Una Eva y tres patanes

By CharlyDi

110K 13.9K 4.1K

Si desde la primaria en las listas de asistencia lo escribían incorrecto o las maestras no pronunciaban bien... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 - FINAL DE TEMPORADA
Capítulo Especial: La vida de Joseph (parte1)
Capítulo especial: La vida de Joseph (parte 2)
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28 - La verdad de Alan
Capítulo 30
Capítulo 31 - El reencuentro - primera parte
Capítulo 32 - El reencuentro - segunda parte
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Final de la 2da temporada
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
¿CÓMO SE HIZO UNA EVA Y TRES PATANES? Rumbo al final...
Capítulo 50 - Final de Una Eva y tres patanes

Capítulo 29

1.7K 245 58
By CharlyDi



La noche estaba a punto de caer, hacía mucho frío o al menos eso es lo que sentía, mi cuerpo aún temblaba, había vuelto a recordar aquella fatídica noche, aquel momento en el que mi vida se fracturó para convertirme en el hombre que soy actualmente, el desconfiado, el temeroso, el que no cree más en el amor. Suspiré, iba en el caballo montado mientras Adán Edilberto caminaba guiándolo de las riendas, esperamos un buen rato a que la tormenta pasara, ahora mismo solo quedaba en cielo ennegrecido y los relámpagos, la oscuridad no tardaba en envolverlo todo y pronto no veríamos ni siquiera nuestras narices.


– Ya va a anochecer – comenté para tratar de romper aquel silencio que se formó entre nosotros desde hacía rato, aquel hombre lleno de bolas se había quedado extrañamente callado, como si no supiera qué decir, como si todas sus fantochadas se le hubieran terminado de un momento a otro.

– Sí – fue lo único que me respondió para continuar con su actitud seria mientras seguía llevando al equino.


No quise importunar más y me dediqué a ver al frente, ese cretino me trajo a la fuerza, pero en cierto modo le agradezco que lo haya hecho, desde hacía muchos años no me tomaba el tiempo de recorrer estos caminos, si bien no sé exactamente dónde estamos, lo que sí sé es que esta es mi tierra, aquí nací, aquí pasé los mejores momentos de mi vida y aquí quiero terminar mis días, en mi amado pueblo. Cierro un momento los ojos cansados por el llanto y experimento aquel gélido viento chocar contra mis mejillas, mi cabello se mueve incesantemente por acción del aire, inhalo hondamente, es fabuloso sentir esto, sin embargo de pronto recuerdo aquellos labios en los míos, su calor, su aliento sobre mi rostro, me recuerdo en los brazos de aquel tipo engreído y pedante, de inmediato abro mis ojos, un poco avergonzado veo hacia él, sigue serio y es por ello que doy gracias, porque si viera mi cara en estos instantes seguramente se burlaría de mí.


Ese fue mi primer beso, la primera vez que otra persona me besa en los labios, mi boca sintió lo que era ser besada por vez primera, por tonto que pareciera a mi edad hasta el día de hoy no había experimentado lo que se sentía ser besado en la boca, sentir la presencia de otra persona en un modo tan íntimo, tan cercano. Adán Edilberto me robó la primera experiencia en ese sentido y si soy honesto solo conmigo mismo no lo hace mal, o al menos no sentí que besara como si quisiera tragarme entero, fue más bien sensual, erótico pero muy cuidado, pese a haber sido inesperado fue bastante coordinado y bonito.


– Evan – respingo hacia el frente, la voz de aquel hombre me llamó a la realidad.

– ¿Qué pasa? – pregunto tranquilamente.

– Siento todo lo que ocurrió – no me mira, sigue caminando jalando las riendas del equino.

– No... no te preocupes, sé que eres un bruto, lo entiendo – digo tratando de aligerar la tensión, pero noto que su cuello se endurece como si se hubiera molestado.

– Sí, lo sé, ¡Soy un bruto, un estúpido, todo lo hago mal, ya lo sé! – ahora estoy seguro que está molesto.

– No creí que te molestaras – dije apenado.

– No me molesto porque lo hayas dicho, me molesta porque es la maldita realidad, soy un imbécil que todo lo hace mal – contesta seriamente, continúa mirando al frente, mi entrecejo se frunce, creo que me pasé un poco.

– Oye, espera, mira yo sé que me robaste y evitaste que mi mamá hiciera el pan de elote, pero tampoco es para tanto – entre verdad y broma intento calmar la situación.

– Ya deja eso, no necesito que me quites culpa, sé lo que hago y sé lo que provoqué, no soy tan bruto como para no entender cuando la cago – su tono es molesto pero con ese toque de culpabilidad que me hace sentir un poco incómodo.

– Adán yo...– quiero hablar para hacer algo respecto a lo que pasa en estos momentos.

– Te llevaré a tu casa, no debí haberte traído a la fuerza y menos provocar lo que pasó en aquel bebedero – dio por terminada la plática y continuamos el camino a mi hogar, quizá tiene razón, no debió haberme traído a la fuerza, no debió hacerme llorar y tampoco debió haberme besado, aunque al pensar aquello último sentí un piquete raro dentro de mí, como una punzada cerquita del corazón.



Poco a poco comencé a reconocer el camino, ya estábamos cerca del sendero que llevaba al camino real, tardamos un muy buen tiempo en llegar, durante el resto del trayecto ambos nos mantuvimos en silencio absoluto, únicamente los cascos del caballo pisando en suelo y los zapatos de Adán eran lo único que podíamos escuchar. Rápidamente identifiqué la escuela, aquella que está cerca de mi casa, tal como lo había dicho ese patán me estaba regresando a mi casa.


– Te ayudo – detuvo al animal y me estiró la mano.

– Yo puedo solo – contesté en el mismo tono seco que él, con cuidado comencé a descender de la silla y de un salto me bajé.

– Iré a entregarlo – sin decirme otra palabra, jaló las riendas y se llevó al equino a donde lo consiguió. Me quedo un momento mirándolo perderse entre la oscuridad del camino que las viejas farolas ya no alcanzan a iluminar.

– A veces eres un bruto – digo en voz baja y luego de soltar un suspiro me dirijo a casa.



Con los zapatos mojados y sintiendo bastante frío llegué, toco la puerta principal y no tardan ni cinco segundos en abrir.

– Ya vine – sonrío y descubro que era Adán Gregorio quien me abrió la puerta.

– ¿Estás bien? – me llama la atención que me hable de tu, el abogado que yo recuerde no lo había hecho antes.

– Sí, solo tengo un poco de frío – siento un picor en la nariz y me la tallo.

– Entra, estas helado – me acaricia la espalda y entro, siento inmediatamente el calor de la casa. Veo que junto a mi mamá está sentado Adán Alejandro, quien se pone de pie para recibirme.

– Nos tenías preocupados, Eva con N al final ¿Estás bien? – me pregunta mientras examina todo lo que puede de mi cuerpo.

– No me digas así y sí, estoy bien – miro al par que tengo enfrente y ellos me ven también muy fijamente.

– No pasó nada ¿cierto? – el abogado me cuestiona y hace que parpadeé un par de veces.

– No, no, nada – digo con nerviosismo, me ponen tenso si me miran de esa forma.

– ¿Estás seguro? – el deportista también me pregunta seriamente, algo no propio de él, ¿Qué les ocurre? ¿Por qué esa insistencia?

– Sí, estoy seguro, voy a saludar a mi mamá, permiso – negando con la cabeza, me abro paso entre esos dos y me dirijo con mi progenitora, mientras camino sigo sintiendo sus miradas, como si me siguieran con ellas.


Mamá me mira amorosamente, me encuclillo para quedar a su altura y la saludo.

– No pude traer los elotes para el pan, hubo un incidente – la miro y ella me acaricia con su mano.

– No te preocupes, ya habrá otra oportunidad para hacerlo, mi amor – me siento tan seguro a su lado.

– Pero lo vamos a hacer ¡eh! – le digo mientras sonrío. Ella se acerca a mi rostro, como si fuera a abrazarme, pero no, lo hizo para hablarme al oído.

– Luces tan bien con ese nuevo brillo en tus ojitos, es cómo si por fin hubiera despertado algo dentro de ti – se incorporó dejándome con una cara llena de dudas.

– ¿Cómo? – pregunto con cierta confusión ¿qué se está imaginando? Iba a responderle cuando aquella voz nos hizo volver a todos nuestros ojos a la puerta.


– Buenas – era Adán Edilberto, miré con expectación, mi mamá sonreía pero el abogado y el deportista lo miraron muy mal.

– ¡Vamos para afuera! – antes de que ponga un pie en la casa Adán Gregorio se pone frente a él y le dice con mucha brusquedad.

– Si eso quieres – el stripper levanta las manos a modo de excusarse y asiente.

– Sí, eso queremos – Alejandro también interviene.

– ¿Estás seguro, niño? – Edilberto echando la cabeza hacia atrás le pregunta.

– Ten cuidado, el niño te puede dar una sorpresa, andando – dice y el otro asiente de nueva cuenta.

– De acuerdo, vamos para afuera – ninguno dijo algo más, al contrario se quedaron callados y tras de sí cerraron la puerta, algo huele mal, muy mal.


– ¿Y estos que se traen? – me pregunto pero mi mamá me responde.

– Esas son las consecuencias de lo que hacemos, hijo, necesitan aclarar unas cosas, dales unos minutos y después te pido que intervengas, pero por ahora espera aquí conmigo – la observo, está muy tranquila sin embargo yo estoy inquieto.

– Pero mamá – le digo con cierta preocupación.

– Todo está bien Evan, ahora ellos deben aclarar unos puntos así como tú también en algún momento tendrás que hacerlo, aguardemos un poco – volteo a la puerta cerrada, no sé por qué siento que esto no es bueno.



°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°



Caigo de frente al pasto mojado, un poco de lodo me salpica la cara, me acomodo la adolorida quijada, ese derechazo fue bueno, he de admitirlo.

– ¡Levántate, infeliz! – el tipo ese que nos persiguió a Evan y a mí horas antes, me acababa de dar un puñetazo, el cabrón se arremangó la camisa para poder dar bien y con comodidad.

– ¿Y eso fue por? – me levanté del suelo, el trancazo fue tan fuerte que logró tirarme.

– ¡Tú sabes por qué desgraciado! – me miraba con odio, con demasiado diría yo.

– ¡Y falto yo! – sin darme tiempo de meter las manos el chavito que estaba también ahí se acercó velozmente y me dio otro puñete, solo que este no me lanzó al lodo.

– Al menos no me rompiste la boca, niño – enfaticé la última palabra, lo hacía rabiar y lo notaba.

– ¡Síguete burlando de mí y te voy a reventar la cara! – se estaba exaltando y yo también.

– Les di el gusto de que se pasaran el coraje, pero era una sola vez... – moví mi cuello e hice tronar los huesos, acomodé mis hombros y cerré los puños, estaba listo – El próximo golpe lo regreso y si quieren que nos rompamos el hocico aquí mismo, con los dos puedo – los miré retadoramente, esto iba enserio, estaban enojados y como parte de mi sentimiento de culpa por lo que le hice a Evan dejé que me golpearan, pero solo una vez, si eran tan machitos y se atrevían a soltar otro trancazo esta vez sí me iba a defender.

– No te tengo miedo, cretino – el hombre de la camisa remangada se acercó y me dio el puñetazo en el lado derecho de la cara. El tronido de mi quijada indicó lo fuerte que había sido.

– Ya estás, amigo – con el brazo izquierdo ahora fui yo quien le dio en la boca, la cabeza de aquel sujeto rebotó con mi puño, le rompí el labio – Te lo advertí – con enojo le dije, estaba en posición de defensa, atacaría se me atacaban.

– Esto solo hace que te odie aún más – se limpiaba la sangre y me decía aquellas palabras, se notaba que era cierto lo que vociferaba. El otro tipo, el más joven se acercó y me golpeó en la barbilla, alcancé a hacerme para atrás pero sí logró tocarme, me dolió.

– Ahora te toca a ti – con el puño izquierdo le golpeé el estómago y con el derecho la cara, sin aire el jovencito cayó al suelo – También a ti te lo advertí – lo miraba desde arriba.

– ¿Te gusta abusar de los menores o qué? – aquella mirada tatuada con odio me indicaba que el tipo mayor quería pelea y se la iba a dar – Te aprovechaste de la situación, y te voy a cobrar lo que hiciste, no creas que no me he dado cuenta, miserable – se acomodaba para otro golpe pero me causó duda aquello que dijo.

– ¿A qué te refieres con eso de que te diste cuenta? – lo encaré, estaba listo para la pelea.

– Tú sabes muy bien, pero no te dejaré el camino fácil, no vas a salirte con la tuya – noto que el mocoso se pone de pie con dificultad, trata de respirar pero lo hace con dificultad, lo dejé sin aire.

– Yo... yo también... también me di cuenta – con problemas decía aquello, estaba ya de pie, aún y adolorido como estaba se disponía a dar batalla.

– Te vas a arrepentir, pelafustán – me iba a soltar el nuevo golpe cuando nos detuvieron.



– ¡Ya fue suficiente! – todos miramos a la persona que nos hablaba, Evan.

– Pero este tipo...– el que me soltó el primer golpe iba a hablar pero no lo dejaron terminar.

– Están afuera de mi casa, la casa de mi madre, vine a pasar mis vacaciones en paz, no a estar viendo como un trío de locos se rompen la cara, pero si eso quieren está bien – Evan subió los puños del suéter que se había puesto y caminó hasta ponerse en medio de nosotros tres – Antes de que den otro golpe entre ustedes me pegarán a mí, ¡adelante!, ¿Quién me golpea primero? – este hombre es estupendo, le sobran los tamaños que a más de uno le faltan.

– Pero Evan.

– Nada, Gregorio, si vas a golpear a alguien primer me pegarás a mí – lo miró fijamente, el otro muchacho también lo veía – Lo mismo para ti Alejandro, si vas a soltar un trancazo será para mí – esperaba, en verdad se iba a dejar golpear.

– Pobre de aquel que se atreva – sin pensarlo dije, y era verdad, si alguno le ponía la mano encima aunque fuera por error era hombre muerto.

– No seas animal, jamás le haría algo así – el tal Gregorio me dijo con fastidio.

– No somos igual de bestias que tú – el jovencito, Alejandro también me habló.

– Entonces no se comporten como tal, deténganse o me veré en la necesidad de intervenir en la pelea – Evan dijo mirándonos a los tres para luego regresar a su casa. Nos dejó ahí, sin saber qué hacer.

– No creas que ya ganaste o que me has vencido, idiota – el de camisa remangada me dijo y se dirigió también la casa.

– No hemos terminado – el otro muchachito hizo lo mismo.

– Yo sé que no ha terminado, aunque no creo tener muchas esperanzas luego de hoy – me dije estando solo, quizá mi destino es perder todo lo que realmente deseo, todo.



°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°



Me levanté temprano, aunque mi mamá había madrugado, como parte de su castigo esos barbajanes durmieron afuera, donde pudiera hacerlo. Mi progenitora tomaba café, estaba pensando, lo noté por su postura, lentamente me acerqué para no asustarla por tomarla de improviso.


– Buenos días mamita – le besé la mejilla.

– Buenos días, hijo ¿dormiste bien? – me preguntó dejando de lado su taza.

– Sí, o bueno, más o menos ¿Y esos tipos no han venido aún? – pregunté mientras me sentaba a su lado y bostezaba.

– No, o mejor dicho, solo uno vino a despedirse – la miré con sorpresa.

– ¿Quién?

– Ese muchacho, el del caballo, Edilberto se fue en la madrugada – mi corazón comenzó a latir con frenetismo.

– Ah, ¿y por qué no me hablaste? – con un tono de indiferencia pregunté.

– Porque me pidió que no te molestara, se notaba muy apenado y por lo mismo quiso dejarte en paz – mamá me decía y yo me acomodaba el cabello para intentar calmar mis nervios.

– Pues... pues qué bien, eso es bueno, que se haya ido, sin despedirse y sin nada, así es él... un patán – me levanté y caminé rumbo al cuarto – Me voy a cambiar, regreso para hacer el desayuno – no quería que notara que por extraño que fuera mis ojos comenzaban a cristalizarse...



°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°



Mi madre me había acompañado, al ser domingo no había movimiento y por lo mismo era el momento idóneo para dejar la oficina en el estado que correspondía, pese a las vacaciones de la mayoría del personal aún había elementos trabajando esa semana, por ello no resultaba fácil mover archiveros o sillones, debido a ese motivo fue que decidí hacerlo el día que en definitiva no había labores.


– ¿Te gusta como quedó, hijo? – mamá me preguntó mientras quitaba una pelusa de mi sillón.

– Sí, me agradó el estilo, el de Sylvia era distinto y no estaba del todo cómodo, por cierto ¿cómo está? – pregunté al momento de esparcir un poco de aromatizante.

– Bien, tiene unas recaídas por el tratamiento pero va avanzado positivamente – se acercó a mí y me tomó de las manos – ¿Estás listo? – me cuestionó con cierta preocupación.

– Claro, descuida, haré bien mi trabajo, mañana que todo el personal regrese a laborar haremos que esta agencia suba como espuma – le sonreí.

– Eso mismo espero, pero sobre todo que esta nueva etapa sea para ti una nueva forma de ver la vida.

– No creo, solo he venido a cubrir a Sylvia, en cuanto ella regrese yo me iré, total, no creo que nada fuera de lo ordinario pase en este lugar – le contesté, era verdad, entre comisiones, ventas y clientes nada extraordinario pasaría, ¿qué podría ocurrir que me pareciera interesante?...




CONTINUARÁ...


Continue Reading

You'll Also Like

49K 1.8K 37
PRIMERA NOVELA--> BRONX https://www.wattpad.com/story/19130313-bronx PORTADA POR: @Oh_Shutup
56.6K 4.3K 46
Luego de un verano relativamente tranquilo, Blair Peters, tiene que regresar a Alfea con el pensamiento de que todo será diferente. Con su relación c...
10K 290 23
Mira tu solo lee okis 👍❤️
7.7K 597 4
Un Izumina un poco peculiar, Mina es una chica alegre, amigable, juguetona, poseedora del quirk Acido y sobre todo mala en los estudios, después de p...