ¿lo nuestro se acabó de verdad y solo fue una noche apasionada ó me darás una oportunidad?

Me quede callada, la verdad es que aquella noche ma la había pasado estupendo, sin hablar del sexo. Hablamos por horas mientras bebimos, había sido una noche de relajación y muchos orgasmos.

Se de sobra que Darrell Lewis es un hombre maravilloso, había escuchado por distintos lugares, las mujeres que se le lanzaban encima, pero el jamás les hacía caso. Incluso hubo rumores de que su preferencia sexual era distinta a la que se esperaba, sin embargo aquella noche me dejó en claro que eso definitivamente era tan solo un rumor, un solo rumor.

Pero aún no me sentía segura de estar preparada para una relación.

No cuando acabo de pasar por una escena como el reencuentro con mi ex, o como la de hoy mismo, cuando estuve tan cerca de mi hijo, de nuestro hijo.

—Yo...

—¿Por qué quisiste acabar esto? ¿Hice algo malo?

—No, pero me sentí terrible abandonar a mi hijo por una...

—Cita—terminó por mi—Esta bien, lo entiendo. Prometo que si me permites y me dejas, será distinto. Nada de abandonar a Kian, es más, él nos acompañará a todos lados, siempre.

—¿Siempre?—enarque la ceja, divertida. Darrell soltó una risita, entendiendo mi punto.

—Bueno, habrá excepciones cuando se trate de sábanas, ambos en la cama, sin ropa... —se acerco a mi, mirando mis labios. Entonces oímos un grito.

Mi hijo se había caído de rodillas, sus manos se encontraban tocando el hielo, su cabecita estaba agachada, supuse que estaba llorando deseando que nadie lo viera.

Me separe de inmediato de Darrell, queriendo correr hacia mi hijo. Ver llorar a Kian me rompía el corazon, siempre lo hacía. Odiaba verlo llorar.

Mi falta de práctica en patinar no me permitió ir hacia él , en cambio Darrell fue corriendo hacia mi hijo con mucho éxito. Lo ayudó a levantarse y entonces lo levanto.

No se que sentí al respecto, pero algo pasó dentro de mi cuando note que los brazos de mi hijo rodearon el cuello de quien lo recogió. Darrell le acaricio la espalda, tratando de calmarlo. Mi hijo no paraba de llorar.

Darrell se acerco a mí, y los llantos de mi niño se hicieron sonar más. Cuando estuvieron a mi lado, Darrell trató de pasarlo, pero mi hijo no quiso.

El hombre sonrió con éxito, como si hubiera desbloqueado algún logro.

Se dio la vuelta, dejandome ver el rostro de mi hijo. Tenía los ojos rojos, llenos de lágrimas, mientras pasaba su mano por uno de ellos, tallandoselo. Su cuerpo se movía cada vez que tenía un sollozo.

Pero pareció calmarse al sentir las caricias de Darrell, y eso no ayudó en nada a la idea de poder rechazarlo.

Todo lo contrario.








Holaaa❤️
Espero que estén bien y que hayan disfrutado de este capitulo.
Ayúdenme con algún voto, se los agradecería.
Tartare de actualizar pronto, besooos💕

Pd: Todos los errores serán corregidos hasta el final.

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