Juramento Inquebrantable [Fre...

By MerlinaRothbart

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By MerlinaRothbart

_________________________

75. ¿Qué estarías dispuesta a hacer con tal de salvarle?
_________________________

Los hermanos Atticus y Alecto Carrow estaban desempeñándose como los nuevos maestros de Artes Oscuras, eran una especial elección del director Snape, quién en sus últimas horas no asomaba ni la punta de la nariz en el castillo. De no ser por Minerva McGonagall, esos dos magos hubieran acabado con la mitad de los estudiantes durante la primera semana de escuela debido a sus sanguinarios métodos.

Pansy y Nina caminaban observando arriba de su hombro, jamás se terminaba de estar por completo segura, la rivalidad y guerra entre casas se había hecho implacable y los pasillos no eran más que un corredor lleno de murmuración y miradas que iban desde el miedo a la desconfianza.

Sin duda el panorama en Hogwarts no era nada alentador, para nadie, menos para quienes habían sido cercanos a Draco Malfoy.

—Yo creía que las clases de Snape el año pasado eran humillantes, sin embargo estas clases donde hay que hacer maleficios en contra de los compañeros son siniestras —declaró Pansy en forma de susurro —, no sé si me agradan o me intimidan.

—Creo que tienes que reconocer que te agradan —replicó Nina, quien se mantenía tensa mientras se dirigían a la sala común —, siempre has sido una mujer que goza con el sufrimiento ajeno.

—Tengo que reconocer que nada me produce más placer que ver a un Gryffindor sufriendo, aunque debo admitir que Atticus es una persona con la que no me agradaría encontrarme en un pasillo solitario.

—Oh, yo pensé que Blaise era quien tenía ese título ganado desde hace mucho tiempo. Me refiero a lo del placer —aclaró.

Pansy le golpeó suavemente en el brazo.

Habían ciertos momentos en que las amigas compartían y era como un respiro dentro de un oleaje que no dejaba de remecer con fuerza. Sin embargo esos momentos se desvanecían como ecos a la distancia o duraban menos que un abrir y cerrar de ojos.

No podía decir que bastaban para soportar el clima que imperaba dentro del castillo. No eran suficientes.

A veces pasaban cosas por su mente, una de esas cosas era la conversación que se había transformado en discusión con sus padres. No querían que volviera al castillo después de todo lo sucedido con Dumbledore, también estaba implícito el hecho de que tenía terminantemente prohibido intentar contactar a Draco y mucho menos responder a cualquier manera en la que este quisiera comunicarse. Draco Malfoy. Ella debía ser leal con el ministerio o con lo que sus padres decidieran apoyar. Y se sentía totalmente una traidora, sentía que estaba siendo desleal con su amigo, le extrañaba en demasía y no sabía cómo poder contactarle sin pensar que secretamente le habían hechizado con un conjuro que revelaría su paradero y con ello conseguir que la anclaran a la casa de por vida. 

Cuando entraron a la sala común, Pansy  fue directo a sentarse sobre las piernas de Blaise, mientras que Nina se dirigió hacia su habitación. Al entrar allí se percató de un repiqueteo en una de las pocas ventanas que no daban hacia el lago negro.

—¿Orion? Merde...—farfulló con el nerviosismo a flor de piel. 

No todo el mundo podía decir que tenía un fénix, todo el mundo sabía que esa ave era de Draco Malfoy y si llegaban a verlo podría interceptarlo y llegar hasta él. Y eso implicaría ponerlo en peligro aunque este estuviera en el bando equivocado. Abrió con cuidado, sin antes ponerle seguros a la puerta para que nadie pudiera entrar de imprevisto, el ave llevaba un pergamino en la pata y una vez que Nina se lo quitó, emprendió el vuelo consiguiendo sobresaltarla. 

Con sigilo desenrolló el amarillento papel, y sus ojos se fijaron en la elegante caligrafía de Draco, había sido escrita a la rápida. 

"En el bosque prohibido mañana a las 23:00, junto al sauce llorón"

Allí había una escuálida frase que consiguió congelarle la sangre, este iba a presentarse para encontrarla, arriesgando a que fueran a capturarle las decenas de aurores que estaban tras él o tras cualquiera de los mortífagos para que los llevaran al escondite de Voldemort. 

¿Iría a encontrarse con él o lo dejaría a la espera? 

No, no podía. 

Él no enviaría una nota de no tener que decir algo estrictamente necesario, no podía dejarle esperando a mitad de la noche en ese espeluznante lugar y no presentarse. 

¿Qué estaría sucediendo con su vida? ¿Estaría bien o necesitaría ayuda?

Los golpes en la puerta la sacaron de su ensoñación, rápidamente escondió el pergamino y abrió. 

—¿Qué demonios?— preguntó Daphne, quien era la tercera persona de la habitación—¿acaso estabas masturbándote?

—No, sólo necesitaba privacidad— resopló mirando a la chica de reojo, Daphne estaba sumamente esquiva, agresiva y arisca—, tú cómo estás ¿y Astoria?

Ella se quedó en silencio por unos momentos y le regaló una mirada llena de cinismo. 

—Ella no va  a volver a la escuela, no este año por lo menos, es lo mejor que puede hacer. 

—¿Por qué lo dices?

—¿Acaso no lo sabes? ¿Tu amigo no te lo contó?

La cara de la aludida no podía expresar más que la duda y el no entender nada. 

—No sé de qué estás hablando, Daph. 

—Draco embarazó a mi hermana, Astoria está embarazada. La muy idiota no tiene ni dieciocho y ya se hizo de un problema. No es que culpe a Draco por todo, pero en este instante sería un blanco fácil en todo lo que está sucediendo. 

Nina no estaba enterada, jamás pensó que la relación de ambos estuviera yendo tan lejos, que hubiera escalado de manera tan abrupta. Que Astoria estuviera embarazada implicaba mucho más que una simple relación, evidentemente no había sido planificado. 

—¿Cómo está ella? ¿Qué quiere hacer con aquello?

—Está idiotizada, cree en la fantasía de que la guerra acabará y podrá formar una familia con el imbécil de Draco. Como si su vida no importara demasiado como para sacrificarla esperando a un idiota que en unos meses estará en la cárcel o muerto...

—No digas eso, por favor. 

Daphne le otorgó una larga mirada antes de tirarse en la cama. 

—No cometas el error de ayudar a Draco, en ningún punto. Va a arrastrarte a su mierda, tal como lo hizo con mi hermana, sé que no tendrán el mismo problema; pero sé lo leales que eran, no creo que no tienes relación con él.  Hazte un favor y no vuelvas a involucrarte con nadie que lleve el apellido Malfoy, pues no sólo ahora tienen la mierda hasta el cuello.

Allí quedó la conversación, no hubieron más palabras. 

Sólo Nina apretando con fuerza el pergamino que mantenía oculto en su mano. 

La espesa bruma que se arremolinaba en el suelo durante la noche no permitía que Nina pudiera ver del todo bien. Aunque tuviera un abrigo grueso y la capa encima el frío lograba colarse en su piel, penetrándola con fuerza y consiguiendo que temblara mientras sus pasos se adentraban hacia el sauce llorón del bosque prohibido. 

Si el señor Filch o cualquier criatura la descubrían encaminándose hacia la oscuridad del bosque estaría muerta, literal. 

Sus ojos no dejaban de guiarse por la luz que emanaba de su varita hasta que una capucha apoyada en el lugar de encuentro. De inmediato le reconoció, sin lugar a dudas era Draco, se acercó con lentitud, intentaba que sus pasos no sonaran con las hojas en el piso.

—Draco...

De entre las sombras se asomó un rostro que fue iluminado con el Lumos proveniente de la varita de Nina. Inmediatamente se encontró con el rostro demacrado del rubio, tenía ojeras pronunciadas bajo los ojos, los ojos no tenían la arrogancia que los caracterizaba y su piel estaba más pálida que de costumbre.

—Nina...

Hubo un momento de tensión pero antes de que lo notaran, ambos estaban fundidos en un abrazo. Ambos necesitaban la contención, la amistad y las horas de pláticas estúpidas que solían tener antes de que el rubio tuviera que huir del castillo. 

—¿Qué mierda haces aquí? Sabes que pueden retenerte y enviarte preso, puedes ser juzgado por el asesinado de Dumbledore como cómplice. 

—No vendría si no fuera extremadamente necesario, podría haberlo dejado pasar y mantenerte al margen; pero eso no me lo perdonaría y tampoco lo harías tú. 

Nina entornó los ojos, oyendo claramente los susurros que el mago profería.

—No digas eso, sabes que siempre podrás contar conmigo, pero ahora es muy peligroso. Cualquier persona puede verte y aunque Snape sea el director, muchos maestros todavía guardan una lealtad impresionante para con Albus Dumbledore y lo que fue el ministerio de magia. 

—Nina, no he venido a conversar de lo miserable que es mi vida en este momento— declaró tomando una de sus manos, apretándola—, he venido porque de verdad necesito contarte algo, llevo un peso desde hace algún tiempo, he estado debatiéndome entre si contarte o no, pero créeme que lo hago con el dolor que puede llegar a sentir un corazón.

—¿Qué pasa? Pensé que podríamos hablar sobre donde estás...

—He venido porque Xavier Zimej ha ofrecido a Fred como carnada ante el señor tenebroso.

Las palabras de Draco quedaron en el aire como si estuviera contándole una historia de terror, la respiración de Nina se detuvo durante un instante, como si su corazón se hubiera detenido. 

Demasiada información que procesar. 

—¿Qué estás diciendo? ¿Esto es una puta broma, Malfoy?

—Ojalá lo fuera, maldita sea —declaró, pasándose las manos por el cabello, nervioso —Vine porque no sé que hacer, no sabía a donde ir. 

Nina sintió que su corazón se rompió en miles de partes al sentir la mano fría de su amigo pasearse por su rostro. 

—Ojalá pudiera haber hecho algo más, pero sé que no me lo perdonarías, no me perdonarías que lo hubiera sabido y que no te lo hubiera contado— Una lágrima escapó de las comisuras de sus ojos, evadiendo la mirada de la bruja ante él. 

—¿Puedes explicarme qué sucede?

—Zimej se unió a los mortífagos antes que yo el año pasado. Voldemort le entregó el puesto de cazador, suele torturar muggles, no obstante el señor tenebroso ahora busca otra cosa,necesita que alguien traduzca un códice para él— explicó— ¿Recuerdas la Runas Antiguas?

Ella rodó los ojos, entendía a la perfección el resto de la historia. 

—Hijo de puta...

—Sé que Fred jamás ayudaría al señor oscuro a absolutamente nada. Por eso Xavier lo nominó, sabe que si logran atraparlo y llevarlo ante el señor tenebroso, este se negará y lo más seguro es que lo torturen y luego lo ...

—Calla, Fred no se dejaría atrapar, él lucharía. 

—Nadie sobrevive al señor tenebroso, Nina— murmuró—, siento romper tu burbuja, siento hacerte dejar de pensar que lo podemos conseguir todo mediante la magia. Él ahora es demasiado poderoso. 

—¿Y a qué has venido? ¿Qué es lo que pretendías lograr viniendo en la mitad de la noche a contarme los planes de los mortífagos?

Hasta que ella terminó de comprender el resto de la historia. 

Ella era igual de buena para descifrar códigos en runas antiguas, Fred la había entrenado a la perfección durante todos los años en los que estudiaron juntos las profecías que vagaban en el mundo mágico. 

—¿Qué es lo que estás dispuesta a hacer con tal de salvarle?

Y no tuvo que meditarlo , podía hacer cualquier cosa, no tenía que pensar nada si el motivo era Fred y más aún, su vida en particular. 

—Ellos necesitan a alguien, él lo necesita cuanto antes...

—¿Qué se supone que haga? ¿Cómo puedo llegar allá? No puedo ir y presentarme, no puedo ir y llegar ante él y decir que quiero ser su fiel seguidora. 

—No, pero puedes llegar conmigo, puedo presentarte como su nueva joya, como su mujer astuta, como quien lo puede acercar a su amada inmortalidad. Cuando vea tus habilidades te convertirás en alguien imprescindible y eso es algo que vas a necesitar si quieres durar en aquel submundo de mierda. 

—¿Cuánto tiempo tengo?

—Aún no están dispuestos a ir por Weasley debido a que no todos confían en los que son tachados por traidores a la sangre, sugerí que deberíamos buscar alguien como nosotros, alguien que tuviera contacto y atracción por las artes oscuras. 

Draco suspiró, no sabía cómo hacer que ese instante fuera menos terrible de lo que era. Estaba orillando a su mejor amiga a un destino terriblemente trágico, a arruinar su vida de la misma forma en que él había hecho con la suya. 

El silencio sólo era cortado por los aullidos y el ulular de las lechuzas y búhos. 

—¿Vas a perdonarme en algún momento?—preguntó Draco una vez que el rostro pequeño de la bruja se crispó debido a la ira, la tristeza y la incertidumbre. 

Nina se hizo un ovilló junto a él y Draco atinó a envolverla en un abrazo cálido, contenedor y lleno de culpa. 

—Jamás te hubiera perdonado si no me hubieses permitido salvarlo, es lo que debo hacer.

—Si lo decides no puedes arrepentirte, no puedes dar marcha atrás. 

De pronto dentro de los sonidos se agregó uno más. 

El llanto amargo de la Slytherin que comenzó a calzar el puzzle dentro de su cabeza. 

Ese era su llamado, esa era la señal. 

y su corazón estaba irremediablemente roto. 

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